Arqueología mesopotámica es otro libro electrónico de nuestra serie de historia basada en el área regional de la media luna fértil. Este libro es un clásico y te ayudará a capacitarte en el estudio autodidacta de la región y su historia. Puedes copiarlo e imprimirlo cuando quieras y está pensado para que forme parte de una colección más grande que agregaremos aquí con el tiempo.
Arqueología mesopotámica del Proyecto Gutenberg, por Percy SP Handcock Este libro electrónico está destinado a ser utilizado por cualquier persona en cualquier lugar sin costo alguno y prácticamente sin restricciones. Puede copiarlo, regalarlo o reutilizarlo bajo los términos de la Licencia del Proyecto Gutenberg incluida con este libro electrónico o en línea en www.gutenberg.org Título: Arqueología mesopotámica Una introducción a la arqueología de Mesopotamia y Asiria Autor: Percy SP Handcock Fecha de publicación: 26 de marzo de 2014 [Libro electrónico n.° 45229] Idioma: inglés Codificación del conjunto de caracteres: UTF-8 *** INICIO DE ESTE LIBRO ELECTRÓNICO DE PROYECTO GUTENBERG ARQUEOLOGÍA MESOPOTÁMICA *** Producido por Delphine Lettau, Turgut Dincer y el equipo de corrección de textos distribuidos en línea en http://www.pgdp.net
Nota del transcriptor:
Algunos nombres con diferentes grafías no se han corregido ya que es posible que dichas grafías sean grafías alternativas para la misma persona o ubicación.
La imagen de portada fue creada por el transcriptor y se coloca en el dominio público.
MESOPOTÁMICO
ARQUEOLOGÍA
INTRODUCCIÓN A LA ARQUEOLOGÍA DE BABILONIA Y ASIRIA. POR PERCY SP HANDCOCK, MA, CON NUMEROSAS ILUSTRACIONES Y MAPAS
LONDRES: MACMILLAN AND CO. LTD. Y PHILIP LEE WARNER, ST. MARTIN'S STREET. MDCCCCXII
DEDICADO A
Soy el Señor
EN RECONOCIMIENTO
DE MUCHOS ACTOS DE AMISTAD
PRÓLOGO
IEn todos los campos de la ciencia, las teorías de ayer están siendo desplazadas constantemente por los hechos empíricos de hoy, aunque la constatación de estos hechos es con frecuencia el resultado indirecto de las teorías que los propios hechos disipan. De ahí que las obras de los más grandes eruditos y expertos no tengan finalidad, sino que sean sólo peldaños hacia la meta del conocimiento perfecto. Desde las publicaciones de Layard, Rawlinson, Botta y Place, se ha hecho accesible mucho material nuevo para la reconstrucción del pasado histórico de los babilonios y asirios, y, en consecuencia, podemos llenar muchos vacíos en el cuadro tan admirablemente, y hasta donde llegaba, tan fielmente dibujado por los pioneros en el campo de la excavación y la investigación. Esta obra, que debe su origen a una sugerencia hecha por el Dr. Wallis Budge, representa un esfuerzo por parte del autor para dar una breve descripción de la civilización de la antigua Babilonia y Asiria a la luz de este nuevo material.
Se espera que la infinitud de actividades y ocupaciones que forman la civilización de cualquier país justifique el tratamiento que el autor hace de tantos temas en un solo volumen. Se observará que el espacio asignado a la consideración de las diferentes artes y oficios varía, por una parte, según la importancia relativa del papel que cada una de ellas desempeñó en la vida del pueblo y, por otra, según la cantidad de material disponible para el estudio de la materia en particular.
No se ha escatimado ningún esfuerzo para que los capítulos sobre Arquitectura, Escultura y Metalurgia sean tan completos como lo permiten las limitaciones del volumen, mientras que paraPág. VIIIPara aquellos que deseen continuar el estudio de cualquiera de los temas tratados en este libro, y convertir el bosquejo en una imagen, se incluye al final una breve bibliografía.
No se ha considerado conveniente acumular un gran número de referencias en las notas a pie de página, y con ello se impide al escritor reconocer su deuda con las obras de otros escritores en todas las ocasiones, como le hubiera gustado hacer.
Además de los capítulos que tratan expresamente de la evolución cultural de los habitantes de Mesopotamia, hay dos capítulos dedicados a la consideración de la escritura cuneiforme: su origen pictórico, la historia de su desciframiento y la literatura de la que es vehículo, mientras que otro capítulo se dedica a una revisión histórica de las excavaciones. El breve resumen cronológico que aparece al final no pretende, evidentemente, ser siquiera un resumen exhaustivo; simplemente pretende dar el orden cronológico general de algunos de los gobernantes y reyes más conocidos de Babilonia y Asiria a los que se hace alusión en este volumen, junto con una nota sobre algunos de los hitos más significativos de la historia de los dos países.
El autor agradece a los fideicomisarios del Museo Británico por permitirnos fotografiar algunos de los objetos de las colecciones babilónica y asiria, y al Dr. Wallis Budge por las facilidades y el estímulo para llevar a cabo el trabajo; a la University of Chicago Press por permitirle reproducir ilustraciones de las Revista americana de lenguas semíticas y también diagramas de los Volúmenes Memorial de Harper; a M. Ernest Leroux por permitirle hacer uso de algunas de las láminas contenidas en las obras monumentales de De Sarzec y Heuzey, y a M. Ch. Eggimann de la “Libraire Centrale d'art et d'architecture ancienne maison Morel”, por su muy amable permiso para reproducir dos de las láminas contenidas en Dieulafoy, L'ArtPág. ix Antigüedad de la PerseTambién está en deuda con la Deutsche-Orient Gesellschaft por permitirle hacer una copia autotipia de una de las láminas de Andrae. El templo de Anu-Adad. Además, desea agradecer la generosidad del profesor H. V. Hilprecht al permitirle utilizar muchas de las ilustraciones contenidas en sus numerosas publicaciones, y también al Dr. Fisher por permitirle reproducir algunas de las fotografías contenidas en su obra magníficamente ilustrada sobre las excavaciones en Nippur. Es muy consciente de su deuda con estos dos caballeros, así como con M. Leroux y la Deutsche-Orient Gesellschaft, ya que las fotografías de las excavaciones en curso son obviamente de un carácter único y no admiten repetición; desea además expresar su gratitud al Dr. W. Hayes Ward por su amable permiso para copiar una serie de impresiones de sellos y otras ilustraciones contenidas en su obra recientemente publicada.Sellos cilíndricos de Asia occidentalPor último, agradece la oportunidad de agradecer la generosidad del señor Mansell por permitirle publicar muchas fotografías de objetos del Museo Británico y del Louvre que forman parte de su incomparable colección, y por facilitar de otras maneras la ilustración de este volumen. La mayoría de los planos y dibujos utilizados para este volumen son obra de la señorita EK Reader, que ha realizado su tarea con su habitual habilidad.
PSPH
Marzo, 1912.
ERRATAS Y CORRIGENDOS
pág. 6, l. 3, for 2500 antes de Cristo read 2400 antes de Cristo pág. 6, l. 18, for 2500 antes de Cristo read 2400 antes de Cristo pág. 43, l. 7 desde el pie,read Exploradores tanto franceses como ingleses pág. 62, l. 2, for considerable read mucho más pág. 89, l. 5, for ± read - pág. 110, l. 2, for 2500 antes de Cristo read 2400 antes de Cristo pág. 125, l. 7 desde el pie, for or read y pág. 130, l. 23, for 2400 antes de Cristo read 2350 antes de Cristo pág. 155, l. 31, for es read have pág. 235, l. 9 desde el pie, for Sumu-la-ilu read Sumu-ilu pág. 247, l. 1, for 2500 antes de Cristo read 2400 antes de Cristo pág. 249, l. 35, después de crudeza read estas cabezas Los números de referencia impresos en las láminas VII a XI son inexactos y deben modificarse de la siguiente manera, de acuerdo con la lista de ilustraciones y las referencias en el texto:
Número actual
y posiciónNúmero correcto
y posiciónZigurat de Ashur-naṣir-pal VII Frente a p. 64 VIII Frente a p. 78 Inscripciones en arcilla VIII”78 IX”106 Túmulos en ruinas y patio de hombres IX”106 X”132 Conducto de agua, Nippur X”132 XI”138 Excavaciones en el patio del templo XI”138 VII”64
CONTENIDO
CAPÍTULO | PÁGINA | |
I. | Introducción- | |
(a) Tierra y gente | 1 | |
(b) Bosquejo de la historia de Babilonia y Asiria | 28 | |
II. | Excavaciones | 40 |
III. | Desciframiento de las inscripciones cuneiformes | 85 |
IV. | Inscripciones cuneiformes | 95 |
V. | Arquitectura | 119 |
VI. | Escultura | 181 |
VII. | Metalurgia | 242 |
VIII. | Pintura | 270 |
IX. | Sellos de cilindros | 284 |
X. | Grabado en concha y trabajo en marfil | 309 |
XI. | Figuras y relieves de terracota | 317 |
XII. | Gres y cerámica | 325 |
XIII. | Vestido, pertrechos militares, etc. | 337 |
XIV. | Vida, costumbres, modales, leyes, religión | 364 |
Bibliografía breve | 406 | |
Lista de los reyes y gobernantes más importantes y un breve resumen cronológico |
408 | |
Home | 411 |
ILUSTRACIONES
PLACA EN COLORES | ||
PLATO | ||
I. | León de colores en Khorsabad | Frontispicio |
PLACAS EN MEDIO TONO | ||
PAGINA DE ENFRENTE | ||
II. | Kouyunjik y Nebi Yûnus (dos vistas) | 42 |
Nimrud (Calah) | 42 | |
Jorsabad | 42 | |
III. |
Excavaciones en Nimrûd (Calah) en el palacio de Ashur-naṣir-pal |
44 |
IV. | “Dios pez” y pasaje de entrada, Kouyunjik | 48 |
V. | Puerta de Tellô, erigida por Gudea | 54 |
Fachada sureste del edificio de Ur-Ninâ en Tellô |
54 | |
VI. |
Restos de una estela en un edificio debajo del de Ur-Ninâ |
58 |
El pozo de Eannatum | 58 | |
VII. | Excavaciones en el patio del templo: Nippur | 64 |
VIII. | El zigurat y el palacio de Ashur-naṣir-pal, Ashur | 78 |
IX. |
Inscripciones en arcilla que ilustran los tamaños y formas de las Tablas, etc., utilizadas por los babilonios y los asirios. |
106 |
X. | Los túmulos en ruinas de Nippur | 132 |
Corte de los hombres del noreste, Nippur | 132 | |
XI. | Conducto de agua de Ur-Engur, Nippur | 138 |
XII. |
Parte de la “Estela del Buitre” de Eannatum, Patesi de Lagash |
186 |
XIII. | Estela de la Victoria de Narâm-Sin | 192 |
XIV. |
Estela grabada con el Código de Leyes de Khammurabi |
198 |
La tablilla del dios sol | 198 | |
XV. | Bajorrelieve de Ashur-naṣir-pal | 202 |
Pág. xivXVI. | Bajorrelieves de Ashur-naṣir-pal (cuatro temas) | 204 |
XVII. | Asedio de una ciudad con arietes y arqueros | 206 |
XVIII. |
Escenas de caza de Ashur-bani-pal: león y leona en un jardín |
218 |
XIX. | Escenas de caza de Ashur-bani-pal (dos temas) | 218 |
XX. |
Escenas de caza de Ashur-bani-pal: Caza de asnos salvajes con perros |
220 |
Ashur-bani-pal derramando una libación sobre leones muertos |
220 | |
XXI. | Ashur-bani-pal reclinado ante la carne | 222 |
Músicos y asistentes | 222 | |
XXII. | Figura de piedra caliza de un sumerio temprano | 224 |
Tres cabezas de piedra arcaicas | 224 | |
XXIII. |
Cabeza y dos estatuas de diorita de Gudea; parte superior de la estatuilla femenina |
228 |
XXIV. |
Estatuas de Nebo y Ashur-naṣir-pal; torso de una mujer |
230 |
XXV. | Genios alados con cabeza de hombre | 236 |
XXVI | León de piedra de Ashur-naṣir-pal | 238 |
XXVII. | El león de Kasr | 240 |
XXVIII. |
Objetos diversos de bronce, de Nimrûd |
254 |
XXIX. | Cuenco de bronce de Nimrûd | 256 |
XXX. | Arco decorado en Khorsabad | 278 |
XXXI | Ladrillos vidriados | 282 |
XXXII | Paneles de marfil de Nimrûd | 314 |
XXXII. | Cerámica de Nimrûd y Nínive | 334 |
ILUSTRACIONES EN EL TEXTO
FIGURA | PÁGINA |
1. Pictografías | 97 |
2. Pictografías | 99 |
3. “Extracción” tardía babilónica de una inscripción temprana | 117 |
4. Sello de ladrillo de Narâm-Sin | 117 |
5. Recubrimiento de arcilla de la “Tabla Solar” | 117 |
6. Restauración del templo de Nippur | 137 |
7. Restauración del templo de Anu-Adad en Ashur | 144 |
Pág. XV8. Restauración del palacio de Sargón en Khorsabad | 151 |
9. Techos abovedados en Asiria | 155 |
10, 11. Drenajes de terracota | 159 |
12. Pilares de columnas en Tellô | 161 |
13. Capitel de columna grande; capitel de columna pequeño | 165 |
14. Columnas (varias) | 166 |
15. Arco primitivo en Nippur | 170 |
16. Arco primitivo de Tellô | 170 |
17. Arco voladizo en Nippur | 173 |
18. Arco de medio punto en Babilonia | 173 |
19-22. Desagües arqueados en Khorsabad | 174 |
23. Tumba funeraria de Ashur | 176 |
24. Tumba funeraria de Ur (Muḳeyyer) | 176 |
24a. Zigurat en bajorrelieve asirio | 180 |
24bZigurat en Khorsabad | 180 |
25. Seis bajorrelieves tempranos | 182 |
26. Estela de Ur-Ninâ y cabeza de maza de Mesilim | 185 |
27. Dos fragmentos de la “Estela del Buitre”; pequeño bloque esculpido (reinado de Entemena) |
189 |
28. Cinco bajorrelieves, incluido uno de Narâm-Sin | 194 |
29. Bajorrelieve de Sargón, rey de Asiria | 209 |
30. Bajorrelieve de Senaquerib; retirada del toro de piedra | 213 |
31. Senaquerib en Laquis | 215 |
32. Estatua de Esar, rey de Adab | 223 |
33. Estatua de piedra antigua de una mujer | 224 |
34. Estatua de Manishtusu; figura sentada de una mujer; cabeza de una mujer |
225 |
35. Figura sedente de Salmanasar II | 231 |
36. Cabeza de león de piedra; figura de un perro; figura de piedra de un toro con cabeza humana con incrustaciones de concha |
234 |
37. Punta de lanza de cobre; tubo hueco de cobre | 243 |
38. Figuras de cobre antiguas | 245 |
39. Figuras de cobre de Portadores de cestas; figura de cobre de Gudea |
247 |
40. Figuras y cabezas de animales en cobre y bronce | 250 |
41. Dos espadas asirias; un hacha asiria | 254 |
42. Plato de bronce | 257 |
Pág. xvi43, 44. Bandas de bronce para puertas | 259, 260 |
45. Jarrón de plata de Entemena | 265 |
46. León en relieve de arcilla coloreada de Babilonia | 274 |
47. Toro de color en Babilonia; toro de color en Nimrûd (Calah) |
275 |
48. Tres sellos cilíndricos; tablilla de arcilla que lleva la impresión de un sello |
285 |
49-77. Impresiones de sellos cilíndricos | 289-307 |
78-83. Grabados sobre conchas | 310-312 |
84. Panel de marfil tallado de Nimrûd | 314 |
85. Figuras de terracota tempranas | 318 |
86. Figuras de terracota de fecha posterior | 320 |
87. Figura de terracota de un perro | 323 |
88. Placa de terracota que muestra un perro con un cuidador. | 323 |
89. Vasija de piedra de Narâm-Sin | 328 |
90. Jarrón de piedra decorado de Gudea | 328 |
91. Tres vasos de piedra, uno de los cuales lleva una inscripción de Senaquerib y otro el nombre de Jerjes; pequeño vaso de vidrio de Sargón. |
330 |
92, 93. Dos vasijas de barro antiguas de Nippur | 332 |
94. Armas con forma de bumerán | 342 |
95. Joyas asirias | 348 |
96, 97. Peines | 349 |
98, 99. Lanceros y arqueros a pie del primer período asirio |
350 |
100-102. Arqueros en el reinado de Sargón | 351 |
103-105. Arqueros en el reinado de Senaquerib | 352 |
106, 107. Caballería asiria | 354, 355 |
108. Carros de guerra asirios | 356 |
109. Cascos y tocados asirios | 357 |
110. Armas ofensivas asirias | 358 |
111. Arietes y escudos | 360 |
112. Equipo naval de los asirios | 362 |
113-115. Emblemas babilónicos | 396-398 |
MAPAS | |
(1) Mesopotamia, (2) Babilonia | Carpeta al final |
Arqueología mesopotámica
CAPÍTULO I—INTRODUCCIÓN
(a) TIERRA Y PERSONAS
TLa civilización mesopotámica comparte con la egipcia el honor de ser una de las dos civilizaciones más antiguas del mundo, y aunque las excavaciones de MJ de Morgan en Susa, la capital en ruinas de la antigua Elam, han sacado a la luz los elementos de una civilización avanzada que quizás incluso antecede a la de Mesopotamia, debe recordarse que los sumerios, quienes, hasta donde llega nuestro conocimiento actual, fueron los primeros en introducir las artes de la vida y todo lo que traen consigo, en el valle bajo del Tigris y el Éufrates, probablemente emigraron ellos mismos de la meseta elamita al este del Tigris; en todo caso, los sumerios expresaban tanto "montaña" como "país" con el mismo signo de escritura, siendo aparentemente los dos sinónimos desde su punto de vista; En apoyo de esta teoría de una casa de montaña para los sumerios, tal vez podamos explicar además las torres de los templos, el rasgo característico de la mayoría de los edificios religiosos en Mesopotamia, como una imitación consciente o inconsciente en ladrillos y mortero de las colinas y crestas de su tierra natal, debido a una aversión innata a la monotonía del nivel muerto de la llanura babilónica, mientras que también es un hecho significativo que en el período más temprano Shamash, el dios Sol, está representado con un pie apoyado en una montaña, Pág. 2Sea como fuere, la historia de los elamitas estuvo íntimamente ligada a la de los habitantes del otro lado del Tigris, desde los primeros tiempos hasta el saqueo de Susa por Ashur-bani-pal, rey de Asiria, en el siglo VII. Ambos pueblos adoptaron el sistema de escritura cuneiforme, llamado así por la formación en cuña de los caracteres, que se debía al material utilizado en épocas posteriores para todos los fines de escritura —la arcilla de su suelo natal—: ambos hablaban una lengua aglutinante, en contraposición a una lengua inflexiva como la nuestra, y ambos heredaron una cultura similar.
Otro argumento, a su modo más convincente, en apoyo de la teoría del origen de las montañas lo proporciona el arte primitivo de los sumerios. En los cilindros de sellos más primitivos1 En la antigüedad encontramos árboles y animales que vivían en las montañas y que, sin duda, no eran nativos de las llanuras bajas de Babilonia. El ciprés y el cedro sólo se encuentran en los distritos montañosos, pero en los primeros sellos cilíndricos se representa un árbol que debe identificarse con uno u otro de ellos; por supuesto, es cierto que los antiguos gobernantes sumerios traían madera de cedro de las montañas para sus obras de construcción y, por lo tanto, la presencia de un árbol así en los sellos cilíndricos simplemente indica un cierto conocimiento del árbol, pero en igualdad de condiciones Es más razonable suponer que los objetos materiales terrenales representados eran aquellos con los que la gente estaba completamente familiarizada y no aquellos con los que sólo tenían un conocimiento casual. Además, en los primeros cilindros, el toro de montaña, conocido como el Bisonte bonasus, asume el papel desempeñado en épocas posteriores por el búfalo de agua de las tierras bajas. Esto ocurre con una regularidad tan persistente que la inferencia de que el hogar de los sumerios en aquellos días estaba en las montañas es casi inevitable. Una vez más, como señala Ward, el compuesto hombre-toro Ea-bani, el Pág. 3El compañero de Gilgamesh siempre tiene el cuerpo de un bisonte, nunca el de un búfalo. Así también la frecuente presencia del íbice, el órix y el ciervo con cuernos ramificados, todo apunta en la misma dirección, ya que el hogar natural de todos estos animales se encontraba en las montañas.
El valle de Mesopotamia puede, para el propósito inmediato de este libro, dividirse en dos mitades, trazándose aproximadamente una línea divisoria entre los dos ríos justo por encima de Abû Habba (Sippar); la mitad norte abarca la tierra ocupada por los asirios, y la mitad sur la ocupada por los babilonios. No se conoce la fecha precisa en la que Asiria fue colonizada por Babilonia, pero hasta el primer nativo conocido2 Rey de Asiria, Irishum, podemos asignar una fecha aproximada de 2000 antes de Cristo Babilonia propiamente dicha es una llanura aluvial cuyos límites al este y al oeste son las montañas de Persia y la meseta de Arabia respectivamente. Este valle se ha formado gradualmente a expensas del dominio del mar, pues en un pasado remoto el Golfo Pérsico se extendía por toda la llanura al menos hasta la ciudad de Babilonia, donde se han encontrado conchas marinas, y probablemente mucho más allá. Debe su formación al cieno que los dos ríos arrastraron y depositaron en la desembocadura del Golfo; no se sabe la cantidad de tierra que se ganaba anualmente al mar en los primeros tiempos, pero como Spasinus Chorax, el moderno Mohammerah, que ahora se encuentra a unas cuarenta y siete millas tierra adentro, estaba situado en la costa del mar en la época de Alejandro, sabemos que la conquista de la tierra sobre el mar ha ido progresando desde su época a un ritmo de 115 pies anuales.
Así, las características físicas del país en el que se desarrolló la civilización babilónica, si bien no fue en realidad el lugar de su origen, forman un estrecho paralelo con las del Bajo Egipto; en Egipto, sin embargo, Pág. 4La evidencia que existe indicaría que el sur o el Alto Egipto fue el escenario más temprano de la civilización, siendo el norte conquistado por los mesniu (usuarios de metales) del sur, no sólo en el campo de batalla sino también en cultura y civilización. Ambos países tienen sólo una pequeña costa donde sus ríos encuentran una salida, el Nilo en el Mediterráneo y el Tigris y el Éufrates en el Golfo Pérsico; ambos países habían surgido y emergían anualmente del mar, pues es seguro que en un tiempo el Mediterráneo penetraba tan al sur como Esneh, mientras que, como ya se mencionó, el Golfo Pérsico se extendía al menos hasta Babilonia; por lo tanto, no nos sorprende encontrar en las cosmologías babilónica y egipcia una tradición que habla de la creación del mundo a partir de una masa primigenia de agua, aunque esta idea aparece menos conspicuamente en la cosmología egipcia que en las babilónicas y hebreas. Ambos países sufrían también inundaciones anuales que, si bien causaban una devastación considerable, depositaban al mismo tiempo el lodo, tan esencial para el enriquecimiento del suelo; la desolación se frenaba o al menos se mitigaba en ambos países mediante un elaborado sistema de canales de irrigación, que en verano eran el medio de transportar el agua vivificante a la tierra seca y sedienta. Tanto Babilonia como Egipto disfrutan de un clima cálido, aunque Egipto es mucho más seco y, por lo tanto, más saludable, y la correspondiente sequedad de su suelo ha conservado las evidencias tangibles de su historia antigua en una condición mucho más perfecta que la región pantanosa de la Baja Mesopotamia; y, por último, el clima de Egipto no está sujeto a los mismos cambios violentos de temperatura incidentales a las estaciones en el valle del Éufrates.
La evidencia de cualquier conexión racial entre los primeros habitantes conocidos de los dos países es muy precaria; en lo que respecta a su arte, sus costumbres y su idioma, los sumerios por un lado, y los predinásticos por otro. Pág. 5y los primeros egipcios dinásticos, por otro lado, muestran una completa independencia entre sí; ambos países fueron probablemente invadidos en un período temprano de sus historias por los semitas, quienes en el caso de Mesopotamia suplantaron completamente a sus predecesores de diferente linaje, pero quienes al mismo tiempo fueron absorbidos por la civilización superior de los sumerios a la que eran los herederos destinados, y a cuyo desarrollo ulterior ellos mismos iban a contribuir en gran medida; pero no se sabe en qué período o períodos los semitas arrasaron Egipto y la costa norte de África, imprimiendo su sello indeleble e inconfundible en la estructura fundamental de las lenguas egipcia y libia; sea cuando sea, podemos asumir con seguridad que su advenimiento tuvo lugar en días prehistóricos, ya que los jeroglíficos y probablemente también el lenguaje de los egipcios dinásticos fueron el desarrollo natural del lenguaje y los signos pictóricos crudos de sus predecesores, y la teoría de una ruptura violenta en la continuidad de la civilización egipcia temprana al comienzo de la primera dinastía se está volviendo cada día más insostenible. De manera similar, no podemos asignar una fecha definitiva a la llegada de los semitas al valle de Mesopotamia, aunque el rey neobabilónico Nabonido nos da una fecha tradicional para Shar-Gâni-sharri.3 (Sargón) y su hijo Narâm-Sin, reyes de Agadé, quienes, hasta donde sabemos, establecieron el primer imperio semítico en el país. Es cierto que hubo reyes semitas de Kish antes de la época de Shar-Gâni-sharri, pero el alcance de su dominio fue claramente muy limitado en comparación con el vasto imperio de los gobernantes de Agadé. Pero hay razones para dudar de la exactitud de la fecha tradicional de 3750. antes de Cristo que Nabonido asigna a Narâm-Sin, siendo la razón principal la brecha extraordinaria en los resultados de las excavaciones babilónicas entre Pág. 6la época de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin, y la de Gudea, el sacerdote-rey de Lagash en el sur de Babilonia, que reinó alrededor de 2400 antes de Cristo; es decir, sobre un período de unos 1300 años las excavaciones no nos han proporcionado prácticamente ninguna información, mientras que tanto al principio como al final de ese período, tenemos abundante evidencia de la civilización y la historia de los habitantes de Babilonia; en segundo lugar, el estilo de arte característico de la época de Gudea y los reyes de Ur, así como también el estilo de escritura encontrado en sus inscripciones, no presuponen un intervalo tan largo entre la época de Sargón y su propia época. Pero hay aún otras consideraciones que son aún más potentes y que merecen una mayor atención de la que se les ha concedido hasta el presente, dependiendo como lo hacen de la estratificación de los propios montículos en ruinas. Ahora bien, es un hecho muy significativo que los restos arquitectónicos de Ur-Engur (circulo 2400 antes de Cristo) en Nippur, se encuentran inmediatamente encima de los de Narâm-Sin, pues tal disposición es difícilmente concebible si un período de unos mil trescientos años separa a estos dos gobernantes. Además, las excavaciones realizadas por el Dr. Banks para la Universidad de Chicago en Bismâya han producido evidencia similar, ya que inmediatamente debajo del zigurat en ruinas de Dungi, el sucesor de Ur-Engur en el trono de Ur, se descubrieron grandes ladrillos cuadrados del tamaño y la forma característicos de la época de Shar-Gâni-sharri, mientras que entre los ladrillos también salió a la luz una tira de oro inscrita con el nombre de Narâm-Sin. La evidencia proporcionada por las excavaciones en estos dos sitios parecería ser, por lo tanto, extremadamente fuerte en contra de la fecha tradicional registrada por Nabonido.4
Por lo tanto, es tentador razonar que ese largo período de silencio, cuyo silencio no se puede explicar adecuadamente, no existió en absoluto, que la declaración de Nabonido debe, por lo tanto, ser desacreditada y que Shar-Gâni-sharri Pág. 7y Narâm-Sin probablemente vivió y reinó más de mil años después, es decir, alrededor de 2650. antes de Cristo Por otra parte, es importante recordar que los babilonios eran astrónomos y matemáticos de gran nivel, y que ejercían el mayor cuidado posible al calcular las fechas; que además Nabonido era un rey de Babilonia y, por lo tanto, era probable que “a priori” estuviera en posesión de tradiciones fiables, si es que existían, y, además, que vivió 2500 años más cerca de la época que nosotros. La inscripción de Nabonido en cuestión se encontró en el montículo de Sippar cerca de Agadé. Dice: “La piedra angular de la fundación del templo de E-ulba en la ciudad del fuego eterno (Agadé) no había sido vista desde los tiempos anteriores a Sargón, rey de Babilonia, y su hijo Narâm-Sin... El cilindro de Narâm-Sin, hijo de Sargón, a quien durante 3200 años ningún rey entre sus predecesores había visto, Shamash, el gran señor de Sippara, le ha revelado”. Así, según Nabonido, Narâm-Sin vivió alrededor del año 3750. antes de Cristo Sin embargo, la evidencia arqueológica es muy sólida en este caso particular, tanto negativamente en lo que respecta a la ausencia de cualquier evidencia tangible del largo intervalo en cuestión, como positivamente en lo que respecta a la estratificación de los montículos que contienen las reliquias de estos dos reyes y también en lo que respecta a la similitud entre las esculturas e inscripciones anteriores de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin y las que pertenecen a la segunda mitad del tercer milenio. antes de Cristo, que ya no podemos mantener la confianza implícita en la exactitud histórica de Nabonido que alguna vez tuvieron los primeros estudiosos.
De las inscripciones de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin que han salido a la luz, deducimos que los autores de estas inscripciones eran semitas, es decir, sabemos que el imperio de Agadé era un imperio semítico, y como extendieron su imperio por toda Asia occidental, el poder sumerio situado más al sur debió menguar proporcionalmente. Pág. 8Sus predecesores sumerios habían establecido su influencia y poder en Mesopotamia durante un tiempo largo e indefinido antes de esta fecha, ya que las inscripciones sumerias que casi con certeza se pueden asignar al período presargónico nos dan los nombres de un gran número de reyes y gobernantes primitivos de Babilonia; su fecha temprana se muestra por la escritura de estas inscripciones que llevan un sello más arcaico que las de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin. Porque, así como las esculturas sin inscripciones son relativamente datables por el estilo de arte al que se ajustan, de modo que es posible decir provisionalmente que esta escultura o sello cilíndrico es más antiguo que ese, porque presenta un estilo de arte más arcaico y menos acabado, también es posible fechar aproximadamente inscripciones sin nombre y sin fecha por el estilo de escritura adoptado en esas inscripciones. Por lo tanto, tenemos dos medios a nuestra disposición por los cuales podemos asignar monumentos sin inscripciones de un período temprano a sus lugares relativamente correctos en la evolución del arte y la cultura; Por una parte, el estrato del túmulo en ruinas en el que se ha encontrado el objeto en cuestión puede a menudo datarse relativamente por los monumentos inscritos que se encuentran en el propio estrato o en el estrato inmediatamente superior o inferior; o, en su defecto, por la profundidad a la que se encuentra el estrato por debajo de la cima del túmulo, aunque este último criterio por sí solo es un criterio deficiente debido al hecho de que dicha acumulación obviamente variará en diferentes lugares. Sin embargo, el valor de todas estas pruebas depende de si los estratos han sido perturbados o no, como suele ser el caso.
La razón por la que las ruinas de las ciudades mesopotámicas han asumido la forma de montículos radica en el hecho de que un jefe conquistador demolió los muros y edificios de arcilla de su enemigo vencido, pero en lugar de limpiar los escombros, construyó sobre ellos; para sus nuevas operaciones de construcción, el recién llegado a menudo utilizó parte del material antiguo, de ahí la incertidumbre de una fecha asignada a un objeto, basada en la mera suposición de que tal objeto Pág. 9Pertenece al estrato en el que finalmente se encuentra, sin ninguna otra prueba corroborativa. Por otra parte, hoy en día siempre podemos aplicar la prueba puramente arqueológica, que depende de un examen minucioso del estilo artístico o del modo de escritura.
Algunos de estos gobernantes presargónicos a los que ya se ha aludido pueden ordenarse en estricto orden cronológico, como por ejemplo los gobernantes de la ciudad de Lagash, uno de los primeros centros de la civilización sumeria en Babilonia. Lagash se encuentra a quince horas de viaje al norte de Ur y a dos horas al este de Warka (la antigua Erech), y es Lagash la que nos ha proporcionado más material para nuestro estudio de la vida y la cultura de los primeros sumerios que cualquier otra ciudad del valle del Éufrates.
El orden de los primeros gobernantes presargónicos de Lagash es el siguiente: Ur-Ninâ, aparentemente el fundador de la dinastía, ya que no otorga ningún título real a su padre o abuelo, y sus sucesores se remontan a él; Akurgal, Eannatum, Enannatum I, Entemena, Enannatum II, Enetarzi, Enlitarzi, Lugal-anda y Urukagina. Pero aunque su orden cronológico es seguro, la duración de sus reinados es desconocida, y sus fechas solo pueden determinarse de manera aproximada, e incluso estas fechas aproximadas y relativas dependen por completo de la fecha de Shar-Gâni-sharri. Suponiendo que la fecha de este último haya sido alrededor de 2650 antes de CristoLa fecha de Ur-Ninâ sería aproximadamente del año 3000. antes de Cristo Ur-Ninâ, el primer miembro de la dinastía, nos ha dejado varias esculturas y estelas, pero hay otras obras de arte sin nombre descubiertas en los alrededores o en el propio Lagash que presentan una forma de arte menos desarrollada y, en lo que respecta a las inscripciones, un estilo de escritura más arcaico, mientras que en ciertos casos los monumentos en cuestión fueron descubiertos en los estratos debajo del edificio de Ur-Ninâ, y con estos comienza la historia del arte mesopotámico y de la civilización de la que da testimonio tan elocuente.
RACE
No se sabe a qué raza pertenecían los sumerios, pero el hecho de que su lengua, al ser aglutinante y no flexiva, no fuera ni aria ni semítica, sino al menos y en este aspecto afín a las lenguas mongolas, de las que el turco, el finlandés, el chino y el japonés son los ejemplos más ilustres en la actualidad, ha llevado a ciertos estudiosos a buscar una conexión entre algunas de las raíces sumerias y ciertas palabras chinas; sin embargo, hay que admitir que esta supuesta conexión es más bien hipotética por el momento. Lacouperie y otros también han hecho otros esfuerzos para establecer paralelos entre el arte y la cultura chinos y los de los sumerios, pero las pruebas no son muy convincentes.
SUELO
Como el suelo superficial de Babilonia no se originó allí, sino que fue arrastrado por los ríos y depositado por ellos cuando sus corrientes perdieron impulso al acercarse al mar y, por lo tanto, no pudieron llevar su carga más allá, es bueno rastrear este suelo hasta su fuente original. Tanto el Éufrates como el Tigris nacen en las montañas de Armenia.5 La formación geológica de este delta está formada principalmente por granito, gneis y otras rocas feldespáticas. Estas rocas se descompusieron gradualmente con las lluvias, y sus detritos fueron arrastrados rápidamente río abajo. Los ríos, en el curso de su recorrido, atraviesan una variedad de formaciones geológicas que incluyen piedra caliza, arenisca y cuarzo, todas las cuales contribuyen en algo al limo que está destinado a formar parte del suelo del delta; este último, al estar compuesto principalmente de tiza, arena y arcilla, es extremadamente fértil, lo que le valió una reputación atestiguada incluso por los escritores clásicos: así, Heródoto, quien Pág. 11floreció en el siglo VII antes de Cristo En el libro de la I, 293, se nos dice que “de todos los países que conocemos, no hay ninguno que sea tan fructífero en cereales. No pretende, en efecto, cultivar olivos, viñas ni ningún otro árbol de esa clase; pero en cereales es tan fructífero que produce habitualmente doscientos por uno, y cuando la producción es máxima, hasta trescientos por uno. La hoja del trigo y de la cebada suele tener cuatro dedos de ancho. En cuanto al mijo y al sésamo, no diré hasta qué altura crecen, aunque sea según mi propio conocimiento, porque no ignoro que lo que ya he escrito sobre la fructificación de Babilonia debe parecer increíble a quienes nunca han visitado el país… Las palmeras crecen en gran número en toda la llanura, sobre todo de la clase que da fruto, y este fruto les proporciona pan, vino y miel”. Por exagerado que pueda ser este relato, todos los escritores antiguos coinciden en atribuir al suelo babilónico una fertilidad y productividad que superan a las de cualquier otro país que conocieran.
Pero el estado actual del país es muy diferente de lo que era, pues el descuido en el cultivo lo ha reducido una vez más a un desierto yermo o, en las inmediaciones de los ríos, a un pantano pestilente. Además, los ríos han variado su curso una y otra vez, aunque esta observación se aplica más a la lenta corriente del Éufrates, con sus riberas bajas, que al más rápido Tigris, cuya corriente está limitada por riberas más altas y cuyo curso, en consecuencia, ha sufrido menos cambios. En la actualidad, se están haciendo grandes esfuerzos para enmendar el abandono al que ha estado sujeta durante tanto tiempo la llanura, otrora fértil, de Babilonia, y a principios del año pasado (1911), la firma de Sir John Jackson (Limited), contratistas e ingenieros, consiguió el contrato para la construcción de una gran presa en la cabecera del canal de Hindiyah: este último es un canal por el que el Éufrates ha abandonado su propio cauce. Pág. 12El cauce del Éufrates, y por consiguiente el cauce del Éufrates, en cuyas orillas se encuentra la ciudad de Babilonia, está completamente seco en verano, y toda el agua fluye por el canal de Hindiyah, excepto en época de inundación. Por ello, la población prácticamente ha dejado de intentar cultivar las orillas del Éufrates y, en su mayor parte, ha emigrado a través del país hacia este canal. Sin embargo, este último, al ser totalmente inadecuado para la carga que le imponen las aguas indivisas del Éufrates, se ha anegado gravemente y gran parte de la tierra fértil se ha convertido en pantano. Los turcos han estado tratando durante mucho tiempo de construir una presa que haría retroceder parte del agua hacia el lecho del río y, al mismo tiempo, permitiría regular el flujo en el canal, pero no han logrado su objetivo. Los ingenieros de Sir William Willcocks lograron rellenar el espacio entre los dos brazos de la presa, pero la presa se rompió casi inmediatamente en otro punto. Sin embargo, cuando el plan que ahora tenemos entre manos se lleve a cabo debidamente, las orillas del Éufrates volverán a estar salpicadas de la fertilidad de tiempos pasados, mientras que el distrito cuya prosperidad depende de las condiciones del Canal de Hindiyah mejorará de manera similar.
Junto a estos ríos florecían la acacia, el granado y el álamo, pero el árbol que más favoreció a los babilonios fue la palmera datilera, con cuya savia hacían azúcar y también un licor fermentado, mientras que sus cortezas fibrosas servían para cuerdas, y su madera, al ser a la vez ligera y fuerte, se utilizaba ampliamente como material de construcción. Los usos que se le daban a la palmera datilera eran tan numerosos y tan diversos que los babilonios tenían una canción popular6en el que se celebraban los trescientos sesenta beneficios de este inestimable árbol. El importante papel que desempeñó en la vida de los primeros Pág. 13La población sumeria está indicada por el epíteto aplicado por Entemena a la diosa Ninâ, a la que se dirige como la dama «que hace crecer los dátiles», mientras que varios tanques en forma de ánfora, y también una especie de palangana ovalada evidentemente utilizada en la fabricación o conservación de vino de dátiles fueron descubiertos por De Sarzec en Tellô.
El árbol de las dátiles ocupa un lugar destacado en los bajorrelieves asirios, pero hay que reconocer que los productos artísticos de los babilonios y asirios no nos proporcionan tanta información como cabría esperar sobre la flora y la fauna del país. Las vides y las palmeras aparecen con frecuencia en los bajorrelieves posteriores, mientras que los robles y los terebintos también eran conocidos, pues Asarhaddón los utilizaba como material en sus obras de construcción en Babilonia, y los cedros se conseguían regularmente para el mismo fin.
De los diversos árboles representados en los primeros sellos, casi ninguno puede identificarse con algún grado de certeza, exceptuando quizás la palmera datilera: la caña de los pantanos aparece bastante pronto, pero la higuera, por otro lado, aparece solo en tiempos posteriores, lo que concuerda con la insinuación de Heródoto de que no se cultivaban en Mesopotamia en su época; no obstante, deben haber sido conocidos y presumiblemente cultivados bastante temprano, ya que entre las ofrendas hechas por Gudea (2450 antes de Cristo) a la diosa Bau se enumeran los higos, mientras que el olivo también debe haber sido conocido en una fecha temprana, pues todavía existen objetos de arcilla con forma de aceituna pertenecientes a la época de Urukagina.
El loto aparece a veces grabado en un sello, siempre en la mano de un dios, y junto a otros elementos egipcios se encuentra frecuentemente en los marfiles y platos de bronce de Nimrûd.
El mijo y otros cereales han sido objeto de delineaciones artísticas; en épocas posteriores aparecen flores de carácter anodino, aunque los diseños convencionalesPág. 14de las rosetas, tan familiares en el arte asirio, de las cuales un ejemplo se puede encontrar en la Lám. XXX, sin duda debe su origen a un intento real de reproducir una flor viva, mientras que la hiedra sólo aparece en un cilindro greco-egipcio tardío, y en un cilindro sirio-hitita encontramos una representación del cardo.
Los juncos se encuentran con más frecuencia que cualquier otro árbol o planta, tanto en sellos cilíndricos como en bajorrelieves. Eran muy demandados para la construcción de cabañas y embarcaciones ligeras, pero la arcilla de su suelo natal proporcionaba un material muy útil y abundante para la construcción de palacios, templos y casas; sus posibilidades se reconocieron en una fecha muy temprana y se utilizaron en consecuencia. La piedra es prácticamente desconocida en la llanura baja de Babilonia y, cuando se necesitaba, había que extraerla en canteras lejanas en las montañas y transportarla con un gran coste y mano de obra, por lo que se utilizaba relativamente raramente para efectos artísticos o decorativos puros y simples, sino que se empleaba más bien cuando el deseo de durabilidad lo hacía necesario; por esta razón, la piedra utilizada en Babilonia es generalmente basalto, diorita, dolerita o alguna otra piedra dura de origen volcánico. En Asiria, por otra parte, tanto el alabastro como diversos tipos de piedra caliza eran fáciles de conseguir y se utilizaban en gran medida para fines de construcción, mientras que ambos, también, se adaptaban fácilmente al cincel del escultor cuyo deber era registrar los principales acontecimientos del reinado del rey en forma pictórica sobre las paredes de su palacio.
De los cereales, el trigo, la cebada, las arvejas y el mijo eran los más importantes, y todos crecían en grandes cantidades, mientras que en cuanto a los animales domésticos, los caballos, bueyes, ovejas, cerdos, cabras, asnos y perros eran los más conocidos; en los bajorrelieves de Kouyunjik, uno de los montículos representa a la antigua Nínive (el otro es Nebi Yûnus ("Profeta Jonás"), llamado así por los nativos debido a su creencia de que el profeta Jonás fue enterrado Pág. 15Allí se encuentran camellos, que también forman parte del tributo que traen los príncipes tributarios a Salmanasar II, rey de Asiria (860-825). antes de Cristo, y están representados en consecuencia en las puertas de bronce de Balâwât y en el llamado Obelisco Negro, principalmente famoso por su representación de Jehú y sus portadores de tributos. Los camellos representados aquí pertenecen a la raza bactriana de doble joroba, que tiene menos capacidad de resistencia que los dromedarios de una sola joroba de Arabia y África. En Babilonia en la actualidad, estos últimos nombrados son un medio de locomoción muy importante, pero en el país montañoso de Asiria, son de menor uso, debido a su tendencia a resbalar en cualquier terreno que no sea el más llano. Aparentemente, solo hay una aparición aislada de un camello en un sello cilíndrico, y pertenece al período persa. La palabra asiria utilizada para "camello" es probablemente de origen árabe, y Arabia fue sin duda el hogar del camello. En cuanto a los caballos, bueyes, ovejas, cabras y perros, están constantemente representados en el arte asirio. El caballo, al ser originario de Asia, con toda probabilidad fue domesticado en Mesopotamia antes que en Egipto; Se cree que una evidencia muy temprana de su existencia en Mesopotamia la proporciona un cilindro de sello arcaico, ahora en el Museo Metropolitano de Nueva York, en el que se representa a un dios conduciendo un carro de cuatro ruedas, en contraste con los carros de guerra asirios que eran de dos ruedas; el carro es tirado por un animal de carácter incierto, que Ward originalmente consideró como un caballo, pero en vista de una representación de un toro tirando de un carro, encontrada en un sello asirio temprano que data alrededor del año 2000 antes de Cristo, está claro que el toro se utilizaba para tirar de carros en los primeros tiempos, y Ward, en consecuencia, considera que el ambiguo animal al que se alude también es un toro. El nombre sumerio para el caballo era "el asno de las montañas", una indicación de que conocieron al animal por primera vez en su estado salvaje: lo encontramos figurado en una de las imágenes de Nabucodonosor. Pág. 16Piedra límite de I (circulo 1120 antes de Cristo), pero sin duda ya se conocía en el valle mucho antes. Los hicsos, o reyes pastores de Asia, introdujeron el caballo en Egipto alrededor de 1700. antes de Cristo, mientras que se mencionan caballos en una carta de Burraburiash, el rey de Babilonia, a Amenḥetep, rey de Egipto, alrededor de 1400. antes de Cristo
Un fragmento extremadamente temprano de Nippur (cf. Fig. 25, E) publicado por Hilprecht y citado y reproducido por Ward,7 En el primer plano, Ward nos muestra un animal con cuernos que arrastra un arado, que Ward cree que puede ser una gacela o un antílope; si esto último es así, tal vez podamos inferir que un animal de esa especie se utilizó para fines de tiro antes del toro, y ciertamente antes del caballo. Sea como fuere, en épocas posteriores el caballo parece haber estado reservado para el campo de batalla y la caza. Los soldados asirios lo montaban y lo enganchaban a sus carros de guerra, y vale la pena notar cuánto más acertados fueron los escultores asirios en sus representaciones del caballo que los egipcios. Los caballos en los bajorrelieves aparentemente pertenecen a una raza más pequeña, más baja y más robusta que los árabes, y se supone que la raza todavía existe en Kurdistán. Los asirios no parecen haber tenido la costumbre de dotar al caballo de alas o de una cabeza humana, como a veces hicieron con el toro y el león, aunque algunos de los pehlevi8 sellos y anillos de épocas posteriores (ANUNCIO 226-632) muestran figuras de caballos alados.
El Ox con “cuernos largos, erguidos y doblados” parece haber sido domesticado desde el período más temprano, y está representado en sellos cilíndricos que por sus inscripciones muestran que pertenecen al período temprano cuando la escritura lineal aún no había sido suplantada por su rama posterior cuneiforme, mientras que en uno de estos sellos tempranos (cf. Fig. 63) el propio dios está representado montado en uno de estos toros; sin embargo, hay que observar que el Pág. 17El toro desempeña un papel menos destacado en las representaciones artísticas de Mesopotamia que en las de Egipto, donde las tumbas exhiben con tanta frecuencia escenas cotidianas de la vida agrícola. Sólo muy raramente se representa al toro en sellos cilíndricos o esculturas como víctima sacrificial; el mejor ejemplo lo ofrece un fragmento de la estela del buitre de Eannatum; el mismo rey nos informa en otro lugar que sacrificó toros al dios del sol en Larsa y un becerro a En-lil, el señor de Nippur, que es más conocido con el nombre semítico de Bêl, un nombre que, sin embargo, nunca llevó;9 Sin embargo, si bien el toro se utilizaba raramente en el culto sacrificial, no hay duda de que se lo consideraba a lo largo de la historia mesopotámica como la encarnación y, por lo tanto, el símbolo natural de la fuerza y la fertilidad, mientras que los toros alados de Sargón (cf. Lám. XXV) son los monumentos más conocidos y quizás los más característicos del arte asirio.
El Mula Se utilizaba como bestia de carga; los carros eran tirados por mulas, y las mujeres y los niños eran llevados por ellas, mientras que se utilizaban para transportar mercancías y para trabajos domésticos de todo tipo; ocasionalmente se los ve en bajorrelieves asirios y forman uno de los temas de las famosas Escenas de Caza de Ashur-bani-pal, donde están a cargo de los sirvientes del rey.
El Oveja fue domesticada desde los tiempos más remotos, pero las representaciones de la cabra son más comunes; en la Fig. 62 Tenemos un sello extremadamente arcaico en el que se ve a un hombre conduciendo una cabra seguida de dos ovejas. Otro ejemplo de la cabra y la oveja se encuentra en el relieve de piedra antiguo que se ve en la Fig. 25F.
El Cabra es de frecuente aparición tanto en sellos como en bajorrelieves. La cabra era, hasta donde sabemos, la víctima sacrificial más comúnmente utilizada, y el adorador a menudo se representaba llevando una cabra en sus brazos. (Para un ejemplo temprano de una cabra en el arte babilónico, véase la cabeza de cabra de cobre de Fâra, 40, B.) Figura. Pág. 18La barba a veces está claramente delineada,10 Esto demuestra que se trata de una cabra y no de un antílope, mientras que tanto la oveja como la cabra están bien representadas en las fundas de bronce de las puertas de Balâwât. Aunque la oveja, sin embargo, no parece haber asumido un papel tan importante como la cabra en el culto sacrificial, desempeñó un papel mucho más destacado en los augurios, y se dedujeron innumerables presagios de una inspección de las diversas partes de su hígado.
El culo Se conocía desde los tiempos más remotos tanto el asno salvaje, que Ashur-bani-pal parece haber sido tan aficionado a cazar (cf. Pl. XX), y también el asno domesticado. Ward sólo ha encontrado un ejemplo de su representación temprana en sellos cilíndricos, pero el carro del dios Nin-girsu en la famosa Estela del Buitre es tirado por un asno, y el hecho de que Urukagina, uno de los reyes de la Primera Dinastía de Lagash, decretara que si un buen asno nacía en el establo de uno de los súbditos del rey, el rey sólo podía comprarlo ofreciendo un precio justo, y que incluso entonces no podía obligar al propietario a desprenderse de él, muestra que el asno era de uso común en su época.
El Perro encuentra un lugar en algunos de los primeros sellos de Babilonia, y es especialmente común en aquellos que representan la leyenda de Etana y el Águila (cf. Fig.62): También aparece en los sellos babilónicos posteriores y es muy frecuente en los bajorrelieves asirios.
Aquí se les ve empleados en la caza (cf. Pl. XX). Los perros asirios aparentemente se parecían a los mastines y, según Layard, la raza aún existe en el Tíbet, aunque no en Mesopotamia. Tenemos otra buena reproducción de un perro en una placa de terracota encontrada por Sir H. Rawlinson en Birs-Nimrûd (cf. Fig. 88), mientras que Ashur-bani-pal nos ha dejado numerosos modelos de arcilla de sus perros, realizados en una sola pieza como los toros colosales, pero Pág. 19Aunque sabemos poco sobre las razas de perros con las que estaban familiarizados los asirios y los babilonios, sabemos al menos que conocían perros de diversos colores, pues deducían presagios de perros moteados, perros amarillos, perros negros, perros blancos y el resto.
El gacela Era conocido en Mesopotamia desde tiempos remotos, y a veces parece tomar el lugar de la cabra como víctima del sacrificio.
El Antelope Se encuentra a menudo representado en sellos cilíndricos primitivos y, aparentemente, en ocasiones se uncía al arado, como se puede ver en un relieve de piedra primitivo de Nippur.11 Pero no siempre es fácil distinguir entre el antílope y la cabra en el arte babilónico.
El cabra montés También puede confundirse con el carnero de montaña por la forma de sus cuernos, pero, cuando se representa correctamente, tiene barba. Un buen y muy antiguo ejemplar de íbice se encuentra grabado en un fragmento de concha perteneciente al período sumerio más antiguo (cf. Louvre Cat. No. 222).
El Verraco No se representaba con frecuencia, pero sin duda era lo suficientemente común como lo es hoy; se encuentra en un sello extremadamente arcaico (cf. Fig. 54), y en cuatro registros se repiten números de cerditos en un sello cilíndrico posterior, mientras que en otros sellos se ve al cazador arponeando un jabalí y, por último, en uno de los relieves de pared del palacio de Senaquerib en Kouyunjik se representa a una cerda con sus crías. Es interesante observar que ya en la época de Khammurabi12 El cerdo era un alimento muy valorado, tanto que frecuentemente formaba parte de las ofrendas del templo, y Ungnad llama la atención sobre un caso en el que cierta persona malévola robó uno de los cerdos del templo y pagó una fuerte multa por ello, mientras que en las listas oficiales de las provisiones para el templo se enumeran específicamente varias partes del cerdo. Pág. 20Mientras que de la inspección de los cerdos se derivaban presagios favorables y desfavorables.
El Conejo or Liebre Se encuentra raramente en esculturas o grabados tempranos, pero aparece en los llamados cilindros sirio-hititas posteriores, y ocasionalmente se representa en los bajorrelieves asirios.13
El Oryx, el Oveja de montaña, el Stag, el Carey, el Puerco espín, el Mono, todos aparecen ocasionalmente en los cilindros, mientras que en lo que respecta al mono, forma parte del tributo traído por los pueblos sometidos a Salmanasar II en el Obelisco Negro, y también está representado de manera similar en los bajorrelieves que adornaban las paredes del palacio de Ashur-naṣir-pal en Nimrûd, en ambos últimos, los monos representados parecen pertenecer a una especie india, y eran claramente novedades a los ojos de los asirios, quienes sin duda los valoraban en consecuencia.
Hay casos solitarios de Zorro, el rana y la Oso, pero ninguno de los anteriores desempeña lo que se podría llamar un papel importante en la historia del arte del país. León y la Serpiente Los leones ocupan un lugar destacado en las representaciones artísticas y, sin duda, eran entidades familiares y formidables en la vida real, mientras que la majestuosidad de los primeros y la sutileza de los segundos eran suficientes por sí solas para obtenerles un lugar en el simbolismo mitológico y heráldico de los habitantes de Mesopotamia. El león era conocido en todas partes, tanto en las tierras altas como en las tierras bajas, mientras que todavía frecuenta el país pantanoso de Babilonia. En los sellos cilíndricos generalmente aparece enzarzado en un combate mortal con Gilgamesh, el héroe del folklore babilónico, o su amigo Ea-bani, quien, por supuesto, en todas las ocasiones lo vence; está representado en arcilla y piedra desde los primeros tiempos (cf. Fig. 26, B) hasta los últimos tiempos, se borda en prendas de vestir y decora vainas, mientras que juega un papel muy importante en el emblema heráldico de la antigua ciudad de Lagash, que es Pág. 21compuesta por un águila con las alas desplegadas, agarrando dos leones que miran en direcciones opuestas (cf. Fig. 27), sin duda emblemático del dominio ejercido por el rey de Lagash sobre los pueblos de Oriente y Occidente respectivamente. Goza del dudoso honor de ser el objeto peculiar de la atención del rey asirio en días posteriores, y le proporcionó el entretenimiento que amaba por encima de todos los demás (cf. Pl. XIX); reyes individuales mataron a un gran número de personas, y Tukulti-Ninib I (1275 antes de Cristo), por citar un solo ejemplo, registra que mató a unos 920 leones, al igual que Amenétep III, rey de Egipto, se jacta de haber matado a 102 leones en los primeros diez años de su reinado. Originalmente, sin duda, los leones eran bastante abundantes, pero a medida que su número disminuyó, se hizo necesario capturarlos y conservarlos en jaulas hasta que fueran necesarios para la caza real (cf. Pl. XXVII). El león se reproduce a veces en tamaño colosal, dotado de alas y cabeza de hombre, en cuya calidad, apostado en los portales del palacio del rey, su vocación es la de protegerse de los avances de los demonios maléficos y perversos, mientras que en otras ocasiones está menos equipado y sólo se le proporciona una cabeza, un busto y manos de hombre. Siempre una criatura de peso en más de un sentido, su cuerpo no está desfavorablemente adaptado a las exigencias de la balanza; nos ha llegado un número considerable de pesas de bronce en forma de león, cuya factura era probablemente fenicia (como lo era también el trabajo en marfil del imperio asirio), mientras que el peso representado por cada león estaba inscrito en caracteres fenicios. A veces, también la cabeza hueca de bronce de un león formaba el adorno del extremo de un palo de carro. Por regla general, el león simbolizaba a los enemigos del Rey, de ahí que, siempre que se lo ve enzarzado en un conflicto, siempre es dominado ya sea por pura fuerza corporal como en el caso de Gilgamesh, o atravesado por una flecha, atravesado con una lanza o apuñalado como lo vemos tan frecuentemente en los bajorrelieves de los asirios. Pág. 22Pero es probable que los leones fueran domesticados de vez en cuando, como lo son hoy. En la primera visita de Sir Henry Layard a Hillah, Osman Pasha le regaló dos leones; uno de ellos, nos dice, era un conocido frecuentador de los bazares, cuyas carnicerías tenía la costumbre de saquear con regularidad, pero aparte de esta pequeña y amable extravagancia, parece haber sido bastante bien educado. En su descripción del animal, Layard dice que era "más alto y más grande que un perro San Bernardo, y como el león que generalmente se encuentra en las orillas de los ríos de Mesopotamia, no tenía la melena oscura y peluda de las especies africanas". Nos informa además que, sin embargo, había visto leones con una larga melena negra en el río Karûn, que desemboca en el Golfo no lejos de Moḥammerah en el extremo sur de Babilonia; Pero hoy en día en Mesopotamia se ven muy raramente leones de ambas clases y, por regla general, sólo a distancia.
La serpiente desempeñó un papel menor que el león en el arte mesopotámico, pero al menos desde ciertos puntos de vista, no menos importante. Dos serpientes enroscadas alrededor de un mástil forman el centro del símbolo grabado en la famosa copa (cf. Fig. 90) dedicado por Gudea, patesi o sacerdote-rey de Lagash alrededor de 2450 antes de Cristo, a su dios Ningish-zi-da, que aparentemente estaba simbolizado por serpientes, y a cada lado de los reptiles entrelazados, hay dos monstruos alados y con cabeza de serpiente, mientras que en algunos sellos cilíndricos del período más antiguo, encontramos un dios barbudo cuyo cuerpo consiste en la espiral de una serpiente. En este sentido, podemos comparar el diseño de un sello cilíndrico del mismo Gudea (cf. Fig. 64), donde el dios intermediario que presenta a los patesi a una deidad sentada, que Ward cree con cierta razón que es Ea, está caracterizado por serpientes que se elevan desde sus hombros.
Pero el ejemplo más conocido de la serpiente en la representación mitológica babilónica es el del sello en el que se encuentran dos seres, tal vez divinos, tal vez humanos. Pág. 23sentados a ambos lados de un árbol, y detrás de uno de los dos se representa una serpiente erecta; este sello debe su fama a la opinión sostenida por eruditos anteriores de que esta escena representa la contraparte pictórica en Babilonia de la tradición hebrea de la Caída.
A juzgar por las representaciones de serpientes encontradas en vasos, mojones, sellos cilíndricos y otros lugares, las serpientes que prevalecían en Mesopotamia en la época en que se construyeron estos monumentos debían de ser de un tamaño considerable, aunque sabemos por la literatura que algunas de estas serpientes eran venenosas. Los reyes asirios también mencionan la prevalencia de serpientes en algunos de los países a los que llevaron a cabo expediciones o que estaban sujetos a ellas; así, por ejemplo, Asarhaddon nos dice que la tierra de Bazu estaba plagada de serpientes y escorpiones como saltamontes.
Entre otras bestias familiares para los habitantes de Mesopotamia se pueden mencionar, la Bisonte (“rimu”), animal de las montañas y los bosques, que desempeña un papel destacado en la historia de Gilgamesh; el antiguo pictograma del bisonte consiste en la cabeza de un buey en la que estaban encerradas las tres cuñas diagonales que juntas significan “montaña” e indican así el lugar de su origen. Se han identificado varias especies de la raza bovina en los sellos cilíndricos de Babilonia, lo que demuestra que en la época de la fabricación de los sellos, el recuerdo de su existencia y probablemente la actualidad de su presencia aún se sentían y conocían. búfalo El nombre de este animal, que frecuenta los pantanos del sur de Babilonia, aparece a menudo en sellos cilíndricos que pertenecen a la época de Shar-Gâni-sharri y sus sucesores, y se encuentra grabado en fragmentos de conchas que pertenecen al período sumerio más antiguo. Layard nos dice que estos feos animales que hoy prosperan en los pantanos suministran a los árabes grandes cantidades de leche y mantequilla; normalmente se los maneja con facilidad, pero sienten una antipatía peculiar por el olor del jabón y, en consecuencia, por el olor del agua recién lavada. Pág. 24La ropa tiende a irritarlos en no pequeña medida. El toro salvaje era cazado asiduamente por los reyes asirios sargónidas, entre los cuales podemos mencionar especialmente a Ashur-naṣir-pal en este contexto. (Para una ilustración gráfica de las hazañas de ese rey en la caza, cf. Lámina 12). XVI). Después de los Sargónidas, la caza del toro ya no aparece como uno de los principales deportes reales, posiblemente debido a la implacabilidad con la que estos animales habían sido perseguidos por los reyes de esa dinastía. En las selvas, al menos en la época de Layard, todavía abundaban leones, leopardos, linces, gatos monteses, chacales, hienas, lobos, ciervos, puercoespines y jabalíes, mientras que las hienas son bastante comunes hoy en día.
El Leopardo Aparece ocasionalmente en los sellos más arcaicos, pero rara vez en los de fecha posterior; se distingue específicamente por sus manchas; un buen ejemplo del leopardo lo proporciona un sello arcaico mucho anterior a la época de Shar-Gâni-sharri.14 De este modo, se puede comprobar que los legados artísticos y literarios de Mesopotamia nos han ayudado en gran medida a la hora de hacernos una idea general del mundo animal de ese país en tiempos pasados. Sin embargo, esto sólo ha sucedido en un grado muy limitado en lo que respecta a las aves, en las que el color es un factor más determinante en sus infinitas variaciones que la forma y el contorno: fue allí donde el egipcio brilló con todo su genio nativo y logró representar vívidamente tantas clases diferentes de aves en las paredes de sus tumbas con la ayuda de su pincel y sus colores. En Asiria y Babilonia, por otra parte, donde nunca se puede decir realmente que el genio artístico del pueblo haya usado sólo los colores como modo de expresión, las únicas aves que se encuentran con frecuencia son el águila y el buitre (el águila como emblema de la realeza soberana, el buitre como el devorador siempre dispuesto de los restos de los enemigos masacrados), aunque sin duda una gran variedad de aves rondaban las llanuras y los pantanos como lo hacen hoy.
Pág. 25El Eagle, el pájaro real por excelencia, es la encarnación del gobierno real en el escudo heráldico de Lagash desde la época de su primera dinastía, y en la época de Gudea (2450 antes de Cristo) el águila bicéfala, característica generalmente del arte hitita, ha hecho su aparición. Es sobre las alas del águila que Etana intenta sin éxito ascender al Cielo, cuya leyenda está representada pictóricamente (cf. Fig. 62) en varios sellos arcaicos. Con el tiempo, el águila se convierte en el soporte aéreo de Ashur, el dios de quien Asiria tomó su nombre, y presta su forma al disco alado, que, como bien dice M. Heuzey, es un "emblema aún más misterioso de la divinidad"; los asirios lo consideraron además digno de recibir el honor de estar unido al cuerpo de un hombre, atribuyéndole a la criatura compuesta así producida poderes superiores a los que disfrutan los simples hombres y aparentemente participando de un carácter semidivino, mientras que en otras ocasiones vemos sus alas aplicadas al cuerpo de un toro con cabeza humana (cf. Pl. XXV) o un león, cuyo efecto combinado debe haber sido tal que hizo tambalear al más audaz de los demonios subterráneos.
El cuello largo y desnudo Buitre No es de uso frecuente en el arte mesopotámico, mientras que en los sellos cilíndricos sólo aparece en los conocidos como sirio-hititas. Las aves rapaces de las que deriva el nombre de la “estela del buitre” sin duda representan buitres, como también lo son las aves representadas en los bajorrelieves que adornaban las paredes del palacio de Ashur-bani-pal en Nínive.15 porque en ambos casos están muy ocupados en llevarse los miembros y las cabezas cortadas de los enemigos caídos.
El Avestruz Sólo aparece en el arte mesopotámico en un período tardío, aunque en Elam se encuentran hileras de avestruces representadas en cerámicas tempranas, muy parecidas e inexplicablemente a las conocidas avestruces de la cerámica predinástica del antiguo Egipto. Sin embargo, a veces se supone que Pág. 26ocupa una posición destacada en el bordado de la túnica de un rey asirio y también se encuentra en un sello de calcedonia en París.16
El Cigüeña, que en invierno se alimenta en los pantanos de Babilonia, aparece en las focas cilíndricas, pero en algunos casos es difícil determinar el ave representada;Grúa y la Avutarda Ambos parecen estar representados, mientras que tenemos un ejemplo indudable de la Cisne en un sello de serpentina suave que Ward considera como asirio temprano.17 El Polla se limita o prácticamente se limita a los sellos cilíndricos del período persa.
Patos Se sabe de su existencia por el descubrimiento de pesas de piedra y mármol en forma de patos, una de las cuales está inscrita con el nombre de Nabû-shum y otra con el de Erba-Marduk.
Palomas fueron utilizados y apreciados desde los tiempos más remotos, pues Eannatum nos informa que ofreció cuatro palomas en sacrificio al dios Enzu, mientras que golondrinas yCamiseta de Tirantes abundaron, porque en la historia del Diluvio, tanto la golondrina como el cuervo y la paloma son enviados por Ṣit-napishtim para determinar hasta qué punto habían disminuido las aguas.18
Las langostas se encuentran en uno o dos sellos, y también aparecen como artículos de dieta en los bajorrelieves asirios (cf. Layard, Serie II, Lámina 9), donde se las ve colgadas de un palo, mientras que el escorpión es de aparición frecuente en los sellos cilíndricos, y se encuentra en algunos de los más antiguos.
Los peces aparecen por igual en los sellos y en las paredes de los palacios, pero su presencia generalmente parece deberse al deseo del artista de eliminar toda duda de la mente del espectador con respecto al agua, del éxito de su reproducción. Pág. 27En las paredes del palacio de Senaquerib en Kouyunjik se representa un episodio humorístico relacionado con la vida de los peces, en el que se ve a un cangrejo presionando eficazmente sus pinzas en el cuerpo de un desafortunado pez, y también aparece una vez en un sello cilíndrico.
Sin duda, el pescado se utilizaba como alimento desde los tiempos más remotos; así, Eannatum registra que ofrecía ciertos pescados a sus dioses, mientras que una de las reformas introducidas por Urukagina, un rey de la primera dinastía de Lagash, fue la privación del cargo a los inspectores de pesca extorsivos. En las marismas todavía abundan los peces, algunos de los cuales alcanzan un tamaño considerable; en su mayoría son barbos o carpas, cuya carne, aunque basta, proporciona un suministro regular de alimentos a los árabes.
No era antinatural ni inadecuado que en un país que había sido creado y se creaba año tras año a partir del mar y a sus expensas, y en el que los principales medios de tránsito eran los ríos y los canales, el pez, como señor de las aguas, desempeñara un lugar importante en las concepciones mitológicas y religiosas de los habitantes de ese país: así fue que el dios Ea de Eridu, uno de los más famosos e importantes de los dioses babilónicos y el Oannes de los griegos, que según un relato era el creador del mundo, fue representado en forma de pez.
Pero es necesario evitar caer en el peligro de suponer que todos los animales, pájaros, peces y árboles, ya sea figurados en monumentos o mencionados en la literatura de la antigüedad, pertenecían a la fauna o flora de Mesopotamia en el tiempo en que estos grabados y esculturas fueron ejecutados; la única inferencia absolutamente cierta e igualmente obvia es que la existencia de tal fauna o flora era conocida, mientras que el grado de familiaridad del artista con el espécimen en cuestión puede, con una buena dosis de reserva y concesión por la tosquedad de Pág. 28El arte primitivo se puede inferir de la relativa exactitud con que lo ha reproducido, y también de la frecuencia de su aparición en obras de arte contemporáneas. Con respecto a la evidencia de la literatura, desafortunadamente en muchos casos hay cierta incertidumbre en cuanto a la identificación de los animales y plantas a los que se alude, y además, muchos de los animales representados pictóricamente en los monumentos o a los que se alude en la literatura forman parte del tributo aportado por los estados sometidos, cuya ubicación precisa, para complicar aún más las cosas, a menudo es incierta. A veces, como en el caso del caballo (cf. p. 15), la forma ideográfica temprana de la escritura nos enseña algo sobre el origen del objeto mencionado, mientras que la aparición de un animal o árbol en el arte mesopotámico temprano y la existencia del mismo árbol o animal en Mesopotamia hoy es un buen argumento para incluirlo entre la fauna y flora antiguas del país. Nuevamente, con excepciones, se puede suponer que los animales ofrecidos y aceptados como tributo por los reyes de Babilonia y Asiria fueron utilizados de alguna manera distinta a la de simplemente proporcionarles alojamiento en jardines zoológicos, en relación con lo cual tal vez podamos inferir con justicia que los reyes de Asiria que aceptaban camellos de jefes vasallos encontraron uso para ellos como medio de tránsito, aunque en el accidentado país de Asiria el camello no sería de gran utilidad más que hoy, debido a la tendencia de los camellos a resbalar en terrenos accidentados y la consiguiente necesidad práctica de limitar su uso a terrenos arenosos planos, como los que se encuentran en Babilonia, donde se los ve por miles hoy en día.
(b) ESBOZO DE LA HISTORIA DE BABILONIA Y ASIRIA
En los primeros días de la historia babilónica, el país estaba dividido en varios pequeños principados o ciudades-estado, y la realización práctica de los principios aprobados Pág. 29El tópico de que “la unión hace la fuerza” sólo se alcanzó en una fecha posterior. En este sentido también, la historia temprana de la civilización babilónica presenta un paralelo con la del antiguo Egipto, donde encontramos al país dividido de manera similar en una serie de distritos o nomos, que con el tiempo tendieron a fusionarse y de hecho cristalizaron en un reino del norte y otro del sur. Pero en Egipto el proceso de unificación fue llevado un paso más allá, y aproximadamente en la época de la Primera Dinastía, los habitantes de Egipto debían lealtad a un señor y sólo a un señor: el rey del norte y el del sur, cuya soberanía dual se simbolizaba con su asunción de la corona del norte y la corona del sur.
Naturalmente, es imposible determinar la fecha de la primera aparición de los sumerios en Babilonia, pero los lugares de sus primeros asentamientos conocidos estaban todos situados en Sumer o Babilonia meridional, siendo sus principales ciudades Ur, Erech, Nippur, Larsa, Eridu, Lagash y Umma. Es igualmente imposible dar algo que se parezca a una fecha definitiva para la ocupación del norte de Babilonia o Akkad por los semitas; basta con decir que en el período más temprano del que se han sacado a la luz registros históricos, parece haber evidencia de la presencia de semitas o acadios en Akkad junto con los sumerios en Sumer. Los principales centros de ocupación semítica fueron la ciudad de Akkad o Agadé, Babilonia, Borsippa (Birs-Nimrûd), Cutha, Opis, Sippar y Kish.
La ciudad de Kish se convirtió en un factor influyente en la política babilónica desde los tiempos más antiguos.
Así, un tal Mesilim, rey de Kish, cuya cabeza de maza inscrita fue descubierta en Tellô (Lagash),19 Nos informa que lo había dedicado al dios Nin-girsu, durante el patesiato de Lugal-shar-engur en Lagash, y que había restaurado además el templo de este mismo dios. No se sabe nada más sobrePág. 30Este patesi de Lagash, pero Mesilim reinó en Kish en una fecha muy temprana, pues Entemena de Lagash comienza su bosquejo histórico de la relación que había existido entre su propia ciudad y la de Umma con el período de Mesilim.
Ahora bien, el origen racial de los mesilim es un asunto dudoso, pero no hay duda en cuanto al origen semítico de Sharru-Gi, Manishtusu y Urumush, reyes posteriores de Kish, cuyos reinados deben asignarse al período presargónico, y tal vez sea razonable suponer que el anterior mesilim también era semita. Si ese es el caso, la cabeza de maza de este gobernante contiene evidencia de que la antigua ciudad sumeria de Lagash estuvo en algún momento bajo el dominio de los semitas, y prueba de manera concluyente que, en lo que respecta a la evidencia documental, sumerios y semitas coexistieron en Babilonia desde el período más temprano de la civilización mesopotámica.
Algún tiempo después, Lagash logró afirmar su independencia, y muchos de sus gobernantes posteriores se autodenominaron “reyes”. La Primera Dinastía de Lagash, que aparentemente fue fundada por Ur-Ninâ, se estableció de manera segura durante un tiempo considerable, pero el reinado de Urukagina vio el final de la dinastía y la captura y saqueo de la ciudad por parte de Lugal-zaggisi, un gobernante de la vecina ciudad de Umma.
El imperio de Lugal-zaggisi abarcaba Ur, Erech, Larsa y Nippur, y sin duda fue uno de los gobernantes más poderosos de su época. Otros reyes presargónicos cuyo poder estaba específicamente asociado con Erech y Ur fueron Lugal-kigub-nidudu y Lugal-kisalsi, pero no se puede estimar con certeza el alcance de su influencia.
En la época inmediatamente anterior al establecimiento del imperio de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin, el punto de concentración de las fuerzas semíticas de Akkad parece haber sido la ciudad de Kish, cuyas conquistas de tres Pág. 31Los reyes Sharru-Gi Manishtusu y Urumush prepararon el camino para sus sucesores en Agadé. De este modo, tanto Manishtusu como Urumush parecen haber extendido su poder hacia el sur, hasta la tierra de Sumer, mientras que ambos reyes guerrearon con éxito contra Elam.
El imperio de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin estaba, sin embargo, destinado a eclipsar por completo al de sus predecesores, pues no sólo abarcaba Mesopotamia al norte y al sur, sino también Siria y Palestina, y era de hecho el primer imperio babilónico digno de ese nombre.
Mientras tanto, el poder de los sumerios en el sur había recibido un control temporal, y la patesis de Lagash y otros centros sumerios de la época claramente gobernaban por la tolerancia y no por la fuerza de los derechos que estaban dispuestos a hacer valer con éxito en el campo de batalla.
Pero en el momento de la ascensión de Gudea alrededor de 2450 antes de Cristo, la llama momentáneamente humeante de la influencia sumeria en Babilonia se encendió de nuevo, y se inició una fuerte ola antisemita. Esta ola no parece haberse caracterizado por una serie de guerras o batallas, ya que los registros de Gudea, el gobernante más poderoso entre los patesis posteriores de Lagash, rara vez se refieren a nada en la naturaleza de los logros militares, pero la extensión de sus operaciones de construcción atestigua la abundancia de recursos a su disposición, mientras que los nombres de los países a los que puso bajo contribución para materiales de construcción prueban de manera concluyente que la influencia ejercida por Lagash durante el reinado de Gudea fue considerable. La lista de los lugares de los que obtuvo madera y piedra incluye las montañas de Arabia y la costa siria, mientras que obtuvo cobre de las minas en el territorio elamita al este del Tigris.
Pero la importancia de Lagash pronto desaparecería y Ur se convirtió en la potencia dominante en Babilonia. La dinastía de Ur (circulo 2400 antes de Cristo), que duró casi 120 años, fue fundada por Ur-Engur. Incluía Pág. 32En el norte, dejó evidencia de sus proyectos arquitectónicos en Nippur, por lo que se autodenominó “rey de Sumer y Akkad”, pero el hecho de que su hijo y sucesor Dungi considerara necesario someter a Babilonia indica que su autoridad en Akkad no era incuestionable. Dungi reinó 58 años, durante los cuales sometió a su poder a toda Babilonia y aparentemente se anexionó la mayor parte de Elam. Había establecido tan firmemente su control sobre Elam que encontramos que la capital de ese país (Susa) todavía estaba en manos de sus sucesores, aunque tuvieron que emprender frecuentes expediciones para mantener el “status quo”.
Parece que la dinastía de Ur llegó a su fin a causa de una invasión de los elamitas; en todo caso, Ibi-Sin, el último rey de Ur, fue derrocado por los elamitas y el gobierno de Babilonia pasó a manos de la ciudad de Isin. La dinastía de Isin duró unos 225 años, durante los cuales Babilonia gozó de gran prosperidad.
En la última parte de la primera mitad de este período, el poder en Babilonia parece haber pasado temporalmente a manos de Gungunu, rey de Ur y Larsa, quien reivindicó el poder sobre toda Sumer y Akkad, pero su supremacía duró poco e Isin pronto recuperó su posición como potencia suprema en Babilonia.
Mientras tanto, el elemento semítico en el norte fue recuperando gradualmente su ascendencia y finalmente se afirmó como un hecho concreto en el establecimiento de una dinastía por Sumu-abu, en la propia ciudad de Babilonia, alrededor del año 2000. antes de Cristo
En esa época, los elamitas se establecieron en el sur de Babilonia, en Ur y Larsa, bajo el mando de Kudur-Mabuk y sus hijos Arad-Sin y Rîm-Sin, y durante la primera parte de la dinastía ejercieron soberanía sobre toda esa región. Posteriormente, Rîm-Sin sufrió una severa derrota a manos de Khammurabi. Pág. 33el rey más ilustre de la dinastía y el Amrafel del Libro del Génesis, aunque murió a manos de Samsu-iluna, sucesor de Khammurabi. Con la muerte de Rîm-Sin, el poder elamita en Babilonia llegó a su fin.
Khammurabi consolidó el poder de Babilonia y extendió su influencia a todos los frentes, pero su fama se debe principalmente a su codificación de la ley babilónica. Pero la supremacía de Babilonia en el sur pronto fue desafiada con éxito por Iluma-ilu, que fundó un reino en las costas del Golfo Pérsico e inauguró la llamada "Segunda Dinastía" de las listas de los reyes.
Iluma-ilu fue contemporáneo de Samsu-iluna, cuyos ataques repelió dos veces. Abêshu', el sucesor de Samsu-iluna en el trono de Babilonia, intentó de manera similar someter al rebelde “País del Mar” a su dominio, pero sin éxito, y a partir de ese momento, el sur de Babilonia fue gobernado por los reyes del “País del Mar”.
Pero Samsu-iluna tenía otro enemigo al que enfrentarse, además de los rebeldes del sur, un enemigo que además estaba destinado en última instancia a subyugar a toda Babilonia, bajo cuyo gobierno estuvo gobernada durante varios siglos.
Los casitas eran un pueblo guerrero que vivía al este del Tigris y al norte de Elam, y aparentemente comenzaron a atacar el territorio babilónico durante el reinado de Samsu-iluna, aunque no parecen haber afectado materialmente al poder babilónico. Sin embargo, alrededor de un siglo después, la dinastía de Babilonia llegó a su fin por una invasión de los hititas de Capadocia, que saquearon la ciudad, destruyeron el templo del gran dios de la ciudad, Marduk, y se llevaron su estatua como trofeo. La conquista hitita debe haber allanado el camino para la invasión de los casitas, quienes se establecieron firmemente en el trono de Babilonia durante un período muy largo. Al principio, su esfera de influencia sería Pág. 34Parecen haber estado confinados a la mitad norte de la llanura, pero más tarde extendieron su poder al País del Mar.
Mientras tanto, Asiria, en el norte de Mesopotamia, había surgido como un reino separado e independiente, y ya los signos de su futura grandeza eran visibles en el horizonte.
No se conoce la fecha de la colonización de Asiria, pero en todo caso debió ser anterior a la época de Khammurabi, pues el país llevaba el nombre de “Asiria” en su época y estaba comprendido dentro de los límites de su imperio. La lucha por la supremacía finalmente terminó con una victoria para los norteños que, bajo el mando de su rey Tukulti-Ninib (circulo 1275 antes de Cristo) llevó a cabo la conquista de Babilonia. Además de su título de “Rey de Asiria”, Tukulti-Ninib se autodenominó “Rey de Karduniash (es decir, Babilonia), Rey de Sumer y Akkad”. Desde esa fecha hasta la destrucción de Nínive (circulo 606 antes de Cristo) y la fundación del efímero imperio neobabilónico por Nabopolasar, Babilonia ocupa un lugar secundario en la historia política de Asia occidental.
Los sucesores inmediatos de Tukulti-Ninib I parecen haber estado permanentemente en guerra con los babilonios, quienes en ningún período de su historia se sometieron fácilmente al yugo asirio. La ascensión al trono de Tiglat-Pileser I alrededor de 1100 antes de Cristo El Imperio asirio inauguró un nuevo período en la historia de la expansión asiria. Algunas de las tribus de las montañas que habían sido leales a los antiguos monarcas asirios se habían rebelado, y Tiglat-Pileser se propuso aplastarlas. Los mosquios del norte, que sesenta años antes habían sido vasallos de Asiria, bajo el liderazgo de cinco reyes, habían invadido el territorio de Comagene, pero fueron efectivamente reducidos por Tiglat-Pileser, y la tierra de Comagene fue conquistada "en toda su extensión".
Varias otras tribus del norte, de las cuales los nairi Pág. 35Parecen haber sido los más importantes y también fueron sometidos al dominio asirio.
En una campaña contra Babilonia también tuvo éxito por el momento y logró la conquista de Babilonia, Sippar, Opis y otras ciudades de la Baja Mesopotamia. Pero su triunfo en esta región duró poco, y los asirios fueron expulsados por Marduk-nadin-akhê, el rey de Babilonia, quien invadió Asiria y se llevó las estatuas de algunos de los dioses asirios.
Ashur-bêl-kala, hijo y sucesor de Tiglat-Pileser I, recuperó la fortuna de las armas asirias en el sur y obligó a Marduk-shapik-zêrim, el sucesor de Marduk-nadin-akhê, a pedir la paz.
Pero después de los reinados de los dos hijos de Tiglat-pileser I, Asiria sufrió un grave desastre a manos de los hititas y perdió el territorio conquistado por Tiglat-pileser. El norte de Siria, que se había visto obligada a reconocer la soberanía de Tiglat-pileser, afirmó ahora su independencia y durante algún tiempo siguió siendo dueña de sus propios destinos.
De esta manera, Asiria perdió temporalmente su posición como potencia mundial, y sólo durante el reinado de Tukulti-Ninib II (890-885) antes de Cristo) que su fortuna comenzó a recuperarse. Los nairi fueron nuevamente dominados por este rey, y aparentemente todo el valle del Alto Tigris fue nuevamente subyugado. Ashur-naṣir-pal (885-860) antes de Cristo) continuó con la obra de expansión y reconquista. Con la mayor extensión del poder asirio hacia el norte, se hizo evidente la necesidad de una capital que ocupara una posición más central que la antigua Ashur, y en consecuencia Ashur-naṣir-pal trasladó la sede de su gobierno a Calah (Nimrûd), unas cuarenta millas al norte de Ashur.
Casi 500 años antes, Salmanasar I había puesto los cimientos de una ciudad en Calah, pero las circunstancias inestables de la época habían retrasado su crecimiento. Ashur-naṣir-pal demolió lo que quedaba de la antigua ciudad. Pág. 36y fundó una nueva ciudad en el mismo sitio, y durante al menos un siglo Calah siguió siendo la capital del imperio.
Ashur-naṣir-pal también extendió su esfera de influencia en dirección oeste e hizo una marcha triunfal a través del norte de Siria, pero parece que se abstuvo cautelosamente de entrar en colisión con el poderoso rey de Damasco.
Salmanasar II (860-825), hijo y sucesor de Ashur-naṣir-pal, consolidó la obra de su padre y su abuelo y, al mismo tiempo, realizó nuevas conquistas. Sus campañas en Occidente le pusieron en contacto con los israelitas, y encontramos a Acab, rey de Israel, mencionado como uno de los aliados sirios que se rebelaron contra él. Algunos años más tarde, Salmanasar se convirtió en soberano de Israel y recibió tributo de Jehú, el usurpador.
Después de los reinados de los sucesores inmediatos de Salmanasar, el poder de Asiria comenzó a declinar temporalmente, y las naciones sometidas afirmaron su independencia, pero en 745 antes de Cristo Tiglat-pileser III, o Pul, como se le llama en 2 Reyes 19:734 y en otros lugares, ascendió al trono y restauró la influencia y autoridad de Asiria en Asia occidental. Sus guerras en Siria significaron un desastre para Israel y la pérdida de la independencia para Judá. Acaz, rey de Judá, había buscado la ayuda de Tiglat-pileser contra las fuerzas aliadas de Rezín, rey de Damasco, y Peka, rey de Israel. Tiglat-pileser aprovechó de inmediato esta oportunidad de oro para interferir en los asuntos internos de Palestina, derrotó a Israel y Damasco, y llevó al cautiverio a las tribus israelitas de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés (XNUMX d. C.). antes de Cristo). Oseas, asesino y usurpador, compró el derecho al trono de Israel por diez talentos de oro y cierta cantidad de plata, pero en el reinado del sucesor de Tiglat-pileser, Salmanasar IV (727-722 antes de Cristo) se vio envuelto en una intriga con Egipto, lo que condujo a su deportación a Asiria, donde pasó el resto de su vida. Pág. 37Durante sus días como prisionero, Samaria, la capital de su reino, fue sitiada y, después de un asedio de dos años, fue capturada por Sargón, quien deportó a la mitad más grande de la población a Asiria. Sargón, "el hijo de nadie", es decir, un usurpador, fue uno de los más grandes reyes asirios (722-705). antes de Cristo) y fue el primero en entrar en conflicto real con los egipcios. Palestina en su conjunto no mostró prontitud para tomar las armas contra su poderoso señor, pero la ciudad filistea de Gaza, confiando en el apoyo de Egipto, se negó a someterse. Hannón, el comandante filisteo, al no poder rechazar al ejército asirio, se retiró a Rafia, una ciudad limítrofe con la frontera egipcia, donde se le unió el general egipcio Shabê. En Rafia, los ejércitos enemigos trabaron batalla y, después de un feroz encuentro, los aliados tuvieron que retirarse ante el ejército mejor equipado y más disciplinado de Sargón. A su regreso, Sargón consideró necesario someter nuevamente a Babilonia y también llevó a cabo la guerra con Elam. Fue sucedido por su hijo Senaquerib (705-681 d. C.). antes de Cristo). Después de haber reprimido las revueltas que siempre parecen haber señalado la ascensión de un nuevo rey, Senaquerib invadió Siria, estableció su autoridad sobre el norte de Palestina, sometió a la ciudad filistea rebelde de Ascalón y luego procedió a atacar la ciudad de Ecrón, en cuya ayuda se había reunido un ejército egipcio. Sus fuerzas combinadas fueron derrotadas por Senaquerib en Altaku, y Ecrón cayó. Judá ocupó su atención a continuación; después de haber capturado numerosas ciudades pequeñas y esclavizado a unos 200,000 de los habitantes, procedió a sitiar Jerusalén. Ezequías, el rey de Judá, resistió el asedio durante algún tiempo, pero presionado por el hambre, se vio obligado a ceder y compró la seguridad de su ciudad despojando al Templo de sus tesoros. Senaquerib regresó entonces a Asiria, pero dos años después, el repudio de Ezequías a su soberanía ocasionó otra expedición a Palestina. Las tropas asirias se estacionaron por primera vez Pág. 38Senaquerib se reunió en Laquis, desde donde envió un mensajero a Ezequías para exigir su rendición inmediata. Mientras tanto, Senaquerib marchó hacia el oeste con la intención de enfrentarse al ejército egipcio que se encontraba en Pelusio, una de las ciudades fronterizas de Egipto. Pero una catástrofe repentina, posiblemente un brote de peste, alcanzó al ejército asirio y Senaquerib regresó a Nínive. A su regreso, consideró necesario reprimir una vez más a la rebelde Babilonia y, para que su obra fuera más duradera, destruyó por completo la ciudad (689 d. C.). antes de Cristo). Hacia el final de su reinado dirigió una campaña en Cilicia donde derrotó a los griegos y se dice que puso los cimientos de la ciudad de Tarso. En 681 antes de Cristo Fue asesinado por sus hijos y la corona finalmente recayó en la cabeza de Asaradón (681-668). antes de Cristo). El acontecimiento más llamativo de su reinado fue la conquista del Bajo Egipto (672 d. C.). antes de Cristo), pero hacia el final de su reinado Tirhakah, el rey etíope de Egipto, recuperó Menfis y amenazó con poner fin a la dominación asiria; su subyugación fue uno de los primeros actos de Ashur-bani-pal, el sucesor de Esarhaddón. Judá también se descontentó, pero rápidamente fue sometida y su rey Manasés fue llevado al cautiverio.
Ashur-bani-pal sucedió a Esarhaddon en 668 antes de Cristo La obra de restablecer el poder asirio en Egipto ocupó algún tiempo y finalmente se completó con la captura de Tebas (666 d. C.). antes de Cristo). Bajo el reinado de Ashur-bani-pal, Asiria alcanzó el apogeo de su poder tanto en el interior como en el exterior, y los límites de su imperio se extendieron más que nunca. Tras una larga guerra, Elam fue sometido, pero posteriormente se unió a Shamash-shum-ukîn, el hermano de Ashur-bani-pal y virrey de Babilonia, en una revuelta organizada contra Asiria, que dio como resultado la derrota de Shamash-shum-ukîn y la captura y saqueo final de Susa, la capital elamita.circulo 640 antes de Cristo).
Mientras Asurbanipal se ocupaba de Babilonia y Elam, Lidia, por un lado, y Egipto, por otro, aprovecharon la oportunidad para sacudirse el yugo de su soberano. Lidia quedó reducida, pero Egipto logró mantener su independencia. Hacia el final del reinado de Asurbanipal, la rueda de la fortuna ya había empezado a girar y las nubes se acumulaban en el horizonte oriental. Los medos habían hecho una incursión en territorio asirio antes de su muerte en 626. antes de CristoUnos años después, Ciaxares, rey de los medos, derrotó al ejército asirio y puso sitio a Nínive, pero el avance de las hordas escitas frenó temporalmente el fin.
Poco después, Nínive fue atacada nuevamente por Ciaxares y Nabopolasar, un general asirio al mando de Babilonia, y después de un asedio de dos años la ciudad fue tomada y destruida.circulo 606 antes de Cristo). Asiria pasó entonces a manos de los medos, y Babilonia cayó en manos de Nabopolasar, que fundó el imperio neobabilónico. Este imperio babilónico tardío sólo duró unos setenta años en total. Nabopolasar fue sucedido por Nabucodonosor, que en el momento de la muerte de su padre estaba enfrascado en una campaña contra Necao, rey de Egipto, a quien infligió una severa derrota en Carquemis. Sus expediciones palestinas condujeron a la captura de Jerusalén y al traslado al cautiverio de gran parte de la población de Judá. Tanto Joacim como Sedequías, reyes de Judá, se esforzaron por sacudirse el yugo babilónico, pero sin éxito. Los sucesores de Nabucodonosor hicieron poco que mereciera ser narrado, y en el reinado de Nabonido, Babilonia, que estaba bajo el mando de Belsasar, fue capturada por Ciro, en el año 539 d. C. antes de Cristo, y Babilonia pasó a estar bajo el dominio de los persas, que permanecieron bajo su dominio hasta la época del ascenso de Alejandro Magno, cuando se convirtió en una provincia griega.
CAPÍTULO II—EXCAVACIONES
TLa historia de las excavaciones propiamente dichas comienza con la primera expedición enviada a excavar, pero hay un erudito que, aunque no excavó a gran escala, fue el primero en traer inscripciones cuneiformes a Europa y por este motivo merece una mención especial.
C. J. Rich, nacido en 1787 en Dijon, se sintió atraído desde los nueve años por el estudio de las lenguas orientales y con el tiempo llegó a dominar el hebreo, el persa, el arameo y el árabe, y se dice que intentó leer jeroglíficos chinos a la fenomenal edad de catorce años. En 1803 se convirtió en cadete al servicio de la Compañía de las Indias Orientales, y su puesto militar fue posteriormente cambiado por un nombramiento civil. Después de visitar Egipto, Palestina, Asia Menor y otros países, regresó a Bombay, pero antes de cumplir los veinticuatro años fue designado residente de la Compañía de las Indias Orientales en Bagdad. En 1811 visitó las ruinas de Babilonia, de las que se puede encontrar un relato en su “Memoria sobre las ruinas de Babilonia”, mientras que su visita a Nínive está registrada en su “Relato de una residencia en Koordistán y en el sitio de la antigua Nínive, con diario de un viaje por el Tigris hasta Bagdad y relato de una visita a Shiraz y Persépolis.”Además, es a Rich a quien debemos nuestros primeros planos precisos tanto de Nínive como de Babilonia. En el curso de sus viajes, hizo grandes colecciones que consistían principalmente en manuscritos árabes, persas, turcos, arameos y siríacos, varias monedas griegas y orientales, y también muchas antigüedades de Babilonia y Nínive, incluyendo el Pág. 41Primeras tablillas cuneiformes vistas en Europa: sus colecciones fueron adquiridas por los fideicomisarios del Museo Británico, después de su muerte por cólera en 1820.
Pero como pionero en el campo de la excavación propiamente dicha, M. Botta, el cónsul francés en Mosul, ocupó el primer lugar en cuanto a tiempo. En el año 1842, siguiendo el consejo de Mohl, comenzó la exploración del túmulo de Kouyunjik, uno de los dos túmulos que marcan el emplazamiento de la ciudad de Nínive, pero al encontrar escaso éxito, trasladó su atención en 1843 al túmulo de Khorsabad (la ciudad de Chosroes) a algunas millas al norte de Mosul, donde descubrió las ruinas de un palacio que resultó ser el de Sargón, rey de Asiria (722-705 d. C.). antes de Cristo) y el padre de Senaquerib. En el año 1851 la Asamblea Francesa votó el dinero para una expedición a Babilonia, y también para otra expedición a Asiria, cuyo objeto era completar las excavaciones que se habían iniciado con tanta promesa en Khorsabad: esta expedición fue dirigida por Victor Place, quien al mismo tiempo sucedió a Botta como agente consular francés en Mosul. Durante los años 1851-1855 Place completó la excavación del palacio de Sargón, y también dejó al descubierto los edificios y habitaciones circundantes, llevando su trabajo hasta la muralla de la ciudad; Khorsabad contenía las ruinas de toda una ciudad fortificada, que había permanecido sepultada durante unos 2500 años: la ciudad fue llamada Dûr-Sharrukîn en honor a su fundador Sargón. Las cuatro esquinas de las murallas de la ciudad estaban orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, y las murallas mismas estaban perforadas por ocho enormes puertas, cada una de las cuales tenía el nombre de una deidad asiria. El palacio se había construido sobre un montículo en terrazas de 45 pies de altura, hecho de ladrillos crudos o sin cocer, y estaba protegido por un muro de revestimiento de grandes piedras cuadradas. El palacio contenía amplios salones, adornados con esculturas, toros alados y similares. Los pisos de los diversos Pág. 42Las cámaras generalmente estaban hechas de arcilla apisonada y sin duda estaban ocultas a la vista por elaboradas alfombras, aunque a veces había baldosas o bloques de mármol que ocultaban la antiestética arcilla.
Los muros eran de gran espesor, es decir, de 9 a 1 pies, mientras que en un lugar llegaron a medir hasta 2 pies. Los muros interiores de las cámaras menos importantes estaban cubiertos únicamente con un yeso blanco rodeado de líneas negras, mientras que los llamados aposentos de las mujeres estaban decorados con frescos y arabescos blancos o negros. Se desenterraron estatuas de mármol en el patio del harén y se sacaron a la luz los restos de un zigurat o torre-escenario, un rasgo característico de los templos mesopotámicos. Las excavaciones de Place no fueron tan productivas en cuanto a esculturas y monumentos de gran tamaño como las de Botta, pero sí lo fueron en lo que respecta a objetos más pequeños de vidrio, piedra, arcilla y metal.
El primer inglés que entró en el campo fue Layard, quien en 1845, sólo dos años después de la primera expedición de Botta, comenzó a excavar los túmulos en ruinas de Nimrûd. Nimrûd, que resultó ser la antigua Calah, estaba construida sobre una meseta rectangular, tal como lo había sido Khorsabad, y la exploración de su sitio produjo una rica cosecha de nuevos materiales para la reconstrucción de la historia del pasado. Ashur-naṣir-pal, rey de Asiria (885-860), siguiendo el ejemplo de Salmanasar I (alrededor de 1300), trasladó la sede del gobierno de Ashur a cuarenta millas al norte, a Calah, donde construyó un palacio para sí mismo, cuya excavación fue uno de los mayores triunfos de Layard. Este palacio ocupaba la parte noroeste del montículo y fue restaurado en parte por Sargón; Al norte de este palacio de Ashur-naṣir-pal se encontraba el templo de Ninib o Adar, el dios de la guerra. Salmanasar II (860-825), sucesor de Ashur-naṣir-pal, también construyó un palacio en Calah, al sureste del de su predecesor; este palacio, conocido como el Pág. 43El palacio central fue reconstruido casi en su totalidad por Tiglatpileser III, el Pul bíblico (745-727). antes de Cristo).
1 | ||
2 | ||
3 | ||
4 | ||
1. Kouyunjik y Nebi Yûnus del Norte | 3. Nimrud (Calah) | |
2. Kouyunjik y Nebi Yûnus de Mosul | 4. Jorsabad |
En la esquina suroeste se excavó el palacio de Asarhaddon (681-668), en cuya construcción el rey utilizó los materiales de los palacios más antiguos de la manera más inescrupulosa, pero se descubrió que el edificio había sido muy dañado por el fuego. Al norte del palacio de Asarhaddon y al sur del de Ashur-naṣir-pal se encontraba el palacio comparativamente pequeño de Adad-nirari III (812-783). antes de Cristo), y en el ángulo sureste del paralelogramo se descubrieron los insignificantes restos del palacio de Ashur-etil-ilâni (hacia 625), uno de los últimos monarcas de Asiria.
Así, Layard descubrió y excavó los restos de unos siete palacios reales en Nimrûd; de estos siete, el de Ashur-naṣir-pal era con diferencia el más importante desde el punto de vista arqueológico e histórico.
Bajorrelieves murales, leones alados con cabezas humanas y toros (cf. Lám. XXV), obeliscos, cuencos de bronce, hoces y puntas de lanza de hierro, paneles de marfil tallado y espejos, una cabeza de cetro “plateada” y una variedad de campanas son algunos entre los muchos hallazgos valiosos en Nimrûd, cada uno de los cuales hace su contribución, ya sea pequeña o grande, a la restauración de una página de la historia humana y la evolución cultural.
Pero sin duda los monumentos más impresionantes que han dejado las excavaciones asirias son los gigantescos toros y leones alados que se encontraban en las puertas del palacio real. La eliminación de estos monstruos de la antigüedad oriental fue una tarea aún más difícil que su excavación y puso a prueba al máximo la capacidad inventiva de los exploradores franceses e ingleses.
Las piezas excavadas por los franceses en Khorsabad fueron embarcadas en pedazos hacia París, y las partes en que habían sido serradas, con vistas a facilitar su transporte, fueron ensambladas nuevamente en el Louvre, el museo que ahora adornan. Sin embargo, Layard adoptó un enfoque Pág. 44Layard nos ofrece una descripción detallada de las dificultades similares que debieron haber tenido que superar los asirios para trasladar estas sólidas masas de piedra desde la cantera hasta las entradas de los palacios y para colocarlas exactamente en sus lugares específicos.20 En el plan que había ideado para la eliminación de algunos de estos monstruos pesados, de los cuales ya se habían descubierto trece pares, sus primeros esfuerzos se dirigieron hacia dos de los colosos más pequeños. El primer y mayor problema que había que resolver era cómo bajarlos sin riesgo de que cayeran y se rompieran. Las esculturas fueron envueltas en esteras o fieltro para mitigar el efecto de cualquier desgracia que pudiera sobrevenirles, ya fuera porque las cuerdas cedieran o porque cortaran la piedra blanda. Se habían conseguido pesados rodillos de madera de las montañas; se colocaron sobre traviesas dispuestas paralelas a la escultura, y ahora sólo quedaba bajar la criatura alada sobre los rodillos; esto se efectuó por medio de cuerdas hábilmente aplicadas, el descenso del monumento que se hundía gradualmente fue detenido por gruesas vigas que lo sostenían en su caída y se retiraban gradualmente según lo requería la ocasión. A medida que el toro se acercaba a los rodillos, las vigas tuvieron que ser retiradas por completo, ya que todo el peso y la tensión recaían sobre los cables y cuerdas, que se estiraron hasta que finalmente alcanzaron el punto de ruptura y el toro cayó unos cuatro pies o más al suelo, pero afortunadamente sin sufrir daños. Se hizo una zanja de unos 200 pies de largo, 15 pies de ancho y en algunos lugares 20 pies de profundidad, a través de la cual el toro podría avanzar sobre los rodillos hasta el borde del montículo; este procedimiento fue necesario debido a Pág. 45Ante la imposibilidad de levantar un peso tan enorme, un gran número de árabes arrastraron lentamente al animal gigante hasta el final de la zanja y por la pendiente del montículo, donde lo bajaron a un carro especialmente construido, que había sido una maravilla para los nativos durante nueve días desde su aparición. El carro en sí estaba equipado con dos ejes fuertes que Botta había utilizado para trasladar esculturas de Khorsabad. “Cada rueda estaba formada por tres piezas sólidas, de casi un pie de grosor, del tronco de una morera, unidas entre sí por aros de hierro. A lo largo de los ejes se colocaron tres vigas y, sobre ellas, varias vigas transversales, todas de la misma madera. Se fijó un poste a un eje al que también se sujetaron anillos de hierro para cuerdas que permitieran que los hombres y los búfalos tiraran del carro. Las ruedas estaban provistas de ganchos móviles para el mismo propósito”. Naturalmente, la madera de morera que se utilizó tuvo que conseguirse en las montañas, pues en el valle mesopotámico no había madera de la sustancia ni del tamaño necesarios. Primero se engancharon búfalos a la pértiga, mientras varios hombres tiraban de las cuerdas unidas a las ruedas y a los ganchos móviles, pero parece que los búfalos atacaron pronto y, en consecuencia, se los sacó del agua; todo el trabajo lo hicieron entonces trescientos árabes. Al final, después de multitudinarios esfuerzos, el toro llegó al río, donde fue depositado en una plataforma especialmente preparada desde la que pudo deslizarse hasta una balsa. Hasta aquí los obstáculos que había que superar para la simple extracción de estos enormes bloques de piedra con una excavadora del siglo XIX, a partir de los cuales podemos formarnos una estimación pequeña y muy inadecuada del celo indomable y la energía invencible de los asirios hace unos veintiséis o veintisiete siglos en la extracción, el tallado, el transporte y la fijación de los genios guardianes.
Calah (Nimrûd) fue la capital de Asiria durante 220 años (885-668), pero al final de ese período tuvo que ceder su preeminencia a Nínive, a la que Senaquerib asignó el trono. Pág. 46reconstruida y que fue la capital del imperio desde su tiempo hasta el final del capítulo, es decir hasta aproximadamente el año 630. antes de Cristo Naturalmente, Senaquerib construyó un palacio en su nueva capital, Nínive, y el descubrimiento y la excavación de este palacio también se deben a los incansables esfuerzos del difunto Sir Henry Layard y su asistente Hormuzd Rassam. Este palacio de Senaquerib ocupaba la esquina sudoeste del norte de los dos grupos de montículos conocidos como Kouyunjik que marcan el sitio de la antigua Nínive, el de Ashur-bani-pal (668-626 d. C.). antes de Cristo) palacio situado inmediatamente al norte de la misma. Desafortunadamente, el palacio de Senaquerib sufrió un incendio cuando los medos tomaron la ciudad en 606. antes de Cristo Por esta razón, la mayoría de los bajorrelieves de sus paredes están muy deteriorados. La excavación completa de este palacio fue el gran triunfo de la segunda campaña de Layard (1849-1851), y los bajorrelieves extraídos de las paredes de sus setenta o más salas y cámaras forman ahora, a pesar de su comparativamente mal estado de conservación, una de las posesiones más valiosas del Museo Británico. Pero hay otro descubrimiento que marca una época en los anales de las excavaciones mesopotámicas que debe atribuirse a este excavador de renombre mundial.
Un día, Layard descubrió dos cámaras conectadas entre sí y, después de retirar los escombros, encontró que “hasta una altura de un pie o más desde el suelo estaban completamente llenas de tablillas cuneiformes de arcilla cocida, algunas enteras, pero la mayor parte rotas en muchos fragmentos”.
En realidad, había encontrado por casualidad parte de la biblioteca de Ashur-bani-pal, uno de los reyes más grandes de Asiria; la biblioteca parece haber estado almacenada en parte en el palacio del norte, el de Ashur-bani-pal propiamente dicho, y en parte en el palacio del suroeste construido por Senaquerib; fue en este último donde se encontraron las habitaciones a las que se hace referencia; la otra mitad de esta gran biblioteca de los reyes asirios posteriores fue desenterrada posteriormente por Rassam. El contenido de estas tablillas, hechas de la arcilla más fina y que van desde Pág. 47Las tablillas, que van desde una a quince pulgadas, son tan variadas como las propias tablillas. Algunas contienen registros históricos, otras informes astronómicos o cálculos matemáticos; también hay cartas de carácter privado y público, pero la mayoría de las tablillas tratan de astrología y medicina, temas que estaban íntimamente relacionados en la mente de los babilonios. Oraciones, encantamientos, salmos y textos religiosos en general formaban una parte considerable de esta biblioteca, y como una gran proporción de los “volúmenes” o tablillas no son obras originales sino copias de producciones babilónicas anteriores, el valor de la biblioteca, ahora conocida con el nombre de “colección Kouyunjik”, para el estudio de las concepciones religiosas y mitológicas tanto de los babilonios como de los asirios es más de lo que se puede estimar adecuadamente. Muchas de las tablillas son bilingües, ya que el sumerio ideográfico está provisto de una traducción interlineal asiria, y éstas, junto con otras tablillas de la colección que contienen silabarios en los que se da el valor sumerio, el nombre asirio y, a veces, el significado asirio de diferentes signos, han sido de suma utilidad en el redescubrimiento de las lenguas de Mesopotamia. Layard también visitó Babilonia y comenzó a excavar en Babilonia y Nippur, pero sus operaciones babilónicas no tuvieron el éxito extraordinario de sus excavaciones en Nínive y Calah.
En 1851 se envió una expedición francesa a Babilonia bajo el mando de Fresnel y Jules Oppert: obtuvieron varias reliquias de los túmulos en ruinas de Babilonia, entre las que se puede mencionar especialmente una bella colección de fragmentos de ladrillos de colores, pero desafortunadamente todo se perdió debido a un accidente en el Tigris en 1855.
En 1852, Rassam sucedió a Layard en el campo, y de inmediato tuvo que lidiar con dificultades resultantes de las concesiones de Rawlinson a Victor Place, a quien había transferido el derecho de excavar lo que quedaba por excavar en Kouyunjik, que desde el punto de vista de Rassam Pág. 48El lugar estaba dentro de la esfera de influencia británica y, por lo tanto, los excavadores británicos tenían derecho a reclamarlo con anterioridad. En 1853, Rassam inició las operaciones en Ḳalat Sherḳât, pero aparte del descubrimiento de dos prismas de arcilla con inscripciones de los anales de Tiglath-Pileser I (1100-1080 aC), el antiguo Ashur no dio muchos frutos en esta ocasión. En Calah, escenario de los brillantes triunfos de Layard, Rassam descubrió E-zida, el templo de Nebo, el dios que compitió con Marduk por el primer lugar en el panteón babilónico de días posteriores, y cuyo nombre se conmemora en los nombres de varios de los reyes del primer imperio babilónico, así como en tres de los del segundo imperio, el más conocido de los cuales es el bíblico Nabucodonosor; se descubrieron seis grandes estatuas del dios, dos de las cuales, en todo caso, por sus inscripciones se demuestra que son contemporáneas del rey asirio Adad-nirari III (812-783); una estela del rey Shamshi-Adad II (825-812 antes de Cristo), y los restos de un obelisco inscrito de Ashur-naṣir-pal completan la lista de sus principales hallazgos en este sitio. Pero su nombre estará asociado para siempre con Kouyunjik; sus primeros esfuerzos no produjeron grandes resultados más allá del descubrimiento de un obelisco de piedra caliza de Ashur-naṣir-pal cubierto de bajorrelieves, y ahora en el crucero asirio del Museo Británico, y un torso femenino del palacio de Ashur-bêl-kala, rey de Asiria alrededor de 1080. antes de Cristo (cf. Pl. XXIV). Sin embargo, Rassam se benefició de la omisión de Victor Place de hacer uso del permiso que le había concedido Rawlinson para explorar la parte norte de Kouyunjik, pero al mismo tiempo tomó la precaución de realizar sus operaciones iniciales al amparo de la noche. Sus trabajos nocturnos se vieron coronados por el mayor éxito que los excavadores de aquellos días podían tener: el descubrimiento de un nuevo palacio; y después de que estuvo satisfecho con este punto, se permitió que la excavación continuara durante el día, ya que es una regla reconocida que el descubridor de un nuevo palacio ha establecido su derecho a la excavación completa. Pág. 49de él, en contraposición al resto del mundo. El palacio recién descubierto resultó ser el de Ashur-bani-pal, rey de Asiria (668-626 antes de Cristo), durante cuyo reinado Asiria alcanzó el apogeo de su poder tanto en el país como en el extranjero, extendiendo su dominio incluso hasta Tebas, la capital del Alto Egipto, que fue tomada y saqueada por este rey en antes de Cristo 666. Pero Ashur-bani-pal, además de ser un gran guerrero, era también un gran cazador, y los bajorrelieves que mandó esculpir en las paredes de su palacio de Kouyunjik, en conmemoración de sus hazañas en la caza, son probablemente las obras maestras del arte asirio. Así pues, dan testimonio no sólo de la deportividad de este rey, sino también del estímulo que dio al arte, mientras que el descubrimiento posterior por parte de Rassam de la otra mitad de la biblioteca de Ashur-bani-pal ha demostrado que el rey había sido un mecenas de la literatura aún mayor de lo que hasta entonces se había podido suponer.
LÁMINA IV | |
“Dios pez”, Kouyunjik |
Ambos de Layard Pasaje de entrada, Kouyunjik |
En la primavera de 1854, los fondos se acabaron y Rassam se vio obligado a regresar, pero poco después aceptó un nombramiento político en Adén. Mientras tanto, W. K. Loftus ya había comenzado a trabajar en Babilonia y realizó pequeñas excavaciones en Warka, la antigua Erech, cuyas ruinas son las más grandes de Babilonia. Aunque se desenterraron muchas antigüedades interesantes, ninguna de ellas es de carácter histórico; los ataúdes en forma de zapatilla pertenecientes al período parto son quizás los más conocidos. Debido al hecho de que Erech ha estado ocupada durante la mayor parte de su historia, es decir, unos 5000 años, no es una mina fructífera para las antigüedades tempranas. Senkereh (Larsa), por otro lado, que se ha identificado con el Ellasar de Génesis xiv. 1, parece haber permanecido más o menos desocupado después del período persa, y por lo tanto es un mejor sitio para la exploración y el estudio de la historia anterior del sur de Mesopotamia. Los ladrillos inscritos de Senkereh muestran que Khammurabi (¿el Amraphel del Génesis xiv?) y el Pág. 50El rey más famoso de la primera dinastía de Babilonia reparó allí la antigua torre del templo, como también lo hizo su sucesor neobabilónico, Nabonido, unos catorce siglos después, mientras que el famoso Nabucodonosor, famoso en el Antiguo Testamento, tampoco lo había descuidado en sus obras de restauración. Los estratos inferiores del montículo mostraban que Ur-Engur, rey de Ur, cuyo reinado probablemente puede asignarse a la última parte del tercer milenio. antes de Cristo, también había hecho sentir su presencia en esta antigua ciudad de Larsa. Posteriormente, Larsa compartió la suerte de otras ciudades babilónicas tempranas y fue utilizada como cementerio: las placas encontradas cerca de los ataúdes aparentemente pertenecen a una fecha mucho más temprana y probablemente fueron encontradas por los sepultureros a quienes se debe atribuir su posición alterada. También se llevaron a cabo excavaciones al mismo tiempo en Tell Sifr, que dieron como resultado el descubrimiento de alrededor de cien de las llamadas placas de caja (es decir, placas protegidas por una cubierta o envoltura de arcilla), pertenecientes a la época de la primera dinastía de Babilonia, que a su vez llevaron al descubrimiento de un rey hasta ahora desconocido de esta dinastía, Samsu-iluna, el sucesor de Khammurabi.
Cuando Loftus estaba excavando en Warka a principios de 1854, JE Taylor, el vicecónsul en Basora, emprendió excavaciones en Muḳeyyer, el sitio de la antigua ciudad de Ur, en nombre del Museo Británico. Comenzó las operaciones en lo que parecía en ese momento, y lo que finalmente resultó ser, el edificio principal de la ciudad, el templo del dios-luna Sin, en cuyas cuatro esquinas descubrió cuatro cilindros de arcilla, y también otro cilindro en forma de barril cuya inscripción es de mayor importancia que las de los cilindros de las esquinas. Sabemos que Ur-Engur, rey de Ur, construyó el templo, que su hijo Dungi lo reparó y que Nabonido, el último rey de Babilonia, lo restauró unos dos mil años después. Estos cilindros de cimentación de Nabonido resultaron de gran interés histórico, la inscripción en cada uno de ellos concluye con una oración por Pág. 51Bêl-shar-uṣur, hijo y heredero del rey, el Belsasar de Daniel V, que estaba al mando de Babilonia en el momento de la toma de la ciudad por Ciro. Taylor también realizó excavaciones en otros yacimientos babilónicos, el más importante de los cuales fue Abû Shahrein, la antigua Eridu cuyo dios Ea era uno de los dioses más ilustres y venerados en Babilonia. Sus ruinas son más pequeñas que las de Ur, pero contienen los restos de una torre-templo, que consta de dos pisos, que Taylor dejó al descubierto. A partir de los ladrillos inscritos recuperados, se estableció la identificación de este sitio con la antigua Eridu.
Hacia finales del año 1854, Sir Henry Rawlinson comenzó a excavar Birs-Nimrûd, la Borsippa de la antigüedad; empezó a cavar en las cuatro esquinas de lo que finalmente resultó ser el famoso E-zida, el templo de Nebo, en busca de cilindros de arcilla como los que se habían encontrado en las esquinas de otros edificios babilónicos; recuperó dos de esos cilindros de cimentación que resultaron ser duplicados, junto con partes fragmentarias de otros cilindros, todos los cuales habían sido depositados allí por Nabucodonosor.
Poco después del regreso de Rassam de Asiria en el año 1854, Loftus entró al servicio de los fideicomisarios del Museo Británico y fue enviado a continuar la excavación de Kouyunjik. Loftus continuó hábilmente el trabajo de su predecesor; se sacaron a la luz nuevos relieves, el más famoso de los cuales quizás sea el de Ashur-bani-pal y su reina reclinados comiendo en el jardín (cf. Lámina XNUMX). XXI), pero, aunque el espíritu estaba dispuesto, los fondos eran escasos y Loftus tuvo que abandonar toda esperanza de completar la excavación del palacio del rey más famoso de Asiria.
La abundante cosecha, producida por estas numerosas excavaciones en Mesopotamia, y almacenada en los Museos, proporcionó un suministro de material lo suficientemente abundante.Pág. 52para ocupar la perspicacia intelectual de los eruditos por algún tiempo, mientras que el público en general, cuyo interés en estas expediciones arqueológicas dependía de los resultados tangibles venideros, se inclinó a esperar el desciframiento y publicación de la masa acumulada de tablillas de arcilla, monumentos y estelas ya disponibles, antes de proporcionar los fondos necesarios para nuevas expediciones, y no fue hasta 1873 que George Smith, el hábil asistente de Sir Henry Rawlinson, cuyo descubrimiento del relato babilónico del Diluvio le había ganado gran fama y también había encendido nuevamente el entusiasmo del público en la causa de la excavación, pudo, gracias a la munificencia de los propietarios del "Daily Telegraph", dirigir personalmente una expedición a Mesopotamia. En enero de ese año, Smith partió hacia Mosul, pero al llegar descubrió consternado que el gobierno turco aún no le había concedido el firmân necesario, por lo que viajó hacia el sur, examinando en el camino los túmulos en ruinas de Nimrûd y Ḳalat Sherḳat. En el norte de Babilonia pasó poco tiempo, que empleó en visitar los yacimientos de Babilonia, Borsippa (Birs-Nimrûd) y otras ruinas antiguas, pero a principios de abril obtuvo el permiso necesario para excavar en Asiria, por lo que regresó de inmediato a Mosul. Su atención se centró en primer lugar en Nimrûd, escenario de tantos triunfos de Layard, pero sus predecesores en el campo habían recogido toda su cosecha y los restos que quedaban eran escasos y escasos.
Al mes siguiente trasladó la sede de sus operaciones a Kouyunjik, con vistas a descubrir el resto de la biblioteca de Ashur-bani-pal. El trabajo no fue nada fácil debido al completo estado de confusión en que se encontraban las ruinas en ese momento, en parte debido al trabajo de los excavadores anteriores, en parte debido a los constructores del puente de Mosul que habían hecho uso de los restos de la biblioteca. Pág. 53En Asiria, la construcción del puente se debió en parte a la inestabilidad de algunos de los túneles de Layard, que se habían derrumbado. También en este caso, la cosecha había terminado y el verano de las excavaciones asirias había terminado, pero el objetivo que los propietarios del Daily Telegraph tenían en mente se hizo realidad con el descubrimiento de otro fragmento del relato babilónico del Diluvio, que resultó llenar la principal laguna de la historia. Smith había abrigado la esperanza de que este descubrimiento de suma importancia sería un incentivo para que sus financieros le otorgaran una suma adicional para continuar el trabajo, pero ellos declinaron. En consecuencia, Smith tuvo que poner la mirada en Occidente a regañadientes y regresar a Londres, pero antes de que terminara el año estaba de regreso en Oriente, ya que los fideicomisarios del Museo Británico habían votado £1000 para otra expedición allí. Llegó a Mosul el día de Año Nuevo de 1874 y reanudó su búsqueda de tablillas, pero el tiempo del que disponía era escaso, pues su firmán expiraba en marzo del año siguiente; no obstante, en los tres meses que pasó en Kouyunjik en estas dos expediciones, sacó a la luz unas tres mil tablillas que trataban de diversos temas y que proporcionaban un material inestimable para el estudiante de astronomía, teología y cronología babilónicas y asirias. A él se debe no sólo el redescubrimiento de la historia babilónica del Diluvio, sino también de partes de las leyendas de la Creación y de la Epopeya de Gilgamesh, el héroe del folclore babilónico, mientras que para el estudiante de la historia del Antiguo Testamento, su descubrimiento del relato del propio Sargón sobre su campaña contra la ciudad de Asdod, registrado en el capítulo veinte de Isaías, es de suma importancia. En la primavera de 1876, Smith realizó su tercera y última expedición a Asiria, bajo los auspicios del Museo Británico, cuyas colecciones ya había aumentado enormemente. Pero cuando llegó, se encontró con que el cólera estaba descontrolado en todo el mundo.Pág. 54En aquel país reinaba la confusión y el desorden por todas partes. Excavar en tales circunstancias era imposible, pero Smith no escatimó esfuerzos en su inútil intento de superar lo imposible, afrontando con valentía todos los peligros y dificultades, pero finalmente sucumbió a los desastrosos efectos del clima y la intemperie, y murió en Alepo en agosto de 1876, como un mártir de la causa de la ciencia. George Smith no sólo era un excavador, sino también un erudito, y sus logros académicos son más dignos de elogio si se tiene en cuenta que prácticamente era un hombre autodidacta, que a fuerza de su extraordinaria perseverancia y voluntad indomable triunfó donde otros hombres de tal vez mayor habilidad fracasaron, y que sólo por eso tiene derecho al lugar prominente que ocupa en los anales de la asiriología.
Poco después de la muerte de George Smith en 1876, los administradores del Museo Británico pidieron a Rassam que reanudara sus labores en Asiria, que habían estado abandonadas durante mucho tiempo, y tras un retraso inevitable, las operaciones se iniciaron en enero de 1878. El trabajo se vio facilitado en gran medida por la presencia de Sir Henry Layard como representante especial británico en Constantinopla, ya que este último, que siempre había mantenido relaciones amistosas con el gobierno turco, pudo, en consecuencia, obtener concesiones que bien podrían haber sido negadas a cualquier otro. Las órdenes de marcha de Rassam fueron suficientemente explícitas: fue enviado a continuar la excavación de Nínive, pero su corazón estaba centrado en el descubrimiento de palacios y templos más que en la tarea, comparativamente aburrida, de buscar tablillas, cuya importancia o no importancia nunca podría determinarse a primera vista, sin un estudio detallado de su contenido. Su ambición se vio satisfecha poco después de su llegada: un año antes de que reanudara el trabajo de exploración asiria, un amigo le había enviado dos porciones de un panel de puerta de bronce cubierto con figuras y caracteres cuneiformes, e inmediatamente después de su Pág. 55De regreso a Asiria, investigó dónde se habían desenterrado aquellas piezas de metal trabajado. Pronto descubrió que formaban parte de un gran panel de bronce de una puerta descubierto por accidente por un campesino en un túmulo, a unas quince millas al este de Mosul, llamado Balâwât. En consecuencia, su deseo inmediato era descubrir los restos de este monumento único de metalurgia antigua y, con ese fin, decidió explorar el túmulo de Balâwât. Descubrió que el lugar había sido utilizado como cementerio por los habitantes del vecindario y, por lo tanto, estaba fuera de los límites de su firma, pero, haciendo caso omiso del riesgo de un enfrentamiento con las autoridades y el riesgo aún más inminente de incitar a la población nativa a una resistencia abierta, ya que ningún pueblo, civilizado o incivilizado, tiene la costumbre de aceptar pasivamente la exhumación de sus muertos, decidió arriesgarlo todo para conseguir su premio. Sus esfuerzos tuvieron éxito y, muy pronto después de abrir las primeras trincheras, se desenterraron fragmentos de placas de bronce similares a las que habían salido a la luz anteriormente. En poco tiempo, los paneles restantes fueron restaurados a la luz del día: estos paneles habían decorado en otro tiempo las puertas de madera de un gran edificio, al que estaban fijados. Las escenas representadas en ellos representan incidentes de la vida y las campañas de Salmanasar II (860-825 d. C.). antes de Cristo), sucesor de Ashur-naṣir-pal y el primer rey asirio que se sabe que entró en contacto inmediato con Israel. En el curso de su excavación del montículo, encontró las ruinas de un pequeño templo y un gran cofre de mármol que contenía dos tablillas hechas del mismo material y con inscripciones de Ashur-naṣir-pal. El trabajo de Rassam en Kouyunjik y Nimrûd también estuvo lejos de ser infructuoso, aunque Nimrûd ciertamente no produjo una cosecha comparable a la de días pasados, algunos bajorrelieves, varias tablillas de arcilla y algunas baldosas esmaltadas prácticamente comprenden todo lo que Pág. 56Nimrûd contribuyó en esta ocasión al estudio de la antigüedad asiria. También en Kouyunjik, las inscripciones en arcilla fueron el fruto principal y prácticamente único de las excavaciones llevadas a cabo por Rassam durante sus cuatro expediciones (1878-1882). La más trascendental de estas inscripciones consistía en un prisma de arcilla cocida de diez lados que contenía los anales de Ashur-bani-pal y cuatro cilindros en forma de barril con inscripciones sobre las diversas campañas de Senaquerib. Rassam intentó además la exploración completa de Nebi Yûnus, el segundo gran montículo que marca el sitio o parte del sitio de la antigua Nínive, pero no obtuvo el éxito que sus infatigables esfuerzos merecían, debido a la facciosidad innata y la aptitud para la intriga que permanecen latentes en el pecho oriental incluso en los mejores momentos, y que en esta ocasión, lejos de estar latentes, se mostraron en todo su vigor prístino, cuyo resultado fue el cese de los trabajos de Rassam y la disipación final de todas sus esperanzas.
PLACA V
Déc. en Chald., Lámina 53, ii
Puerta de Tellô, construida por Gudea; a la izquierda, un edificio posterior del periodo seléucida.
Mientras tanto, también se estaban llevando a cabo excavaciones en Babilonia, excavaciones que, además, estaban destinadas a marcar el comienzo de una nueva era en la exploración babilónica y que resultaron de un valor incalculable tanto para los arqueólogos como para los estudiosos del arte primitivo. En la primavera de 1877, unos pocos meses antes del regreso de Rassam a Asiria después de un intervalo de un cuarto de siglo, Ernest de Sarzec, el vicecónsul francés en Basora, inició operaciones provisionales en los túmulos en ruinas de Tellô, adonde había dirigido su atención J. Asfar, un cristiano nativo y antiguo comerciante de antigüedades. Tellô ya se había ganado un nombre como un sitio que probablemente compensaría el trabajo que implicaba su excavación metódica, como consecuencia del descubrimiento de conos y ladrillos inscritos en sus ruinas, y no es necesario decir que ha estado a la altura de su reputación inicial, ya que de todos los sitios antiguos de la civilización babilónica, Tellô ha producido, con mucho, la cosecha más rica de material.Pág. 57para la reconstrucción de la historia sumeria y el estudio sistemático del arte y la cultura sumerios. Sería imposible aquí hacer una crónica de todos los resultados de largo alcance de la obra inmortal de De Sarzec, y por lo tanto debemos contentarnos con una nota de los más importantes de sus descubrimientos. En su primera visita a Tellô tuvo la suerte de encontrar una parte de una estatua de dolerita que yacía al pie de uno de los montículos, de lo que dedujo correctamente que la estatua misma debía haber ocupado originalmente una posición en algún gran edificio, cuyas ruinas supuso que estaban ocultas dentro del montículo en cuestión. En consecuencia, comenzó a excavar el montículo y muy pronto descubrió que contenía un edificio de dimensiones no pequeñas, erigido sobre una gran plataforma de ladrillos crudos o secados al sol: los objetos que desenterró comprendían una gran estatua de dolerita con una inscripción de Gudea, sacerdote-rey de Lagash alrededor de 2450. antes de Cristo, portales con inscripciones, esculturas y jarrones, estatuillas de cobre de carácter votivo y, por último, pero no menos importante, los primeros fragmentos de la estela del Buitre de Eannatum, una de las obras más famosas del arte babilónico temprano, tanto por su antigüedad como por la forma en que ilustra no sólo las operaciones artísticas sino también militares de los sumerios en este remoto periodo (cf. Lámina 12). XII). En sus dos campañas siguientes (1880-81) excavó sistemáticamente el edificio en el montículo conocido generalmente como "A", en el curso de las cuales descubrió unas nueve o diez estatuas de dolerita, numerosas estatuillas y un jarrón de piedra de Narâm-Sin, hijo de Shar-Gâni-sharri de Agadé, que probablemente vivió algunos siglos antes de Gudea. El edificio en sí, que en su mayor parte pertenece al período parto, pero en el que se había incorporado parte del antiguo palacio de Gudea, se analiza brevemente en la página 149. Pero como el profesor Hilprecht21 dice verdaderamente, las estatuas de dolerita de Pág. 58Gudea “permanecerá siempre como el descubrimiento principal relacionado con el nombre de De Sarzec”, famoso tanto por la animación y la vida que inspiran como por la habilidad y destreza que estos primeros babilonios demuestran en su tratamiento de las piedras más duras. Entre otros hallazgos valiosos o más bien inestimables se puede mencionar el famoso vaso de plata de Entemena (cf. Fig. 45), la cabeza de maza tallada de Mesilim, una enorme punta de lanza de cobre y algunos bajorrelieves de Ur-Ninâ, el fundador de la Primera Dinastía de Lagash. En el montículo "B", las excavaciones de De Sarzec no solo dejaron al descubierto el edificio de Ur-Ninâ (cf. Lámina V) pero también se revelaron los restos de una estructura aún más antigua que se encontraba debajo del edificio de este antiguo gobernante y que descansaba sobre un pavimento a unos 16 pies por debajo de la plataforma de Ur-Ninâ. En esta ocasión también se sacaron a la luz estatuillas de cobre y bajorrelieves de piedra de un carácter sumamente arcaico.
En 1889, De Sarzec abandonó Babilonia y no regresó hasta 1894, cuando reanudó sus excavaciones en el túmulo “B”. Se descubrieron dos pozos y un curso de agua de la época de Eannatum, mientras que entre las pequeñas reliquias de esta época olvidada durante mucho tiempo había varios trozos de concha tallados con imágenes de árboles y animales. Sería imposible sobreestimar la deuda que tanto el historiador de la Babilonia antigua como el estudioso del arte mesopotámico primitivo tienen con el trabajo de ese distinguido excavador; si a Layard, Botta y Place se debe la apertura del libro de la historia antigua de Asiria y la ruptura de los sellos que habían mantenido ese libro cerrado durante tanto tiempo, a De Sarzec debemos la recuperación de una página aún más temprana en la historia de la vida y el progreso humanos. El último cuarto del siglo XIX, que comprende el período de la extraordinaria actividad de De Sarzec en el campo arqueológico (la primera de sus expediciones se llevó a cabo en 19 y la última en 1877), permanecerá para siempre memorable por los descubrimientos que hicieron época en Babilonia, descubrimientos que la posteridad Pág. 59quedará asociado para siempre al nombre del ilustre excavador francés.
Mientras tanto, Rassam había aprovechado al máximo las facilidades que le habían sido concedidas en virtud de los generosos términos del firmán de 1878, y había recorrido tanto terreno y visitado tantos sitios como le había sido posible, aunque probablemente habría que responder afirmativamente a la pregunta de si la ciencia habría ganado más con la exploración sistemática de unos pocos montículos que con el saqueo de muchos. En 1879, comenzó a trabajar en Babilonia, y los montículos en ruinas de Babilonia y Borsippa fueron los primeros en recibir su atención. A su llegada, encontró a varios árabes ocupados afanosamente en extraer material de construcción del montículo de Babilonia, y en el curso de su excavación encontraron cuatro pozos, de unos 140 pies de profundidad, hechos de bloques de granito rojo, cada uno de los cuales tenía unos 3 pies de altura y encajados en el bloque contiguo con un extraordinario grado de precisión. Por el aspecto general del montículo así como por la magnitud de los muros en ruinas que cubría, Rassam llegó a la conclusión a la que había llegado Rich casi un siglo antes, y aceptada por Hilprecht algunos años después, de que en Babil debemos buscar los mundialmente famosos jardines colgantes de Diodoro y Plinio.
Las excavaciones de Rassam en el túmulo de Ḳasr no dieron resultados importantes, pero su trabajo en el túmulo de Jumjuma, en el sur (así llamado por el nombre del pueblo que hoy se encuentra allí) produjo una rica cosecha de tablillas, en su mayoría de carácter comercial. Borsippa respondió de la misma manera al llamado que le hizo la pala de Rassam, y se recuperaron muchas tablillas, mientras que una gran parte del famoso templo de E-zida, dedicado al dios Nebo, volvió a ver la luz del día: entre las reliquias más pequeñas, merece especial mención la recuperación de un escalón de bronce del famoso Nabucodonosor, y también un cilindro de arcilla cocida de la época de Antíoco Sóter 270 antes de Cristo, siendo este último, según Pág. 60Según Hilprecht, “el último documento real compuesto en la escritura y el lenguaje de la antigua Babilonia”. Pero quizá la contribución más valiosa de Rassam a la asiriología fue la identificación del sitio de la antigua Sippar. Se habían hecho muchos intentos infructuosos para localizar esta ciudad, tan frecuentemente mencionada en las inscripciones cuneiformes, y ya George Smith había sugerido tentativamente el montículo de Abû Habba, ubicado a unas treinta millas al norte de la Ciudad de Babilonia, como su posible ubicación, pero a Rassam le debemos la identificación real del sitio de este antiguo centro de adoración de Shamash, el dios del sol, en la llanura babilónica. Las ruinas de Abû Habba son bajas pero extensas, la más larga de las antiguas murallas de la ciudad mide unos 1400 metros, mientras que en el lado occidental aún se pueden ver los restos de un antiguo zigurat o torre-templo. Las excavaciones de Rassam en este sitio fueron muy exitosas, siendo el descubrimiento más importante en el edificio antiguo que le interesaba principalmente la famosa placa de piedra de Nabû-aplu-iddina, rey de Babilonia, alrededor del año 870 d. C. antes de Cristo La inscripción que registra la restauración del templo del dios Sol por dicho rey está coronada en el anverso por un magnífico bajorrelieve que representa el culto al dios Sol (cf. Lám. XIV y pág. 205). La recuperación de esta notable tablilla, además del valor que se le atribuye como obra de arte y documento histórico, significó además la identificación de uno de los primeros sitios de la civilización mesopotámica y el redescubrimiento del santuario de Shamash, venerado por el tiempo. Entre las otras inscripciones desenterradas en esta ocasión, los grandes cilindros de arcilla de Nabonido (555-538 d. C.) antes de Cristo), último rey de la dinastía neobabilónica, son de suma importancia. Ya se ha hecho alusión a la tradición registrada por Nabonido en su cilindro sobre la fecha de Shar-Gâni-sharri de Agadé y su hijo Narâm-Sin, y también a la evidencia arqueológica calculada para disminuir el valor histórico de la obra de Nabonido. Pág. 61registro (cf. pág. 5). Rassam reconoció muchos otros sitios en Babilonia, en particular el de Tellô, del que recuperó algunos objetos, incluyendo varias tablillas y dos portales inscritos con el nombre de Gudea, durante su rápida y algo sigilosa visita a principios de 1879. Pero los tres grandes triunfos del excavador cuya larga carrera llegó a su fin natural en 1910, fueron la identificación del sitio de Sippar, olvidado durante mucho tiempo, el descubrimiento de las puertas de bronce en Balâwât y, por último, pero no menos importante, el desenterrar el palacio norteño de Ashur-bani-pal en Nínive y la revelación de las invaluables reliquias de arte y literatura que se encontró que contenía.
Mientras tanto, otras naciones, además de la francesa y la inglesa, se preparaban para la obra que se había iniciado de manera tan notable y que ofrecía tantas promesas para el futuro. Alemania se movió con lentitud, pero gracias a la munificencia del señor L. Simon, se envió una expedición a Oriente en el otoño de 1886, bajo los auspicios de los Museos Reales Prusianos de Berlín y bajo la dirección de B. Moritz, R. Koldewey y L. Meyer. Pero a pesar de la lentitud de la actividad alemana en el campo de la exploración, nunca debe olvidarse que a Friedrich Delitzsch le corresponde el honor y la gloria únicos de haber colocado la asiriología sobre una base científica, y en un sentido real, ese erudito distinguido puede ser considerado como el padre de esa ciencia. Al mismo tiempo, el predecesor de Delitzsch, Schrader, merece una mención especial, por ser el primero en dar una conferencia en Alemania sobre este tema, y a cuyas conferencias, sin duda, Delitzsch y otros eruditos debieron mucho. La expedición de 1886 inició sus operaciones a principios de 1887 en las ruinas de El-Hibba y Surghul, dos montículos situados uno cerca del otro al noreste de Tellô, lo que dio como resultado el descubrimiento de innumerables edificios, en su mayoría de carácter privado; las pequeñas reliquias producidas por las excavaciones alemanas en estos Pág. 62Ambos sitios fueron en su mayor parte muy dañados por el fuego que causó muchos estragos en ambos lugares.
Pero el principal punto de interés en relación con las excavaciones en El-Hibba y Surghul fue el descubrimiento de varias tumbas antiguas. Muchos de los cuerpos habían sido quemados, de lo que Koldewey dedujo que la cremación22 Era una de las formas en que los sumerios de la antigüedad se deshacían de sus muertos. Muchas de las inscripciones recuperadas fueron publicadas por el recientemente fallecido Dr. Messerschmidt. Las tablillas en cuestión incluyen textos pertenecientes tanto a la primera como a la segunda dinastía de Lagash (Tellô). Una de las tablillas desenterradas en Surghul y escrita por Gudea, el gobernante más famoso de la Segunda Dinastía de Lagash, mostraba que tanto El-Hibba como Surghul reconocían a Gudea como su soberano.
Casi al mismo tiempo, el espíritu excavador en América también fue cobrando vida gradualmente, y hoy América está realizando más trabajo arqueológico que cualquier otro país del mundo.
La antigua ciudad de Nippur había sido conocida durante mucho tiempo como uno de los centros más famosos de la religión babilónica y del culto al gran dios En-lil, y fue en consecuencia a esta ciudad a la que los americanos dirigieron por primera vez su atención, y fue aquí donde hicieron esos descubrimientos que hicieron época y que les han ganado un lugar tan destacado en la historia de la excavación mesopotámica, y eso a pesar de todas las controversias que Pág. 63De esos descubrimientos han surgido nuevas investigaciones. Los americanos habían enviado una expedición a Babilonia ya en 1884 bajo la dirección del Dr. W. Hayes Ward del “Independent” de Nueva York, pero el objetivo de la expedición era la exploración general, no la excavación propiamente dicha. La primera expedición (1888-89) a Nippur, que fue organizada principalmente por el profesor JP Peters, que contó con el apoyo del Dr. Wm. Pepper, el rector Harrison, los señores EW Clay, CH Clark, WW Frazier y otros, fue principalmente de carácter provisional y sirvió más para mostrar la magnitud del trabajo que había que realizar que para lograr resultados prácticos y definidos. Peters fue el director de la primera y la segunda expedición (1889-90), mientras que el profesor RF Harper y el profesor HV Hilprecht fueron designados asiriólogos para la primera expedición, siendo el Sr. Field el arquitecto. La primera expedición se dedicó a excavar durante dos meses y nueve días, mientras que la segunda excavó durante tres meses y once días. El Dr. Haynes fue el director de campo de la tercera expedición (1893-96), y permaneció en los túmulos de Nippur durante casi tres años sin interrupción. La cuarta expedición (1898-1900) fue dirigida por Hilprecht como director científico, Haynes como director de campo y los señores CS Fisher y HV Geere como arquitectos, y durante la última campaña se llevaron a cabo excavaciones durante unos dieciséis meses, que condujeron a muchos descubrimientos importantes.
La primera expedición, como ya se ha dicho, tuvo un carácter preparatorio y, por consiguiente, sus resultados no pueden estimarse sólo por el número de descubrimientos que se hicieron. Durante los dos breves meses en que los excavadores continuaron sus operaciones, se descubrió un gran edificio caracterizado por enormes contrafuertes y dos torres circulares. El edificio, sin duda una fortaleza, es de fecha relativamente tardía, pertenece al período parto y se construyó sobre el antiguo templo de En-lil y su torre escalonada.
Bint-el-Amir, el montículo que contenía las ruinas de este famoso templo, tenía forma cónica y cubría una superficie de más de ocho acres.23 El examen científico de un montículo de proporciones tan gigantescas no era en sí mismo una tarea fácil, mientras que la exploración del templo enterrado fue un trabajo pionero, ya que ninguno de los grandes templos babilónicos había sido excavado completamente hasta entonces.
LÁMINA VII
Excavaciones en el patio del templo de Nippur
(De “Excavaciones en Nippur” de CS Fisher, con permiso)
La excavación de este templo demostró que la torre-escenario “no ocupaba la parte central del patio del templo” y, aunque sin duda era el elemento más destacado del área del templo, en realidad no era el templo en sí: este último se encuentra en un gran edificio adyacente a la torre-escenario. Este edificio es, en todo caso, tan antiguo como la época de Shar-Gâni-sharri y su hijo Narâm-Sin. La torre-escenario, que probablemente nunca tuvo más de tres niveles, debe su forma más reciente a Ur-Engur, rey de Ur (circulo 2400), aunque Ashur-bani-pal, rey de Asiria casi dos mil años después, tuvo ocasión de repararlo y restaurarlo. Los ladrillos de Ashur-bani-pal, que están entremezclados con los de Ur-Engur, llevan la inscripción estampada: “A Bel, el Rey de las tierras, su Rey, Ashur-bani-pal, su pastor favorito, el Rey poderoso, Rey de los cuatro puntos cardinales de la tierra, construyó E-kur, su amado templo, con ladrillos cocidos”. A cuatro pies detrás del muro de revestimiento de Ur-Engur, se descubrieron grandes ladrillos característicos de la época de Narâm-Sin, mientras que los ladrillos de los que estaba formado el núcleo más interno de la torre pertenecen a la época presargónica y sumeria temprana.24
La extrema antigüedad de los estratos inferiores de este montículo se puede medir por el hecho de que Haynes, al descender al período presargónico debajo del pavimento de Narâm-Sin, penetró a través de unos treinta pies de ruinas antes de llegar al suelo virgen.
Uno de los descubrimientos más interesantes en los estratos tempranos fue un drenaje abovedado (cf. Fig. 15 y pág. 170) que pretende ser el arco babilónico más antiguo conocido, mientras que también se descubrieron una gran cantidad de tuberías de terracota, así como un desagüe de terracota. Los objetos más pequeños incluyen estelas votivas (cf. Fig. 25), tablillas, sellos cilíndricos y vasos de terracota (cf. Figs. 92, 93). Sin embargo, se descubrió que una gran cantidad de reliquias contenidas en los estratos por encima del nivel de Narâm-Sin eran presargónicas a pesar de su posición en el montículo. Incluían zócalos de puertas, fragmentos de vasos, losas, estatuas y más de cincuenta sellos de ladrillo con una inscripción de Sargón o Narâm-Sin.
Pero el descubrimiento y la excavación parcial de la “Biblioteca” del Templo25 o “archivo” en Nippur han producido los resultados más trascendentales y trascendentales, pues gracias a ellos se han desenterrado literalmente miles de tablillas, proporcionando una cantidad de material nuevo para el estudio asiriológico raramente igualado en la historia de la exploración babilónica.
La mayor parte del material excavado26 Tiene un carácter científico o literario. La mayoría de las tablillas no están cocidas y, en consecuencia, han sufrido los efectos perjudiciales del tiempo, el clima y otras influencias, entre las que se pueden mencionar en particular los estragos causados por los invasores elamitas durante el tercer milenio. antes de Cristo En consecuencia, la tarea del descifrador es mucho más ardua de lo que hubiera sido de otro modo, pero a pesar del vandalismo de los elamitas y la obra de destrucción que intentaron y en cierta medida lograron, el arqueólogo probablemente deba la conservación de estas tablillas a su enterramiento en los escombros en ruinas de los que formaban parte. Estas tablillas de arcilla sin cocer parecen haber estado generalmente dispuestas Pág. 66En los estantes, hechos de arcilla y de aproximadamente 1 cm de ancho, se encuentran todas las variedades de “literatura” que tratan sobre astronomía, astrología, matemáticas, geografía, historia, medicina, gramática y religión. Una de las tablillas nos brinda información valiosa sobre el templo en sí; el nombre de la gran sala del templo era Emakh, y aunque En-lil y su consorte eran sin duda las principales deidades del lugar, había unos veinticuatro santuarios dedicados a otros dioses, tal como era el caso de E-sagila, el gran templo de Marduk en Babilonia, excavado recientemente por la Deutsche Orient-Gesellschaft.
Los períodos asirio tardío, neobabilónico y persa también están bien representados en la enorme acumulación de tablillas cuneiformes recuperadas en este sitio, entre las que se encuentran las más interesantes “Tablillas de Murashû”, setecientas o más de las cuales fueron desenterradas en un edificio en ruinas a unos seis metros bajo la superficie. El cuidado con el que se habían hecho estas tablillas y las numerosas impresiones de sellos que tenían atrajeron de inmediato la atención de Hilprecht. Resultó que pertenecían a los archivos comerciales de los hijos de Murashû, corredores y banqueros de Nippur, que florecieron en la época de los reyes persas, Artajerjes I (464-424 aC) y Darío II (423-405 antes de Cristo). Pero, además de los negocios bancarios ordinarios, la firma actuó como agente de los reyes persas. Al parecer, los reyes de Persia tenían la costumbre de arrendar los impuestos a terceros, como los emperadores romanos de épocas posteriores, y los hijos de Murashû se encargaron de recaudar los impuestos del rey de sus súbditos babilónicos en Nippur y otros lugares. Sin embargo, el interés de estas tablillas no se limita a la información que nos proporcionan sobre el modo de llevar a cabo los negocios en ese período; sino que son de un valor aún mayor por la visión que nos dan de la vida cotidiana de la gente.
Fue durante la última expedición que las murallas de la ciudad Pág. 67Se examinaron cuidadosamente las puertas de la ciudad, así como las que rodeaban el recinto del templo, llamadas Nîmit-Marduk las primeras y Imgur-Marduk las segundas. Se accedía al templo por una puerta situada en el muro sur, que era, en todo caso, tan antigua como la época de Shar-Gâni-sharri de Agadé. La “Abullu Rabu”, la gran puerta de la ciudad, estaba situada al noreste del templo; su longitud es de 35 pies, por lo que sabemos que ese era el espesor de la muralla misma, aunque, por desgracia, no queda nada de la antigua muralla de la ciudad en este punto, ya que los ladrillos toscos de los que estaba compuesta se han quitado y se han utilizado como material de construcción en las estructuras posteriores de Nippur. La puerta en sí consistía en una calle central de unos 13 pies de ancho utilizada para el tráfico ordinario, a cada lado de la cual había un paso elevado para peatones, mientras que toda la estructura estaba construida con ladrillos marcados con el pulgar y, por tanto, es presargónica. Bajo la calzada central se descubrió una base formada por enormes bloques de piedra colocados sobre betún. A cierta distancia al norte de esta puerta se descubrió una gran parte de la antigua muralla de la ciudad, que pertenece principalmente a la época de Narâm-Sin y Ur-Engur respectivamente, obra de este último rey superpuesta a la de Narâm-Sin. Todavía son visibles restos de unos cien pies de la muralla de Narâm-Sin, y también un conducto de agua formado por ladrillos cocidos colocados sobre betún. La muralla fue reconstruida por Ur-Engur, quien adornó su cara exterior con una serie de paneles de 11 pies de ancho, colocados a intervalos de 30 pies, de los cuales se encontraron diecisiete en sus posiciones originales; los excavadores no pudieron determinar el grosor de la muralla, pero en un lugar se encontró que se conservaba hasta un grosor de más de 25 pies. En la cara interior de esta última muralla se construyeron varias pequeñas cámaras en las que se encontraron reliquias de diverso interés; Una descripción de la posterior fortaleza parto y del pequeño palacio parto descubierto al otro lado del canal Shatt-en-Nîl trataríaPág. 68de un período que este volumen no pretende abordar, y el lector debe, por tanto, remitirse a las obras canónicas de algunos de los propios excavadores (Peters, Hilprecht o Fisher) para obtener información sobre estos edificios posteriores, así como para obtener detalles sobre todas las estructuras y descubrimientos en Nippur. Sin embargo, tal vez se haya contado lo suficiente para indicar la extraordinaria importancia que han tenido las expediciones americanas a Nippur, aunque incluso hoy no estamos en condiciones de apreciar adecuadamente el valor total de los abnegados trabajos de los excavadores y los amplios resultados que esos trabajos han tenido y tienen a diario.
Mientras tanto, los propios turcos, conscientes de la importancia de los monumentos y reliquias recuperados de los túmulos en ruinas que desde la partida de Rassam de Bagdad en 1882 habían sido explotados con considerable éxito por los agentes de los comerciantes de antigüedades, decidieron enviar una expedición propia. La expedición fue puesta bajo la dirección del padre Scheil, un joven asiriólogo francés, y de Bedri Bey, el inspector otomano de antigüedades, que inició las operaciones en la primavera de 1894 en Abu Habba (Sippar), el lugar que había sido el coto de caza particular de los comerciantes y que, por lo tanto, se calculó que valía la pena explorar científicamente. El resultado más importante de la expedición fue el descubrimiento de unas setecientas tablillas, en su mayoría cartas o contratos pertenecientes a la época de la primera dinastía babilónica, y especialmente al reinado de Samsu-iluna, el hijo y sucesor de Khammurabi. En 1891, el Dr. Wallis Budge excavó el túmulo vecino de Dêr y recuperó numerosos textos, etc.; estos se encuentran ahora en el Museo Británico.
El 26 de marzo de 1899, el Dr. Koldewey, cuyas excavaciones en El-Hibba y Surghul habían sido más que exitosas, comenzó las operaciones en el montículo de Ḳasr. Pág. 69en Babilonia, el montículo que marca el sitio del mundialmente famoso palacio de Nabucodonosor.
Las excavaciones alemanas en Babilonia emprendidas por Koldewey, Meissner, Andrae y ML Meyer, no han producido, en verdad, una cosecha tan rica como se esperaba del importante papel que esa ciudad desempeñó en la historia del país, desde la época de Khammurabi en adelante, hasta la destrucción de la ciudad por Senaquerib en 689. antes de Cristo Se había llevado a cabo con tal rigor que poco quedó para contar la historia de la grandeza de Babilonia antes de su tiempo, y ese poco consistía principalmente en tablillas con contratos que pertenecían a la época de la Primera Dinastía y una serie de enterramientos en vasijas que pertenecían a un período aún más temprano. Pero por mucho que debamos lamentar la escasez de material proporcionado por los túmulos en ruinas de Babilonia para la reconstrucción de su historia anterior, del período durante el cual estuvo en la cima de su poder, el período del gran rey Nabucodonosor (604-561 d. C.), antes de Cristo)—las excavaciones alemanas nos han proporcionado mucha información valiosa. El túmulo de Ḳasr que se encontró para ocultar los restos del famoso palacio de Nabucodonosor, el palacio en el que vivió durante la mayor parte de su reinado y el mismo en el que murió Alejandro Magno, parece haber sido un nuevo suburbio de Babilonia, y no contenía nada anterior al siglo VII. Se descubrió la enorme muralla de la ciudad, que en total se encontró que tenía unos 136 pies de espesor, y el palacio de Nabucodonosor fue excavado en parte, pero los dos descubrimientos más importantes del verano de 1899 fueron una estela de dolerita y un bajorrelieve de arenisca. La estela de dolerita tiene 4 pies y 2 pulgadas de alto, y en el lado liso de la misma está representada la figura de un dios hitita, mientras que el reverso contiene una inscripción hitita. El dios tiene sus dos brazos levantados y blande un tridente en una mano, un gran martillo en la otra, mientras una espada cuelga de su costado. Una larga trenza de pelo cuelga por su espalda, su tocado es un gorro frigio y su calzado Pág. 70los zapatos puntiagudos tan característicos de los hititas y su túnica, decorada con flecos, llega hasta las rodillas. El segundo descubrimiento consistió en una losa de arenisca de más de 4 pies de largo y aproximadamente 4 pies y medio de alto, que muestra en relieve un grupo de figuras de las cuales las dos más notables son el dios Adad, armado con dos relámpagos en cada mano, y la diosa Ishtar.
Al año siguiente, Koldewey pudo proporcionar información más detallada sobre el plano general y la disposición del palacio de Nabucodonosor. El palacio contenía un gran número de habitaciones, dispuestas alrededor de patios centrales más grandes. Los muros de los diversos edificios descansan sobre una base maciza compuesta de ladrillos y fragmentos. Sobre esta plataforma de cimentación se descubrió una muralla que corría de este a oeste, de más de 56 pies de espesor y perforada con una sola puerta, mientras que en la esquina de esta pared, se descubrió otro edificio, más antiguo que la muralla misma. Este edificio estaba hecho de ladrillo cocido y asfalto, y los propios ladrillos llevaban una inscripción aramea y un león andante.
En el frente oriental del Ḳasr de Babilonia, los adoquines de la calle están hechos de piedra caliza blanca o brecha roja y blanca, pero la única parte del pavimento de la calle que se encontró en su posición original es la capa de ladrillos cocidos cubiertos con asfalto que sirvió como base para el pavimento de piedra de encima. Los enormes bloques de piedra caliza miden más de 3 pies cuadrados y aproximadamente 13-1/2 pulgadas de espesor. En algunos de estos bloques de piedra caliza se encontró una inscripción que daba el nombre de Nabucodonosor y afirmaba que había pavimentado la calle de Babel para la procesión del gran señor Marduk con losas de "piedra de montaña". Las losas de brecha, ninguna de las cuales se ha recuperado completa, aparentemente eran de dimensiones más modestas, de solo 26 pulgadas cuadradas y 8 pulgadas de espesor. No hay duda de que se trata de las Pág. 71Losas con las que Nabucodonosor pavimentó la “calle procesional de Marduk”, cuyo emplazamiento se conoce con certeza. La brecha se había utilizado para fines de construcción antes de la época de Nabucodonosor: así, sabemos que Nabopolasar, el fundador de la dinastía neobabilónica, la había utilizado para pavimentar la calle procesional, mientras que en el túmulo de Amrán se encontró un bloque de brecha con una inscripción de Senaquerib.
El descubrimiento de la calle procesional de Marduk fue de la mayor importancia en relación con la topografía de la antigua Babilonia, mientras que la confirmación de la teoría sostenida por Delitzsch y otros (hasta entonces basada principalmente en inferencias extraídas de los textos de Nabucodonosor) en la identificación del templo de Marduk, E-sagila, con el antiguo edificio babilónico oculto dentro del montículo de Amran, durante las excavaciones de mayo de 1900, fue de importancia aún mayor.
Koldewey tuvo además la suerte de descubrir un templo erigido en honor a la diosa Nin-makh (Gran Dama), que al menos en épocas posteriores fue identificada con Ishtar.27 La importancia del descubrimiento no reside en la magnitud de sus dimensiones, ya que es bastante pequeño, sino en la integridad del edificio. Durante la excavación de este templo se encontró un cilindro asirio bien conservado, en el que Ashur-bani-pal escribe que ha construido el templo de Nin-makh en Babilonia, a cambio de cuyo acto de piedad claramente esperaba una rica recompensa, pues ruega al “sublime Nin-makh que mire con compasión” sus actos piadosos, que proclame su prosperidad diariamente ante Bêl y Bêlit, que le prescriba una “vida de muchos días como su destino” y que establezca firmemente su gobierno.
Otro descubrimiento interesante fue el de una figura de terracota de una diosa desnuda, sin duda una reliquia del culto a Nin-makh (cf. Fig. 86).
Las excavaciones en la colina de Amran revelaron la presencia de edificios anteriores a la época de Nabucodonosor. Los estratos superiores del montículo pertenecen en su mayor parte a la época de los partos y seléucidas, pero a una profundidad de 68 pies por debajo de la superficie del montículo se descubrió el piso de un edificio babilónico, y las paredes de arcilla de este edificio, que tenían más de 9 pies de espesor, todavía se encontraron en su posición a una altura considerable. El piso en sí estaba hecho de ladrillos cocidos cubiertos con asfalto, aparentemente solo los ladrillos de la capa superior llevaban la impresión del sello de Nabucodonosor, por lo que parece probable que la base del edificio se colocara antes de la época de ese rey. Debajo del piso más bajo se encontró una base sólida de ladrillo de unos 6-1/2 pies de espesor. En el piso más alto se sacaron a la luz varios objetos de interés, incluyendo una delgada placa de oro, un pomo de plata, un pendiente de oro y fragmentos de conchas grabadas. Pero la verdadera importancia de las excavaciones en el túmulo de Amran se centra en el descubrimiento del famoso templo de Marduk, E-sagila, cuyo significado es “la casa del cielo y la tierra”. El templo fue fundado por el rey Zabum durante la época de la Primera Dinastía de Babilonia (circulo 2000 antes de Cristo), es decir, el período durante el cual la ciudad de Babilonia se convirtió en la ciudad-estado más poderosa del sur de Mesopotamia. Pero la supremacía de Babilonia significaba la supremacía del dios de Babilonia, y el prestigio que alcanzó Marduk en esta época se demuestra por su identificación con Bêl, el antiguo dios de Nippur. Pero unos pocos cientos de años después, cuando el poder y la influencia de Babilonia habían disminuido, y el dominio en el valle de Mesopotamia había pasado a los asirios más belicosos del norte, E-sagila y su dios sufrieron con el pueblo de Babilonia, el templo fue saqueado y el dios Marduk se llevó a Tukulti-Ninib, rey de Asiria (circulo 1275 antes de Cristo) Unos seis siglos después, los asirios encontraron Pág. 73El Imperio asirio, que seguía siendo todopoderoso, aunque siempre se dedicó a reprimir las rebeliones de los príncipes babilónicos descontentos, decidió borrar a Babilonia de la faz de la tierra. E-sagila participó en la catástrofe general y apenas quedan restos de la ciudad primitiva ni del templo de su dios venerado por el tiempo, aunque afortunadamente varios documentos, vasos y otras reliquias pertenecientes a la época anterior a Senaquerib escaparon a la furia de ese rey y han sido recuperados recientemente por los excavadores alemanes. Sin embargo, Asarhaddón, el sucesor de Senaquerib y uno de los monarcas asirios más humanos (lo que quizás no sea decir mucho), se dedicó especialmente a reconstruir la ciudad de Babilonia y el templo de su dios, pero no vivió para ver la realización de su proyecto, y la finalización de la obra quedó en manos de los sucesores conjuntos de Asarhaddón, Ashur-bani-pal y Shamash-shum-ukîn. El templo estaba techado con madera de cedro y ciprés, y estaba repleto de oro, plata y piedras preciosas. Cuando todo estuvo terminado, el regreso de Marduk a su hogar se celebró con gran pompa y esplendor; Shamash, el dios del sol; Ea, el venerable padre de Marduk; Nebo, su ilustre hijo; e incluso Nergal, el dios de los muertos, acudieron para dar la bienvenida a la deidad exiliada. Pero, por magnífica que fuera la reconstrucción del antiguo templo de Marduk a cargo de Ashur-bani-pal, el rey más poderoso de Asiria, fue superada por la de los reyes nativos de Babilonia: Nabopolasar (625-604) y su hijo Nabucodonosor. Parece que Ashurbanipal no reconstruyó la torre del templo, que Senaquerib había destruido, pero Nabopolasar volvió a levantar la elevada torre del escenario, la E-temen-an-ki («casa de los cimientos del cielo y la tierra»), y Nabucodonosor, su hijo, continuó la loable obra. Construyó las paredes de la cámara Ekua de oro puro, mientras que el techo lo hizo de madera de cedro que cubrió con oro y piedras preciosas; los santuarios de Nebo y Zarpanit fueron tratados de la misma manera lujosa. Pág. 74Mientras que todos los vasos sacrificiales parecen haber sido hechos de oro puro. Neriglisar (559-556) antes de Cristo) un sucesor de Nabucodonosor construyó además cuatro puertas para este templo, y cuando la ciudad fue finalmente tomada por Ciro, se recordará que ese rey hizo una reverencia a Marduk, a cuyos mandatos profesó haber tomado la ciudad: “Él (Marduk) buscó un príncipe justo, un hombre conforme a su corazón, a quien pudiera tomar de la mano; y llamó su nombre Ciro”.
Durante las excavaciones en Babilonia se descubrieron varias tumbas, pero la mayoría de ellas de fecha posterior. En 1910 se descubrió un sarcófago muy interesante.28 En el extremo de la tapa de terracota, que da a la cabeza, se puede ver en relieve la cabeza de un hombre con barba y pelo largo, con un rostro de tipo egipcio. Se encontraron otros dos sarcófagos al mismo tiempo, y todos estos enterramientos se encontraban en el interior de casas en ruinas.
Entre los muchos otros resultados importantes que acompañaron los trabajos de Koldewey y sus compañeros, el descubrimiento del antiguo canal Arakhtu, el trazado de sus muros de muelle, la excavación de la gran muralla entre los castillos norte y sur y la limpieza del muro oeste de la ciudadela sur, son especialmente dignos de mención, mientras que para obtener más detalles, el lector debe consultar el Mitteilungen der Deutschen Orient-Gesellschaft.
Pero Babilonia no fue el único lugar de la Baja Mesopotamia que recibió la atención de los alemanes en esta expedición. El 14 de junio de 1902, Koldewey, Delitzsch y Baumgarten, con un grupo de trabajadores, tomaron un barco por el Éufrates y llegaron finalmente a los túmulos en ruinas de Fâra el día 18. Se comenzó a excavar en la parte norte de las ruinas y muy pronto se hizo evidente que todo el sitio es de una fecha muy antigua, ni siquiera los estratos superiores de los túmulos contienen nada que pueda asignarse a un período tardío. Se encontraron varios instrumentos de hueso y piedra, incluidos varios Pág. 75Hachas de piedra, así como sierras y cuchillos de sílex u obsidiana, dan testimonio de la antigüedad de su ocupación, y como no se descubrió nada a una profundidad mayor de 6 a 7 pies, Fâra prometía desde el principio ser uno de los sitios más importantes para el estudio de la civilización sumeria primitiva. Los túmulos en ruinas de otras ciudades olvidadas hace mucho tiempo habían proporcionado reliquias del pasado tan antiguas como las excavadas en Fâra, pero en casi todos los casos se encontró que los estratos superiores de tales túmulos contenían los restos de una fecha posterior y una ocupación más reciente; Fâra, sin embargo, es única en este sentido, ya que por algunas razones desconocidas, parece haber sido ocupada solo en el período más temprano de la historia de Babilonia, durante el cual indudablemente "tuvo su día", pero desde entonces "dejó de existir" hasta que los excavadores alemanes finalmente la rescataron del olvido permanente. Entre los objetos más pequeños descubiertos en este sitio, había varios cilindros de sellos, la mayoría de los cuales estaban hechos de alabastro, aunque a veces de conchas, pero muy raramente de las piedras duras que se emplearon con tanta frecuencia en épocas posteriores. A veces se encontraron entre los escombros generales, a veces en las tumbas; en su mayor parte muestran escenas de batalla, en las que los combatientes son hombres, bestias o monstruosidades míticas, según sea el caso. Los ejemplares más sencillos de cerámica encontrados se parecen a los desenterrados por Koldewey en Surghul, mientras que otros estaban decorados de forma más elaborada. Se desenterraron algunas tablillas, en su mayoría de forma redonda, y todas ellas inscritas en caracteres arcaicos. Los ciudadanos de Fâra colocaron los cuerpos de sus muertos en sarcófagos de arcilla o en esteras de caña. Los sarcófagos de arcilla tienen forma ovalada y miden unos seis pies de largo; los lados son perpendiculares y están cerrados con una cubierta de arcilla. El cadáver generalmente se encontraba tendido de lado con las piernas recogidas en forma embrionaria, como era el caso en el Egipto predinástico, y una de las manos sostenía en la boca una copa hecha de piedra, concha, cobre o arcilla, una prueba incidental. Pág. 76En este período remoto, los babilonios creían en la existencia de una vida después de la muerte. Las tumbas de las clases altas también contienen los instrumentos, armas y adornos del difunto. Las armas incluyen lanzas, puñales y hachas hechas de “bronce” (?), las joyas en forma de cadenas, cuyas cuentas están hechas de lapislázuli y ágata en el caso de los más ricos, mientras que los más pobres tenían que contentarse con el vidrio común. También se descubrieron brazaletes y anillos de plata y bronce, junto con bastones de “bronce” provistos de puntas de lapislázuli en cada extremo. Entre las herramientas se pueden enumerar anzuelos de pesca y hachas hechas de “bronce”, mientras que las cajas de colores hechas de alabastro o concha generalmente se enterraban con el cadáver y, por lo tanto, presumiblemente se consideraban artículos de tocador en la vida después de la muerte, al igual que en la vida que es ahora. En la mayoría de los casos, los colores se encontraron bien conservados, siendo los principales el negro, el amarillo, el rojo y el verde claro. Se encontraron muchos recipientes de piedra de diferentes tamaños y formas, la mayoría de ellos hechos de alabastro; de hecho, el alabastro se utilizó bastante en este sitio, al contrario de lo que hacían los babilonios de épocas posteriores, que rara vez empleaban las piedras más blandas que sus vecinos asirios utilizaban con tanta frecuencia y para tan diversos fines. Los excavadores informan de que no pudieron determinar si los sarcófagos o las esteras eran los más antiguos, ya que ambos se utilizaban aparentemente de forma simultánea; la suposición de que los sarcófagos eran utilizados por las clases más pudientes y los entierros en esteras por los más pobres sería en sí bastante razonable, si no fuera por el extraño hecho de que las esteras están provistas de los atavíos, adornos y utensilios del difunto tanto como los propios sarcófagos. Se encontraron muy pocas esculturas, la mayoría de ellas de alabastro y que muestran una considerable habilidad en su ejecución general. La primera parte del año 1903 estuvo marcada por el descubrimiento de un edificio construido con ladrillos bien cocidos, entre los escombros de una antigua casa. Pág. 77donde se descubrieron gran cantidad de tablillas bien conservadas.
Mientras tanto, se habían llevado a cabo excavaciones al mismo tiempo en el túmulo de Abu Hatab, y Koldewey había recibido un informe sobre el descubrimiento de ladrillos con inscripciones en ese lugar. Las operaciones comenzaron aquí el 24 de diciembre de 1902 y dieron como resultado el descubrimiento de una serie de pequeños edificios, cuyas paredes se destacaban por su insustancialidad. Se encontró que algunos de los ladrillos tenían una inscripción de Bur-Sin, rey de Ur (circulo 2350 antes de Cristo). Pero Abû Hatab no aportó mucho interés al estudioso de los restos prehistóricos más antiguos. Las tumbas de este lugar consistían en su mayor parte en dos grandes vasijas “ajustadas con sus bordes en posición horizontal”, una forma de sarcófago que también se encontró en los estratos primitivos de Babilonia y Muḳeyyer (Ur). El cadáver yacía de espaldas o de lado, pero en ambos casos estaba contraído, obviamente debido a las limitaciones del sarcófago, como también sucedía en los primeros enterramientos en vasijas del antiguo Egipto. Generalmente se encontraba una vasija de arcilla o cobre colocada cerca de la cabeza del cadáver, sin duda destinada a cumplir un propósito similar al de las copas para beber encontradas en las tumbas de Fâra.
Aproximadamente en esta época, Andrae, el ayudante de Koldewey, completó la excavación del templo de Nebo en Birs-Nimrûd (Borsippa), desde donde Nebo realizaba su visita anual a Marduk el primer día del Año Nuevo.
LÁMINA VIII
El Zigurat y el Palacio de Ashur-naṣir-pal: Ashur
(Con permiso de la Sociedad Oriental Alemana)
Sin embargo, Koldewey y Andrae no limitaron su atención a los túmulos en ruinas de Babilonia, sino que en 1903 comenzaron las excavaciones en Ḳalat Sherḳat, el sitio de Ashur, la antigua capital de Asiria y el nombre del dios del que Asiria deriva su nombre. Ya en 1852, Sir Henry Layard había realizado excavaciones en este sitio, cuyo principal resultado tangible fue el descubrimiento de los cilindros de arcilla de Tiglat-Pileser I, aunque también se encontraron fragmentos de bajorrelieves y otras inscripciones. Pág. 78Descubierto aquí tanto por Layard como por Rassam. Salmanasar I (circulo 1300 antes de Cristo) había trasladado la sede de su gobierno de Ashur a Calah, pero su sucesor Tukulti-Ninib (circulo 1275 antes de Cristo) restauró la capital del imperio a Ashur. Los montículos que marcan el emplazamiento de esta antigua ciudad son en gran medida de formación natural (cf. Lám. VIII), diferenciándose así de la mayoría de los túmulos en ruinas de Mesopotamia, que deben su existencia a una formación artificial. Desde septiembre de 1903 hasta abril de 1904, las operaciones fueron de carácter provisional y consistieron en trincheras de prueba, pero en abril de 1904 los alemanes comenzaron a excavar el gran montículo de adobe, el zigurat, la meseta oriental y el gran patio del templo de Asur, y también se atendió a parte de la muralla de la fortificación, mientras que el trabajo principal se centró en los edificios del palacio de Salmanasar I (circulo 1300 antes de Cristo). El gran templo de Ashur, construido o restaurado por Ushpia, un gobernante temprano de la ciudad que antecede a Irishum, está situado en la esquina noreste y linda con el palacio de Salmanasar I. El zigurat o torre de teatro se encuentra al oeste-suroeste, y el palacio de Ashur-naṣir-pal linda con el templo de Anu y Adad, que parece ser el edificio mejor conservado de Ashur. Se han descubierto varios otros edificios, de los cuales el templo de Nebo y el palacio de Tukulti-Ninib I (circulo 1275 antes de Cristo) merecen una mención especial. Se encontraron numerosas tumbas de diversos tipos, siendo indudablemente asirias las que tenían paredes de ladrillo. Se encontraron muchas inscripciones históricas valiosas, mientras que el descubrimiento de una decoración mural que consistía en una serie de rosetas fue otro resultado interesante. La llamada "Mushlala" de Adad-nirari I (circulo1325 antes de Cristo), según quien formaba parte del templo de Asur, se encontró que era idéntico al restaurado por Senaquerib con “piedra de montaña”, y luego reparado por Esarhaddón (681-668). antes de Cristo) con piedra “pîlu”. Los cimientos del edificio situado en el lado sur Pág. 79El lado oriental de la meseta resultó ser de gran profundidad, mientras que se dice que el plano del edificio en sí se asemeja mucho al tipo babilónico primitivo. El templo de Asur, el gran señor de Asiria, es mencionado por Irishum, rey de Asiria (circulo 2000 antes de Cristo), por Shamshi-Adad, que se proclama constructor del templo de Ashur, por Adad-nirari y por Salmanasar I. En el reinado de Salmanasar I, éste fue destruido por un incendio, y este rey emprendió su restauración. Una inscripción de Tiglat-Pileser II nos informa de que decoró el templo con ladrillos esmaltados. Algunas de estas inscripciones se encontraron "in situ", fijando así la ubicación precisa del famoso santuario de Ashur. El templo estaba situado en el extremo norte de la ciudad, con tres de sus lados mirando al campo abierto y el cuarto dominado por el zigurat. Se han encontrado restos de la obra de Salmanasar en los cimientos y el pavimento construidos por este rey, y también se han recuperado algunos de los ladrillos esmaltados que decoraban los edificios de Sargón, mientras que se ha sacado a la luz el pavimento del gran patio, así como trozos de ladrillo esmaltado y los conos de arcilla de Tiglat-Pileser II. El templo en sí se encontraba originalmente a gran altura sobre el nivel de la calle. Además, se encontró un segundo zigurat más pequeño, que resultó ser parte del templo de Anu y Adad, y se ha rastreado el trabajo de tres períodos distintos en esta estructura.29 Entre las reliquias interesantes desenterradas aquí, podemos mencionar específicamente un rayo de tres puntas de madera revestido de oro.
Se han desenterrado los restos de varios palacios, incluidos los de Adad-nirari y Salmanasar I, y también se ha excavado la residencia real de Tukulti-Ninib. Se recuperaron muchas tablillas y también se sacó a la luz una vasija que contenía 113 tablillas de arcilla sin cocer: las tablillas están escritas en una escritura característica de la época de Tiglat-Pileser I y están principalmente Pág. 80Se trataba de recibos para el ganado. Se desenterró mucha cerámica, junto con una variedad de objetos, incluidas algunas monedas imperiales romanas del siglo II. La parte norte de la ciudad era la que favorecía a los reyes asirios, y en consecuencia contiene los restos de varios templos y palacios, pero las ruinas de las casas privadas son quizás de mayor interés que los palacios de los reyes y las moradas de los dioses. Son de tamaño pequeño, pero evidentemente fueron cuidadosamente drenadas. Dentro de las casas se descubrieron varias tumbas, aparentemente pertenecientes al mismo período que las propias casas. En muchos casos, los excavadores afirman que encontraron rastros claros de cremación en las tumbas. Se encontraron siete tipos diferentes de tumbas en Asur: bóvedas, sarcófagos de arcilla, bandejas de arcilla cocida colocadas sobre el cadáver, jarras, tumbas de ladrillo, tumbas de fragmentos de cerámica y tumbas de tierra. Las bóvedas30 Los sarcófagos de arcilla son de formas y dimensiones diversas, están hechos de ladrillo cocido y generalmente constan de una cámara bastante espaciosa y un pozo de entrada. Los cuerpos —siempre más de uno en cada bóveda— yacían en el suelo en posición contraída, rodeados de vasos para beber de todo tipo y en todos los casos había un pequeño nicho para una lámpara. Los sarcófagos de arcilla muestran variedades aún mayores, incluyendo jarras en las que se presionaban los cuerpos y tinas altas y bajas en las que se colocaba el cadáver en posición sentada, mientras que ambas clases comprenden muchos tipos diferentes.
Otro tipo de entierro en jarras, conocido como “cápsula”, consistía en dos jarras colocadas sobre los pies y la cabeza respectivamente y presionadas una contra la otra hasta que se juntaban, formando así una “cápsula”. Las tumbas de ladrillo eran prácticamente sarcófagos de ladrillo, construidas a modo de ataúd, pero se han encontrado pocas de estas. Las tumbas de tiestos se denominan así por el uso de tiestos para cubrir el cadáver. Aparentemente, estos diversos métodos de entierro coexistieron al mismo tiempo, por lo que no se pueden comparar. Pág. 81clasificarse en períodos, como es el caso hasta cierto punto en el Egipto temprano.
En cuanto a las fortificaciones de la ciudad, las inscripciones de los diversos reyes que las construyeron, repararon o reconstruyeron nos proporcionan mucha información, pero las excavaciones en sí mismas no nos han dicho hasta el momento tanto como podríamos desear. La obra de restauración de Salmanasar II en la muralla sur ha sido identificada por los conos de arcilla de ese rey encontrados en la parte superior de la muralla, mientras que en algunas de sus inscripciones Salmanasar se llama a sí mismo el constructor del propio “Dûru”. El muro del muelle construido por Adad-nirari I, restaurado por Adad-nirari II y más tarde por Adad-nirari III, ha sido excavado en casi 490 yardas de su longitud; está construido con bloques de piedra caliza y revestido de ladrillo en el lado del río, añadiéndose coherencia al conjunto mediante un amplio empleo de asfalto y mortero de arcilla. También se ha encontrado parte del foso de la ciudad construido por Tukulti-Ninib I, y las excavaciones han revelado además la restauración de la muralla de la ciudad, de la que probablemente fue responsable Ashur-naṣir-pal.
En el año 1908 se excavó el templo erigido en honor del dios Nebo en Asur por Sin-shar-ishkun, el último rey de Asiria.circulo 615 antes de Cristo).31 Se encontró que la planta general de este templo asirio tardío correspondía a la del templo de Anu-Adad y también a la del templo construido por Sargón en Khorsabad.32 Se recuperaron numerosas estelas y otros monumentos de piedra de las ruinas de Ashur, entre ellos una estela de basalto de Tukulti-Ninib,33 una estela de Tiglat-Pileser III y otra de Ashur-resh-ishi II,34 una estela de piedra caliza de Ashur-naṣir-pal, una estela de alabastro con la representación de un rey adorando a un dios y una diosa, que de alguna manera se asemeja al relieve bávaro de Senaquerib,35 y fragmentos de una escultura de diorita36 Pág. 82Con pequeñas figuras que recuerdan el estilo artístico característico del período Khammurabi. El interés de estos monumentos se centra principalmente en las inscripciones que arrojan nueva luz sobre el número y el orden de los reyes asirios.
Mientras tanto, los americanos, cuyas excavaciones en Babilonia habían sido inauguradas con tantas promesas, habían vuelto a salir al campo. El día de Navidad de 1903, una expedición enviada por el Fondo de Exploración Oriental de la Universidad de Chicago, bajo la dirección del profesor RF Harper (EJ Banks como director de campo), comenzó las excavaciones en Bismâya, el nombre de un grupo de montículos situados entre el Tigris y el Éufrates, y al sur de Bagdad. Los montículos son muy extensos, midiendo alrededor de una milla de largo y media milla de ancho, pero su altitud es muy baja en comparación con la de otros montículos, como Erech, Nippur (cf. Lámina XNUMX). X) o Borsippa. El templo fue el primer edificio de Bismâya que recibió atención, en parte debido al hecho de que estaba oculto debajo de uno de los montículos más altos de Bismayân, y en parte porque la forma general del montículo sugería la posible existencia de una torre de vigilancia debajo de sus escombros en ruinas. Las zanjas excavadas en todos los lados del montículo hacia el centro pronto revelaron el piso inferior de una de estas torres del templo, cuyo segundo piso había desaparecido, aunque algunos de los ladrillos quemados que formaban su revestimiento exterior se encontraron tirados por ahí. El piso inferior sobreviviente consistía en ladrillos toscos y arcilla, pero estaba provisto de un revestimiento de ladrillo cocido de unos cuatro pies de espesor. Muchos de estos ladrillos de revestimiento estaban inscritos con el nombre de Dungi, rey de Ur (circulo 2400 antes de Cristo). Debajo de los ladrillos de Dungi se encontró otra capa de ladrillos cocidos, algunos de los cuales llevaban el nombre de Ur-Engur, el predecesor inmediato de Dungi en el trono de Ur. De los pequeños objetos desenterrados, los tres más interesantes Pág. 83La primera era una delgada tira de oro encontrada a unos dos pies por debajo de los ladrillos cocidos de Dungi, y que llevaba el nombre del famoso Nârâm-Sin, hijo de Shar-Gâni-sharri de Agadé, y la segunda era una pequeña estatuilla de mármol blanco encontrada a no gran distancia de la tira de oro, y que se ajustaba al estilo artístico característico de la época de Narêm-Sin, mientras que la tercera era otra estatua de mármol perteneciente al período sumerio más temprano, y muy parecida a las excavadas en los estratos más bajos de Tellô (Lagash). Esta estatua (cf. Fig. 32) es probablemente única como estatua en bulto redondo perteneciente a un período tan temprano, y es especialmente notable por el hecho de que los brazos en este caso están completamente libres del cuerpo y tallados completamente en bulto redondo.
Justo debajo del lugar donde se recuperó el oro de Narâm-Sin, se encontraron grandes ladrillos de aproximadamente 18 pulgadas cuadradas y pertenecientes a la época de Shar-Gâni-sharri, mientras que numerosas inscripciones de este mismo rey se obtuvieron de algunos de los otros montículos de Bismâya. Debajo de los grandes ladrillos sargónicos había una capa de ladrillos delgados, oblongos y marcados con dedos, mientras que aún más abajo, a unos cinco pies debajo de la superficie, se descubrieron pequeños ladrillos plano-convexos colocados en betún.
Alrededor de la torre del templo se encontraron gran cantidad de fragmentos de vasos de mármol, pórfido, granito, alabastro y ónice, junto con innumerables objetos de marfil, nácar, metal y piedra.
En cuanto al templo propiamente dicho, se descubrió una entrada en el lado sureste, de la que se conserva principalmente el portalón de mármol apoyado sobre dos losas de mármol rosa. En la esquina sur se descubrió una sala de forma ovalada, que en su día estuvo cubierta por un tejado en forma de cúpula. Sin embargo, la base de la torre del templo tenía profundidades incluso por debajo del estrato que contenía los pequeños ladrillos plano-convexos, que aún quedaban por sondear.
A unos dieciséis o diecisiete pies bajo la superficie, Pág. 84gran punta de metal (cf. Fig. 40) que terminaba en una cabeza de león, mientras que mucho más abajo, a unos treinta y nueve o cuarenta pies por debajo del nivel del montículo, se descubrieron varios fragmentos de cerámica negra hecha a torno. Por supuesto, se desconoce la fecha de esta cerámica hecha a torno, pero a juzgar por la profundidad a la que se encontró, el Dr. Banks, el director de campo de la expedición, sugiere una fecha de 10,000 antes de Cristo En el mismo año (1903) en que se llevaban a cabo con éxito estas excavaciones en Bismâya, Nínive, cuyos túmulos en ruinas, que en otro tiempo fueron famosos y que ya habían dado una cosecha tan rica a los grandes pioneros en el campo de la exploración mesopotámica, recibieron mayor atención por parte de los fideicomisarios del Museo Británico, quienes enviaron una expedición bajo el mando de los señores L. W. King y R. C. Thompson, con vistas a la excavación adicional del túmulo de Kouyunjik. El principal resultado de las excavaciones llevadas a cabo allí entre los años 1903 y 1905 fue el descubrimiento del sitio del templo de Nabû, que sin embargo había sido destruido tan despiadadamente -presumiblemente por los elamitas- que no se pudo hacer un plano completo del templo.
Mientras tanto, las excavaciones en Tellô (Lagash), que habían sido interrumpidas repentinamente por la muerte del brillante excavador francés (M. de Sarzec) en mayo de 1901, se reanudaron en enero de 1903, bajo la dirección del capitán Gaston Cros. El principal descubrimiento nuevo fue una enorme muralla de fortificación construida por Gudea (circulo 2450 antes de Cristo). Tiene unos treinta y dos pies y medio de espesor, y en algunos lugares todavía se encuentra en posición hasta la altura de veintiséis pies. El capitán Cros también excavó un gran edificio rectangular y sacó a la luz varios objetos de interés, incluidos instrumentos de pedernal y cobre, junto con una estampa de ladrillo de Narâm-Sin, que puede considerarse como evidencia de que las operaciones de construcción se llevaron a cabo en Lagash por un rey semita de Agadé durante el período de supremacía semítica.
CAPÍTULO III—DESCIFRAMIENTO DE LAS INSCRIPCIONES CUNEIFORMES
TEl primero en traer a Europa noticias de inscripciones cuneiformes fue Pietro della Valle, un italiano perteneciente a una familia romana de noble cuna. Entre los años 1614 y 26 realizó un viaje a Turquía, Egipto, Palestina, Persia e India, y publicó un relato de sus viajes en 1650, pero la primera comunicación de su descubrimiento de inscripciones cuneiformes en Persépolis se contenía en una carta escrita desde Shiraz y fechada el 21 de octubre de 1621. A finales del siglo XV, Josafat Barbaro ya se había percatado de los extraños signos encontrados en los monumentos de Persépolis, pero Pietro della Valle fue el primero en sospechar que las inscripciones eran algo más que simples incisiones decorativas en la roca. Aunque Pietro della Valle ya había hecho copias de algunas de las inscripciones de las paredes de los palacios en ruinas de Persépolis en 1621, a Chardin (1674) le corresponde el honor de hacer la primera copia de una inscripción cuneiforme completa, la llamada “Inscripción de la Ventana”, la más corta de las inscripciones trilingües aqueménidas, y su copia se encuentra en el relato de sus viajes (publicado en 1711). Esta misma inscripción fue copiada en 1694 por Kampfer, quien también copió el texto babilónico de la inscripción “H” encontrada en Persépolis, y quien fue el primero en adoptar el término “cuneiforme”. En la obra que publicó en 1712, discute si la escritura desconocida es alfabética, silábica o ideográfica, y se decide a favor de esta última. En 1701, el holandés De Bruin comenzó sus viajes: Pág. 86En 1704 dedicó su tiempo a examinar las ruinas de Persépolis y diez años después publicó dos nuevas inscripciones trilingües, además de una en persa antiguo y otra en babilonia, pero copiar era una cosa y descifrar otra muy distinta, y transcurrió casi un siglo antes de que se lograra un progreso real en el desentrañar estos signos crípticos y la reconstrucción de los idiomas que encarnaban. En 1762 se publicó la inscripción del Vaso de Jerjes hallado por el conde Caylus, y ese mismo año se publicó una inscripción cuatrilingüe de este rey. En 1765, el danés Carsten Niebuhr copió varias inscripciones aqueménidas en Persépolis y señaló que la primera de las tres columnas de cada una de las inscripciones trilingües que se habían encontrado contenía solo cuarenta y dos variedades de caracteres cuneiformes, por lo que dedujo correctamente que el sistema de la primera columna no era ideográfico (cada signo representaba una palabra) ni silábico (cada signo representaba una sílaba), sino alfabético. A partir de 1798, Tychsen y Münter, también danés, continuaron el trabajo iniciado por Niebuhr y publicaron sus resultados en 1802. Münter había adivinado correctamente que la cuña diagonal omnipresente sirvió para separar las palabras entre sí, y una palabra que aparecía al principio de cada inscripción, él correctamente juzgó que era la palabra para "rey". Mientras tanto, el Zend37 Se había redescubierto el lenguaje de la fe zoroástrica posterior y, con su ayuda, De Sacy había podido descifrar el Pehlevi.38 inscripciones. Ahora sólo las más antiguas Pág. 87Las inscripciones persas de los reyes aqueménidas estaban a la espera de una interpretación. En 1802, G. Friedrich Grotefend, de Hannover, maestro de escuela de profesión, entró en este campo y, mediante el siguiente proceso de razonamiento, se convirtió en el descubridor pionero de parte del alfabeto cuneiforme persa y el primero en descifrar una inscripción cuneiforme completa. Los escritores antiguos le habían proporcionado la importantísima información de que los palacios de Persépolis, entre cuyas ruinas se habían encontrado tantas de estas inscripciones cuneiformes, fueron construidos por los reyes aqueménidas. Además, las inscripciones de Pehlevi, que también se habían encontrado en este lugar y que habían sido descifradas por De Sacy, le hicieron suponer que las inscripciones cuneiformes contendrían algo análogo. Grotefend ya se había asegurado de que las inscripciones se leían de izquierda a derecha, y escogió dos inscripciones cortas, una grabada en un poste de la puerta de un edificio en la segunda terraza del palacio, y la otra grabada en la pared de un edificio en la tercera terraza del palacio en Persépolis, y comenzó sus exitosas investigaciones. Ambas inscripciones contenían el grupo de signos que Münter ya había deducido correctamente que representaban “rey”, aunque todavía se desconocía cuál era la palabra persa para “rey”, la única diferencia era que en la Inscripción I “rey” estaba precedido por un grupo de signos que se pueden designar convenientemente como “X”, mientras que en la Inscripción II “rey” está precedido por un grupo de signos que se pueden llamar “Y”, y además, en la Inscripción II “X” y la palabra para “rey” que le sigue aparecían después de “Y” + “rey”. En la Inscripción I, por otro lado, “X” + “rey” estaba seguido por otro grupo de signos que se pueden etiquetar como “Z”, sin embargo, sin el habitual acompañamiento de “rey”.
Así leo “X” + rey………“Z”………
Y II lee “Y” + rey……… “X” + rey.
A partir de esto, Grotefend concluyó que los grupos de signos “X”, “Y” y “Z” representaban nombres propios, y que como “X” e “Y” iban acompañados de “rey”, debían ser nombres de reyes y, por último, nombres de reyes aqueménidas, pues los escritores antiguos afirmaron que estos palacios de Persépolis fueron construidos por reyes aqueménidas y, además, su posición sugería que estos nombres propios debían estar en relación genealógica entre sí. En I, “X” debe ser el hijo de “Z” y en II, “Y” debe ser el hijo de “X”; “X” e “Y” van acompañados del signo de “rey”, “Z” no, por lo tanto, “Z”, el padre de “X”, no es un rey y, en consecuencia, “X” es presumiblemente el fundador de la dinastía. Pero, aparte de esta hipótesis, algunos de los nombres de los cinco reyes que componían la (afortunadamente) corta dinastía aqueménida —Ciro, Cambises, Darío, Jerjes y Artajerjes— fueron inmediatamente descartados: así, Ciro y Cambises estaban fuera de cuestión, porque “X” e “Y” no comenzaban con la misma letra cuneiforme (hay que recordar que ya se había asumido correctamente que el sistema era alfabético), y además, el padre y el hijo de Ciro se llamaban Cambises, y, en consecuencia, si “X” era Ciro, entonces “Y” y “Z” deberían ser lo mismo, lo que no es. Ciro y Artajerjes también fueron descalificados, ya que no había tal discrepancia en la longitud de las palabras, por lo que solo quedaban Darío y Jerjes para ser considerados, y como el padre de "X", "Z", no es llamado rey, y se sabe además que Histaspes, el padre de Darío, no es llamado "rey" por los escritores clásicos, se asumió correctamente que "X" era Darío. Habiendo averiguado las formas más antiguas de los nombres de los reyes aqueménidas en cuestión a partir de los escritores clásicos y la literatura hebrea y persa, aplicó estas formas a los grupos de signos cuneiformes que se le había hecho creer que representaban, y encontró que los respectivos grupos contenían los mismos signos cuneiformes. Pág. 89número de signos individuales ya que los nombres propios en cuestión contenían letras, y para
“X” leyó en consecuencia: DAR — — U SH = Darius
“Z”, leyó—GO SH TASP = Hystaspes
— la forma Zend del nombre.
Pero la “Y”, que según su hipótesis debería ser Jerjes, no era tan fácil de explicar. Ya conocía los valores de cuatro o cinco de los siete signos que componían el grupo “Y”, y estos valores conocidos aparecían en el orden que él esperaba, pero aún quedaba por resolver el primer y tercer signo del grupo. Grotefend observó que el primer signo era el mismo que el primer signo del grupo que Münter había adivinado correctamente que representaba “rey”: averiguó que la letra griega “x” se transliteraba en el Zend por “kh”, e infirió correctamente que la “x” griega que iniciaba el nombre propio Jerjes se transliteraba de manera similar por “kh” en persa antiguo, en otras palabras, que el primer signo del grupo debería leerse “Kh”. El resultado de las investigaciones de Grotefend fue el descubrimiento de los valores correctos para ocho letras del alfabeto cuneiforme persa, ya que la letra “a” había sido leída correctamente por Tychsen y Münter. Su método de desciframiento resultó correcto gracias a la inscripción en un vaso cuatrilingüe a la que ya se ha aludido. La primera versión de esta última inscripción está escrita en jeroglíficos egipcios y fue descifrada por Champollion como el nombre de Jerjes. Las otras tres versiones están escritas en caracteres cuneiformes, la primera de las cuales, el persa antiguo, contenía exactamente el mismo grupo de signos que Grotefend leyó como Jerjes en la inscripción de Persépolis. Como dice Sayce39 Bien dice, el desciframiento de la escritura cuneiforme y todas las consecuencias de largo alcance que de ello se derivaron, dependían de una suposición acertada, pero una suposición hecha “de acuerdo con el método científico”, y fue a partir del descubrimiento de Grotefend que todo Pág. 90Los intentos posteriores de descifrar la escritura cuneiforme (persa, meda o asiria) se basaron en esto. Pero, por desgracia, aunque Grotefend había dado así la clave y había olido el camino para todos los futuros eruditos, su propia ignorancia de las lenguas orientales le impidió cosechar por sí mismo la plena cosecha de su brillante comienzo, y el trabajo tan noblemente iniciado no se completó hasta un día posterior.
El siguiente gran paso adelante lo dio el erudito francés Emile Burnouf en 1836, cuando descubrió que una inscripción contenía una lista de las satrapías y, como los nombres de las satrapías eran conocidos por los escritores griegos, pudo, basándose en el conocimiento parcial del alfabeto que ya tenía, hacer coincidir los nombres con los signos cuneiformes y, como resultado, produjo un alfabeto de treinta letras en su mayoría correctas. Casi al mismo tiempo, Lassen asignó los valores correctos a casi todas las letras del alfabeto y demostró además que el lenguaje de las inscripciones era similar al lenguaje del Zend y también al sánscrito, aunque no idéntico a ninguno de ellos.
Mientras tanto, Rawlinson había entrado en el campo y, al estar asignado a la Misión Británica en Persia, tenía oportunidades de las que otros carecían; su posición le permitía copiar y, en una ocasión posterior, aceptar presiones.40 de la inscripción en la roca sagrada de Behistún, que está llena de nombres propios. El viajero francés Otter fue aparentemente el primer europeo en llamar la atención sobre la roca inscrita de Behistún, alrededor del año 1734, y también es mencionada por Oliver, pero la referencia más antigua a ella está contenida en la Historia de Diodoro Sículo, quien floreció en el siglo I. ANUNCIO Kinneir, que lo vio en 1810, afirma que está claro que las figuras retratadas allí son de la misma edad y carácter que las de Persépolis. En 1818, Porter Pág. 91Hizo un boceto de las figuras, pero no intentó copiar la inscripción a pesar de la de experiencia Había obtenido buenos resultados al copiar la inscripción de Persépolis. La copia no fue una tarea fácil, ya que Rawlinson tuvo que ser bajado en una canasta desde arriba, ya que las escaleras que tenía consigo no eran lo suficientemente largas para alcanzar la parte superior de la inscripción desde abajo. Envió su copia41 El texto fue traducido por Edwin Norris, secretario de la Royal Asiatic Society, quien lo revisó cuidadosamente y en 1849 se publicó un análisis y comentario del texto. Junto a Rawlinson y Norris hay que mencionar al clérigo irlandés Hincks, quien, con su genio sin igual en el desciframiento de inscripciones, fue el primero en descubrir que el alfabeto no era verdadero, sino que a cada una de las consonantes se le asociaba un sonido vocálico; y también a Beer Holtzman y Westergaard, quienes contribuyeron a la investigación e hicieron descubrimientos en lo que respecta tanto a la gramática como al léxico. Rawlinson no puede afirmar haber descubierto la primera pista que condujo al desciframiento de la escritura cuneiforme, pero su traducción de la inscripción de Behistún fue, sin lugar a dudas, la contribución más valiosa jamás realizada para desentrañar la antigua lengua persa. Además, su trabajo fue al principio completamente independiente del de Grotefend, y sin ninguna ayuda de este último había descifrado los nombres de Ciro, Histaspes y Darío en las inscripciones de Elvend y Hamadan ya en 1835. Así, los esfuerzos de medio siglo dieron como resultado finalmente el descubrimiento de un nuevo alfabeto y la resurrección de una antigua lengua. Los textos persas de las inscripciones estaban acompañados por otros dos textos, que, como adivinó Grotefend, debían haber sido los otros dos idiomas principales utilizados en el Imperio persa. El tercer texto Pág. 92Se supuso de forma natural y correcta que las inscripciones en ladrillos y sellos cilíndricos hallados en Babilonia eran asirias.42 El desciframiento de esta tercera transcripción estuvo plagado de dificultades de todo tipo; había una variedad infinita de signos de orden simple y complejo, y no había nada que indicara dónde empezaba o terminaba una palabra o una frase; además, los caracteres de los monumentos de Persépolis diferían considerablemente de los encontrados en los monumentos babilónicos, que también variaban mucho entre sí. En los cilindros de los sellos eran especialmente complicados, y era casi imposible ver semejanza alguna entre los caracteres de estos últimos y los de las inscripciones de Persépolis.
Pero la luz llegaría de otro lado: en 1842 Botta, cónsul francés en Mosul, comenzó a excavar en el sitio de Nínive, pero al no tener éxito, trasladó sus operaciones a Khorsabad, más al norte, y allí excavó un gran palacio que más tarde resultó ser el de Sargón. En 1845, Layard entró en el campo y llevó a cabo excavaciones muy exitosas en Nimrûd (la antigua Calah) y luego en Kouyunjik, uno de los montículos que representan el sitio de Nínive.
Botta publicó las inscripciones que había encontrado en 1846-50, y también clasificó los signos, que ascendieron a 642, al tiempo que demostró además la identidad del sistema cuneiforme de las inscripciones de Nínive con el de la tercera columna de los monumentos de Persépolis, pero fue el incomparable Hincks el que descubrió el hecho de que el sistema cuneiforme asirio era silábico y no alfabético como el persa.
Los nombres propios de las columnas persas dieron la primera pista para descifrar las columnas asirias. Los valores así obtenidos para algunos de los signos asirios permitieron leer muchas de las palabras, cuyo significado se determinó mediante una comparación con las columnas persas. Se vio entonces que el asirio era una lengua semítica y se parecía particularmente al hebreo; Esto fue probado concluyentemente por De Saulcy en 1849. En 1850 Rawlinson presentó una traducción de la inscripción en el obelisco negro de Salmanasar II a la Royal Asiatic Society, una traducción que era en lo principal correcta, y al año siguiente publicó el texto y la traducción de la transcripción asiria en la inscripción de Behistun, y anunció dos hechos, uno ya conocido, a saber, que los signos asirios pueden usarse ideográficamente, es decir, para denotar un objeto o idea, así como para representar simplemente una sílaba, el otro hecho era que los caracteres eran polifónicos, es decir, podían representar más de una sílaba cada uno: esto fue demostrado nuevamente por el formidable Hincks. Ambos hechos por igual sostuvieron que la escritura cuneiforme asiria cursiva tuvo su origen en la escritura pictórica, pues en los últimos tiempos, cuando la escritura cuneiforme estaba, por así decirlo, completamente estereotipada, los signos todavía se usaban solos para representar un objeto o una idea, y también el carácter polifónico de los signos individuales atestiguaba el mismo origen; por ejemplo, la imagen de un brazo significaría no solo un "brazo", sino también "fuerza", "poder", "agarrar", etc., y así, aunque el signo, al menos originalmente, solo tendría una idea general asociada a él, tendría un gran número de valores fonéticos: estos valores fonéticos en el primero estarían inseparablemente conectados con la raíz idea, pero con el tiempo, cuando el signo se había vuelto cursivo y desarrollado y ya no se parecía a la imagen original, los diversos valores fonéticos del signo no tendrían necesariamente nada que ver con la idea raíz original.
Por ejemplo, un personaje con la sentido y fonética valor de la palabra “ganar”, en tiempos posteriores vendría a representar la sílaba “ganar” aparte del significado básico de la palabra win, el signo podría usarse para representar la primera sílaba de la palabra invierno.
En 1857, la Real Sociedad Asiática propuso comprobar la fiabilidad de las traducciones propuestas por los estudiosos de las inscripciones asirias de la siguiente manera: unas ochocientas líneas de escritura cuneiforme contenidas en cilindros de arcilla encontrados por Layard en Ḳalat Sherḳat, la antigua Ashur, debían ser traducidas independientemente por cualquier estudioso que estuviera dispuesto a aceptar la propuesta; las traducciones debían enviarse bajo secreto al secretario de la sociedad y abrirse juntas y examinarse ante una comisión en un día determinado. Rawlinson, Fox Talbot, Hincks y Oppert entraron en las listas, y el 25 de mayo se abrieron y compararon sus respectivos productos. La gran similitud que mostraban todos ellos proporcionó una prueba concluyente de la exactitud del método de desciframiento y demostró finalmente que las investigaciones realizadas, junto con los resultados de esas investigaciones, no habían sido meras conjeturas especulativas, sino que se basaban en principios científicos sólidos.
Muchos otros eruditos merecen nuestra gratitud por la parte que desempeñaron en el desciframiento de las inscripciones cuneiformes, entre los que tal vez se pueda nombrar especialmente a Westergaarde, Löwenstern, De Saulcy y Longperier, pero para una descripción de los logros particulares de cada uno, el lector debe remitirse a obras generales sobre el tema.43
CAPÍTULO IV—INSCRIPCIONES CUNEIFORMES
ALos alfabetos y todos los modos de escritura tienen su origen último en imágenes o jeroglíficos, y la escritura cuneiforme no ofrece ninguna excepción a esta regla universal. Cuando los primeros símbolos pictóricos se utilizan para indicar objetos e ideas distintos del objeto particular del que el símbolo es una representación, la exactitud o inexactitud de la imagen se convierte en una cuestión de poca importancia, y una tendencia inevitable a esbozar la imagen de la manera más rápida posible termina finalmente en la evolución de una escritura puramente cursiva. En Mesopotamia, este curso de desarrollo -o deterioro- se aceleró por la naturaleza del material utilizado en épocas posteriores para todos los fines de escritura ordinaria, es decir, la arcilla abundante en el valle, siendo imposible dibujar las líneas y curvas necesarias para la producción de imágenes en una sustancia tan plástica como la arcilla. La forma que adoptan los signos que forman los caracteres se debe a la misma causa, ya que el punto en el que el estilete entra en contacto por primera vez con la arcilla blanda es inevitablemente más grueso que el resto del trazo, que automáticamente se estrecha hasta formar una cuña. Pero tan fuerte es la influencia del hábito y tan fuerte la tendencia imitativa, que encontramos los caracteres cuneiformes que debían su formación en cuña entera y exclusivamente a la adopción de arcilla como material de escritura, copiados fiel y servilmente en los colosales toros de piedra, estelas y relieves murales de los reyes asirios posteriores.
Los primeros descifradores de la escritura cuneiforme no tenían conocimiento específico de su origen pictográfico, pues todas las inscripciones descubiertas en esa época mostraban el mismo estereotipo. Pág. 96y la escritura cursiva, pero desde su época se ha descubierto un gran número de inscripciones arcaicas que prueban de manera concluyente que la escritura cuneiforme como tal no fue una invención de los semitas ni de los sumerios, sino simplemente la última etapa del proceso de degeneración al que estuvieron sujetas las primeras imágenes de los sumerios presemitas. En las siguientes ilustraciones (Figs. 1 y 2) tenemos una serie de caracteres extraídos de inscripciones reales y ordenados en orden de evolución por así decirlo,44 El signo de la columna de la izquierda contiene la forma más arcaica del signo hasta ahora descubierta, mientras que los signos de la columna de la derecha muestran la transición gradual a la cursiva cuneiforme, mientras que el último signo de la columna es el ideograma asirio tardío común. Así, en “A” tenemos la imagen tosca de un hombre recostado, y se puede seguir el curso de su desarrollo o deterioro a partir de las diversas formas que ha asumido en monumentos y ladrillos dispuestos en orden de secuencia. Dado el signo cuneiforme común para “hombre” por sí solo, sería completamente imposible conjeturar que se originó en la imagen de un hombre. Debajo (“B”) tenemos el antiguo jeroglífico sumerio para “rey”, que consiste en un hombre acostado, coronado por una corona o un paraguas como parte de la insignia de la realeza. En “C” tenemos la imagen de la cabeza de un hombre en postura reclinada, los labios están representados por dos líneas oblicuas, mientras que la serie de caracteres en el centro ilustra las diversas formas que ha asumido el signo en los ladrillos y monumentos, y la disposición muestra el proceso por el cual el jeroglífico original descartó gradualmente todo rastro de su origen pictórico y se convirtió en un signo cursivo estereotipado cuyo valor principal es “boca”. Debajo tenemos otra imagen tosca de la cabeza de un hombre, pero en esta ocasión lleva barba, lo que sugeriría un hombre adulto; de ahí el significado de la Pág. 97El ideograma asirio es “fuerza”, “ser fuerte” o “protección”. En la figura “E” hay una representación de una planta en maceta: este signo, en lugar de simplificarse a medida que avanza hacia la escritura cuneiforme, se convierte en Pág. 98Paradójicamente, se vuelve más complejo, hasta que finalmente se calma y asume su forma cursiva normal, cuyo valor principal es “ciprés”. Debajo (“F”) se ven dos plantas, que crecen igualmente en una maceta: el progreso es nuevamente obvio, los significados del ideograma son “planta” y “prenda”; este último significado probablemente se asocia al signo a través del uso del lino como material para la ropa. “G” parece ser un árbol que crece junto al agua; el signo cuneiforme tardío tiene numerosos valores, pero ninguno de ellos sugiere una conexión inmediata con el significado obvio del carácter pictórico a partir del cual se desarrolló. “H” nos da una imagen de una caña, el carácter cuneiforme tardío es el ideograma de “kanu”, que significa “caña”.
Higo. 1.—De Harper’s Antiguo Testamento y Estudios Semíticos, Vol. II, págs. 241 y siguientes.Con permiso.
En la Fig. 2, “Q” tenemos la imagen de un pez; el significado del ideograma asirio derivado de él es “pez”, “pelar” (de preparar un pescado para comer), el dios Ea, debido a que a veces se le representa en forma de pez, y finalmente un “príncipe”, y “grande” por su asociación con Ea. Debajo (“R”) hay otro pez, provisto de lo que parece ser una aleta dorsal, de ahí que el significado del signo asirio sea “ancho” o “monstruo”.
Nuestra siguiente ilustración (“I”) se refiere al agua: tenemos aquí las líneas onduladas que representan el agua, que se representa de manera similar tanto en los jeroglíficos egipcios como en los chinos. Debajo (“J”) tenemos una representación de las pequeñas acequias de irrigación con las que se riegan los jardines: de ahí que el ideograma cuneiforme derive el significado de “campo” y represente dos palabras asirias distintas: “ginu” e “iklu”, que significan ambas “campo”. Es un tanto dudoso lo que el jeroglífico en “K” pretende representar: Hommel lo consideró como una imagen de una botella de cuero que no sugeriría de manera antinatural el significado de “desierto”; Barton, por otro lado, con quizás mayor probabilidad lo considera como un contorno tosco del valle del Éufrates, con sus dos ríos y Pág. 99sus “secciones ocasionales de tierra irrigada y por lo tanto fértil”, indicadas por las líneas cruzadas, y dice correctamente que esto explicaría los significados “llanura” y “tierras”, y por extensión “desierto”, “país elevado” y, por último, “espalda”. En “L” vemos la Pág. 100imagen de una casa, que sin embargo difícilmente se corresponde con nuestra concepción de lo que debería ser una casa: el signo cuneiforme derivado de ella es el ideograma para “bitu” (el hebreo “Beth” aparece en los nombres propios Belén, “casa del pan”, Betsemes, “casa del sol”, etc.), la palabra asiria común para “casa”.
Higo. 2.—De Harper’s Antiguo Testamento y Estudios Semíticos, Vol. II, págs. 241 y siguientes.Con permiso.
La siguiente figura (“M”) nos muestra una olla humeante y cubierta; de ahí que los significados del signo cuneiforme posterior sean “estalla”, “exulta”, “regocija”. “N” es algo dudoso, pero probablemente representa una “vestidura sacerdotal”, puesto que el signo cuneiforme derivado de ella es el ideograma asirio para “šangu”, un “sacerdote”. “O” es aparentemente una imagen rudimentaria de una corona o de un paraguas ceremonial, como emblema de grandeza, siendo la imagen del rey asirio acompañado por un esclavo cuyo oficio es sostener un paraguas sobre la cabeza de su amo real, por su frecuente aparición en los bajorrelieves que adornaban las paredes de los palacios, suficientemente familiar. Sea como fuere, el signo cuneiforme es el ideograma ordinario para “rabu” (la raíz que aparece en Rabshakeh, Rabsaris, etc.), que significa “grande”; Ya hemos visto este signo combinado con la imagen de un hombre, y los dos juntos significan “rey”. En “P” vemos la imagen de un cuenco en el que se han insertado dos yescas con vistas a encenderlas por fricción; de ahí se deriva el significado del signo cuneiforme desarrollado a partir de él: “fuego”.
Como ya se ha indicado, la arcilla era el material más utilizado por los escribas asirios y babilónicos para escribir, pero la piedra también se utilizó ampliamente desde los tiempos más remotos hasta los más recientes. Los obeliscos de piedra, las estatuas colosales de toros y leones y, por último, pero no por ello menos importante, los bajorrelieves que decoraban las paredes de los palacios reales estaban generalmente cubiertos con una inscripción, cuyas cuñas a veces medían hasta dos pulgadas. Al escribir sobre esculturas, las figuras talladas estaban completamente Pág. 101Se ignora la inscripción, que se cinceló sin reparar en cada detalle de la talla. Sin embargo, a veces se utilizaba la piedra única y exclusivamente como medio material para perpetuar un acuerdo legal o inmortalizar la obra de algún noble satisfecho de sí mismo, y existen en gran número tablillas de piedra caliza o alabastro, buenos ejemplos de las cuales son las de Rîm-Sin y Sin-Gamil, gobernantes de la antigua ciudad de Larsa.
Los mojones o hitos forman otra clase interesante de objetos de piedra inscritos. Los textos se refieren a la tenencia de la tierra y a la transferencia de propiedades, mientras que la parte superior de la mayoría de estos monumentos con forma de canto rodado está esculpida en relieve con emblemas mitológicos. Pertenecen casi exclusivamente al período casita. A veces parece que se cinceló un plano del campo en la piedra que marcaba su límite. Un buen ejemplo de este tipo de mojón es el de Nabucodonosor I, que se descubrió en Nippur y está publicado por WJ Hinke;45 Otro punto de interés sobre esta piedra es que tiene inscrito un himno a En-lil, el dios de Nippur.
Pero ni los babilonios ni los asirios se limitaron exclusivamente al uso de arcilla y piedra caliza como material para escribir sus inscripciones. A veces se empleaban las rocas volcánicas más duras para este fin, sin duda en consideración a su durabilidad y capacidad de resistir las influencias devastadoras del tiempo y el clima. Así, en el curso de las excavaciones alemanas en Babilonia se descubrió una placa de dolerita de aproximadamente un pie y medio cuadrado y con una inscripción de Adad-nirari, hijo de Ashur-dan. Lo mismo hicieron Dungi y Bur-Sin, reyes de Ur (circulo 2350 antes de Cristo), nos han dejado inscripciones cinceladas en diorita dura, siendo las inscripciones mismas de carácter votivo. Pág. 102En Babilonia se encontró un botón de maza hecho del mismo material y con una inscripción de diez líneas. Las diversas estatuas y estelas hechas de estas duras piedras ígneas y encontradas tanto en Asiria como en Babilonia, aunque con mayor frecuencia en la madre patria, prácticamente siempre llevan una inscripción. Un buen ejemplo de una inscripción asiria sobre basalto es la que se encuentra en la estatua de basalto de Salmanasar II (860-825 d. C.). antes de Cristo), que salió a la luz en el curso de las recientes excavaciones realizadas por la Deutsche Orient-Gesellschaft en Ashur. Además, los numerosos portales de piedra descubiertos en las ruinas de los edificios primitivos de Babilonia están casi todos inscritos con el nombre y los títulos de la persona que erigió el edificio, y a veces la inscripción original ha sido borrada o borrada para dejar espacio para la inscripción de un gobernante posterior, quien, conociendo perfectamente la dificultad de obtener piedra en el país bajo de Babilonia, no fue tan miope como para desechar los portales de su predecesor derrotado, sino que, por el contrario, los utilizó para su propio nuevo edificio. Así, por ejemplo, el portal de Lugal-kigub-nidudu, un antiguo rey de Sumer, fue utilizado posteriormente por Shar-Gâni-sharri, rey de Akkad, en la construcción de su templo en Nippur.
Pero a veces se empleaban piedras de relativa rareza, como el lapislázuli, como material para grabar inscripciones: así, en el Museo Británico se conserva una tablilla hecha de ese material y dedicada por Lugal-tarsi, un antiguo rey de Kish, al dios Anu y a la diosa Ninni, y en el curso de las recientes excavaciones en Babilonia se descubrieron dos barras de lapislázuli con relieves, ambas con inscripciones cuneiformes. Una de ellas mostraba la imagen de un dios de pie, coronado con una corona de plumas y sosteniendo el símbolo del rayo en cada mano, mientras su vestido está decorado con tres escudos, y se le añade una inscripción cuneiforme de cinco líneas; Pág. 103en el otro, se representa a un dios en postura y vestimenta similares pero sosteniendo un bastón y un anillo en su pecho y agarrando la cola de un dragón de dos cuernos en su mano derecha: el cinturón del dios está decorado con figuras, mientras que en uno de los tres escudos que adornan la vestimenta, se representan caballos, y hay una inscripción acompañante de ocho líneas.
El metal tampoco estuvo exento de ser utilizado en el culto, pues los metales más empleados fueron el bronce y el cobre. Así, todas las estatuillas femeninas de Tellô llevan una inscripción, elamita o babilónica, según el caso, cuyo significado general es que la estatuilla está dedicada con vistas a la preservación de la vida del donante; también la colosal punta de lanza de cobre descubierta en el mismo lugar lleva una inscripción real, mientras que las famosas fundas de bronce de la puerta de Balâwât, pertenecientes a la época de Salmanasar II, son quizás el ejemplo más conocido de inscripciones cuneiformes grabadas en bronce. Se han encontrado muchas tablillas de bronce del período asirio, y el conocido umbral de bronce de Nabucodonosor II nos proporciona otro excelente ejemplo de una inscripción grabada en metal. Además, en ocasiones se inscribían metales más preciosos, como la plata y el oro. Las inscripciones en oro son muy raras, pero de ningún modo desconocidas. Por ejemplo, M. de Sarzec encontró en Tellô una placa de oro con una inscripción cuneiforme y una tira de oro con el nombre del ilustre Narâm-Sin de Agadé fue descubierta en el curso de las excavaciones americanas de Bismâya.
Pero las tablillas de arcilla con inscripciones, innumerables en número e infinitamente variadas en tamaño, forma y contenido, superan con creces en importancia a todos los demás tipos de inscripciones cuneiformes existentes. Un tratamiento detallado de estas últimas excedería con creces los límites necesarios de este pequeño volumen, pero se pueden decir algunas palabras sobre las principales clases de tablillas descubiertas. Su tamaño y forma a veces son Pág. 104Indicativo del período al que pertenecen, a veces del tema del que tratan. Un tipo muy temprano está representado por las que se encuentran debajo del nivel del edificio de Ur-Ninâ en Tellô; las tablillas en cuestión, que no han sido cocidas en un horno, y son de forma redonda, tratan de la compra y venta de tierras. Los excavadores alemanes encontraron tablillas redondas similares en Fâra, que sin embargo fueron cocidas y no secadas al sol. Las mismas tablillas de arcilla cocida redondeadas estaban evidentemente en boga en la época de Bur-Sin, ya que se han descubierto varias que están fechadas en su reinado y contienen detalles sobre ciertas propiedades territoriales. Pero el tipo más común de tablilla de arcilla es el que se caracteriza por su forma rectangular, a veces cuadrada, pero más frecuentemente oblonga y de gran variación en tamaño. Las tablillas de la colección Kouyunjik, que representa la biblioteca asiria más grande y, en cierto sentido, la única descubierta hasta ahora, varían de una a quince pulgadas de largo cuando están completas, y muchas de ellas están hechas de la arcilla más fina. La escritura es a veces extremadamente minuciosa, aunque maravillosamente clara y nítida, y tiene un carácter más o menos estereotipado. Astrología, astronomía, historia, mitología, magia, medicina, matemáticas, oraciones, himnos, listas de dioses, presagios, lexicografía y gramática están bien representadas en esta famosa biblioteca. Muchos de los textos son copias de literatura babilónica más antigua hechas por los escribas de Ashur-bani-pal y almacenadas en los archivos reales. Algunos de los textos son bilingües: la línea superior contiene la versión ideográfica sumeria y la línea inferior la traducción asiria; estas inscripciones bilingües, junto con los silabarios, han permitido a los eruditos desentrañar y dilucidar en todo caso hasta cierto punto la antigua lengua sumeria.
En el año 1873 todos los eruditos estaban de acuerdo en que la escritura cuneiforme no fue inventada por los babilonios semíticos, sino por un pueblo que hablaba una lengua aglutinante en lugar de una inflexiva, una lengua Pág. 105En efecto, al menos en este aspecto, era similar a las lenguas tártaras. Al año siguiente, Joseph Halévy, el famoso semitista francés, inició una teoría que negaba por completo la existencia de una lengua sumeria y explicaba los textos ideográficos de las inscripciones bilingües a las que ya se ha aludido como una escritura secreta inteligible sólo para los sacerdotes; pero a primera vista, la teoría carecía de probabilidad e incluso de plausibilidad. Es cierto que Halévy propuso su teoría en una época en la que el estudio del sumerio estaba en su infancia, aunque difícilmente puede decirse que haya superado su infancia incluso en la actualidad, pero, a pesar de ello, sería realmente extraño que los sacerdotes tomaran la precaución de guardar sus conocimientos secretos en un lenguaje críptico y luego se frustraran suscribiendo una traducción asiria. Además, muchas de las inscripciones sumerias tratan de cuestiones tan ordinarias que resulta extremadamente difícil ver cómo pudo haber sido necesario emplear un lenguaje críptico para ocultarlas. Una explicación más fácil se puede encontrar en la teoría aceptada por la mayoría de los eruditos hoy en día: que la lengua sumeria existió junto con la babilónica semítica y se usó de forma muy similar a como se usa el latín hoy en día.
Una clase de tablillas que se distinguen con especial facilidad por su forma y tamaño son las que contienen contratos legales para el intercambio de tierras, ganado y propiedades de todo tipo. Son de tamaño pequeño, de forma oblonga, con ambos lados ligeramente cóncavos y, en general, su aspecto es similar al de una pequeña y estrecha almohada. Muchas de estas tablillas contractuales estaban encerradas en sobres de arcilla para garantizar su conservación. Cuando los babilonios celebraban un contrato, las partes contratantes recurrían a un funcionario legal o sacerdotal, y los términos del acuerdo se establecían en una tablilla de arcilla que se depositaba en el templo o en la cámara de registros; además, estaba protegida por un sobre de arcilla sobre el que se guardaban los documentos. Pág. 106Los términos inscritos en la tablilla del contrato se copiaban por duplicado, por lo que se tomaban todas las precauciones para asegurar la conservación del documento original. A veces, el texto del sobre varía un poco del contenido del documento mismo, y en tales casos los sobres tienen, por tanto, más que un interés puramente arcaico, y tienen un valor lingüístico real. Se hacían una o dos copias del contrato y una o ambas partes contratantes las conservaban. La escritura era firmada por los testigos, uno de los cuales era el escriba que redactaba el documento y lo sellaba. El sello se fijaba generalmente haciendo rodar un pequeño sello cilíndrico sobre la tablilla mientras aún estaba húmeda, aunque a veces un cono de arcilla de tres lados recibía la impresión del sello, y este cono se fijaba a la tablilla por medio de una caña insertada en el vértice del cono, estando el otro extremo de la caña unido a la tablilla por un trozo de arcilla húmeda. Muchas de estas tablillas de contrato en forma de “estuche” pertenecen a la época de Khammurabi, el rey más célebre de la Primera Dinastía de Babilonia (circulo 1900 antes de Cristo). Algunas de las envolturas de estas tablillas llevan la impresión de un sello cilíndrico, un buen ejemplo del cual se encuentra en una tablilla que registra la venta de un terreno por parte de Sin-eribam y su hermano a Sin-ikisham (Brit. Mus. No. 92649). La arcilla de esta clase de tablillas es generalmente de color algo oscuro y los caracteres a menudo son difíciles de leer.
LÁMINA IX
British Museum
Inscripciones en arcilla que ilustran los tamaños y formas de las tablillas, etc. utilizadas por los babilonios y asirios.
Los documentos legales y comerciales posteriores, o neobabilónicos, presentan una mayor variación en tamaño y forma que los pertenecientes a la época de la Primera Dinastía de Babilonia. Por lo general son oblongos, pero en las tablillas más pequeñas el texto suele estar escrito de tal manera que cada línea se extiende a lo largo de la tablilla en lugar de a lo ancho. Los documentos legales más grandes de este período a veces están inscritos en tablillas de un grosor bastante excepcional, y su tamaño y forma generales no son muy diferentes a los de un antiguo libro de oraciones latino.
Pero los contratos no eran el único tipo de inscripción protegida por un sobre o “estuche” de arcilla; las cartas y los despachos a veces compartían la misma consideración. Al igual que los contratos, las cartas se inscribían en pequeñas tablillas oblongas, como las que podían transmitirse fácilmente por el correo babilónico y asirio, es decir, llevadas por el mensajero cuyo deber era hacer llegar la carta a su destino. Como era de esperar, el sobre en este caso llevaba el nombre de la persona a la que iba dirigida la carta, y en ocasiones también el del remitente, tal como a veces se rubrican los sobres de las cartas hoy en día. Muchas de estas cartas son de carácter real y emanan de reyes y príncipes. Nos han llegado un buen número de cartas y despachos de los primeros reyes de Babilonia a sus funcionarios y gobernadores. En una de ellas, Khammurabi escribe a Sin-Idinnam ordenándole que envíe cuarenta y siete pastores a Babilonia para que rindan cuentas al rey de los rebaños que están bajo su cuidado (Brit. Mus. No. 23122). En otra carta, el rey escribe al mismo príncipe con instrucciones de arrestar a tres funcionarios y enviarlos a Babilonia, mientras que en otra Khammurabi escribe a Sin-Idinnam con órdenes de restituir a un panadero en su antiguo puesto. También se ha conservado parte de la correspondencia oficial de Sin-Idinnam. En una comunicación, ordena a un funcionario judicial que cite a un hombre para que comparezca ante el tribunal (Brit. Mus. No. 12868). Las obligaciones de Sin-Idinnam eran claramente muy variadas y debieron ser suficientemente arduas. En uno de estos despachos, Khammurabi ordena a Sin-Idinnam que corte algunos árboles “Abba” que necesitaban los fundidores de metal (Brit. Mus. No. 26234). En otro, le ordena al mismo personaje que se ocupe de reunir a las tripulaciones de las barcazas de transporte (Brit. Mus. No. 27288). Otros contienen instrucciones para que se ocupe de la reparación de las orillas del Éufrates en varios puntos. Pero sus deberes no eran Pág. 108Exclusivamente civil; los asuntos judiciales también le correspondían; así es como el rey le escribe sobre una disputa entre un terrateniente y su inquilino acerca del pago de la renta de la tierra, mientras que él recibe constantemente órdenes de arrestar a funcionarios delincuentes y otras personas de mala conducta. En una carta (Brit. Mus. No. 12827) Khammurabi ordena a Sin-Idinnam que posponga la fecha de cierto juicio, debido a la presencia del demandante, un tal Ili-Ippalzam, en la ciudad de Ur en cierta festividad.
En otra parte (Brit. Mus. No. 12841) Khammurabi envía un informe al mismo funcionario sobrecargado de trabajo en el sentido de que ciertas personas han cancelado una escritura de hipoteca y ordena la presencia inmediata de Enubi-Marduk, que recibió sus tierras hipotecadas, en Babilonia. Muchas de las cartas de estos primeros reyes de Babilonia incorporan los deseos reales sobre la fecha de la esquila de ovejas o la cosecha del maíz, así como instrucciones sobre los canales de irrigación.
En una carta, Samsu-iluna (Brit. Mus. No. 27269) ordena a Sin-Idinnam y a los jueces de Sippar que prohíban a ciertos pescadores pescar en aguas prohibidas; en otras ocasiones, los mismos jueces reciben instrucciones de enviar un caso particular para que sea juzgado en la capital (cf. Brit. Mus. No. 27266). Otra colección de cartas escritas en cuneiforme y en tablillas de arcilla son las famosas Cartas de Tell el-Amarna, generalmente de un tamaño algo mayor y menos marcadamente oblongas que los despachos babilónicos ordinarios. La mayoría de ellas son rectangulares, aunque unas pocas son ovaladas. Algunas son convexas en ambos lados, algunas son planas en ambos lados, mientras que otras son plano-convexas o en forma de almohada. Estas tablillas fueron descubiertas en Tell el-Amarna en Egipto; Representan casi todo lo que queda de la correspondencia oficial y diplomática que pasó entre los faraones Amenhetep III y Amenhetep IV de la XVIII Dinastía (es decir, pertenecen al siglo XIV o XV). antes de Cristo), y ellos Pág. 109Varios funcionarios y vasallos de Palestina. Algunas de las tablillas encontradas en Tell el-Amarna contienen inscripciones con cartas del rey de Babilonia, del rey de Mitani, del rey de Alashiya y de otros potentados reales, pero como en su mayoría son de interés palestino y egipcio, una consideración detallada de ellas estaría fuera de lugar en este volumen.
Entre las tablillas de arcilla rectangulares de mayor tamaño que existen se encuentran las que contienen silabarios. Debido al deterioro y simplificación que sufrieron los caracteres cuneiformes con el transcurso de los siglos, los escribas asirios se vieron en la necesidad de hacer listas de los caracteres babilónicos primitivos añadiendo lo que creían que eran los equivalentes asirios posteriores. La mayoría de estos silabarios constan de tres columnas; en la columna del medio se da el signo asirio que se debe explicar, en la de la izquierda el valor sumerio del mismo y en la de la derecha el nombre asirio del signo o bien el significado asirio, y ocasionalmente ambos. Estos silabarios son obviamente de inmensa importancia en la reconstrucción de la antigua lengua sumeria.
Otras tablillas de tamaño anormalmente grande son las que tratan de astrología, magia y medicina: los dos últimos temas se confunden inextricablemente debido a que van de la mano uno con el otro; la medicina era prescrita y administrada, pero la medicina sola no era de ninguna manera suficiente para curar al paciente, eso sólo podía efectuarse mediante el potente hechizo del mago.
Pero las tablillas de arcilla más grandes proceden de Babilonia y contienen listas de relatos relacionados principalmente con cereales, ganado, asnos, corderos y ovejas. Algunas de estas tablillas son perfectamente cuadradas y miden hasta un pie por cada lado, mientras que casi todas son más cuadradas que oblongas: la arcilla de la que están hechas es de excelente calidad y los caracteres babilónicos con los que están inscritas son singularmente claros. La mayoría de ellas pueden asignarse a la segunda mitad del tercer milenio. antes de Cristo, Y muchos Pág. 110De ellos se datan específicamente en el reinado de Dungi, rey de Ur, alrededor del año 2400. antes de Cristo Pero como ya se ha dicho, las tablillas no siempre eran rectangulares; a veces asumían una forma circular. Las tablillas de este tipo suelen estar inscritas en lengua sumeria y contienen listas de propiedades y campos, con información sobre su tamaño, su capacidad para producir cosechas y otros detalles. Muchas de estas tablillas circulares están fechadas, y el año deriva su nombre de algún acontecimiento notable, como era el modo habitual de datar en los primeros días de la civilización babilónica. Así, muchas de estas listas están fechadas "en el año posterior a aquel en que la tierra de Khukhnuri fue devastada", y fueron redactadas durante el reinado de Bur-Sin y otros reyes de Ur, es decir, durante la segunda mitad del tercer milenio. antes de Cristo
La arcilla de la que están hechas estas tablillas es de la mejor calidad, mientras que la escritura es sumamente clara; varían de aproximadamente dos a seis pulgadas de diámetro y son ovaladas en un lado y más o menos planas en el otro.
Otras grandes tablillas rectangulares contienen listas de los principales acontecimientos de los reinados de diferentes reyes y son, obviamente, de inmensa importancia para la reconstrucción de la historia babilónica y asiria. Una de las tablillas pertenecientes a esta clase (Brit. Mus. No. 92702) nos da una lista de los acontecimientos principales, después de los cuales se enumeran los diversos años de Sumu-abu, Sumu-la-ilu, Zabum, Apil-Sin, Sin-muballit, Khammurabi y Samsu-iluna, reyes de la primera dinastía de Babilonia (hacia finales del tercer y principios del segundo milenio). antes de Cristo) fueron nombrados. Otro de la misma clase (Brit. Mus. No. 92502) nos da una lista de los principales eventos que tuvieron lugar en Babilonia y Asiria desde el tercer año de Nabonasar, rey de Babilonia 744 antes de Cristo, y el primer año de Shamash-shum-ukîn, contemporáneo de Ashur-bani-pal (668 antes de Cristo). Uno de los acontecimientos más interesantes a los que se alude aquí es el asesinato de Senaquerib por su hijo el día 20 del mes de Tebet, y en el año 23 de Pág. 111Entre otros documentos históricos de importancia primordial, debe colocarse en primer lugar una tablilla conocida generalmente como “la Historia Sincrónica”. Este documento es un acuerdo redactado en la época de Ashur-bani-pal, y tenía como objeto la solución de las disputas fronterizas entre Babilonia y Asiria, mientras que su valor histórico reside en gran medida en las breves noticias de los diversos conflictos y alianzas entre los dos países desde aproximadamente 1600 hasta 800. antes de Cristo Otra gran tablilla rectangular (K. 3751) de excepcional interés tanto para el historiador como para el estudiante bíblico, es el documento en el que Tiglat-Pileser III, rey de Asiria entre 745 y 727 antes de Cristo, nos da cuenta de sus operaciones de construcción y conquistas, y menciona a “Acaz, rey de Judá” como uno de sus príncipes tributarios. Esta tablilla debe haber sido muy grande cuando se completó, ya que lo que queda de ella mide nueve pulgadas por siete y media. Sin embargo, la tablilla más grande de la colección Kouyunjik no es de carácter histórico, pero contiene una lista de los nombres y títulos de varios dioses, y en su estado fragmentario actual mide quince pulgadas de largo.
Otras inscripciones cuneiformes fueron escritas sobre piezas de arcilla con forma de conos. La mayoría de estos conos de terracota datan de la época de la dinastía de Ur, es decir, de la segunda mitad del tercer milenio. antes de Cristo Dos buenos ejemplos de este tipo de inscripción cuneiforme llevan el nombre de Sin-gashid, rey de Erech, y registran la dedicación de un templo al dios Lugal-banda y a la diosa Ninsun, y dan el precio de la lana, el grano, el aceite y el cobre durante el reinado de Sin-gashid (Brit. Mus. 91, 150). Otro cono de arcilla cocida está inscrito con el nombre de Sin-idinnam, rey de Larsa alrededor del año 2300. antes de Cristo, y asimismo registra la dedicación de un templo, en este caso el del dios Sol, siendo Larsa uno de los principales centros de adoración del dios Sol. Pero los conquistadores elamitas, que imitaron a sus enemigos subyugados, los babilonios, de muchas maneras, también adoptaron el Pág. 112La práctica de escribir inscripciones cuneiformes en conos de arcilla es una práctica habitual; como ejemplo de cono elamita podemos comparar Brit. Mus. 91, 149, que lleva el nombre de Kudur-Mabug. Pero el hábito de escribir inscripciones en conos de arcilla no cesó en este período, al menos no de forma permanente, ya que existe un cono similar que lleva el nombre del rey neobabilónico Nabopolasar (625-604 d. C.). antes de Cristo), y al igual que los conos más antiguos que registran la dedicación de un templo, esta vez el templo de Marduk en Babilonia. (Brit. Mus. No. 91,090.)
Pero las inscripciones babilónicas y asirias sobre arcilla no siempre tenían la forma de tablillas rectangulares o circulares; con frecuencia asumían la forma de grandes prismas hexagonales, octogonales o decagonales, o en el caso de Babilonia, de cilindros en forma de barril. Era costumbre colocar estos grandes monumentos de arcilla en las cuatro esquinas de los cimientos de un edificio en Babilonia y Asiria, un buen ejemplo de esta práctica se encontró en Muḳeyyer (Ur): los cilindros de Ur habían sido depositados en los cuatro ángulos de los cimientos del templo de Sin, el dios de la Luna, por Nabonido, y registran la reconstrucción del templo por Nabonido (555-538 d. C.). antes de Cristo) en el sitio del antiguo templo erigido por Ur-Engur y su hijo Dungi, alrededor del año 2400. antes de Cristo El texto concluye con una oración al dios cuyo templo está restaurando, en nombre de su hijo mayor Bal-shar-uṣur, el Belsasar bíblico. Tres prismas octogonales de arcilla cocida nos dan cuenta de las campañas y las operaciones de construcción de Tiglat-Pileser I, rey de Asiria alrededor de 1100. antes de Cristo (Museo Británico 91033-91035). Otro prisma lleva una inscripción con un relato de las expediciones de Sargón, rey de Asiria, 721-705. antes de Cristo (Brit. Mus. No. 22505), mientras que los fragmentos de un prisma octagonal del mismo rey, y también preservados en el Museo Británico, (K. 1668, etc.) son de particular interés ya que dan el propio relato de Sargón de su campaña contra la ciudad filistea de Ashdod, a la que se hace referencia en Isaías. XX.Yo. Judá es Pág. 113Se menciona a Sargón como uno de los aliados de Asdod, pero los asirios finalmente lograron reducir la ciudad rebelde. El sucesor de Sargón, Senaquerib (705-681 antes de Cristo), hizo que sus hazañas militares se registraran de manera similar en grandes prismas de arcilla, y el documento más interesante de su reinado se conserva en los seis lados de un prisma hexagonal que ahora se encuentra en el Museo Británico (91032). Registra la derrota de Merodac-Baladan, rey de Babilonia, y la subyugación de varios otros pueblos, pero el interés particular que se atribuye a este cilindro reside en las alusiones a la campaña palestina de 2 Reyes xviii. Senaquerib afirma que castigó severamente al pueblo rebelde de Ecrón y restauró al desterrado Padî en su trono; luego procedió a atacar a Ezequías en Jerusalén, "su ciudad real", puso sitio a Jerusalén y encerró a Ezequías como un pájaro en una jaula, pero a pesar de esta demostración, fue claramente incapaz de abrir la jaula y capturar al pájaro. Sin embargo, Ezequías parece haber quedado debidamente impresionado, y se apresuró a comprar a Senaquerib con regalos y tributos: “treinta talentos de oro, ochocientos talentos de plata, piedras preciosas, pintura para los ojos… divanes y tronos de marfil, pieles y colmillos, maderas preciosas y diversos objetos”, junto con sus hijas, sus mujeres y músicos masculinos y femeninos, aparentemente siendo el precio.
Recientemente, el Museo Británico ha adquirido otro interesante prisma octogonal de este mismo rey (n.º 103,000). Contiene información sobre dos campañas que no aparecen registradas en ningún otro lugar. La primera de ellas, que tuvo lugar en el año 698 d. C., antes de Cristo, se emprendió para reprimir una revuelta en Cilicia; la campaña fue un éxito total y el poder asirio fue restaurado por completo en esas regiones. Es interesante notar que la ciudad de Tarso fue una de las que Senaquerib saqueó en esta ocasión. La segunda campaña tuvo lugar tres años después en 695 antes de Cristo, y resultó en el asedio y captura de una cierta ciudad llamada Til-Garimum en la tierra de Tubal, Pág. 114que se encontraba al noreste de Cilicia. También se nos proporciona un relato de la reconstrucción y fortificación de Nínive por Senaquerib, que contiene información valiosa sobre la muralla interior y exterior de la ciudad, y las posiciones y nombres de las quince puertas. Está fechado en el epónimo46de Ilu-Ittia, gobernador asirio de Damasco. Este cilindro fue enterrado aparentemente como monumento conmemorativo en la estructura de una de las puertas de la ciudad a las que se hace referencia en el texto.
Asarhaddón, hijo y sucesor de Senaquerib, nos ha dejado también numerosos prismas hexagonales de importancia histórica. Uno de los principales acontecimientos narrados en los cilindros de Asarhaddón es el asedio y la toma de Sidón y la subyugación del país circundante. Ashur-bani-pal, el famoso hijo y sucesor de Asarhaddón, nos ha dejado numerosos cilindros y prismas, pero el más importante es aquel en el que está inscrito un relato de los principales acontecimientos de la primera parte de su reinado (Brit. Mus., No. 91,026). Aquí tenemos un registro de su primera y segunda campañas egipcias, de la derrota que infligió a Tirhakah, el rey etíope de Egipto, y del saqueo de Tebas, la capital del país. También se narra la toma de Tiro y la campaña contra Te-Umman, rey de Elam, a quien Ashur-bani-pal mató y cuya cabeza cortada se ve colgando de un árbol en el bajorrelieve en el que Ashur-bani-pal y su esposa están reclinados comiendo comida en su jardín. También hay un relato del asedio y captura de Babilonia, cuyo rey Shamash-shum-ukîn había derrocado la soberanía de Asiria; se registra la conquista de Arabia, así como el triunfo final de las armas asirias sobre Elam, y el texto concluye con un relato de las operaciones de construcción de Ashur-bani-pal.
Ya hemos aludido a un cilindro de arcilla perteneciente al rey neobabilónico Nabonido, mientras que otro cilindro del mismo rey, del que se ha hablado en otra parte (cf. p. 7), es igualmente notable, ya que se ha basado en su contenido un sistema completo de cronología. Nabucodonosor II, rey de Babilonia 604-561 antes de Cristo, y perteneciente a la misma dinastía también nos ha dejado una serie de cilindros en forma de barril, cuyas inscripciones se refieren principalmente a un relato de sus logros en materia de construcción, mientras que el cilindro de Ciro, el conquistador persa de Babilonia (538 antes de Cristo) se ha hecho referencia en otro lugar (cf. p. 74). Pero la práctica de escribir inscripciones cuneiformes en cilindros de arcilla cocida ni siquiera llegó a su fin con los reyes persas de Babilonia, pues tenemos un cilindro (Brit. Mus. 36277) que lleva una inscripción en caracteres babilónicos arcaicos, de Antíoco Sóter, rey de Babilonia alrededor de 280 d. C. antes de Cristo; registra la restauración de los templos E-Sagil y E-zida en Babilonia y Borsippa en el año 270 antes de Cristo, y concluye con una oración al dios Nebo en nombre de Antíoco, su hijo Seleuco y su esposa.
Pero además de las inscripciones en arcilla rectangulares, redondas, en forma de barril, cilíndricas y cónicas, existen otras variedades. Entre ellas, merece una mención un bloque de arcilla de cuatro lados que forma una especie de cubo alargado, cuya altura es de 9-1/2 pulgadas y el ancho de cada uno de sus cuatro lados de 3-3/4 pulgadas (Brit. Mus. No. 92611); su fecha es de alrededor de 2100. antes de Cristo, y está inscrito con listas de nombres de peces, pájaros, plantas, piedras y prendas de vestir.
Otro objeto único es un modelo de arcilla de una pezuña de buey (Brit. Mus. No. R. 620), inscrito con predicciones. Un objeto algo similar se encuentra en un modelo de arcilla de un hígado de oveja, también conservado en el Museo Británico (No. 92,668); la inscripción que lleva es de carácter mágico, y el objeto probablemente se utilizó con fines adivinatorios. Otras tablillas, aunque no están moldeadas en forma de hígado de oveja, llevan los contornos incisos de Pág. 116Diferentes partes del hígado. La hepatoscopia, o la práctica de obtener presagios a partir de la forma, el tamaño o el estado del hígado, era una de las formas de magia más populares entre los babilonios y los asirios.
Parece que a veces se dibujaban planos de ciudades sobre tablillas de arcilla, como lo demuestra una tablilla descubierta en Nippur, en la que está grabado un plano de esa ciudad, plano que, a pesar de su antigüedad, parece haber ayudado en gran medida al trabajo de los excavadores. Otro ejemplo es el fragmento del Museo Británico (n.º 35385), en el que todavía se puede ver un plano de parte de la ciudad de Babilonia. A veces el plan era simplemente el de una propiedad (cf. Brit. Mus. No. 31483), pero en un caso, en todo caso, el mundo mismo es el tema (Brit. Mus. No. 92687), cuya característica más interesante desde el punto de vista geográfico es el océano que rodea el mundo: los babilonios creían que la tierra estaba rodeada y aparentemente sostenida por agua: se suponía que la tierra misma se parecía a un platillo invertido en forma, mientras que los cielos tenían la misma forma, la única diferencia era que eran obviamente más extensos, y los bordes inferiores descansaban sobre la tierra misma, mientras que el borde de la tierra descansaba sobre el océano.
A veces se hacían amuletos de arcilla, un buen ejemplo de lo cual es Brit. Mus. No. 85-4-8, 1; tiene forma de sello cilíndrico y está inscrito con un encantamiento para Shamash-Killâni.
Otros objetos de arcilla con inscripciones son los conocidos como astrolabios o instrumentos para realizar cálculos astrológicos.
Higo. 3. |
Higo. 4. (Música británica, 103040.) |
Las etiquetas también estaban hechas de arcilla: dos pequeñas etiquetas de arcilla (Brit. Mus. K. 1400, K. 1539) nos dan los títulos de dos series de tablillas astrológicas y de presagio; mientras que otra (K. 3787) nos da el nombre de Khipa, una esclava; está fechada en el año 11 de Marduk-aplu-iddina, es decir, circulo 710 antes de Cristo Existen diversos objetos de arcilla que no entran propiamente en el rubro de figuras de terracota o bajorrelieves de arcilla y, por lo tanto, pueden mencionarse Pág. 117Aquí se hicieron a veces impresiones o extrusiones de arcilla de inscripciones tempranas; hace algunos años la Universidad de Pensilvania adquirió un excelente ejemplo de estas extrusiones (cf. Fig. 3);47 Se trata de una expresion hecha por un escriba neobabilónico del siglo VI. antes de Cristo de una inscripción perteneciente a Shar-Gâni-sharri, rey de Akkad. Los caracteres, por supuesto, están en relieve y se leen al revés. En otro lugar se hace alusión a los sellos de ladrillo de arcilla con los que los reyes babilónicos tenían la costumbre de inscribir sus ladrillos de construcción: un ejemplo interesante de un sello de ladrillo de arcilla se ve en la Fig. 4Es un fragmento de un sello perteneciente a Narâm-Sin, el hijo de Pág. 118Shar-Gâni-sharri. Los caracteres están, por supuesto, en relieve y al revés, como en el caso de un sello. Otro objeto de arcilla de excepcional interés se ve en la Fig. 5; es una cubierta de arcilla hecha por orden de Nabopolasar, rey de Babilonia 625-604 antes de Cristo, para la conservación de la placa de piedra de su predecesor Nabû-aplu-iddina (circulo 870 antes de Cristo). Probablemente fue durante el curso de su trabajo en la restauración del templo del dios Sol en Sippar cuando se topó con esta antigua tablilla. La cubierta de arcilla lleva una inscripción de Nabopolasar en el reverso y registra las diversas ofrendas que depositó en el santuario del dios Sol. La propia cubierta se encontró en una caja de arcilla cocida, también conservada en el Museo Británico, y probablemente perteneciente al mismo reinado. El escultor utilizó arcilla para bocetos provisionales y el grabador en piedra para borradores. Así, el escultor al que debemos la representación de Ashur-bani-pal, rey de Asiria, alanceando a un león, esbozó su imagen en arcilla como preparación para cincelarla en losas de piedra, y su boceto original todavía existe (cf. Brit. Mus. 93011), mientras que todavía podemos ver dos borradores en arcilla de epígrafes inscritos en los bajorrelieves de Ashur-bani-pal (cf. Brit. Mus. Sm. 1350 y K. 4453 + K. 4515).
CAPÍTULO V—ARQUITECTURA
TLa arquitectura de un país está determinada en gran medida por los materiales con que la naturaleza ha dotado a ese lugar; también está influida por la configuración del propio país, así como por el clima, cuyos efectos el constructor se propone regular o contrarrestar. Ya hemos examinado las características físicas del valle de Mesopotamia, así como las condiciones climáticas que allí prevalecen, pero quizá no esté de más dedicar unas cuantas páginas a una revisión de los materiales que se utilizaron para las obras de construcción, antes de pasar a analizar las ruinas de los edificios en sí.
Ya se ha dicho que en las tierras bajas y pantanosas de Babilonia prácticamente no se encuentra piedra alguna, por lo que nunca ocupó un lugar importante en la arquitectura babilónica; toda piedra necesaria tenía que ser extraída en canteras lejanas en las montañas y transportada con gran esfuerzo, por lo que sólo se empleaba para fines excepcionales y en casos en que el deseo de durabilidad permanente la hacía necesaria. En consecuencia, la piedra utilizada era generalmente diorita, basalto o alguna otra piedra dura de origen volcánico, en marcado contraste con la piedra más blanda utilizada con tanta profusión por los asirios. Asiria, por otra parte, fue más afortunada en este aspecto y proporcionó un suministro muy bueno de piedra caliza y alabastro que fueron utilizados ampliamente por sus escultores y constructores, aunque la arcilla, tan fácilmente obtenible en todo el valle, fue el único elemento indispensable en la construcción. Pág. 120En ambos países, el suministro de madera era extremadamente escaso, no sólo en Babilonia sino también en Asiria, y la madera que se utilizaba para columnas, dinteles o umbrales se traía generalmente del Líbano, Amanus o algún otro lugar lejano.
Vemos, pues, que el arte de la construcción con ladrillos fue casi impuesto a los habitantes de Mesopotamia por la propia necesidad del caso.
La arcilla utilizada para este propósito no era en absoluto uniforme ni en cuanto a su color ni en cuanto a su calidad. A veces es de un color amarillo claro, a veces es casi negra, mientras que la arcilla con la que se hacen otros ladrillos es de un tono rojizo. Los hechos de arcilla amarilla clara son los mejores desde el punto de vista de la durabilidad. Los ladrillos varían además tanto en tamaño como en forma según el período al que pertenecen, de modo que a menudo es posible asignar provisionalmente una fecha a un edificio o a los restos de un edificio mediante un examen del estilo de ladrillo empleado. El tipo de ladrillo característico de los primeros períodos de la historia sumeria es el conocido como plano-convexo.48 tipo; así, los ladrillos cocidos en horno que componían el almacén de Ur-Ninâ, el primer rey de Lagash, son oblongos y plano-convexos, mientras que cada uno de ellos también lleva la impresión de una marca de pulgar en el lado convexo.
Pero una forma aún más temprana de ladrillo49 Fue encontrado en el edificio debajo del almacén de Ur-Ninâ: los ladrillos que componían este edificio eran de hecho plano-convexos como los de Ur-Ninâ, pero eran más pequeños, no tenían marcas de pulgares o dedos y, lamentablemente, tampoco estaban inscritos.
En Muḳeyyer (Ur) Taylor se encontró con una acera Pág. 121La antigüedad de este tipo de ladrillos se atestigua tanto por la apariencia de este tipo de ladrillo como por la profundidad a la que se encontró la plataforma. Este excavador descubrió ladrillos similares en Abû Shahrein (Eridu), lo que corrobora aún más la antigüedad tradicional de la otrora famosa ciudad de Ea. Las excavaciones en otros yacimientos antiguos también han dado los mismos resultados; en Fâra (Shuruppak), la escena tradicional del Diluvio, así como en Yôkha, Bismâya y en los estratos presargónicos de Nippur, se ha encontrado el mismo estilo de ladrillos.
Pero con la expansión de los semitas, que culminó con el establecimiento del imperio de Shar-Gâni-sharri y su hijo Narâm-Sin, el ladrillo relativamente pequeño, oblongo y plano-convexo cayó en desuso y dio paso a un gran ladrillo cuadrado. Inmediatamente debajo de la plataforma de ladrillo tosco de Ur-Engur (circulo 2400 antes de Cristo) en Nippur, se descubrió parte del trabajo anterior de Narâm-Sin y Shar-Gâni-sharri; los ladrillos utilizados ya no son plano-convexos y oblongos, sino planos y cuadrados, y miden 20 x 20 x 3-1/2 pulgadas; están hechos de arcilla mezclada con paja, y al mismo tiempo están bien secos y son muy duros; este tipo de ladrillo se empleó en todos los edificios de estos dos reyes.
El siguiente período en la historia de la fabricación de ladrillos en Babilonia es el que pertenece a los tiempos de la segunda dinastía de Lagash y la primera dinastía de Ur (es decir, circulo2450 antes de Cristo). El tipo de ladrillo característico de esta época se asemeja al de la anterior en cuanto a forma, pero no en cuanto a tamaño. Los ladrillos de Ur-Engur, rey de Ur, y de Gudea, el gobernante más famoso de la segunda dinastía de Lagash (circulo 2450 antes de Cristo) son cuadrados como los de sus predecesores semíticos, Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin, pero mucho más pequeños, midiendo un poco más de 12 x 12 pulgadas, y este pequeño ladrillo cuadrado permaneció en uso, con ligeras variaciones ocasionales, hasta el final de la historia de Mesopotamia. Pág. 122El ladrillo grande que utilizaron los reyes de Agadé para sustituir al ladrillo pequeño en cuestión fue, sin duda, una sustitución gradual, pues los ladrillos de Ur-bau, gobernante de Lagash algún tiempo antes que Gudea, son más grandes que los de este último rey, pero después de la época de Gudea y Ur-Engur, la forma y el tamaño de los ladrillos se volvieron más o menos estereotipados. Los ladrillos de Ur-Engur varían un poco de los de Gudea, así, la masa sólida que se encuentra debajo de la torre del templo en Nippur, que fue construida por Ur-Engur, está compuesta de ladrillos que miden solo 9 × 6 × 3 pulgadas, mientras que los brazos de la calzada, por otro lado, están construidos con ladrillos más grandes que miden 14 × 14 × 6 pulgadas. En Babilonia siempre se utilizaron ladrillos cocidos en horno para las partes importantes de los edificios; los ladrillos toscos secados al sol, que por lo general formaban el núcleo de las plataformas en terrazas, se cubrían con una pared de ladrillo cocido o, a veces, en el caso de Asiria, con un muro de apoyo de piedra. La razón, por supuesto, residía en la incapacidad de los ladrillos secados al sol para resistir la humedad y su correspondiente tendencia a desintegrarse. Por lo general, los ladrillos se colocaban en el suelo tan pronto como estaban bastante secos y firmes, y se colocaban mientras aún estaban blandos.
En términos generales, los ladrillos llevan el nombre del rey que hizo que se hiciera la estructura, por lo que la mayoría de los ladrillos de Nabucodonosor, rey de Babilonia (604-561 antes de Cristo) están inscritos: "Nabucodonosor, rey de Babilonia, restaurador de la pirámide y la torre, hijo mayor de Nabopolasar, rey de Babilonia, soy yo". Es interesante notar que aunque los azulejos del lado occidental del palacio de Nabucodonosor en Babilonia llevan el sello ordinario de ese rey, los del lado oriental están estampados con un león y una inscripción aramea. Koldewey de hecho dice que no hay duda de que esta parte del edificio también fue erigida por Nabucodonosor, ya que se han encontrado allí azulejos de pared que llevan la inscripción regular del palacio del rey. Sin embargo, el profesor Euting, a partir de las formas de los caracteres arameos, asignaría Pág. 123Estos ladrillos con inscripciones arameas datan de mediados del siglo VII, es decir, alrededor del año 650. antes de Cristo Ninguno de los ladrillos encontrados en el túmulo de Kasr lleva el sello de ningún rey asirio; estos últimos aparentemente sólo dejaron sus marcas en los ladrillos del suelo de E-sagila, el templo de Marduk. Los caracteres generalmente estaban impresos con un sello, aunque tanto en los ladrillos asirios como en los babilónicos la inscripción a veces estaba grabada a mano. Los sellos utilizados estaban hechos de terracota; un ejemplar bien conservado de un sello de ladrillo de terracota es el de Narâm-Sin mencionado anteriormente (cf. Fig. 4), mientras que en Nippur se descubrió una estampa de ladrillo de terracota de Shar-Gâni-sharri, el padre de Narâm-Sin, y uno de los resultados menores de la expedición a Bismâya, dirigida por Harper, fue el descubrimiento de una serie de estampas de ladrillo de arcilla. Muchos ladrillos asirios y babilónicos están vidriados o esmaltados y coloreados de la manera más ornamentada y con los dibujos y diseños más llamativos, pero un examen de estos naturalmente encontrará su lugar en el capítulo dedicado a la “Pintura”.
En ocasiones, los arquitectos de Babilonia se las ingeniaron para adaptar la arcilla empleada en sus construcciones a elementos decorativos. Tal fue el caso de Warka (Erech), donde Loftus descubrió una pared de unos treinta pies de largo, compuesta enteramente de conos de arcilla fijados en un cemento hecho de barro y paja, y colocados horizontalmente con sus bases hacia afuera. Algunos de estos conos habían sido coloreados de rojo o negro y estaban dispuestos para formar varios diseños geométricos. A veces estaban inscritos, a veces no. Pero los conos de arcilla aparentemente no fueron el único tipo de cono utilizado para la decoración arquitectónica, ya que en el curso de sus excavaciones en Abû Shahrein, Taylor50 Se descubrieron conos de piedra caliza y mármol, algunos de los cuales tenían un “borde alrededor del borde lleno de cobre”; estos conos varían de cuatro a diez pulgadas de largo y su diámetro mide de una a tres pulgadas.
MORTERO
Las capas y hileras de ladrillos de arcilla de los que se componía en su mayor parte la mayoría de los edificios de Mesopotamia se unían con barro en los tiempos más remotos; este barro arcilloso se distingue generalmente de los ladrillos que une por la diferencia de su color. Se ha encontrado mortero de barro en algunos de los primeros yacimientos y en algunos de los edificios más antiguos, mientras que en Asiria parece haber sido la forma habitual de cemento utilizado en todos los tiempos. En la ciudad de Babilonia, por extraño que parezca, parece que se utilizó mortero de arcilla en lugar de cal o asfalto en los últimos edificios de la época sasánida. Este mortero de barro consistía en arcilla mezclada con agua y quizás un poco de paja, como era el caso del muro cónico de Warka.51 mientras que a veces se colocaban juncos incrustados en arcilla entre los ladrillos, como fue el caso en Warka y Hammam, pero en un período extremadamente remoto el arquitecto babilónico comenzó a aprovechar el rico suministro de betún proporcionado gratuitamente por el suelo de su tierra natal, para el propósito en cuestión.
Los manantiales bituminosos más famosos de Mesopotamia fueron los de Ḥit, a orillas del Éufrates. Su fama había llegado a Egipto ya en la época de la XVIII dinastía, pues Tutmosis III trajo el betún de allí a Egipto. Un milenio después, alrededor del año 450 d. C., Heródoto antes de Cristo—alude a Ḥit como famosa por su betún, y escritores posteriores hacen mención similar de los manantiales allí. Un buen ejemplo del uso temprano del betún en Babilonia se encontró en Abû Shahrein, el sitio de la antigua Eridu, donde Taylor excavó un edificio muy antiguo, cuya antigüedad fue probada por los ladrillos plano-convexos presargónicos utilizados en su construcción, y estos ladrillos fueron todos colocados en betún; lo mismo fue Pág. 125Se encontró que este era el caso de un edificio compuesto de ladrillos marcados con dedos en Ur (Muḳeyyer), todos los cuales estaban incrustados en betún.
La plataforma sobre la que se erigió el almacén de Ur-Ninâ en Tellô consistía en tres capas de ladrillos plano-convexos y marcados con dedos, todos ellos colocados en betún, mientras que en el edificio situado debajo del de Ur-Ninâ también se utilizó libremente betún.52
De la misma manera, en Nippur, los ladrillos marcados con los dedos con los que se construyó la puerta de la ciudad se colocaron en betún, aunque los ladrillos que componen el arco primitivo encontrado en este sitio se colocaron en barro, probablemente una indicación de que en la época en que se construyó el arco no se utilizó betún; por otro lado, alrededor de la base del zigurat de Ur-Engur había una capa de betún, mientras que el altar de ladrillo tosco encontrado por Haynes en el estrato más bajo de Nippur tenía un borde de betún; pero en épocas posteriores se complementó con el mortero de cal más tenaz, aunque solo parcialmente fue este el caso, ya que incluso en tiempos tan recientes como los de Nabucodonosor (604-561 d. C.) antes de Cristo) su utilidad práctica como medida preventiva contra las fuerzas destructoras de la lluvia todavía se reconocía, pues los muros de contención de ladrillos cocidos de su palacio en Babilonia estaban realmente cubiertos de betún. De la misma manera, los ladrillos que componen la antigua muralla de la fortificación se vuelven adhesivos mediante una prodigalidad de asfalto, tan adhesivos de hecho, que a menudo es muy difícil separarlos. Afortunadamente, el lado que lleva la inscripción estampada tiene su cara hacia abajo y, por lo tanto, no está en contacto inmediato con el asfalto del que está separado por la capa de juncos y arcilla a la que ya se ha aludido.
Sin embargo, en los edificios posteriores de Babilonia también se utiliza mortero de cal, y el período de transición se caracteriza por el empleo de ambos en un mismo edificio, y de hecho Koldewey descubrió que en el caso Pág. 126En uno de los muros de un edificio de Nabucodonosor, la mitad del muro estaba cementada con asfalto, mientras que en la otra mitad se utilizó únicamente mortero de cal. Pero en el nuevo castillo que Nabucodonosor construyó para sí mismo en el Kasr, se emplearon los materiales más finos, los ladrillos eran de un color amarillo pálido y extremadamente duros, en contraste con los ladrillos utilizados en sus edificios anteriores, que son de un color marrón rojizo y menos duraderos, mientras que en esta nueva estructura, solo se utilizó mortero de cal de color blanco puro. En Nippur, así como en Birs-Nimrûd (Borsippa), se utilizó mortero de cal, así como cemento de barro y betún, y el mortero utilizado tiene tales propiedades adhesivas que los ladrillos solo se pueden separar rompiéndolos, mientras que en Muḳeyyer (Ur) se empleó un mortero compuesto de una mezcla de cal y cenizas.
En cambio, en Asiria, el mortero se utilizaba con más moderación; cuando se empleaba piedra como material de construcción, por lo general no se utilizaba cemento de ningún tipo, y las piedras se preparaban cuidadosamente para que no quedaran intersticios, como sucedió, por ejemplo, en el muro de contención de piedra que rodeaba el zigurat de Nimrûd; cuando se empleaban ladrillos ordinarios, se colocaban en un estado de humedad suficiente para que se adhirieran; mientras que cuando se utilizaba ladrillo cocido, el mortero utilizado era una mezcla de arcilla y agua. Sin embargo, el betún no era desconocido en Asiria, pero se utilizaba principalmente bajo los pavimentos o los pisos de piedra caliza de las alcantarillas, para evitar filtraciones o filtraciones.
STONE
El uso de la piedra en Babilonia, como complemento de construcción, aunque rara vez como material fundamental, data de los tiempos sumerios más antiguos. Un ejemplo muy temprano del uso de la piedra con fines claramente arquitectónicos en Babilonia lo ofrece el pavimento sobre el que se construía una Pág. 127El edificio de Lagash, que se encuentra bajo la estructura de Ur-Ninâ, fue erigido. El pavimento53 El zigurat está formado por losas de piedra caliza de tres o cuatro pies de largo, uno y medio a dos pies de ancho y unas seis pulgadas de espesor. También se han descubierto los zócalos de las puertas de algunos de los primeros gobernantes de Lagash, entre los que se pueden mencionar los de los ilustres Eannatum y Entemena, todos ellos hechos de mármol o alguna otra piedra dura, mientras que en Eridu, uno de los sitios de civilización más antiguos del valle del Éufrates, la piedra parece haber sido muy utilizada. La plataforma artificial en terrazas sobre la que se construyeron el templo y la ciudad de Eridu estaba apuntalada por un muro de arenisca, y la escalera que conducía al primer piso del zigurat estaba hecha de losas de mármol pulido, que ahora están tiradas casualmente sobre el montículo; se descubrieron piezas de ágata y alabastro, y también se utilizó granito allí. De manera similar, se han encontrado portales de piedra en Nippur y en las ruinas de otras ciudades antiguas de Babilonia, mientras que tanto los semitas Narâm-Sin como los sumerios Gudea, un poco más tarde, trajeron pesados bloques de diorita de Magan o Sinaí, aunque aparentemente con fines escultóricos más que arquitectónicos.
En la época neobabilónica se empleó más la piedra: el pavimento de la procesión del dios Marduk en Babilonia, descubierto recientemente por los germanos, estaba formado por losas de piedra caliza, con una inscripción de Nabucodonosor, mientras que Heródoto nos dice que el puente que entonces unía las dos orillas del Éufrates estaba hecho de “piedras muy grandes”.54 Y según los autores clásicos Estrabón y Diodoro, los famosos jardines colgantes de Babilonia, que Koldewey situaría al este del palacio, estaban sostenidos por arquitrabes de piedra. Pero la piedra se utilizó sólo para fines excepcionales. Pág. 128En Babilonia, el mineral fue reutilizado una y otra vez, considerándose las ruinas como una cantera, por lo que la piedra ha desaparecido en su mayor parte por completo.
En Asiria, por el contrario, la piedra era fácil de conseguir y, por lo tanto, se utilizaba con facilidad, aunque no en la medida que cabría esperar, ya que el asirio no era un inventor, sino un imitador de su predecesor, el babilónico, que le dio poco o ningún ejemplo en el trabajo de la piedra. Por lo tanto, incluso en Asiria, la piedra se utilizaba en su mayor parte sólo para pavimentos, zócalos y revestimiento de muros; sin embargo, a veces también se utilizaba para los muros de contención que encerraban un montículo artificial. Los bloques de piedra utilizados para este último fin eran a veces de un tamaño colosal, llegando a medir hasta 6 × 6 × 9 pies y pesar varias toneladas. Los principales tipos de piedra empleados por los arquitectos asirios eran la piedra caliza, de diversos grados de dureza, y el alabastro, este último a menudo se encuentra en la propia Asiria un poco por debajo de la superficie del suelo. El alabastro es un sulfato de tiza, de color gris, blando y que admite un pulido intenso, pero es quebradizo y se deteriora con el paso del tiempo. En Nimrûd (Calah) algunos de los canales de drenaje estaban cubiertos con grandes losas de piedra caliza, y el zigurat de Nimrûd, del que sólo queda un piso, estaba revestido con un muro de revestimiento de piedra maciza, mientras que en ocasiones parece que se utilizaron columnas de piedra, y de hecho se ha descubierto una parte de una columna compuesta de piedra caliza tallada, de unas cuarenta pulgadas de alto y que incluía tanto el capitel como la parte superior del fuste en una sola pieza. Layard encontró además cuatro bases de columnas hechas de piedra caliza, en el lado norte del palacio de Senaquerib en Nínive (cf. Fig. 14). A veces los dinteles de las puertas estaban hechos de piedra; George Smith encontró uno de esos dintel de piedra a la entrada del salón del palacio de Senaquerib, mientras que el alféizar o umbral generalmente, o en todo caso muy frecuentemente, consistía Pág. 129de alabastro o piedra caliza. De manera similar, los pisos de las habitaciones más importantes estaban formados por losas de piedra caliza.
No obstante, las piedras más duras se emplearon a veces en Asiria, al igual que la piedra caliza se empleó ocasionalmente en Babilonia, pero por regla general, en ambos casos con fines escultóricos más que constructivos. El conocido obelisco negro de Salmanasar II (860-825 d. C.) antes de Cristo) ya mencionado, se suponía que proporcionaba un buen ejemplo del uso de piedras volcánicas en el país del norte, pero el material del que está hecho probablemente es alabastro. Sin embargo, una estatua de basalto de este mismo rey fue descubierta por las excavaciones alemanas en Ashur hace algunos años, mientras que el capitel de una columna encontrado en el mismo sitio, que posiblemente pertenece a la época de Tiglat-Pileser I, nos da una ilustración del uso de piedras duras para fines puramente arquitectónicos por los asirios. No se sabe con certeza de dónde obtuvieron estas piedras más duras, pero el basalto y otras rocas ígneas pueden extraerse en los valles de los arroyos que vertían sus aguas en el Tigris y el Éufrates, y en el valle del Khabour Layard nos informa que descubrió muchos volcanes extintos.
MADERA
Asiria ofrecía un suministro de madera mejor que Babilonia, país que era tan pobre en madera como en piedra. Los únicos árboles de los que se podían obtener vigas lo suficientemente largas como para ser de alguna utilidad eran el álamo y la palmera. Como la madera es más perecedera que la arcilla o la piedra, naturalmente no esperamos encontrar la misma cantidad de evidencia material de su uso; sin embargo, ha sobrevivido a los estragos del tiempo lo suficiente como para establecer la certeza de su uso en Mesopotamia como material de construcción desde los tiempos más antiguos hasta los más recientes. Así, por ejemplo, en Nippur, Peters encontró vigas carbonizadas de madera de palmera que evidentemente habían formado en algún momento el techo del corredor en el que se descubrió; Pág. 130De la misma manera, se encontraron trozos de tamarisco en el umbral de ladrillo de una puerta, que probablemente representaba todo lo que quedaba de las puertas y los postes de la puerta. De manera similar, en Lagash, no lejos del almacén de Ur-Ninâ, se encontraron los restos carbonizados de pilares hechos de madera de cedro, que sin duda en un tiempo sostuvieron un pórtico hecho del mismo material, mientras que el propio Ur-Ninâ registra que traía madera de las montañas, al igual que sus descendientes de días posteriores. De manera similar, el techo de un templo erigido por Enannatum I, un sucesor de Ur-Ninâ, estaba construido de madera de cedro. Así también en Muḳeyyer (Ur), se descubrieron grandes cantidades de madera carbonizada,55 Mientras que en Abû Shahrein (Eridu), la pared del zigurat está llena de agujeros cuadrados, de tres pulgadas por lado, que se rellenan con madera.56 Después del establecimiento de la soberanía babilónica sobre la tierra de Amurru (es decir, Siria y Palestina) por parte de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin, los reyes de Babilonia obtenían regularmente madera de cedro del Líbano, al igual que los primeros reyes de Egipto. En una habitación de Nippur utilizada aparentemente para almacenar tablillas sin cocer en la época de Gimil-Sin (c. 2350 antes de Cristo) aparentemente se habían usado estantes de madera para este propósito, mientras que el techo del famoso castillo de Babilonia, reconstruido por Nabucodonosor, estaba hecho de madera de cedro, al igual que las puertas, y la entrada en forma de portal de uno de los edificios de Babilonia excavados por Koldewey estaba techada en su totalidad con un cielorraso de madera.
Los relieves de las paredes son una prueba suficiente del uso de la madera en Asiria, ya que partes de algunas de las estructuras que se encontraron allí sólo podrían haber sido hechas de madera. Salmanasar II (860-825 antes de Cristo) al conmemorar su reconstrucción del templo de Anu y Adad en Ashur, dice que lo cubrió con vigas de cedro, y las de las habitaciones más grandes de los palacios que no estaban abovedadas deben haber sido Pág. 131Se ha cubierto con madera, porque no hay pruebas de la existencia de losas de piedra de tamaño suficiente para haber logrado el propósito, y los grandes techos de ladrillo plano estarían fuera de cuestión. De la misma manera, Tiglatpileser III afirma que hizo un palacio de madera de cedro.57 Mientras que Asarhaddon dice que las puertas de uno de los palacios que él mismo erigió estaban hechas de madera de ciprés y estaban cubiertas de plata y cobre,58 En otro pasaje afirma que en sus obras de construcción en Babilonia utilizó robles, terebintos y palmeras. En Khorsabad, Place encontró además fragmentos de vigas de cedro que se habían utilizado claramente con fines arquitectónicos y que probablemente formaban parte de los dinteles de las puertas en las que se encontraron; así también Layard, en el curso de sus excavaciones, encontró los restos carbonizados de madera junto con una viga de madera de cedro, todos los cuales se encuentran ahora en el Museo Británico. La escasez de los restos de madera así utilizados se explica adecuadamente por la destructibilidad de ese material.
METAL
Difícilmente se puede decir que el metal haya sido utilizado con fines puramente arquitectónicos, y cuando se empleó parece que se añadió más bien para adornar las partes más visibles del edificio que como parte integral de la estructura. Sin embargo, hay una o dos excepciones a esta generalización. Los umbrales a veces estaban hechos de metal en los edificios más lujosos, y un umbral de bronce que medía 60 × 20 × 3-1/2 pulgadas, con una inscripción de Nabucodonosor, ha salido a la luz y ahora se encuentra en el Museo Británico, mientras que otro objeto de carácter singularmente único, que consiste en un portalón de bronce engastado en plomo, ha encontrado de manera similar su camino a esa famosa institución. Heródoto nos dice además en su relato de Babilonia que las murallas tenían cien puertas "todas de bronce; sus jambas y dinteles eran de bronce". Pág. 132del mismo material”. Algunos de los bajorrelieves también presentan estructuras, partes de las cuales aparentemente deben haber sido hechas de metal: el pabellón real tallado en la tablilla de Abû Habba (Sippar), por ejemplo (cf. Pl. XIV) está provisto de una pared posterior curva que, al mismo tiempo, se dobla hacia dentro para formar un techo; es posible que esta pared y este techo estuvieran hechos de madera, pero es evidente que el metal se habría adaptado más fácilmente a esta forma. De otros materiales de construcción menores, como herramientas y clavos que desempeñaron un papel secundario en la arquitectura mesopotámica, sabemos relativamente poco, aunque se han recuperado varios clavos en diferentes sitios.
TEMPLOS
Sería imposible dar una lista de todos los templos y palacios de Mesopotamia excavados durante los últimos sesenta años, por lo que debemos limitarnos a una breve descripción de algunos de los edificios mejor explorados, que pueden considerarse, con reservas, como típicos. Los templos no han resistido los efectos del deterioro del tiempo y el clima tan bien como los palacios, la razón de esto se encuentra en el hecho de que, en términos generales, el objetivo del constructor del templo era, en la medida de lo posible, erigir una estructura cuya cima metafóricamente "llegara al cielo", mientras que la gloria culminante de los palacios no residía en la altura a la que se alzaban, sino en la extensión del terreno que cubrían.
La corte de los hombres del noreste: Nippur
(Ambos de “Excavaciones en Nippur” de CS Fisher, con autorización)
En cuanto al plano general de los templos sumerios, todavía nos encontramos en un estado de ignorancia, ya que en los primeros lugares de ocupación babilónica se han desenterrado pocos edificios importantes. El templo mejor conservado y más explorado del sur de Babilonia es el de En-lil en Nippur. Un plano babilónico de este santuario antaño famoso, dibujado en una tablilla de arcilla y probablemente perteneciente a la primera mitad del segundo milenio antes de Cristo fue descubierto Pág. 133por Haynes en el curso de sus excavaciones, y ha sido de gran ayuda para determinar el carácter general de este templo babilónico en su estado reconstruido posterior, aunque en realidad puede ser una copia de un plan anterior,59 ya que concuerda muy bien con las conclusiones generales que se pueden extraer sobre la configuración del templo en la época de Shar-Gâni-sharri y Nâram-Sin, quienes, y especialmente este último, hicieron mucho en la reparación de este antiguo templo.
La característica más destacada en relación con el templo de Nippur, según lo revelado por las excavaciones, es el zigurat, o torre-escenario erigida por Ur-Engur, rey de Ur (circulo 2400 antes de Cristo). Los túmulos en ruinas de Nuffar, o Niffer (cf. Pl. X), están situadas en el lado oriental del canal Shatt-en-Nîl, que en un tiempo formaba una línea de comunicación entre el Golfo Pérsico y la ciudad de Babilonia. Los montículos en cuestión, el principal de los cuales marca el sitio del zigurat de Ur-Engur, fueron excavados por Peters, Harper, Haynes y Hilprecht, bajo los auspicios de la Universidad de Pensilvania, entre los años 1889 y 1900. La torre remata una plataforma artificial que mide aproximadamente 192 × 127 pies y, de acuerdo con el principio babilónico habitual de orientación, tiene sus cuatro esquinas orientadas hacia los puntos cardinales de la brújula. El zigurat aparentemente solo tenía tres niveles en contraposición a la torre de siete niveles característica de los templos babilónicos y asirios de épocas posteriores, aunque el templo de E-pa de Gudea erigido en honor a su dios Nin-girsu tenía siete zonas, lo que probablemente significa que era una torre de siete niveles. El zigurat de Muḳeyyer60 El (Ur) excavado por Taylor también parece haber tenido tres pisos, o posiblemente sólo dos. El piso inferior, protegido con un muro de ladrillo cocido de cuatro pies de espesor, estaba reforzado con contrafuertes. Pág. 134Aunque debe mencionarse que los llamados “contrafuertes” de las torres de los escenarios de Babilonia y Asiria son en la mayoría de los casos conductos de agua para drenar las plataformas superiores. El segundo piso, cuya base está conectada con el piso inferior por medio de una escalera de tres yardas de ancho, está compuesto de ladrillos completamente diferentes a los del piso inferior, siendo los del piso inferior de 11-1/4 × 11-1/4 × 2-1/4 pulgadas, y tienen una pequeña marca de 3-1/4 pulgadas cuadradas, mientras que los del segundo son de 13 × 13 × 3 pulgadas, y la marca mide 8 × 4 pulgadas. Los ladrillos del primer piso se colocaron en betún, mientras que los del segundo, exceptuando los ladrillos del lado norte, se colocaron en un mortero compuesto de cal y ceniza. El ascenso a la cima del segundo piso se hacía por medio de un camino inclinado, de lo cual se desprende que los dos pisos no se construyeron al mismo tiempo. El zigurat de Abu Shahrein,61 También excavado por Taylor, tiene unos setenta pies de altura y, como el de Muḳeyyer, está revestido con un muro de ladrillo cocido. Aquí también se llega a la parte superior del primer piso por medio de una escalera de quince pies de ancho, y se accede a la cima del segundo piso por un camino inclinado como en Muḳeyyer.
El acceso al zigurat de En-lil en Nippur se encuentra en el lado sureste y está marcado por dos muros de ladrillo cocido, de unos diez o más pies de alto y más de cincuenta y dos pies de largo, con un espacio de unos veintitrés pies separando los dos muros entre sí, mientras que la calzada misma que conducía al zigurat estaba formada por ladrillos toscos. Todo el recinto del templo estaba rodeado por un muro macizo, del que todavía quedan unas treinta hiladas de los ladrillos que lo componían. Debajo de la plataforma de ladrillo tosco sobre la que se erigió la torre, había otro pavimento de construcción mucho más fina, hecho de grandes ladrillos bien cocidos, casi todos los cuales tenían inscrita la palabra Pág. 135En el siglo I d. C. se descubrió la huella de Shar-Gâni-sharri o Narâm-Sin. Directamente al sureste del zigurat se encontró una gran cámara de unos treinta y seis pies de largo, más de once pies de ancho y unos ocho pies de alto, cuyo suelo descansaba sobre la plataforma de Narâm-Sin. Los ladrillos inscritos demostraban que esta cámara, como el propio zigurat, había sido construida por Ur-Engur. Inmediatamente debajo de ella se descubrió una segunda cámara del mismo tipo, en la que se encontró una huella de ladrillo de Shar-Gâni-sharri: alrededor de las paredes de esta cámara había una estrecha plataforma en la que se dice que se encontraron algunas tablillas. Haynes excavó hasta el suelo virgen y afirma que descubrió al menos dos templos debajo del pavimento de Narâm-Sin; en el estrato más bajo se dice que se encontró un altar de ladrillo tosco de 13 × 8 pies, sobre el que había un gran depósito de cenizas blancas. Alrededor del “altar” había un muro bajo que rodeaba el recinto sagrado, en cuyo exterior se encontraron dos vasijas de arcilla de unas veinticinco pulgadas de alto y decoradas con un dibujo de cuerdas. Al sureste del “altar” hay una plataforma de ladrillo tosco de casi siete metros cuadrados y más de tres metros y medio de espesor. Alrededor de la base de ésta, Haynes nos informa que encontró una serie de respiraderos de agua, mientras que debajo de esta masa sólida, encontró un desagüe que corría por debajo de la plataforma, en cuyo techo se descubrió un verdadero arco de piedra angular. Este arco se encontró a unos siete metros por debajo del pavimento de Ur-Engur y a más de cuatro metros y medio por debajo de la plataforma de Narâm-Sin. Desafortunadamente, los estratos más bajos del montículo han sido tan perturbados y los edificios saqueados tan despiadadamente, que es imposible dogmatizar sobre las fechas de todo lo que las excavaciones han revelado.
En cuanto al propio zigurat, el más bajo de sus tres niveles parece haber tenido unos veinte pies y medio de altura: la pendiente de los lados hacia arriba esPág. 136En la segunda terraza hay aproximadamente una de cada cuatro, y la segunda terraza está retranqueada unos trece pies y medio desde la superficie de la de abajo. La terraza inferior está protegida con ladrillo cocido en el lado sureste, mientras que en todos los demás lados la base es de ladrillo cocido, de cuatro hileras de alto y ocho de ancho, rematadas con ladrillos toscos cubiertos con un yeso compuesto de arcilla y paja picada, que ayudó a preservar la mampostería tosca. En el centro de cada uno de estos tres lados había un conducto de agua por el que se drenaban las partes superiores del zigurat (cf. Lámina 12). XI); el conducto estaba hecho de ladrillos cocidos y tenía diez pies y medio de profundidad y tres pies y medio de ancho. Alrededor de la base del zigurat había una capa de betún que se inclinaba hacia afuera, con canaletas para drenar el agua y así preservar los ladrillos crudos de la disolución.
De esta breve descripción de los restos arquitectónicos descubiertos en Nippur se desprende inmediatamente que, aunque la información aportada es de suma importancia y del máximo valor, todavía no sabemos cuál era el aspecto general de un templo babilónico primitivo, exceptuando, por supuesto, la torre del templo de Ur-Engur. Hilprecht y Fisher han realizado una restauración del templo tal como probablemente aparecía en los días de Ur-Engur, que se reproduce con su amable permiso en la figura 1. 6.
Del templo erigido por Gudea en honor y gloria de su dios Nin-girsu sabemos relativamente poco más allá de lo que él nos cuenta, pero según su relato, era evidentemente muy elaborado, pues contenía cámaras para los sacerdotes, casas del tesoro, graneros y recintos para las diversas víctimas de los sacrificios. En épocas posteriores parece que hubo dos tipos generales de templo en boga en Babilonia: uno que tenía como rasgo característico una torre escalonada y el otro que se distinguía por su ausencia. Del último tipo tenemos un buen ejemplo en el templo de Nin-makh en Babilonia, excavado por el Pág. 137Sociedad Oriental Alemana. La diosa Nin-makh había sido venerada ya en la primera dinastía de Lagash, pues en la época de Entemena ya se habían erigido templos en su honor. Su templo en Babilonia estaba construido principalmente con ladrillos secados al sol, con las cuatro esquinas orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, como era habitual; comprendía un patio, así como varias habitaciones, algunas de las cuales estaban pintadas y aún eran visibles restos de decoración blanca. Al parecer, un vestíbulo conducía a un patio o salón, alrededor del cual se situaban varias habitaciones y salones, y al que también se abrían. El patio interior ofrece un punto de contraste con el templo asirio de Nimrûd, que no tiene un salón interior de ese tipo. Cerca de las ruinas de este templo se encontraba la famosa puerta de Ishtar, cuyos lados estaban formados por muros macizos que se encontraron todavía conservados hasta la altura de treinta y nueve pies. Estos muros estaban decorados con relieves sobre ladrillos esmaltados que representaban animales de carácter normal y anormal. Al parecer había al menos once Pág. 138filas de estos relieves que representan toros o dragones uno encima del otro.
LÁMINA XI
Conducto de agua de Ur-Engur: Nippur
(De “Excavaciones en Nippur” de CS Fisher, con permiso)
Pero de todos los templos babilónicos, el de E-temen-an-ki, construido por Nabucodonosor, rey de Babilonia, sobre el lugar de un antiguo santuario, es con diferencia el más famoso. Este templo, llamado por Heródoto (I, 181) el templo de Belo, era sin duda un edificio magnífico tanto por su tamaño como por su esplendor. Heródoto, en su descripción, afirma que estaba formado por un bloque sólido de mampostería, sobre el que se superponía otro bloque de menor tamaño, y así sucesivamente hasta que finalmente hubo ocho bloques en total; el primero o más bajo, sin embargo, era simplemente el cimiento de todo el zigurat y no debe considerarse en absoluto como un "escalón", sino que era, por tanto, una torre perfecta de siete niveles, cuyo bloque más alto sostenía un santuario. A la cima se llegaba mediante un ascenso que rodeaba la estructura. Según el difunto George Smith, cuyas estimaciones se basaban en una descripción babilónica contenida en una tablilla que en su poder estuvo en su momento, la altura era de 300 pies, siendo los lados de su base cuadrada de las mismas dimensiones; el segundo piso medía 260 pies cuadrados y su altura era de 60 pies. Los pisos tercero, cuarto y quinto tenían cada uno 20 pies de altura, y medían 200, 170 y 140 pies cuadrados respectivamente. La variación en la altura de los diferentes pisos forma un punto de contraste con la regularidad exhibida por el zigurat de Khorsabad, del cual aún se pueden ver los restos de cuatro pisos. En cuanto al sexto piso, la tablilla babilónica aparentemente no decía nada, mientras que se afirmaba que el piso superior que sostenía el santuario del dios medía 80 × 70 pies y tenía 50 pies de altura. Las siete etapas sin duda brillaron en un tiempo con los siete colores planetarios, como fue el caso de la torre de siete etapas en Khorsabad, en cuyas etapas inferiores restantes todavía se encontraban los colores, siendo el orden de los colores, blanco para la etapa más baja, Pág. 139El siguiente piso estaba pintado de negro, mientras que los pisos siguientes estaban pintados de azul, amarillo, plata y oro. El zigurat estaba rodeado por un recinto de unos 400 metros cuadrados, al que se entraba y salía por medio de puertas de bronce. Un edificio de dos alas en el oeste, presumiblemente el santuario del dios, contenía un lecho de oro y un trono con escalones también de oro, mientras que el templo contenía además una imagen del propio dios, hecha de oro macizo. El relato babilónico nos informa de que el templo comprendía dos patios oblongos, uno dentro del otro, y que el edificio en su conjunto consistía en una serie de santuarios, aunque, por supuesto, el elemento más destacado y, por tanto, quizá el más importante de su composición, era el zigurat.
Pero las obras de construcción de Nabucodonosor no se limitaron a la construcción de un templo en honor de Belo: reconstruyó o restauró las grandes murallas de la ciudad de Babilonia, Imgur-Bêl y Nimitti-Bêl; construyó templos para Shamash, el dios del sol, en Sippar y Larsa, ciudades que habían sido antiguos centros del culto a este dios, mientras que en Babilonia erigió un templo a la diosa Nin-makh. En Borsippa (Birs-Nimrûd), prestó mucha atención y cuidado al antiguo santuario de Nebo, y su trabajo en este sitio ha sido identificado por algunos eruditos con el magnífico templo descrito anteriormente, al que Heródoto se refiere con tanta extensión, aunque, como señalan Hommel y Pinches, la distancia de Borsippa a Babilonia es más bien contraria a la identificación. Por otra parte, en Borsippa hay restos de lo que bien pudo haber sido el magnífico templo en cuestión, mientras que en la ciudad de Babilonia no se ven restos de ese tipo; y en cuanto a la objeción planteada a la identificación de estos restos con el famoso templo de Belo sobre la base de que Borsippa estaba demasiado lejos, hay que recordar que no sabemos realmente hasta dónde se extendía la ciudad, si de hecho ni siquiera podía incluir Pág. 140Borsippa dentro de sus límites, ya que, según Heródoto, el circuito de la ciudad medía unas cincuenta y seis millas. El propio relato de Nabucodonosor sobre sus logros arquitectónicos está inscrito en una serie de cilindros de arcilla con forma de barril y en la famosa inscripción de la Casa de las Indias Orientales.
Los templos asirios parecen haber seguido en su mayor parte el mismo tipo general que el que prevalecía en Babilonia. Uno de los primeros explorados, y quizás el más famoso en la actualidad, es el excavado por Layard en Nimrûd (Calah).62 Consistía en un patio exterior, desde el cual el adorador entraba a un vestíbulo de 46 pies por 19 pies,63 Más allá de la cual había una cámara lateral y un salón de 47 pies de largo y 31 pies de ancho, que terminaba en un hueco pavimentado con una enorme losa de alabastro, de 21 pies de largo, 16 pies 7 pulgadas de ancho y 1 pie 1 pulgada de espesor, en la que probablemente estaba colocada la imagen del dios; se encontraron muchas losas de piedra de carácter religioso en el interior, mientras que sobre el pavimento de piedra estaba inscrita una historia del reinado de Ashur-naṣir-pal. La entrada principal estaba decorada y protegida con leones alados con cabeza humana de 16-1/2 pies de alto y 15 pies de largo, cuyo papel de guardián en los portales del palacio del rey se intercambia así por una posición de confianza aún más alta y exaltada, mientras que la entrada a la habitación lateral estaba cubierta de relieves que representaban al dios en el acto de expulsar a un demonio maligno. La entrada lateral se encontraba a treinta pies a la derecha de la entrada principal, y la cámara a la que conducía estaba conectada por dos corredores con el vestíbulo y el salón principal. Fue a la derecha de esta entrada más pequeña donde se descubrió el famoso monolito rematado en arco de Ashur-naṣir-pal (cf. Lámina XNUMX). III). A poca distancia del edificio que acabamos de describir, y en el mismo borde de la plataforma artificial, Pág. 141Se descubrió otro templo cuya entrada estaba custodiada por dos leones colosales (cf. Lám. XXVI), de 8 pies de alto y 13 pies de largo, y la puerta, que tenía unos 8 pies de ancho, estaba pavimentada con una losa inscrita. Frente a los leones había dos altares similares al altar del relieve de Khorsabad reproducido en la Fig. 14, C. La puerta conducía a una sala de 57 pies de largo y 25 pies de ancho, que terminaba en un hueco pavimentado con una enorme losa de alabastro inscrita en ambos lados y que medía 19 pies por 1 pies. Fue en este templo donde se descubrió la estatua de Ashur-naṣir-pal (cf. Lámina 2). XXIV).
El parecido que guardan las torres escalonadas de Mesopotamia con las pirámides de Egipto llevó naturalmente a preguntarse si se parecían a ellas también en lo que se refiere al uso que se les daba. En consecuencia, Layard intentó responder a la pregunta, que ya habían respondido categóricamente Ctesias y Ovidio, haciendo cortes en un zigurat de Nimrûd con vistas a determinar si contenían huecos en los que se hubieran depositado en algún momento los cuerpos de reyes o héroes, o si de hecho los zigurats eran principalmente tumbas como las pirámides de Miṣraim. La posibilidad de que así fuera fue probada por el descubrimiento de una bóveda, a la altura de la propia plataforma, que medía 100 pies de largo, 6 pies de ancho y 12 pies de alto, aunque si realmente había sido el lugar de descanso final de un rey fallecido, había sido completamente saqueado. Del zigurat en cuestión sólo queda un piso, protegido por un enorme revestimiento de piedra, y de unos seis metros de altura; las piedras parecen haber sido colocadas juntas sin mortero, como solía ser el caso en la mampostería asiria.
Otro excelente ejemplo de templo asirio es el templo de Anu-Adad en Ashur, excavado recientemente por la Deutsche Orient Gesellschaft. El código de Khammurabi muestra que esta ciudad existía en todo caso ya en su época, y las excavaciones alemanas han Pág. 142demostró que no perdió su importancia cuando la sede del gobierno fue trasladada a Calah (Nimrûd) alrededor de 1300. antes de Cristo, pero por el contrario continuó siendo una ciudad real y mantuvo su importancia hasta el siglo VII. antes de Cristo, y posiblemente más tarde.
El templo de Anu-Adad fue fundado por Ashur-resh-ishi (circulo 1140 antes de Cristo). Consistía en una terraza rectangular a la que se accedía por una puerta flanqueada por torres: debajo de la terraza había varias habitaciones. Las dos torres del templo estaban separadas entre sí por un largo pasillo, a cada lado del cual había cuatro pequeñas habitaciones que rodeaban una gran cámara en el medio, que bien pudo haber sido el santuario. Una de estas grandes cámaras estaba dedicada a Anu y la otra a Adad. Las dos torres del templo eran, según Andrae, zigurats de cuatro niveles, y sin duda en el piso superior había un santuario, como en el templo de Belo en Babilonia. Muchos de los ladrillos que componían las torres estaban inscritos, como era casi siempre el caso. Tiglat-Pileser I (1100antes de Cristo) el hijo y sucesor de Ashur-resh-ishi tuvo ocasión de reparar o reconstruir este templo, y registra que elevó sus torres al cielo y afirmó sus almenas con ladrillos cocidos.64 Su relato dice lo siguiente:
“Al principio de mi gobierno, Anu y Adad, los grandes dioses, mis señores, que aman mi dignidad sacerdotal, me exigieron la restauración de esta su morada sagrada. Hice ladrillos y limpié el terreno hasta llegar a la terraza plana artificial sobre la que se había construido el antiguo templo. Coloqué sus cimientos sobre la roca sólida y recubrí todo el lugar con ladrillos como una chimenea, puse sobre ellos una capa de cincuenta ladrillos de profundidad y construí sobre esto los cimientos del Templo de Anu y Adad de grandes piedras cuadradas. Lo construí desde los cimientos hasta el techo más grande y grandioso que antes, y erigí también dos grandes templos. Pág. 143Yo planeé, ideé, pensé, construí y completé el espléndido templo, una morada brillante y magnífica, la habitación de sus alegrías, la casa para su deleite, que brillaba tan brillante como las estrellas en el firmamento del cielo y estaba ricamente decorada con ornamentos gracias a la habilidad de mis artistas. Hice que su interior fuera brillante como la cúpula de los cielos; decoré sus paredes como el esplendor de las estrellas nacientes y lo hice grandioso con un brillo resplandeciente. Elevé las torres de su templo hasta el cielo y completé su techo con ladrillo cocido; ubiqué allí la terraza superior que contenía las cámaras de sus grandes divinidades; y conduje a su interior a Anu y Adad, los grandes dioses, y los hice morar en esta su elevada morada, alegrando así el corazón de sus grandes divinidades. También limpié el lugar de la casa del tesoro de Adad, mi señor, que el mismo Shamshi-Adad, sacerdote de Ashur, hijo de Isme-Dagan, también sacerdote de Ashur, había construido y que estaba en ruinas y en decadencia, y la reconstruí desde los cimientos hasta el techo con ladrillos cocidos, haciéndola más hermosa y mucho más firme que antes. Maté allí animales limpios como sacrificio a Adad, mi señor.
Este mismo rey, con la presciencia característica de los monarcas asirios, ruega que, en caso de que el edificio se deteriore, un futuro rey pueda restaurarlo, y ruega además que dicho rey unja con aceite sus propias tablas inscritas y sus cilindros de cimentación. Su oración se vio justificada por los acontecimientos posteriores, pues en la obra de Salmanasar II (860-825 d. C.) antes de Cristo) En ese momento, el templo ya había sufrido los efectos del tiempo y del clima, y por eso el rey lo reconstruyó por completo. La reconstrucción de Salmanasar no fue tan ambiciosa en sus dimensiones como la de Ashur-resh-ishi, el fundador original del templo. Erigió dos torres para el templo (cf. Fig. 7) paralelas a las de su predecesor, pero diferentes de las de Ashur-resh-ishi, según Pág. 144Según Andrae, el zigurat (el llamado “Observatorio”) de Khorsabad y el zigurat de Belus en Babilonia estaban revestidos de paneles en lugar de lisos. Pero Salmanasar no fue el último rey al que se le concedió el privilegio de reparar este antiguo templo: Sargón 722-705 antes de Cristo) el sucesor de Salmanasar IV y predecesor inmediato de Senaquerib, también encontró ocasión de dedicarse a esta obra de piedad, y en el patio de Salmanasar II, las baldosas del pavimento llevan casi todas el nombre de Sargón, un testimonio permanente de su sentido de obligación religiosa en esta materia. La característica única de este templo es su doble propiedad.
Otro templo excavado recientemente en Ashur por Koldewey y Andrae es el templo erigido por Sin-shar-ishkun en honor al dios Nebo. Sin-shar-ishkun fue el último rey de Asiria y reinó alrededor del año 615 d. C. antes de Cristo Este templo, que comprendía un número considerable de habitaciones de diversas formas y tamaños, estaba dividido en dos divisiones principales, ambas compuestas por un grupo de apartamentos que conducían a un patio principal, estando los dos patios conectados entre sí. El acceso al templo desde el exterior se hacía a través de una puerta y un vestíbulo que conducían al patio norte, aunque posiblemente el Pág. 145El patio sur, con el que está conectado este último, en un tiempo tenía una entrada similar.
El patio sur mide más de noventa pies de largo y unos treinta y siete pies de ancho, y está rodeado de habitaciones en sus lados sur, este y norte, mientras que en el lado norte está conectado con el patio norte. Pero es en el lado occidental de este patio sur donde se encuentran las principales habitaciones del templo. Gracias al excelente estado de conservación en el que se encontró la base de ladrillo de los muros, los excavadores pudieron determinar la planta de dos series paralelas de habitaciones, a cada una de las cuales se accedía desde el patio por una puerta de entrada provista de una torre; tanto la serie norte como la sur de habitaciones contenían en primer lugar una amplia habitación que comunicaba con una habitación larga, en cuyo extremo había un hueco para la estatua del dios. El hueco al final de la habitación larga en la serie norte está tan bien conservado que el plan general de su reconstrucción es bastante seguro. Al pedestal pavimentado de piedra caliza en el hueco se ascendía por un pequeño tramo doble de escalones bajos, los escalones estaban pavimentados de manera similar con piedra caliza y eran cuatro. Todas estas habitaciones, incluidos los corredores sur y oeste y el patio sur, estaban pavimentadas con ladrillos; algunos de los ladrillos tenían la inscripción del edificio Sin-shar-ish-kun, y los ladrillos de las amplias habitaciones sur y norte tenían la inscripción “templo de Nebo”, lo que demostraba que toda esta parte del edificio pertenecía al templo de ese dios y que, por lo tanto, su templo tenía un doble carácter.
Evidentemente, Sin-shar-ishkun no había tenido reparos en utilizar los materiales de construcción de sus predecesores, ya que uno de los huecos de la puerta lleva el nombre de Ashur-naṣir-pal, mientras que entre otros objetos inscritos descubiertos se encontraron fragmentos de cilindros y prismas huecos de terracota, así como conos de arcilla con una inscripción de Sin-shar-ishkun. El plano de la división sur de este templo Pág. 146El templo de Nebo corresponde en todos sus detalles esenciales al del templo asirio normal, cuyas características más sobresalientes —aparte del zigurat— eran la sala amplia, el salón con un hueco para la estatua del dios, un grupo de habitaciones circundantes y un corredor.
El templo más famoso de Ashur fue el del propio dios Ashur, pero lamentablemente está mal conservado y, en consecuencia, tiene menos importancia arqueológica que el templo de Anu-Adad o el templo de Nebo. Un punto de interés sobre el antiguo templo de Ashur es que las habitaciones parecen haber sido más anchas que largas. En la parte más antigua del edificio, un bloque de alabastro65 En el interior de la tumba se encontró una inscripción de veinticuatro líneas escritas en caracteres arcaicos. Los caracteres se parecen un poco a los encontrados en las inscripciones de Irishum y son similares a los caracteres utilizados en las inscripciones babilónicas tempranas, aunque, al igual que ellos, se leen longitudinalmente y no lateralmente, sino que las líneas van de izquierda a derecha en lugar de de derecha a izquierda, y en esto se parecen a algunas inscripciones encontradas en Tellô.66 Este bloque de alabastro es posiblemente la inscripción asiria más antigua descubierta hasta ahora. En el patio delantero de este mismo templo se encontraron algunos fragmentos de una escultura de diorita con pequeñas figuras similares a las del periodo Khammurabi.
El zigurat mejor conservado de Mesopotamia es el descubierto en Khorsabad; todavía quedan cuatro pisos de esta torre y todavía se pueden ver los colores con los que fueron pintadas. Está muy cerca, aunque no en conexión inmediata, del grupo de edificios que antiguamente se consideraba el harén del palacio, pero que Koldewey mostró recientemente.67 ser en realidad un conjunto de templos (cf. Fig. 24 B). El argumento en el que se basaba la teoría del harén era el hecho de que este bloque de Pág. 147El edificio está separado del palacio, pero este argumento podría utilizarse con mayor fuerza en apoyo de la teoría del templo, mientras que su proximidad al zigurat y la correspondencia general en forma y figura de los diversos edificios que lo componen con el templo asirio normal, como lo revelan las excavaciones, hacen que la afirmación de Koldewey sea una certeza práctica. Además, aunque el zigurat, como es el caso de Borsippa, no está conectado con el teórico "complejo del templo", no parece haber duda de que pertenecen el uno al otro, ya que no hay espacio en ningún otro lugar del vecindario para un templo propiamente dicho, y las partes adyacentes del palacio ciertamente se usaban para fines seculares y no religiosos. El bloque parece contener tres templos, la entrada a cada uno de los cuales era a través de un patio central; los templos consistían en una sala amplia o vestíbulo, una sala larga o salón al final del cual había otra sala, presumiblemente el santuario donde se consagraba la estatua del dios. La entrada al santuario desde el salón se hacía a través de una amplia abertura y subiendo unas escaleras.
Además de estas partes salientes del edificio, había varias habitaciones subordinadas, que en un templo flanqueaban el lado derecho, en otro el izquierdo y en el tercero ambos lados de la sala principal; estas habitaciones estaban conectadas en un caso con la sala amplia, la sala y el santuario, en el segundo con la sala y el santuario, y en el tercero con la sala solamente. A veces tenían además corredores circundantes; se verá así que, aunque muestran una variación considerable entre sí, exhiben el mismo tipo general, un tipo totalmente diferente de aquel al que se ajustan los palacios y casas asirios, cuya forma general era ancha más bien que larga.
Pero a pesar de la similitud general de los templos asirios, los edificios más antiguos difieren de los posteriores al menos en un aspecto importante: Pág. 148Antiguamente, el santuario era simplemente un nicho profundo en la pared trasera de la sala principal, mientras que en los templos posteriores de Sargón, el nicho se ha desarrollado hasta convertirse en una cámara especial del santuario.
Ya se ha demostrado que los zigurats de Mesopotamia no se ajustaban en absoluto al mismo plan; no sólo variaba el número de sus niveles, sino también, en ocasiones, su forma. Por regla general, eran cuadrados o, en todo caso, rectangulares, pero el zigurat excavado en El Hibba por la Deutsche Orient Gesellschaft resultó ser una excepción a esta regla general. La torre en cuestión tiene forma circular y consta de dos niveles; no está construida sobre un montículo artificial, sino sobre el suelo natural, y todavía se mantiene en pie hasta la altura de veinticuatro pies. El diámetro del primer piso es de 1,2 metros.68 El piso superior tiene una altura de más de cuatrocientos pies, mientras que el del piso superior tiene sólo un poco más de trescientos pies. Este último está protegido con un muro de contención de ladrillos cocidos colocados en betún, y las superficies superiores de ambos pisos estaban revestidas con el mismo material para protegerlas de los efectos desintegradores de la lluvia. La estructura se drenó por medio de canales hechos de ladrillos cocidos, que sirvieron para el propósito adicional de reforzar el piso inferior y actuaron de hecho como un contrafuerte. Se encontraron varios conos de arcilla o clavos en la superficie del piso superior, similares a los encontrados al pie del zigurat de Nippur, pero ninguno de ellos aparentemente tenía ninguna inscripción.
PALACIOS
Otros edificios de Babilonia de carácter más secular se han conservado en un estado más satisfactorio que aquellos específicamente dedicados a los dioses, pero los palacios reales en su mayor parte han sufrido tal proceso de reconstrucción que es muy difícil determinar la forma precisa que tenía el original. Pág. 149Se supone que se trata de un edificio. Ur-Ninâ nos ha legado los restos de un elaborado edificio que erigió en su ciudad real Lagash, pero parece ser un almacén más que una parte integral de un palacio; Ur-bau y Gudea algunos siglos después también han dejado señales inequívocas de su actividad constructora en esta famosa ciudad del pasado. En el curso de la excavación de un gran palacio en uno de los túmulos en ruinas de Tellô, se encontraron muchos ladrillos inscritos con el nombre de Gudea, y este descubrimiento condujo, como era de esperar, a la apresurada conclusión de que este elaborado edificio tan maravillosamente conservado era en realidad la residencia real de este gobernante fallecido hace mucho tiempo, pero una investigación más detallada reveló la presencia de otros ladrillos que llevaban el nombre de uno, Hadadnadinakhe, tanto en caracteres griegos como arameos, lo que demuestra de manera concluyente que el edificio en cuestión pertenecía al período parto y no podía asignarse a una fecha anterior a la segunda mitad del siglo II. antes de Cristo Los ladrillos pertenecientes al edificio primitivo de Gudea se habían reutilizado como material para esta estructura posterior, una práctica a la que se recurrió con frecuencia en Mesopotamia. Sin embargo, partes del edificio primitivo de Gudea se incorporaron al palacio parto, de las cuales la mejor conservada es una puerta de entrada (cf. Lám. V) y una parte de una torre, mientras que debajo de una esquina del palacio se descubrió parte de un muro erigido por Ur-bau, uno de los predecesores inmediatos de Gudea.
Otro palacio de gran fama fue el de Nabucodonosor en Babilonia, conocido como El-Ḳasr (cf. p. 69). Este palacio ha sido excavado por Koldewey y Andrae. El muro exterior estaba hecho de ladrillos estampados con el nombre de Nabucodonosor y tenía unos 23 pies y medio de espesor, el muro interior también estaba hecho de ladrillos y tenía más de 1 pies de espesor, mientras que el espacio entre los dos muros, de casi 2 pies, estaba rellenado con arena y otros materiales, por lo que el espesor total era de casi 44 pies y medio. Los ladrillos cocidos de los que estaban compuestos los muros de contención se colocaron en Pág. 150El asfalto y su unión es tan compacta que es imposible separarlos en sus capas. El túmulo de Ḳasr, que representa un nuevo suburbio de la propia ciudad de Babilonia, no ha revelado nada anterior al siglo VII. Ashur-bani-pal (668-626 antes de Cristo) construyó aquí un templo que ha sido debidamente excavado, pero el palacio de Nabucodonosor es el edificio principal que se ha descubierto en este famoso sitio. Antes de la época de Nabucodonosor, aparentemente había habido un palacio aquí, que había sido reconstruido por Nabopolasar (625-604 d. C.). antes de Cristo) el fundador de la dinastía neobabilónica, pero posteriormente sufrió gravemente una inundación del Éufrates, y fue reparada y ampliada por Nabucodonosor, quien la reconstruyó con ladrillos cocidos; su obra fue tan duradera que las partes inferiores han permanecido en su lugar hasta nuestros días.
El interior del palacio estaba formado por un gran número de estancias dispuestas en torno a patios. El gran salón, situado al sur del patio principal, tenía un nicho en su pared sur y estaba provisto además de tres puertas en su pared norte, donde también se encontraron restos de lo que en otro tiempo pudo haber sido una columnata. El techo del palacio estaba hecho de madera de cedro, al igual que las puertas, que estaban revestidas de bronce, al igual que las famosas puertas de Balâwât (cf. Fig. 43). Los umbrales estaban hechos del mismo metal, como también los escalones del templo E-zida en Borsippa, uno de los cuales ha llegado hasta nosotros y lleva el nombre de este rey, mientras que oro, plata y piedras preciosas de varios tipos se usaron con una prodigalidad implacable en la decoración de la residencia real.
Nabucodonosor construyó además otro edificio en el lado norte de la muralla, que aparentemente era una fortaleza y estaba conectado con el palacio. Según la Inscripción de la Casa de la India y la declaración del historiador babilónico Beroso (hacia el año 300 d. C.), antes de Cristo) cuyo Pág. 151Lamentablemente, la historia se ha perdido, pero Josefo nos ha transmitido algunos extractos. Este edificio se completó en un período increíblemente corto de quince días.
Los palacios asirios, sin embargo, se encuentran en mejor estado de conservación que los de Babilonia y ofrecen más material para el estudio de la arquitectura mesopotámica. En primer lugar, cabe mencionar el construido por Sargón (722-705 d. C.). antes de Cristo) en Khorsabad (cf. Fig. 8). El palacio en cuestión se construyó sobre un montículo artificial, como la mayoría de los edificios importantes de Babilonia y Asiria; estos montículos tenían un propósito más práctico en el sur de Mesopotamia, ya que por medio de ellos los edificios mismos se elevaban más allá del alcance de las aguas del Éufrates. Los montículos, a veces formados por una masa de ladrillo tosco, a veces de arena, grava y otros materiales, se mantenían unidos y protegidos por un muro de contención de ladrillo cocido o piedra. Los muros de revestimiento de Khorsabad, que estaban formados por bloques de piedra que a veces pesaban hasta veintitrés toneladas y medían 6 × 6 × 9 pies, se convirtieron gradualmente enPág. 152El muro de piedra de Khorsabad se hizo más delgado hacia la parte superior. La cara interior de este muro de piedra, en contacto directo con la masa de ladrillos crudos, se dejó rugosa, lo que contribuyó a la coherencia general del conjunto. La altura total del muro de Khorsabad era de unos 60 pies, los cimientos de 9 pies y el muro de contención de 46 pies, con un parapeto de 5 pies que completaba el total de 60 pies. Cuando el techo era plano, parece haber estado generalmente coronado por un parapeto cuya parte superior estaba almenada. Casi todos los edificios representados en los bajorrelieves asirios presentan esta almena, que aparentemente era una característica peculiar de la arquitectura mesopotámica, y de hecho este estilo de disposición se hizo tan popular en épocas posteriores, que incluso las partes superiores de los altares y las estelas a veces estaban almenadas (cf. Fig. 14, C). Sin embargo, no se encuentran edificios almenados en Babilonia hasta la época de Gudea y la dinastía de Ur (circulo 2450 antes de Cristo). El montículo de cimentación sobre el que se construyó la muralla de ladrillo de Dûr-sharrukîn (Khorsabad) también estaba revestido de piedra; el propio montículo estaba formado por piedras y escombros, pero en el interior del palacio, la piedra sólo se utilizaba para revestir las paredes, para el suelo de las estancias más importantes y para los fustes, capiteles y bases de las columnas y otros accesorios arquitectónicos, ya que el cuerpo principal del edificio estaba construido enteramente de ladrillo. Los muros exteriores de los edificios se fortificaban por lo general con “contrafuertes”, hechos de un material más resistente y duradero que los propios muros, mientras que aparentemente los únicos cimientos eran los montículos artificiales sobre los que se construían los edificios. Lamentablemente, se sabe muy poco sobre la disposición interior de los edificios, y tenemos muchas dudas incluso sobre la forma en que se techaban las distintas estancias.
Las habitaciones del palacio de Sargón son casi todas de forma rectangular, a veces cuadradas, pero generalmente muy largas en proporción a su anchura. Las paredes de las habitaciones eran extraordinariamente gruesas y variaban de doce a veintiocho pies. Pág. 153Los techos de estas largas cámaras deben haber sido abovedados o construidos con vigas de madera, aunque lo primero habría sido más útil en un clima caracterizado por un calor extremo por un lado y un frío extremo por el otro, ya que la gruesa bóveda evitaría por igual los rayos abrasadores del sol de verano y el frío penetrante de un invierno riguroso, mientras que el descubrimiento de una enorme cantidad de ladrillos rotos, escombros y cascotes, y la correspondiente ausencia de cualquier rastro de madera en las habitaciones excavadas apoya la teoría de que los techos estaban hechos de arcilla en lugar de madera; y finalmente, la única madera fácilmente obtenible aparentemente habría sido completamente inadecuada para soportar la tensión de un techo plano superpuesto de barro. Victor Place, además, descubrió los restos de bóvedas que se habían derrumbado, mientras que el uso extensivo del arco tanto en las murallas de la ciudad de Khorsabad como en el drenaje del palacio proporciona un argumento adicional y aumenta aún más la probabilidad de la teoría. La desaparición de cualquier rastro de madera en las propias habitaciones podría explicarse por la fragilidad y el carácter no duradero de ese material, pero cerca de las puertas, que obviamente no podrían haber sido hechas de arcilla o piedra, se dice que se encontraron fragmentos de madera, así como paneles de puerta, y sin duda, si los techos de las habitaciones también hubieran sido de madera, se obtendría evidencia similar del hecho. Place alude además al descubrimiento de rodillos hechos de piedra caliza en algunas de las cámaras: estos rodillos pueden haber sido utilizados para aplanar y solidificar los techos de pisé después de un aguacero, y por lo tanto haber sido el medio para evitar la disolución y el colapso general de esta parte integral de la estructura. Pero estos techos de arcilla, por insatisfactorios que hayan sido en días pasados desde el punto de vista arquitectónico, han demostrado ser de un valor incalculable para el arqueólogo de hoy, ya que debido a la suavidad de los techos, los techos de arcilla son más suaves que los de piedra caliza.Pág. 154El material del que estaban compuestas se debe a la perfecta conservación de las esculturas y estatuas que estaban destinadas a sepultar durante tanto tiempo.
Como ya se ha dicho, los tabiques divisorios de las habitaciones presentan la misma solidez extraordinaria que se aprecia tanto en los muros exteriores del palacio como en los de la ciudad, siendo el más delgado de unos diez pies de espesor. La solidez de estos tabiques confirma la teoría de que los techos no estaban formados por vigas de madera sino por bóvedas de arcilla, y es, por tanto, una prueba adicional a la proporcionada por la ausencia de cualquier rastro de madera en las propias cámaras por un lado y el descubrimiento de fragmentos de madera en las puertas por el otro; pues la única explicación disponible y general razón de ser La razón de que los muros interiores fuesen tan gruesos es que los techos abovedados, hechos de arcilla blanda, sólo podían sostenerse con muros de una solidez superior a la normal. Sin duda, la bóveda del techo también fue un factor determinante en la forma y el contorno general que adquirieron las habitaciones, y es a la escasez de madera adecuada para fines de construcción y al consiguiente uso de arcilla para el techo, así como para otras partes de la estructura, a lo que debemos atribuir la estrechez de la mayoría de las cámaras, que en verdad se parecen más a galerías que a salones o habitaciones.
Sin embargo, no debe suponerse que todas las habitaciones del palacio de Sargón o de los palacios de otros reyes asirios tuvieran forma de pasadizos o que estuvieran todas cubiertas con bóvedas en forma de cañón. En el palacio que estamos analizando se descubrieron habitaciones cuadradas, algunas de las cuales no eran de dimensiones insignificantes y medían cuarenta y ocho pies por cada lado; es evidente que no podían haber estado cubiertas con bóvedas de cañón, mientras que la dificultad de conseguir madera de la longitud suficiente se haría sentir más en el caso de una gran cámara cuadrada que en una galería alargada. El problema, por tanto, se resuelve en una investigación sobre qué otros modos de techado adoptaron los asirios aparte de las bóvedas de cañón. Pág. 155Los techos de vigas de madera, que al parecer sólo se utilizaban en casos excepcionales, y las bóvedas de cañón, que no habrían sido posibles en estas grandes cámaras cuadradas, son de gran utilidad en este caso, ya que los bajorrelieves que adornan las paredes de los palacios reales vienen en nuestra ayuda. En uno de estos relieves de Kouyunjik (cf. Fig. 9) se representan una serie de edificios coronados por cúpulas de diversas formas y tamaños, lo que prueba de manera concluyente que los asirios de la época de Senaquerib habían desarrollado el arte de construir techos abovedados, o tal vez deberíamos decir que tomaron prestado el arte de su madre patria, ya que el principio del techo abovedado parece haber sido conocido en Babilonia en los tiempos presargónicos, ya que las excavaciones americanas en Bismâya han revelado una habitación de forma ovalada del período sumerio, provista de un techo abovedado del cual aún se conservan las partes más grandes, y sin duda las cámaras cuadradas del palacio de Sargón en Khorsabad, así como las de los palacios de otros reyes asirios, estaban techadas de esta manera. Los edificios de la derecha (cf. Fig. 9) tienen techos planos, mientras que los de la izquierda tienen techos hemisféricos. Pág. 156cúpulas o domos de forma cónica; la mayoría de las puertas son de forma rectangular, dos de ellas sin embargo son arqueadas como las famosas puertas de Khorsabad. Estos techos redondeados se pueden ver en todo Oriente incluso en la actualidad, tan persistente es la influencia de la costumbre y el hábito cuando ambos no son más que el resultado del entorno natural del clima y deben su origen a la gran madre de la invención.
CASAS PARTICULARES
De la disposición de las casas privadas en Babilonia sabemos relativamente poco. Taylor excavó una pequeña casa de fecha incierta en Muḳeyyer, y también se trazó un plano de algunas cámaras en Abû Shahrein. La casa de Muḳeyyer se erigió sobre un montículo artificial de ladrillo tosco sobre el que se colocó un pavimento de ladrillo cocido, siendo la casa misma construida del mismo material. Las paredes eran muy irregulares, pero la planta general del edificio parece haber sido cruciforme. La capa exterior de ladrillos aparentemente estaba colocada en betún, utilizándose mortero de barro para el resto, mientras que el suelo, que estaba hecho de ladrillo cocido como las paredes, estaba colocado en betún. En cuanto a las puertas, dos de ellas consistían en bóvedas arqueadas, siendo el arco semicircular y hecho de ladrillos en forma de cuña, y se encontraron restos carbonizados de vigas o vigas de madera en el interior. El exterior de la casa estaba decorado con ranuras perpendiculares, o "huecos escalonados".69 y muchos de los ladrillos estaban recubiertos con esmalte o yeso y tenían inscripciones.
La decoración exterior de un edificio en Warka (Erech) excavado por Loftus consistía, por otra parte, en una serie de conos de arcilla coloreada.70 incrustadas en barro o yeso y dispuestas en diversos patrones, con sus bases circulares hacia afuera. Los patrones eran en su mayoría triangulares, rayados, en forma de diamante o en zigzag, y la pared Pág. 157De la que formaban parte, medía treinta pies de largo. La parte plana de este muro sobresalía un pie y nueve pulgadas más allá de las medias columnas semicirculares que se encontraban a intervalos, como en la fachada de Wuswas.
Las habitaciones excavadas en Abu Shahrein estaban construidas con ladrillos rudimentarios, y las paredes estaban revestidas de yeso por dentro y pintadas. En una de estas cámaras, las paredes estaban decoradas con franjas blancas, negras y rojas de unos siete centímetros de ancho, mientras que en otra había una tosca imagen roja de un hombre que sostenía un pájaro en su muñeca y una figura más pequeña de pie cerca.
Los edificios descubiertos en las excavaciones alemanas en Fâra parecen caracterizarse principalmente por la debilidad de los muros y la complejidad del sistema de drenaje. El plano general de estos edificios de ladrillo consistía en un patio central rodeado de cámaras de dimensiones muy pequeñas. Las casas privadas, como los palacios, a menudo estaban ocupadas una y otra vez: así, en Nippur, algunas de las casas excavadas por Haynes habían sido ocupadas al menos tres veces, mientras que en una de ellas se veían tres puertas claramente diferentes, la más baja y, por lo tanto, la más antigua, estaba techada por un arco rebajado. Pero otros edificios de forma y carácter completamente diferentes se encontraron tanto en Surghul como en Fâra; estos edificios no son rectangulares sino circulares, y miden de seis pies y medio a dieciséis pies de ancho. Estas rotondas, que son particularmente numerosas en Fâra, estaban coronadas por bóvedas arqueadas, y se encontró que una de ellas contenía cuatro cráneos. Es difícil decir para qué se utilizaron estas estructuras circulares. Sabemos algo sobre las casas comunes de épocas posteriores gracias a los escritores clásicos: Heródoto, por ejemplo, nos informa que las casas eran generalmente altas, de tres o incluso cuatro pisos (Herodes, I, 180), mientras que Estrabón nos dice que los techos de las casas eran abovedados. Este último escritor nos informa que los pilares de la casa, cuando existían, consistían en Pág. 158en los troncos de las palmeras, alrededor de los cuales se entrelazaban juncos, siendo todo así recubierto con algún tipo de yeso y luego pintado (Strab. XVI, I, 85).
En cuanto a las casas particulares de Asiria, no estamos tan bien informados como en el caso de las de Babilonia. Sin embargo, las excavaciones alemanas en Halat Sherhat (Ashur) han arrojado algo de luz sobre el tema. Los muros de cimentación de las casas descubiertas en este lugar demostraron que se ajustaban en su planta general a la de la antigua casa babilónica ilustrada en Fâra. Los propios cimientos presentan algunas variedades novedosas para el estudiante de la arquitectura mesopotámica; los muros de cimentación a los que se hace referencia se hundieron a través de los escombros acumulados con los que se había cubierto la meseta, hasta el fondo de la roca; y estos muros estaban cubiertos con una capa de piedras, sobre la que se superponían los muros reales del edificio. Una de las casas en cuestión medía aproximadamente 86 × 61 pies y tenía forma rectangular. Al igual que en Fâra, las habitaciones rodeaban un patio central. En el lado sur del edificio hay dos corredores estrechos que corren de este a oeste y son rastreables en los cimientos; el acceso al patio solo se logra pasando por el corredor exterior y girando dos esquinas.
Entre los escombros debajo de esta casa se encontraron varias tumbas de tipo cápsula.71
Higo. 10. (Según Hilprecht.) |
Higo. 11. (Según Taylor.) |
Los desagües de los primeros babilonios estaban hechos de ladrillos o de anillos de arcilla cocida. En la lámina 10 tenemos un buen ejemplo del tipo de desagüe o conducto de agua más grande que se usaba generalmente para drenar los niveles superiores de los zigurats. XILoftus descubrió desagües similares en Erech, aunque los confundió con contrafuertes de apoyo.72 con los que guardan un parecido sorprendente. En el patio del templo de Nippur se descubrieron numerosos desagües de la segunda clase. Estaban construidos con anillos de terracota colocados uno sobre otro y, a veces, Pág. 159provisto de una parte superior en forma de campana, mientras que ocasionalmente estaba rematado por un piso de terracota,73 como en la figura. 10El diámetro medio de los anillos que componían este desagüe era de dos pies y tres cuartos, y descendía unos seis pies y medio. En Bismâya se descubrió un desagüe que consistía en baldosas redondas de unas veinte pulgadas de diámetro, mientras que Taylor descubrió desagües similares hechos de anillos de terracota superpuestos uno sobre el otro en Muḳeyyer (Ur). Con frecuencia, estos pozos eran dobles, como en la ilustración (Fig. 11). Los anillos que componían este drenaje tenían dos pies de diámetro y aproximadamente un pie y medio de ancho, y en algunos casos estaban cementados entre sí por medio de una fina capa de betún. “A lo largo de aproximadamente un pie alrededor de estos tubos de drenaje y en toda su longitud, había trozos de cerámica rota, para drenar el montículo de manera más efectiva”.74 Sobre la boca del anillo superior, que tiene una forma diferente a los demás, había capas de ladrillos perforados que conducían a la parte superior del montículo. A veces, estos desagües constan de hasta cuarenta de estos anillos. Se descubrieron numerosos desagües hechos tanto de ladrillos como de tejas. Pág. 160en Bismâya, mientras que el sistema de drenaje en Fâra y otros sitios babilónicos tempranos parece haber sido muy extenso.
En Babilonia y Asiria, los principales desagües adoptaban frecuentemente la forma de acueductos abovedados. En cuanto al desagüe de las estancias interiores, el palacio de Sargón en Khorsabad es nuestra mejor fuente de información. Casi todas las estancias se drenaban mediante un agujero cortado en una piedra en el centro del suelo, hacia el que el suelo de ladrillo se inclinaba gradualmente; el agua pasaba por el agujero hacia un conducto circular de ladrillo, que descendía hasta un desagüe horizontal conectado con el desagüe abovedado principal al que se hará referencia más adelante (cf. p. 174).
Las ventanas, que según nosotros forman una de las partes más importantes de un edificio, fueron poco tenidas en cuenta por los babilonios y asirios. En el caso de los edificios de una sola planta, las únicas ventanas parecen haber sido tragaluces. En todo caso, Place descubrió cilindros de terracota en varias de las habitaciones de Khorsabad, que según él, debían formar parte del techo a través del cual entraba aire y un poco de luz en la cámara. Los edificios representados en los bajorrelieves están provistos de pequeñas aberturas, pero parecen ser troneras más que ventanas propiamente dichas. Pero en cualquier caso, incluso si se hubieran cortado ventanas en los muros, el gran espesor de estas habría excluido casi toda la luz.
LA COLUMNA
La columna nunca parece haber ocupado un lugar destacado en la historia de la arquitectura mesopotámica, hecho que se debió nuevamente a la escasez de piedra y madera; sin embargo, hay evidencia suficiente para demostrar que ciertamente no era desconocida, aunque no se utilizó con mucha frecuencia. En la arquitectura moderna, la columna forma el soporte principal de los arcos, pero en la arquitectura babilónica y asiria, las arquivoltas y Pág. 161Las pechinas del arco están generalmente sostenidas por muros gruesos; este hecho está atestiguado tanto por los restos de edificios antiguos como por las representaciones figuradas de dichos edificios que se encuentran en los bajorrelieves.
Probablemente los mejores ejemplos de una columna babilónica temprana son los descubiertos por De Sarzec en Tellô en 1881, aunque estrictamente hablando no son columnas, sino pilares formados por la unión de cuatro columnas circulares (cf. Fig. 12). Los pilares están compuestos por ladrillos circulares, semicirculares o triangulares, que llevan una inscripción, Higo. 12. (Cf. Déc. en Chald., Lám. 53, 2.)de lo que se deduce que la nueva construcción de la que presumiblemente formaban parte estaba hecha en gran parte de madera de cedro, afirmación confirmada por el descubrimiento de fragmentos de esta madera entre las ruinas.
La evidencia del uso muy temprano de la columna en el mismo sitio se obtuvo con el descubrimiento de una serie de ocho bases de ladrillo, situadas a unos trece pies del antiguo edificio de Ur-Ninâ, siendo aún visibles los restos carbonizados de pilares de madera de cedro que antaño cubrían estas bases. Probablemente el ejemplo más conocido del uso de la columna en Babilonia, proporcionado por las excavaciones, es el del Patio de las Columnas de Nippur (cf. Lámina 12). X). Este patio tiene más de cuarenta y ocho pies cuadrados; su piso consiste en un pavimento grueso hecho de ladrillos sin cocer, y tiene más de seis pies de profundidad; alrededor de tres de los lados de este cuadrado, nos dice Peters, corría una especie de borde formado por una doble fila de ladrillos cocidos, de los cuales surgían cuatro columnas de ladrillo, de forma redonda, pero que descansaban Pág. 162sobre pilares de ladrillo cuadrados que descendían unos tres pies o más por debajo de la superficie; el cuarto lado estaba sin duda ocupado de manera similar por columnas, pero casi todos los rastros, incluso los cimientos de las mismas, han sido arrastrados debido a la pendiente de la colina. En los otros lados de la plataforma, las columnas permanecen en pie hasta una altura de unos tres pies; parecen haberse estrechado hacia arriba, el diámetro en la base es de poco más de tres pies. Fueron construidas con ladrillos hechos especialmente para el propósito: estos ladrillos, en forma, son segmentos de círculos, cuyos vértices están truncados, y el hueco que queda en el centro del círculo compuesto por estos segmentos deformados se rellenó con fragmentos de ladrillos. Los ladrillos segmentados están bien cocidos aunque algo quebradizos, y fueron colocados en mortero. Según Peters, estas columnas fueron cuidadosamente preparadas con un instrumento afilado, para eliminar cualquier saliente irregular que pudiera haber debido a la malformación de cualquiera de los ladrillos componentes. Además, las columnas no están dispuestas con precisión matemática, siendo solo aproximadamente equidistantes entre sí. Las columnas de las esquinas se diferencian de las demás por ser semicirculares y semicuadradas. Peters data esta columnata en el segundo milenio y la asigna al período casita. Hilprecht, sin embargo, cree que es un producto de la época de los partos y la data alrededor del año 300 d. C. antes de Cristo
Pero en Nippur se encontraron otras columnas, algunas de forma rectangular y oblonga, otras de forma ovalada, ambas de ladrillo, como las columnas del patio. En una habitación de un edificio cercano al patio se encontraron dos columnas empotradas en la pared y otras dos columnas redondas sobre bases cuadradas, compuestas estas últimas por cuatro hileras de ladrillos y apoyadas sobre una base de adobe. La circunferencia de estas columnas redondas es de más de doce pies. Al sureste del patio se descubrieron los restos de otro par de columnas redondas de tamaño gigantesco; la base de una de ellas se encontró todavía en su lugar. Pág. 163En su posición original, los restos de los fustes se encontraban esparcidos por todas partes. El diámetro de estas columnas en la base debía ser de entre seis y siete pies, es decir, más del doble del tamaño de las columnas del patio.
Tellô y Nippur no son, sin embargo, los únicos yacimientos que han aportado pruebas del uso de la columna en la Babilonia de la antigüedad. Loftus, en sus excavaciones en el túmulo de Wuswas en Warka (Erech), encontró los restos de siete medias columnas repetidas siete veces.75 y se utilizaban para la decoración de una fachada; estas medias columnas estaban hechas de ladrillos semicirculares. No hay rastro de capitel, base, cornisa ni ninguna de las características que generalmente presentan las columnas, por lo que ocupan un lugar temprano en el desarrollo de la arquitectura columnar, y Loftus asigna el edificio en el que fueron descubiertas al segundo milenio. antes de Cristo,—no más tarde de 1500 antes de Cristo Las excavaciones en Abû Adham, un montículo situado cerca de Tellô, revelaron un edificio con columnas de ladrillo exactamente como las encontradas por Peters en Nippur, mientras que en Abû Shahrein (Eridu) Taylor descubrió los restos de una columna.76 Consistía, en contraposición a las mencionadas anteriormente, en “losas de arenisca de veinte pulgadas cuadradas y cuatro pulgadas de espesor, que dispuestas en forma circular y unidas entre sí con cal, formaban el material principal; entre cada capa había piezas cilíndricas de mármol, y el conjunto tenía una gruesa capa de cal; se colocaron capas sucesivas de la misma, mezcladas con pequeñas piedras y guijarros, hasta que alcanzó el tamaño y el espesor deseados. Su base tenía forma de cuenco y descansaba sobre una capa de ladrillos secados al sol, debajo de la cual había nuevamente arena fina”. Sin duda, la columna se utilizó en Babilonia con más frecuencia de lo que se podría inferir de la escasez de casos en los que las excavaciones han producido realmente evidencia tangible de su uso, y del hecho de que Pág. 164El hecho de que Nabucodonosor representara columnas con grandes capiteles en espiral sobre azulejos de colores en el Ḳasr muestra que debieron ser un elemento arquitectónico relativamente familiar en su época, a pesar del hecho de que, como señala Koldewey, su representación pictórica sobre azulejos de colores era probablemente un sustituto artístico de las cosas reales, para las que aparentemente no había lugar ni uso, ya que en todos los lugares donde uno podría esperarlas, se encuentran puertas simples; sin embargo, en uno de los patios se encontraron dos fustes de columnas que consisten en troncos de palmera, hundidos en el suelo y rodeados al pie por un muro circular de ladrillo reforzado con asfalto y cal, pero Koldewey asigna el edificio restaurado del que forman parte al período persa. En el Amran77 En el túmulo de Babilonia, Koldewey descubrió los restos truncados de veintidós columnas de ladrillo, que evidentemente formaban parte de un edificio con columnas, pero la fecha de este edificio parece ser incierta.
Pero es aquí donde los bajorrelieves vienen en nuestra ayuda; en la Lám. XIV Tenemos una reproducción de la famosa Tabla del Dios Sol que fue realizada por Nabû-aplu-iddina, rey de Babilonia en la primera mitad del siglo IX. antes de Cristo, en el que hay un santuario, cuyo techo está sostenido por una columna en forma de tronco de palmera que probablemente estaba recubierto con placas de metal, ya que la madera simple sin adornos difícilmente sería adecuada para el santuario de Shamash, y además, el capitel y la base, que son muy similares, solo podrían haber asumido esta forma en metal, el único material que se adaptaría fácilmente a tales motivos. De manera similar, la pared trasera curvada y el techo probablemente estaban hechos de metal, ya que la madera del tipo que se consigue en Babilonia no se dobla fácilmente de esta manera. Pero a pesar de esto, la columna siempre parece haber ocupado una posición subordinada en la arquitectura babilónica.
Esto también parece haber sucedido en Asiria: Pág. 165También en este caso, las excavaciones no han servido para recuperar las columnas utilizadas por los monarcas asirios, y para conocer la forma y el aspecto general de las columnas asirias dependemos principalmente de la información que nos proporcionan los bajorrelieves de las paredes. Otra fuente de gran utilidad sería la serie de marfiles encontrados en el palacio noroeste de Nimrûd (Calah), pero como son obra de artistas egipcios o fenicios, las columnas representadas en ellos difícilmente pueden considerarse ilustraciones de columnas asirias.
, a.—Capitel de gran Columna. (Lugar, Nínive, Lám. 35.) |
, b.—Capitel de pequeña columna. (Música británica) |
Entre los restos de columnas reales, el mejor conservado es probablemente el descubierto por Victor Place en Khorsabad; comprende el capitel y una parte del fuste (cf. Fig. 13, a) ambos de una sola pieza; está hecho de piedra caliza y el fragmento que sobrevive tiene unas cuarenta pulgadas de alto. La decoración del capitel propiamente dicho es una variedad de la voluta, un dispositivo que probablemente se originó en una imitación más o menos exacta de los cuernos de la cabra y que es un rasgo característico de la decoración babilónica y asiria.
Higo. 14.-A, | Véase Layard descubrimientos, P. 590. |
B, | Véase Layard, Lunes, Ser. Yo, Lámina 95. |
C, | Véase Botta, Ruinas de Nínive, II, pág. 114. |
Re, Mi, | Bajorrelieves de Kouyunjik. |
A veces las columnas representadas en los bajorrelieves están en realidad coronadas por cabras (cf. Fig. 14, G) pero más a menudo, las volutas en forma de cuerno (cf. Fig. 14, F) son los únicos Pág. 166Los asirios tomaron elementos artísticos del mundo animal para la formación de los capiteles de sus columnas. Una variante del mismo diseño se puede ver en los cuatro pedestales circulares de piedra caliza descubiertos por Layard en Nínive.78 (véase la figura 14, A) que sin duda en algún tiempo sostuvieron pilares de madera; el diámetro de estas bases variaba desde once pulgadas y media en la parte más estrecha hasta dos pies y siete pulgadas en la parte más ancha.
A veces se representan espaldas de leones (cf. Fig. 14, E), esfinges u otros monstruos compuestos formaban las bases de las columnas, y Layard encontró dos bases de este tipo en forma de esfinges aladas en el palacio suroeste de Nimrûd, pero estaban en tal estado de descomposición que se desmoronaron poco después de la excavación, aunque no antes de que Layard pudiera tomar un boceto de una de ellas (cf. Fig. 14, B).
Un ejemplo interesante de capitel de columna es el pequeño capitel de piedra conservado en el Museo Británico (cf. Fig. 13, b). Probablemente formaba la parte superior de una de las diminutas columnas que adornaban una balaustrada y, sin duda, cuando estuvo completa, era una réplica en miniatura más o menos fiel del capitel de tamaño natural descubierto por Place (Fig. 13, a).
Hasta hace poco, debido a que las columnas representadas en los bajorrelieves asirios, y también los escasos restos de columnas reales que se habían recuperado, no arrojaron ejemplos de fustes que no fueran redondos,79 o posiblemente cuadrado (cf. Fig. 14, C) Se pensaba que no se conocían columnas de fuste poligonal, pero las excavaciones alemanas en Ashur han sacado a la luz un capitel de columna hecho de basalto negro,80 junto con una parte del eje que tiene dieciséis lados y probablemente pertenece a la época de Tiglat-Pileser I (1100). antes de Cristo).
Esta columna llevaba en su día una inscripción, pero lamentablemente está desgastada. Restos de otra columna de basalto de forma poligonal81 En el mismo lugar se descubrió un minarete octogonal que lleva una inscripción de Shamhsi-Adad, hijo de Tiglat-Pileser I.
En Ashur también se descubrieron dos interesantes bases de columnas hechas de piedra caliza.82 bajo el pavimento de ladrillo de una vivienda asiria tardía. Una de ellas consiste Pág. 168en un plinto, un toro y una fina sobreplaca, todo ello realizado en una sola pieza, mientras que en el otro caso se conserva una parte del fuste con el toro.
A juzgar por los bajorrelieves, las columnas de las esquinas de un edificio eran generalmente más macizas que las intermedias (cf. Fig. 14, C, D), circunstancia que no sólo contribuía a la estabilidad del edificio en sí, sino también a la elegancia de su aspecto. Pero tanto en Babilonia como en Asiria la columna se utilizaba más a menudo como adorno de las fachadas de los edificios que como soporte real de la estructura en sí. Como tenemos tan poca evidencia positiva del uso de columnas de piedra en Mesopotamia, parece probable que, por regla general, las columnas estuvieran hechas de madera o ladrillos, y la desaparición de casi todo rastro de ello se explicaría adecuadamente por la destructibilidad natural de tales materiales, aunque la desaparición de las columnas de piedra, pues es evidente que se utilizaban, al menos a veces, podría explicarse fácilmente suponiendo que se hubieran utilizado posteriormente como rodillos o para algún otro fin.
EL ARCO
Se ha dicho con razón que el arco fue inventado por primera vez por personas cuyos materiales de construcción eran de tamaño pequeño, y por más que esta generalización pueda ser objetable, es ciertamente cierta en el caso de la arquitectura babilónica, y también en un grado algo menor en el de la arquitectura asiria posterior. Estrabón nos informa que “todas las casas de Babilonia eran abovedadas” —διὰ τήν ἀξυλιαν— “debido a la escasez de madera”, XVI, 1, 5— pero por más confiable o no que pueda ser su afirmación, la escasez de madera y piedra en la llanura aluvial de la Baja Mesopotamia necesariamente puso a prueba al máximo los poderes inventivos del arquitecto babilónico, cuando se enfrentó al problema de techar los edificios que había erigido y las diversas habitaciones que en ellos había. Pág. 169Pero su genio parece haber estado a la altura de las circunstancias y haber desarrollado el principio del arco como el mejor y, de hecho, el único medio para hacer frente a una dificultad que de otro modo sería insuperable, ya que la construcción de techos planos dependía de la existencia de losas de piedra o vigas de madera, igualmente grandes y duraderas, pero tanto la piedra como la madera del tipo necesario no se encontraban en Babilonia, y el arquitecto claramente no podría traer madera o piedra de las montañas distantes con el propósito de techar las cámaras de una casa común. Sus facultades inventivas se vieron estimuladas por la urgencia del caso, y el resultado producido por estos factores combinados se puede ver en la apariencia temprana del arco, rudimentario en lo que respecta a su estructura, pero que no por ello deja de implicar los mismos principios sobre los que se construyen todos los arcos.
Se supone que los primeros arcos de los pasadizos de las tumbas de Egipto deben su origen a la eliminación de la parte inferior de los contrafuertes erigidos para evitar que se derrumbaran las paredes laterales de los pasadizos: estos contrafuertes, por supuesto, cumplirían su función de evitar que se derrumbaran las paredes laterales, pero frustrarían sus propios fines al bloquear completamente el pasadizo, volviéndolo así completamente inútil. En consecuencia, se eliminó la parte inferior del contrafuerte, dejando la parte superior, que de hecho formaba un arco rudimentario, y es posible que el arco babilónico deba su origen a circunstancias fortuitas similares. Sin embargo, es quizás más probable que el origen de la estructura en forma de arco, si no el descubrimiento del principio del arco, se deba a la forma peculiar que asumían las chozas de caña nativas, que sin duda guardaban un gran parecido con las que se usan comúnmente en el valle del Éufrates en la actualidad. Heuzey defiende este punto de vista y es el que Hilprecht está dispuesto a apoyar.
Fig. 15.—Arco primitivo en forma de T en Nippur. |
Fig. 16.—Arco de Tellô. |
La mayoría de los edificios antiguos de Babilonia han sucumbido a los estragos simultáneos del tiempo y el clima, y en consecuencia nos han legado muy poco material para el estudio de la arquitectura babilónica; los techos de los edificios y de las cámaras que contienen han dejado de existir hace mucho tiempo, y por lo tanto solo podemos teorizar sobre el modo general de techado adoptado, pero los desagües y acueductos construidos debajo de los edificios han sobrevivido afortunadamente para contar su historia, y debemos nuestro conocimiento de la existencia temprana del arco en Babilonia principalmente a estos restos comparativamente insignificantes.
Uno de los arcos más antiguos descubiertos hasta ahora es el que salió a la luz durante las excavaciones realizadas por Peters, Harper, Haynes y Hilprecht en la antigua ciudad de Nippur (cf. Fig. 15). Se encontró a gran profundidad debajo de la superficie del montículo, estando a más de veintidós pies y medio debajo del pavimento de Ur-Engur (circulo 2400 antes de Cristo), y catorce pies por debajo del de Narâm-Sin (circulo 2700 antes de Cristo); es una verdad Pág. 171El arco de piedra angular tiene forma de punta, está hecho de ladrillos plano-convexos bien cocidos y mide un poco más de dos pies de altura y tiene una distancia de aproximadamente un pie y ocho pulgadas, mientras que su longitud es de aproximadamente tres pies, pero parece probable que originalmente el túnel estuviera abovedado en todas partes. La irregularidad de su construcción disminuye un poco la importancia que de otro modo tendría, pero es de supremo interés como testimonio del hecho de que el principio del arco era conocido en este período muy remoto, por rudimentaria que pueda ser la encarnación de ese principio. Los ladrillos plano-convexos que componen este arco miden 12 × 6 × 2-1/2 pulgadas y tienen la impresión de huellas de dedos en su lado convexo, un rasgo característico de los ladrillos presargónicos en Nippur, Tellô y otros lugares, mientras que la arcilla de la que están hechos los ladrillos es de un color amarillo claro. El túnel en sí parece haber sido "una estructura protectora para un desagüe".83 En realidad, no se trataba de un desagüe propiamente dicho, ya que debajo del pavimento se descubrieron dos tuberías de terracota, cuya existencia sólo puede explicarse con esta hipótesis. En la parte superior del arco se encontraron los restos de otra tubería de terracota, cuyo objeto debía ser el de drenar el agua de lluvia que se filtraba y, de este modo, evitar que penetrara y desintegrara la estructura abovedada de abajo. La pieza central en forma de T, que también estaba hecha de ladrillos plano-convexos, sin duda servía para evitar que los lados del arco se derrumbaran. Haynes nos informa además de que en una de las casas privadas de Nippur que había sido ocupada al menos tres veces, la más antigua de las tres puertas rastreables en las ruinas consistía en un arco rebajado.
Otro arco muy temprano fue descubierto por M. De Sarzec en Tellô, cerca del edificio de Ur-Ninâ (cf. Fig. 16), que tiene una forma muy similar a la del arco de Nippur ilustrado en la Fig. 15 y sin duda se utilizó para un propósito similar, mientras que los pasajes abovedados cuyo arco Pág. 172Era semicircular, fue descubierto por Taylor84 en sus excavaciones en Muḳeyyer (Ur), ya en 1855.
Nuevamente las excavaciones alemanas en Fâra (Shuruppak) en 1902 y 1903 revelaron una serie de habitaciones circulares, cada una de las cuales estaba techada por medio de un arco formado por ladrillos superpuestos colocados horizontalmente, algo al estilo del posterior arco en ménsula de Nippur que se ve en la Fig. 17, a la que Hilprecht asigna una fecha provisional de 2500 antes de Cristo Sabemos que la cúpula fue inventada en Babilonia en una fecha muy temprana, gracias al descubrimiento por parte del Dr. Banks en Bismâya de una habitación de forma ovalada en las proximidades del templo, cuyas partes inferiores del techo abovedado se encontraron todavía en su lugar. Su antigüedad está atestiguada por la fecha del propio templo, que parece haber pertenecido al período presargónico, ya que el zigurat estaba revestido con los ladrillos plano-convexos característicos de ese período, y el horno de cerámica, no muy lejos, estaba compuesto de ladrillos del mismo tipo.
En épocas posteriores, sin duda, el arco se utilizó con más frecuencia en Babilonia. Los excavadores alemanes descubrieron un buen ejemplo de un arco babilónico tardío en el Ḳasr de Babilonia; el arco en cuestión (cf. Fig. 18) de carácter romano, forma la cubierta de una puerta elevada excavada en la muralla de la fortificación. Koldewey85Se opina que el muro en el que se encuentra esta puerta arqueada es mucho más antiguo que el período de Nabucodonosor.
Pero también se sabe que Asiria, imitadora más o menos fiel de Babilonia en todos los asuntos, grandes o pequeños, empleó el arco como recurso arquitectónico, aunque, como en Babilonia, la mayoría de los arcos asirios que han salido a la luz en las excavaciones están relacionados con el sistema de drenaje del que estaban provistos todos los edificios principales. Los mejores ejemplos de un arco asirio de dimensiones ordinarias son los encontrados en Khorsabad, cuyas puertas estaban Pág. 173techada con bóvedas de medio punto. Place derribó una de estas puertas para examinar de cerca su construcción. Se descubrió que la altura desde el pavimento hasta la parte superior del arco era de veinticuatro pies y medio, y que el ancho era de poco más de catorce pies. El arco estaba hecho de ladrillos toscos, todos del mismo tamaño y tenían la misma forma, y los ladrillos estaban cementados con arcilla blanda. La bóveda en sí se había desintegrado hacía mucho tiempo, pero los materiales de los que estaba hecha se descubrieron entre las ruinas. De los frisos brillantemente pintados que adornaban estas aberturas redondeadas (cf. Lámina XXX), algo se dirá en el capítulo sobre la Pintura.
Fig. 17.—Arco con ménsulas en Nippur. |
Fig. 18.—Arco en Babilonia. |
Pero en lo que se refiere al estudio de lo que puede llamarse el principio del arco, los canales subterráneos que formaban parte del sistema de drenaje empleado por los asirios son de mayor importancia. Estos acueductos se encuentran en todos los palacios, tanto en Nimrûd como en Kouyunjik, pero Khorsabad proporcionó los ejemplos mejor conservados y, por lo tanto, proporcionó el material más valioso para el examen cuidadoso de este artilugio arquitectónico. Pág. 174En Khorsabad, Place descubrió varios desagües arqueados de diferentes formas, algunos de ellos redondos, otros elípticos y otros puntiagudos, pero aparentemente en todos los casos las piedras o ladrillos estaban colocados en ángulo, de modo que cada hilera tenía el apoyo de la hilera anterior y, por lo tanto, la presión en el centro del arco se reducía al mínimo. En el caso de los acueductos con arcos apuntados encontrados por Place, los arcos en cuestión no son verdaderos arcos de clave; de hecho, no tienen claves de ningún tipo, como se verá en las figuras 1 y 2. 19, 20; este drenaje arqueado mide cuatro pies y ocho pulgadas desde el suelo hasta el centro de la bóveda, su ancho es Pág. 175de unos tres pies y nueve pulgadas, aunque lamentablemente no se conoce su longitud original, aunque Place logró trazarla durante unos doscientos veinte pies. El piso estaba hecho de grandes losas de piedra caliza colocadas en asfalto, mientras que los extremos de las losas de piedra se extendían más allá de las paredes de la bóveda a ambos lados. El tipo de arco redondeado se ve en la Fig. 21; tiene forma semicircular y está formada por tres dovelas a cada lado, que junto con la clave, hacen un total de siete, pero debido a un error de cálculo, la clave parece haber sido demasiado pequeña, por lo que había un hueco entre ella y la dovela superior de la derecha, que se rellenó mediante una cuña de piedra que se puede ver en la figura. Su anchura y altura varían en diferentes puntos, en algunos lugares se dice que es lo suficientemente ancha para que dos hombres caminen uno al lado del otro.86 El suelo estaba compuesto por losas de piedra caliza colocadas sobre asfalto, al igual que el suelo del arco apuntado descrito anteriormente. En la figura se ilustra un arco de forma elíptica, también encontrado en Khorsabad. 22:está formada por ocho dovelas y una clave, cuyo hueco a ambos lados se rellena con dos cuñas de piedra. El hecho de que las claves no fueran lo suficientemente grandes y que fuera necesario colocar estas cuñas suplementarias puede deberse a que los arquitectos no tuvieron en cuenta la retracción de los ladrillos.
Higo. 19. (Lugar, Ninive, Lám. 38.) |
Higo. 20. (Lugar, Ninive, Lám. 38.) |
Higo. 21. (Lugar, Ninive, Lám. 39.) |
Higo. 22. (Lugar, Ninive, Lám. 39.) |
En cuanto a las estructuras arqueadas de Nimrûd (Calah), Layard dice que encontró una habitación abovedada y más de un arco. Nos dice que “el arco se construyó según el conocido principio de los techos abovedados, en el que los ladrillos se colocaban de lado, uno contra el otro, y probablemente se sostenían mediante un armazón hasta que se completaba la bóveda”. El conocimiento del principio de los techos en forma de cúpula en Asiria, así como en la madre patria, se evidencia tanto por el descubrimiento de habitaciones cuyas dimensiones habrían hecho que cualquier otro modelo fuera tan simple como el de la bóveda. Pág. 176de techado imposible, y también por las representaciones en bajorrelieves asirios, como ya hemos visto.87
Higo. 23. (Según Andrae.) |
Higo. 24. (Según Taylor.) |
El principio fundamental se materializa además en algunas de las tumbas babilónicas y asirias, y como no hay otra oportunidad de analizar los lugares de enterramiento de los babilonios y asirios en este volumen, puede que sea permisible dar aquí una descripción breve y general de una o dos de las bóvedas de enterramiento mejor conservadas. En Muḳeyyer (Ur) Taylor encontró varias bóvedas arqueadas (cf. Fig. 24) que en la mayoría de los casos medían unos 5 pies de altura y 3 pies y 7 pulgadas de ancho, mientras que tenían unos 7 pies de largo en la parte inferior y 5 pies de largo en la parte superior. El arco está formado por capas sucesivas de ladrillos superpuestos. Es interesante comparar las bóvedas funerarias descubiertas por Andrae en Ḳalat Sherḳat (Ashur), una de las mejor conservadas de las cuales se ve en la Fig. 23.88 Esta bóveda fue descubierta a unos 16 pies por debajo del nivel del piso de una puerta parta en el vecindario, y a más de 13 pies por debajo de un pavimento asirio posterior. En el momento de su construcción, la bóveda parece haber estado a unos 9 pies por debajo de la superficie del suelo. Pág. 177Las paredes perpendiculares que forman los lados de la parte inferior de la tumba están colocadas sobre un pavimento de ladrillo, los ladrillos tienen unas 10-1/2 pulgadas cuadradas y casi 2-1/2 pulgadas de espesor. La altura de estas paredes perpendiculares es de aproximadamente 30-1/2 pulgadas y las capas de ladrillos que contiene cada una suman 13. La bóveda en sí, que por supuesto comienza donde terminan las paredes perpendiculares, tiene una forma más o menos ovalada, tiene una distancia de 5 pies 2 pulgadas y una altura de 2 pies 11 pulgadas, por lo que la altura total de la tumba desde el suelo hasta la parte superior del arco es de casi 5-1/2 pies. El arco, en cuya construcción evidentemente se había puesto mucho cuidado, estaba formado por cuarenta y seis hiladas de ladrillos en forma de cuña, cada uno de los cuales se parecía a un segmento truncado de un círculo. Los intersticios entre las hiladas se rellenaron con piedras, trozos de arcilla y mortero de arcilla. El exterior de la bóveda estaba recubierto de arcilla, pero el interior se dejó liso. Las paredes de ambos extremos se inclinan hacia el interior, aunque están construidas separadas del arco y también son bastante más altas. El acceso a la tumba desde el exterior se realiza mediante un pozo de entrada inclinado y algo tortuoso construido cerca del muro occidental, en el que hay una pequeña abertura arqueada. El umbral de esta abertura, que se rellenó con ladrillos colocados de forma suelta, se encuentra a 23-1/2 pulgadas por encima del suelo de la tumba. En el muro oriental se encontró el hueco habitual, cuyo suelo estaba a unas 35 pulgadas por encima del suelo de la cámara funeraria. Este hueco tenía unas 19 pulgadas de altura y 13 pulgadas de ancho, mientras que la profundidad del hueco era mayor que la de la pared, por lo que fue necesario construir otra pared en el exterior para cerrarlo. En el hueco de otra tumba doble encontrada por Andrae en el mismo sitio, se encontró una lámpara de arcilla, pero este no fue el caso; Es posible que en el nicho de esta tumba hubiera existido en algún momento una lámpara, cuya desaparición se debió a la desintegración a la que la prolongada infiltración de humedad somete a todos los objetos de arcilla no cocida. Pág. 178El pozo tenía unas dimensiones de 39 pulgadas cuadradas, mientras que su base estaba al nivel del umbral de la pequeña abertura en la pared occidental; 4 pies y 2 pulgadas por encima de este piso había un segundo piso hecho de bloques de yeso que se apoyaban en las paredes del pozo. Los intersticios entre estos bloques se rellenaron con piedras y trozos de arcilla, mientras que la parte superior del pozo (es decir, la parte por encima de estos bloques), cuyas paredes tenían solo la mitad del grosor de las paredes inferiores, se rellenó de manera similar hasta el nivel de la superficie. La parte más alta del pozo había sido perturbada por una construcción posterior. En la bóveda, Andrae encontró tres esqueletos, uno de los cuales aparentemente pertenecía a un hombre y los otros dos a mujeres. Los brazos de estos esqueletos estaban en ángulo recto con los cuerpos, y las piernas estaban contraídas y separadas, mientras que el hombre yace sobre su lado derecho y las dos mujeres sobre su izquierdo. Se encontraron rastros de un material blanquecino en descomposición en la tumba, que Andrae cree que son restos de ropas funerarias. Junto a los cadáveres también se habían depositado agujas de hueso y cerámica. Los objetos de cerámica más interesantes eran tres botellas de cuello ancho, dos de las cuales estaban decoradas con líneas horizontales oscuras, mientras que el cuello de la tercera estaba adornado con pintura blanca sobre un fondo oscuro, una técnica bien conocida en los primeros tiempos asirios. No sabemos qué contenían las vasijas; se encontraron huesos de carnero cerca de la puerta y en otros lugares, y sin duda estas vasijas alguna vez contenían ofrendas de carne y ofrendas de bebida para los muertos. Había evidencia de al menos tres períodos diferentes de ocupación en los estratos sobre la tumba, dos de los cuales pertenecían a la era asiria y uno a la época de los partos.
Sin embargo, las tumbas abovedadas de Ashur no pertenecen todas a la misma época; algunas de ellas pueden atribuirse al período asirio temprano, mientras que otras fueron construidas en una fecha posterior. Una de estas bóvedas funerarias de ladrillo posteriores fue excavada y examinada cuidadosamente por Andrae en el Pág. 179primavera de 1909.89 La construcción de esta bóveda aparentemente implicó la demolición de un edificio asirio anterior. Los ladrillos de los que estaba compuesta la bóveda en algunos casos llevaban la inscripción de Tukulti-Ninib I, pero a pesar de este hecho, la tumba en sí no se construyó hasta una fecha posterior. El acceso a la bóveda se hacía por medio de un pozo de entrada cuyo extremo inferior estaba conectado por medio de un pasadizo con la puerta de la cámara funeraria. A unos pocos centímetros por encima de los escombros del pozo de entrada se descubrieron los restos de un edificio parto. El pasadizo estaba completamente destruido, aunque la forma de los ladrillos desplazados llevó a la conclusión de que estaba techado por una bóveda de cañón. La puerta arqueada que da a la sala de la tumba, que mide casi 4 pies de altura y tiene una distancia de aproximadamente 22-1/2 pulgadas, está compuesta de ladrillos muy pequeños de 6-1/2 × 2-1/8 pulgadas. Está empotrada en uno de los pequeños muros de la sala funeraria, y el umbral está hecho de ladrillos al igual que el resto de sus partes.
Los ladrillos que componen la bóveda de cañón del techo de la cámara funeraria tienen 11-3/4 pulgadas cuadradas y 2-3/8 pulgadas de espesor. En el otro extremo de la cámara funeraria hay una pequeña puerta arqueada que conduce a otra habitación, también con bóveda de cañón. Esta última habitación, que mide casi 5 pies de largo y 35-1/2 pulgadas de ancho, está construida con menos cuidado y regularidad que la cámara funeraria principal. Las paredes laterales de la habitación anexa tienen 5-1/8 pulgadas de espesor, pero el espesor de la pared trasera es de solo 2 pulgadas. El umbral de la puerta de entrada a la cámara funeraria principal está 20-3/4 pulgadas más bajo que el pavimento del pozo de entrada y casi 19 pulgadas por encima del piso de la cámara funeraria. Tanto el asfalto como el yeso se utilizaron ampliamente en el interior.
Al noreste de la puerta de entrada, había un nicho para lámpara, a 3 pies y 11-1/4 pulgadas sobre el piso, y que medía 12-1/2 × 13-3/4 pulgadas de tamaño y 12-1/2 pulgadas de profundidad. En este nicho, se descubrieron tres macetas de terracota y Pág. 180Andrae cree que estas vasijas probablemente se utilizaban como lámparas. La cámara funeraria contenía dos sarcófagos con forma de baño, uno de los cuales medía 6 pies y 7-1/2 pulgadas de largo, 28 pulgadas de ancho y 18-1/8 pulgadas de alto, mientras que el otro medía un poco más de 6 pies y 6 pulgadas de largo, 31 pulgadas de ancho y 17 pulgadas de profundidad. Las tapas de ambos sarcófagos estaban ligeramente arqueadas y estaban firmemente cementadas. El extremo superior de una de las tapas tenía el contorno aproximado de dos flores.
Sobre el suelo de ladrillo del anexo se encontraba el esqueleto extendido de un hombre, mientras que en uno de los sarcófagos se encontraron cuatro cráneos y tres esqueletos. Dos de los esqueletos pertenecían a hombres, pero el tercero y mejor conservado era el de una mujer, mientras que el esqueleto al que pertenecía el cuarto cráneo no fue encontrado. El mobiliario funerario era del tipo ordinario y consistía principalmente en platos y jarrones de terracota, brazaletes de cobre y cuentas de vidrio.
A.—Ziggurat en un bajorrelieve asirio. | B.—Restos actuales del zigurat de Khorsabad. (Según el lugar). |
CAPÍTULO VI—ESCULTURA
AEl capítulo dedicado a la escultura se divide naturalmente en dos partes: una trata de las obras realizadas en bulto redondo y la otra de las realizadas en relieve o por incisión sobre una superficie plana. En este último campo sobresalieron tanto los babilonios como los asirios, y sus obras maestras pertenecen al orden de los bajorrelieves. Por consiguiente, no está fuera de lugar que una consideración de sus bajorrelieves preceda a un tratamiento de sus obras en bulto redondo.
Higo. 25. |
|
A, | Museo del Louvre. (Cf. Cat., p. 77, núm. 1; Déc. en Chald., Lám. 1 (bis).) |
B, C, | Museo del Louvre. (Cf. Cat., págs. 87, 89, núm. 5; Déc. en Chald., Pl. 1 (bis, tert).) |
D, | (De Hilprecht, Exploraciones, pags. 475.) |
Yo, yo. | (De Viejo Bab. Inscr., II, Lám. XVI.) |
BAJORELIEVES
El bajorrelieve fue la expresión favorita y, sin duda, la más lograda del genio artístico tanto de los babilonios como de los asirios desde los tiempos más remotos hasta los más recientes. Sus primeros esfuerzos en esta dirección fueron ciertamente rudimentarios, pero se trata de un defecto propio de los comienzos de cualquier arte. Uno de los bajorrelieves más antiguos descubiertos en las excavaciones babilónicas se reproduce en la Fig. 25, A. Tenemos aquí una representación de un hombre aparentemente ocupado en algún acto de culto, o en la realización de alguna ceremonia desconocida. Sus grandes ojos almendrados están retratados de frente, su nariz aguileña sobresale de una manera totalmente agresiva, su largo cabello cuelga por su espalda, mientras que un filete rodea su cabeza, de la cual emanan dos largas plumas; estas plumas a veces adornan las cabezas de los príncipes asiáticos representados en los monumentos egipcios primitivos. Su busto, por lo demás desnudo, se alivia en cierta medida con la presencia de una barba algo larga, y su vestimenta consiste en el característico chal cuadrado sumerio dispuesto a modo de falda. Pág. 183Con la mano izquierda sujeta uno de los tres postes sagrados ante los que se encuentra: los postes están rematados con un pomo, más o menos idéntico en forma a las primeras cabezas de maza babilónicas. La inscripción, escrita en caracteres lineales muy arcaicos, que aún conservan en parte rastros de su origen pictórico, contiene una lista de ofrendas y también una mención del dios Nin-girsu y de su templo E-ninnû. Esta escultura antiquísima fue encontrada por De Sarzec en el sitio de los primeros edificios de Tellô. Está hecha de piedra caliza blanca y mide unos dieciocho centímetros de alto.
En las figuras 1 y 2 se pueden ver dos fragmentos de otro bajorrelieve muy arcaico hallado en el mismo barrio. 25, B, C. En todos los rostros retratados en estos dos fragmentos observamos la misma nariz prominente y los mismos ojos grandes en forma de rombo ya aludidos, pero en otros aspectos difieren del tipo ilustrado en la Fig. 25, A. El individuo más llamativo y probablemente el más importante del presente grupo ocupa el extremo izquierdo de la Fig. 25, B. Su importancia se evidencia por la excesiva longitud de su larga cabellera y por el cetro ganchudo que lleva sobre su hombro, probablemente como muestra de sus atributos reales. En su mano izquierda sostiene lo que parece ser un filete, que presenta al fiel guerrero que está frente a él, lanza en mano. En el otro fragmento (Fig. 25, C) tenemos otros dos tipos representados, uno caracterizado por la exuberancia de su cabello y la profusión de su barba, el otro que se distingue por la ausencia total de cabello tanto en la cabeza como en la cara. En ambos casos están vestidos de la misma manera, su única prenda consiste en una falda corta, cuya parte inferior está representada de una manera muy arcaica por una serie de tiras en forma de lengua, y las partes superiores están inscritas en caracteres lineales arcaicos, mientras que sus manos están entrelazadas sobre su pecho en una actitud de obediencia sumisa, si no servil. El por qué y el para qué Pág. 184Se desconoce por supuesto la ausencia de pelo en la cabeza y en el rostro de una de estas figuras, pero M. Heuzey sugiere con cierta verosimilitud que la figura está representada así en virtud de su carácter sacerdotal. Ambos fragmentos formaban parte de un receptáculo redondo que probablemente servía para sostener un bastón votivo o un arma; están hechos de piedra caliza dura y se encontraron entre los escombros de un edificio perteneciente a la época anterior a Ur-Ninâ.
En la Fig. 25, F, tenemos una reproducción de una antigua tablilla votiva de piedra caliza de Nippur,90 En el registro superior, un adorador desnudo y bien afeitado ofrece una libación a un dios sentado y barbudo, todo representado por duplicado. Debajo, una cabra y una oveja son seguidas por dos hombres, uno de los cuales lleva un vaso sobre su cabeza y el otro sostiene un palo en su mano derecha, mientras que ambos están vestidos con la falda sumeria común. Otra interesante tablilla votiva (cf. Fig. 25, E) de Nippur nos muestra una escena similar: un adorador desnudo de pie ante un dios sentado ofrece una libación, el dios está invertido a la izquierda, pero el interés único asociado a este fragmento está en la escena del arado representada debajo; vemos a un hombre arando con un animal con cuernos, probablemente una gacela o un antílope, lo que parece indicar que este fragmento arcaico data de un período en el que ni el buey ni el asno se usaban como bestias de trabajo, mientras que un tercero91 bajorrelieve (cf. Fig. 25, D), también de carácter religioso y procedente del mismo lugar, muestra a una diosa sentada acompañada de un pájaro, mientras que un altar en llamas y un candelabro encendido se encuentran ante ella. Sostiene una copa puntiaguda en su mano derecha y detrás de ella vemos a un sacerdote de larga barba que conduce a un adorador bien afeitado que lleva una cabra en su brazo derecho, ante la presencia de la diosa.
La extraordinaria popularidad de lo que podría denominarse el modo de escultura en bajorrelieve entre los sumerios queda sorprendentemente ilustrada por su empleo en la decoración de cabezas de maza y otros objetos; en la Fig. 26, B tenemos una gran cabeza de maza hecha de piedra caliza blanca dura, de siete pulgadas y media de altura y con un diámetro de poco más de seis pulgadas. El esquema de decoración toma la forma de una procesión de leones, seis en número, todos siguiendo la misma dirección, y cada uno enterrando sus dientes en la espalda del león que va delante. Los cuerpos de los leones están representados de lado, pero las cabezas de ojos colosales se ven de frente. Estos leones son, a pesar de su tosquedad, sorprendentemente fieles a la realidad; la parte superior de la cabeza de maza (A) no se deja sin adornos, sino que el escultor ha hecho un buen uso de ella al tallar el águila heráldica con cabeza de león de Lagash sobre su superficie lisa. Lleva una inscripción de Mesilim, rey de Kish, que se sabe por otra inscripción que floreció y gobernó el país algún tiempo antes de la fundación de la primera dinastía de Lagash por Ur-Ninâ, en las cercanías de cuyo edificio se encuentra esta cabeza de maza. Pág. 186En realidad fue encontrado, aunque a un nivel ligeramente inferior.
LÁMINA XII
Museo del Louvre: diciembre. en Chald., Pl. 3, ii.
Parte de la estela-buitre de Eannatum, Patesi de Lagash
Llegamos ahora a la época de Ur-Ninâ, cuyo monumento más interesante, al menos desde el punto de vista pictórico, es la escultura reproducida en la Fig. 26Este relieve, que se divide en dos registros, nos presenta a Ur-Ninâ, su familia y sus cortesanos. El propio rey es de un tamaño colosal, indicativo sin duda de su poder colosal; en el registro superior se le representa de pie, con la mano izquierda sobre su busto desnudo como en el registro inferior, mientras que con la mano derecha está balanceando una cesta, que, como ha señalado M. Heuzey, probablemente contiene la arcilla y los ladrillos de cimentación para el templo de Nin-girsu, en lugar de ofrendas para el dios. Esta opinión se ve apoyada además por la inscripción escrita junto a la figura del portador de la cesta, cuya primera línea contiene una mención del templo de Nin-girsu. Ur-Ninâ está representado así como el sirviente de su dios, y el honor que se atribuye a la tarea servil en la que está involucrado puede juzgarse por el hecho de que solo él es considerado digno, ya que sus hijos y seguidores simplemente están de pie, con las manos entrelazadas en actitud reverencial. Abajo, el rey se ve en una pose más cómoda y hogareña, aunque aquí también parecería estar atendiendo sus deberes religiosos; está levantando su copa ya sea para beber en honor de los dioses, o para ofrecer una libación, pero en cualquier caso la tarea debe haber sido menos ardua y posiblemente más placentera que la que lo ocupa en el registro superior. Con una excepción, todas las cabezas y rostros están desprovistos de cabello, y todos están vestidos con la falda corta de lana sumeria, aunque la falda del rey tiene más volantes que las de sus cortesanos, como corresponde a la realeza. El tipo de vestimenta que se encuentra aquí, así como en la Estela del Buitre y en tantas de las esculturas sumerias tempranas, se llamaba "Kaunakes". La figura inmediatamente delante del rey de pie en el registro superior se distingue de la Pág. 187Las demás no sólo son más altas y llevan una falda que se parece a la vestimenta del rey, sino que también tienen el pelo largo. Hay opiniones divergentes sobre si en esta figura vemos a la hija del rey o si, por el contrario, tenemos aquí un retrato del hijo mayor del rey, como piensan tanto Heuzey como Radau, y en apoyo de su opinión se ha argumentado acertadamente la improbabilidad de asignar un papel tan importante a una mujer en este período; el vestido difiere del de Ur-Ninâ en que está suspendido sobre el hombro izquierdo, y en este sentido recuerda al manto de Eannatum en la Estela del Buitre (cf. Pl. XII). El agujero redondo o cuadrado que hay en el centro de muchas de estas primeras placas estaba sin duda destinado a servir de base para algún bastón votivo o arma, y las placas perforadas con tales agujeros deben haber sido colocadas en posición horizontal y no vertical. Ur-Ninâ fue sucedida por Akurgal, quien a su vez dio lugar a Eannatum, cuya famosa Estela de la Victoria vamos a considerar ahora.
Este monumento no se encontró íntegro ni completo, pero seis fragmentos, algunos pequeños, otros relativamente grandes, pero todos llenos de interés, fueron desenterrados en Tellô por M. de Sarzec. Las escenas representadas y los acontecimientos representados en los fragmentos supervivientes de esta famosa estela son instructivos tanto desde un punto de vista religioso como histórico. XII Tenemos una reproducción de quizás el más interesante de estos fragmentos. La escena aquí está dividida en dos registros, en los cuales se ve a las tropas de Eannatum en servicio activo. El rey lidera la vanguardia en persona y a pie; sobre su cabeza está inscrito el título "Conquistador por el dios Nin-girsu". Su vestimenta consiste en la falda "kaunakes", a la que ya se ha hecho alusión, mientras que sobre ella hay un manto suspendido sobre el hombro izquierdo y pasando por debajo del brazo derecho. Su cabeza está protegida por un casco, puntiagudo en la parte superior como los de sus guerreros, pero diferente del de sus guerreros. Pág. 188El suyo es el de estar provisto de auriculares; su pelo largo le cae casi por la espalda, aunque una parte está recogida y sujeta por una cinta en la nuca. En la mano derecha sostiene lo que parece ser una especie de bumerán.
Sus tropas están dispuestas en forma de cuña y, si esta representación es intencionada, constituye un testimonio sorprendente de la habilidad en tácticas militares que habían alcanzado los sumerios en esta época extremadamente temprana, pero, por otra parte, puede deberse simplemente a la ignorancia de la perspectiva por parte del artista. Sus armas ofensivas consisten en lanzas de unos seis u ocho pies de longitud, mientras que para defenderse sostienen grandes escudos rectangulares que cubren todo su cuerpo desde el cuello hasta los tobillos. Si hubiera alguna duda sobre la suerte de este ejército de Eannatum, se disiparía inmediatamente con una mirada a los pies de las tropas comprometidas, que pisotean sin piedad los cuerpos postrados de sus enemigos vencidos.
EspañolAbajo tenemos otra escena de batalla: el rey nuevamente conduce sus tropas a la acción, pero aquí está montado en su carro, su vestimenta es idéntica a la que usa en la mitad superior de este relieve, y en su mano derecha agarra un bumerán similar al que tiene armado arriba, pero en su mano izquierda sostiene un largo bastón, cuyo extremo desafortunadamente no es visible debido a la mala conservación de esta parte de la escultura, pero sin duda la punta de esta formidable arma estuvo una vez en contacto inmediato con la cabeza rapada de un enemigo conquistado, mientras que frente a él hay un carcaj lleno de flechas.
Higo. 27.—Museo del Louvre.
A, B. (Cf. Cat., págs. 105, 107.) C. (Cf. Cat., pág. 123; Déc. en Chald., Lámina 5, bis.) |
En este caso, sus seguidores están armados con una lanza larga y un hacha de guerra, pero no están protegidos por escudos, aunque sus cabezas están cubiertas con los mismos cascos de forma cónica y están vestidos con las conocidas faldas "kaunakes". Tal vez veamos en estas tropas un destacamento de la guardia personal del rey. Pág. 190Lo que llama la atención de inmediato en esta escultura es la extraordinaria disparidad entre la tosquedad del arte por un lado, y el elaborado equipo y disposición del ejército de Eannatum por el otro, de lo que queda claro que la energía de los sumerios en ese momento se gastaba en el campo de batalla más que en la búsqueda de las artes pacíficas.
Otro fragmento de esta notable escultura se reproduce en la Fig. 27, A. Tenemos aquí un verdadero montón de cadáveres apilados uno sobre otro. Están completamente desnudos y sus cabezas están rapadas en aparente contradicción con las tropas de Eannatum. Los cuerpos están extendidos y están dispuestos de tal manera que la cabeza de cada uno se encuentra en contigüidad con los pies de su vecino de al lado; dos figuras vestidas con faldas cortas con flecos arcaicos suben por este montón mediante una cuerda; la mano libre de cada uno está ocupada en equilibrar una canasta sobre la cabeza que puede contener ofrendas para los caídos, pero más probablemente tierra con la que enterrar sus cadáveres. Es un tema de discusión si estos cadáveres superpuestos representan a los guerreros caídos del ejército de Eannatum o a los enemigos derrotados de Lagash; Pero el hecho de que los cuerpos estén desnudos y el hecho de que en ninguna de las escenas de batallas babilónicas o asirias hay un solo ejemplo de un guerrero del ejército vencedor representado como muerto y, por último, la improbabilidad de que el artista haya acentuado las pérdidas de Eannatum de una manera tan llamativa, y especialmente en una estela de la victoria, todo ello milita en contra de la primera opinión y a favor de la segunda. En ese caso tenemos un testimonio sorprendente de la clemencia exhibida por los sumerios de los primeros tiempos, al parecer se permitía al enemigo en ocasiones el privilegio de enterrar a sus muertos.
En figura 27 B tenemos otro fragmento de este ejemplar único del arte sumerio. El representante de Lagash está representado aquí en una escala colosal; su cabeza tiene una profusión de pelo y de su rostro cuelga una larga Pág. 191El personaje presenta una barba veteada similar a la que lleva Gilgamesh en los sellos cilíndricos. Es posible que, como sugiere Heuzey, esta figura sea una representación de este héroe del folklore babilónico, pero probablemente se trate de una imagen del propio dios Nin-girsu. En cualquier caso, difícilmente puede tratarse de Eannatum, ya que en esta misma estela este aparece completamente afeitado. Esta figura colosal sostiene en su mano izquierda el escudo heráldico de Lagash, mientras que en su mano derecha sostiene una maza de empuñadura redonda similar a la que se ve en otros bajorrelieves antiguos. Ante él yacen varios prisioneros confinados en una red o una jaula (cf. Hab. I. 15); una de estas infelices víctimas ha introducido la cabeza a través de las mallas de su prisión con la intención de eludir el siguiente golpe, pero este loable intento no parece haber tenido el éxito que merecía, ya que la cabeza de la maza se ve en contacto inmediato con la del individuo en cuestión. Todas las figuras aquí retratadas, ya pertenezcan al ejército de Eannatum o al del enemigo, presentan el mismo tipo de rostro, cuyas características más distintivas son los grandes ojos almendrados y la nariz aguileña. La estela se conoce como la “Estela del Buitre” y deriva su nombre de otro fragmento en el que se representan varios buitres que se llevan las cabezas y los miembros cortados de forma aguda de los muertos. Eannatum, cuyas victorias se representan aquí, fue sucedido por Enannatum, y después de él Entemena, el sobrino de Eannatum, ascendió al trono. Desafortunadamente, las reliquias artísticas de su época son pocas, pero las que han sobrevivido son particularmente interesantes. En un capítulo posterior (cf. Fig. 45) dedicaremos algún espacio a examinar el vaso de plata de este antiguo gobernante, pero aquí (cf. Fig. 27, C) Tenemos un ejemplar de la escultura de su reinado.
Este pequeño bloque esculpido, hecho de una mezcla de arcilla y betún y que en apariencia se asemeja a una piedra negra, fue encontrado en las cercanías de un edificio compuesto de ladrillos que lleva el nombre de Entemena. Pág. 192En el registro superior vemos el emblema heráldico de la ciudad de Lagash: un águila con cabeza de león que sujeta dos leones que miran en direcciones opuestas, sin duda indicativo del poder ejercido por Lagash sobre los pueblos de Sumer y Akkad. Ya lo hemos visto en la Estela del Buitre, y aparece también en los monumentos aún más antiguos de Ur-Ninâ, pero una comparación de las armas reales tal como se representan aquí con el emblema de la Estela del Buitre (cf. Fig. 27, B) muestra un notable avance desde el punto de vista artístico. El águila sigue estando bastante estereotipada, y la extraordinaria cantidad de detalles con que el artista ha tratado su tema ha tenido el efecto indeseable de hacerlo aún más formal de lo que sería de otro modo, pero los leones son mucho más animados y vigorosos en su concepción que en las esculturas anteriores. En lugar de caminar de manera impasible y sin vida, literalmente se retuercen bajo las garras de su enemigo victorioso, cuyas alas intentan roer con sus dientes. Debajo, tenemos una representación de un ternero o novilla agazapado, una de cuyas patas delanteras está levantada como si estuviera a punto de saltar. Como dice Heuzey, la pose de este animal es maravillosamente natural y debe haber sido estudiada del natural; recuerda de inmediato la procesión de animales grabada en el vaso de plata de Entemena (cf. Fig. 45). Sin duda, el animal representado aquí es una víctima sacrificial. A la derecha del agujero central que se encuentra con tanta frecuencia en estas esculturas tempranas, se encuentra el adorador, de tamaño gigantesco, sosteniendo un bastón en su mano izquierda. Está bien afeitado y desnudo hasta la cintura, de la que cuelga la habitual falda kaunakes. La parte inferior de este pequeño bloque está decorada con el diseño de volutas que se encuentra con tanta frecuencia en los sellos cilíndricos. Sin embargo, el tamaño de su reproducción aquí está completamente desproporcionado con el resto de la escultura y, por lo tanto, en este caso puede representar una madeja de lana como otra forma de ofrenda. La mención del sacerdote Dudu, cuyo nombre también aparece en la Pág. 193El vaso de plata de Entemena elimina cualquier incertidumbre que pudiera existir en cuanto al período al que debemos asignar este pequeño bloque, aunque un juicio basado en un examen del estilo artístico aquí expuesto lo habría colocado independientemente en la misma categoría que el vaso de plata de Entemena. Los caracteres lineales en los que está escrita la inscripción están más desarrollados que los que se encuentran en los monumentos de Ur-Ninâ y Eannatum, y muchos de ellos ya delatan la formación en forma de cuña característica de la escritura llamada "cuneiforme".
Foto. Mansell | Museo del Louvre |
Estela de la Victoria de Narâm-Sin
Tal vez ya se haya dicho lo suficiente para dar una idea general de los méritos o deméritos artísticos de los antiguos bajorrelieves sumerios de la primera dinastía de Lagash. La siguiente escuela de arte babilónica que atrae específicamente la atención y la admiración es la que dio origen a la era de los reyes de Akkad o Agadé. Desde ciertos puntos de vista, el arte mesopotámico alcanzó su apogeo en este período; ni antes ni después se alcanzó el mismo éxito en la reproducción de figuras humanas, y las esculturas pertenecientes a este período son en algunos aspectos únicas en la historia del arte oriental. El más famoso de estos monumentos del genio babilónico se reproduce en la lámina 12. XIIIEsta estela, que se encontró en Susa durante las excavaciones que MG de Morgan realizó en ese lugar, fue realizada para conmemorar alguna victoria notable lograda por Narâm-Sin de Agadé. Se ve al rey en el acto de ascender a una alta montaña; detrás de él marchan sus fieles guerreros armados con lanzas y aparentemente portando estandartes. El propio rey está armado con un arco y una flecha, y también con un hacha de guerra, mientras que su cabeza está protegida por un casco con cuernos; delante de él se agacha uno de los enemigos, en cuyo cuello se ha hundido profundamente una flecha, mientras otro agarra el extremo roto de una lanza. La figura del rey está llena de vitalidad y animación, y ofrece un contraste muy llamativo con el convencionalismo sin vida característico de las representaciones babilónicas más antiguas y las asirias posteriores de los seres humanos. Pág. 194La escena entera está llena de acción y el efecto no se ve empañado por ninguna desproporción indebida entre la figura del rey y las de sus seguidores. Sobre la cabeza del rey se encuentran los restos de una inscripción de Narâm-Sin, pero sobre el cono que pretende representar la montaña que el rey está escalando hay una inscripción que ocupa siete líneas y lleva el nombre de Shutruk-Nakhkhunte, rey de Elam, lo que parece indicar que la estela había sido capturada por los elamitas. Pág. 195y llevado a Susa como trofeo. Cerca de Diarbekr se descubrió un interesante bajorrelieve de basalto de este mismo rey (cf. Fig. 28 “A”). Narâm-Sin está de pie a la derecha de la inscripción, vestido con una especie de tela escocesa y con un sombrero cónico. Su barba es larga y puntiaguda, mientras que brazaletes rodean sus muñecas y lleva un bastón corto en cada mano.
Higo. 28.—A. (Hilprecht, Viejo Bab. Inscr.., II, pág. 63, núm. 120.)
B, C, D, E, F, Museo del Louvre. (Cf. Cat., págs. 131, 133, 139, 151, 147; Déc. en Chald., Láminas 5, 22, 23, 24.)
Los restos (cf. Fig. 28 En Tellô, De Sarzec descubrió los fragmentos “B” y “C” de otra estela muy interesante, de la misma época o un poco antes, de carácter militar. En el registro superior del fragmento “B” se ven tres guerreros avanzando en fila, dos de los cuales son arqueros y llevan carcajs decorados con grandes hojas, mientras que del tercero sólo queda una pierna. En el segundo registro se ve a un arquero en el acto de tensar su arco; su actitud es fija y firme, y su arco está tenso al máximo, mientras que su carcaj cuelga sobre su hombro; ante él, un enemigo herido yace postrado de espaldas y, en contraste con su vencedor, que viste una túnica larga, está completamente desnudo, mientras su mano derecha está levantada en señal de súplica. A continuación, encontramos a otro guerrero vestido con una falda corta con flecos y con un casco cónico: con su mano izquierda está agarrando la barba de un enemigo, que también está desnudo como su hermano postrado en el mismo registro, y su mano derecha está levantada, a punto de dejar caer su garrote anudado sobre el rostro de su prisionero derrotado. Debajo, está la figura de otro guerrero armado con una pica larga. En "C" tenemos otro fragmento de esta interesante escultura, en cuyo registro superior se ven dos guerreros marchando en fila; el de atrás lleva un hacha de guerra en el camino. En el registro de abajo, un guerrero vestido con una falda corta y con casco se enfrenta a un enemigo postrado; uno de sus pies está firmemente plantado en el estómago del desafortunado hombre, y con su mano derecha lo está castigando aún más con la ayuda de su garrote anudado. Detrás de estas dos figuras tenemos otra figura similar. Pág. 196Escena representada; aquí el guerrero todopoderoso está armado con una larga lanza, que lleva en el puerto; con su brazo derecho marcha junto a un prisionero mucho más bajo que él, que tiene los brazos atados a la espalda; el prisionero está desnudo, como la mayoría de los enemigos derrotados de Sumer y Akkad, tal como los retrató el escultor. Todo lo que queda del tercer registro es la cabeza y la parte superior del arco de un arquero.
Aparte del espíritu que anima a estas pequeñas figuras, el principal punto de interés en relación con ellas reside en el esquema general de representación artística adoptado aquí. Ya no se representa al ejército conquistador en masa como en la Estela del Buitre de Eannatum, pero la idea transmitida y el acontecimiento conmemorado son exactamente los mismos en ambos casos. La idea predominante es la de la victoria, sólo la imagen de una falange de tropas armadas pisoteando los cuerpos desnudos de sus enemigos bajo sus pies ha dado lugar a una serie de incidentes seleccionados de combate individual, representados a la manera homérica. Esta escultura pertenece claramente a la misma escuela que la estela de la Victoria de Narâm-Sin, a la que, sin embargo, probablemente es algo anterior, ya que los signos cuneiformes encontrados en el segundo fragmento son de un carácter más arcaico que los utilizados en los monumentos de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin. Lo poco que queda de la inscripción es de considerable interés, ya que contiene una mención de la ciudad de Agadé, el centro del Imperio semítico establecido por los dos últimos reyes nombrados.
Ahora debemos pasar de la época de los reyes semitas de Agadé o Acad al período posterior de la civilización sumeria, la era en la que vivieron y reinaron Ur-Engur y Dungi, reyes de Ur, y Ur-Bau y Gudea, gobernantes de Lagash. No podemos asignar una fecha definitiva a ninguno de estos gobernantes, pero probablemente florecieron en algún momento hacia mediados del tercer milenio. antes de Cristo Uno de los bajorrelieves más interesantes pertenecientes a esta época se reproduce en la figura. 28, “D.” Tenemos aquí una Pág. 197Representación de un dios sentado en un trono. Lleva una barba larga y cuadrada y su cabeza está coronada por el gorro con cuernos emblemático de la divinidad; su manto cubre casi todo su cuerpo, exceptuando sólo el brazo derecho. La cabeza, que en su contorno y apariencia general recuerda a las cabezas de los leones y toros asirios alados con cabeza humana de unos quince o dieciséis siglos después (cf. Lámina 10). XXV), se representa como ellos de frente, con el cuerpo sentado esculpido de perfil; en su mano izquierda el dios sostiene un cetro cuyo extremo tiene forma de hoja. En la Fig. 28En la imagen “E” se encuentra una reproducción de lo que probablemente sea el fragmento más grande de un bajorrelieve babilónico temprano que se conserva. Fue excavado en Tellô y mide alrededor de cuatro pies de largo. La parte superior del relieve está ocupada por una procesión de cuatro figuras aparentemente dedicadas al servicio de los dioses, mientras que debajo se ve una figura sentada tocando un elaborado instrumento de once cuerdas, cuya parte inferior del marco está decorada con una cabeza con cuernos y la figura de un toro. Este relieve parece haber formado parte de un zócalo de piedra.
Como era de esperar, el material utilizado para la mayoría de los bajorrelieves babilónicos, así como también para los posteriores asirios, fue una especie de piedra caliza y alabastro, ya que este tipo de piedra se presta fácilmente a la impresión del cincel, pero a veces también se utilizaban piedras más duras para este propósito.92 Así en la Fig. 28, F, tenemos un boceto de lo que queda de un relieve de esteatita negra perteneciente a este período. La inscripción fragmentaria nos da el nombre de la diosa Ningal, que está aquí retratada de una manera singularmente atractiva y con una extraordinaria cantidad de detalles. Una elaborada túnica cubre todo su cuerpo y un collar adorna su garganta; su cabello cuelga sobre sus hombros, mientras que la coronilla de su cabeza está rodeada por un filete. La técnica general de esta pequeña escultura es sorprendente por su fidelidad a la naturaleza; la actitud de la diosa Ningal es sorprendente por su belleza. Pág. 198La diosa, con el cuerpo medio girado y el brazo izquierdo apoyado descuidadamente en el respaldo de su silla, parece viva, y el rostro en sí no carece de belleza propia. La dificultad que entraña la representación de un ojo humano de perfil, tan dolorosamente manifiesta en la Estela del Buitre y otros monumentos sumerios anteriores, donde el ojo se representa de frente y el resto de la cabeza de perfil, ha sido superada aquí, y tenemos ante nosotros un rostro y una cabeza concebidos y ejecutados con total naturalidad.
Algunos siglos después de la época de Gudea, la ciudad de Babilonia se convirtió en el centro del poder principal en el sur de Mesopotamia. Lamentablemente, las excavaciones no nos han dado una rica cosecha para el estudio del desarrollo artístico de la escultura durante este período, pero el material disponible tendería a mostrar que hubo mucho menos desarrollo en el intervalo entre la última dinastía de Lagash, la época en la que vivió Gudea, y el establecimiento de la primera dinastía semítica de la ciudad de Babilonia, que en el período que separa la primera dinastía de Lagash de la época de Sargón y Narâm-Sin, los reyes semitas de Agadé.
LÁMINA XIV | |||
Foto. Mansell | Museo del Louvre | Fotografía, Mansell | British Museum |
Estela grabada con Khammurabi Código de leyes |
La tablilla del dios sol |
En Pl. XIV En la actualidad se conserva una reproducción de la estela esculpida en basalto negro en la que está inscrito el código legal de Khammurabi, el rey más ilustre de esta primera dinastía de Babilonia, de renombre mundial. El rey aparece de pie en actitud reverencial ante el dios-sol Shamash, de quien recibe las leyes inscritas debajo. El rey lleva una túnica larga que le llega hasta los tobillos, pero que deja su brazo derecho, que está levantado en adoración, libre de los pliegues de su manto. La deidad sentada también tiene una larga barba, pero su alto gorro con cuernos lo diferencia de inmediato de su sirviente que le adora, mientras que de sus hombros se ven salir lenguas de fuego, que sin duda representan los rayos del sol. En su mano derecha sostiene el anillo y el bastón, emblemas del dominio y el poder. Está representado de forma similar en la tablilla de Nabû-aplu-iddina (cf. Pl. XIV) Pág. 199y también en dos estelas contemporáneas en el Louvre, en una de las cuales se le ve de pie. Bajo sus pies están representadas las montañas en miniatura. Las leyes promulgadas en esta estela, que ahora es uno de los tesoros del Louvre, suman unas doscientas ochenta y tratan de todo tipo de temas. Fue erigida en E-sagila, el templo del dios principal Marduk en Babilonia, para que cualquier parte agraviada pudiera ir a consultarla. Como tantos monumentos de la antigüedad babilónica, esta estela fue capturada por los elamitas y trasladada a Susa, donde permaneció hasta que las excavaciones francesas en ese lugar la sacaron a la luz una vez más.
Como ya hemos visto93 La dinastía a la que pertenecía Khammurabi llegó a su fin algún tiempo después por una invasión de los hititas, un poderoso pueblo montañoso cuyo hogar estaba en Capadocia. Aproximadamente un siglo después, es decir, alrededor de 1800 antes de Cristo, otra nación montañosa conocida como los casitas descendió de sus fortalezas en el territorio elamita al este del Tigris a la indefensa llanura babilónica, donde establecieron y mantuvieron su supremacía durante mucho tiempo. Desafortunadamente, las reliquias artísticas del período casita son pocas y, en su mayoría, sin importancia. Mientras tanto, sin embargo, los asirios en el norte habían afirmado su independencia y, finalmente (es decir, alrededor de 1275 antes de Cristo) lograron dominar Babilonia y establecer su dominio sobre toda Mesopotamia. A pesar de ello, prácticamente no tenemos ningún ejemplo del arte escultórico durante el largo intervalo que separa la caída de la Primera Dinastía de Babilonia y el siglo IX. antes de Cristo, y no es hasta la época de Ashur-nasir-pal, rey de Asiria, y Nabû-aplu-iddina, rey de Babilonia, que podemos volver a estudiar en detalle la obra del escultor en el valle del Tigro-Eufrates. Al primer rey le debemos una gran serie de bajorrelieves extraídos de los muros de su palacio en Nimrûd (Calah), Pág. 200mientras que a este último debemos uno de los bajorrelieves babilónicos más interesantes e instructivos que existen (cf. Lám. XIV).
Uno de los primeros ejemplares de bajorrelieve asirio descubiertos hasta ahora es el que encontró Taylor en un pueblo llamado Korkhar, situado a unas cincuenta millas al norte de Diarbekr. El relieve en cuestión fue esculpido en la roca natural, que había sido pulida para ese propósito por orden de Tiglat-Pileser I (circulo 1100 antes de Cristo).94 El rey está representado en posición de pie, con el brazo derecho extendido y señalando con el índice, mientras que en la mano izquierda sostiene una maza; la figura del rey y su aspecto general son ya bastante estereotipados y no muestran más originalidad ni vigor que las representaciones de los reyes asirios posteriores. Este mismo monarca nos ha dejado además la parte superior de un obelisco erigido para conmemorar sus hazañas en la caza, en un lado del cual hay un pequeño relieve en el que se ve a Tiglat-Pileser recibiendo la sumisión de varios jefes vasallos, mientras que sobre sus cabezas están los emblemas de ciertas deidades, la más interesante de las cuales es el disco alado con cabeza humana de Asur, el dios patrón de Asiria. Pero estos relieves, por interesantes que sean, nos proporcionan poco material sobre el que formarnos una idea de la capacidad escultórica de los asirios en este período; La principal conclusión que nos permiten extraer es que el arte asirio no parece haber avanzado ni declinado apreciablemente durante el intervalo de doscientos años o más que transcurrió entre la época de Tiglat-Pileser y Ashur-naṣir-pal. Este último rey sucedió a su padre Tukulti-Ninib II como rey de Asiria (885 d. C.). antes de Cristo). Tukulti-Ninib había restaurado en gran medida las fortunas caídas del país del norte, allanando así el camino para los éxitos de los futuros reinados, pero Ashur-naṣir-pal extendió el poder de Asiria en Pág. 201En todas las direcciones, además de consolidar su dominio sobre los distritos reducidos por su padre. Por lo tanto, no es de ninguna manera extraño que él haya deseado conmemorar y perpetuar el registro de sus triunfos en forma pictórica en las paredes de su palacio en Nimrûd, y es con su reinado que realmente comienza la historia de los bajorrelieves asirios, por lo que respecta a nuestro material actual.
En cierto sentido, Asiria era la patria natural del bajorrelieve, pues contenía abundantes cantidades de alabastro y caliza, cuya blandura facilitaba el trabajo del artista y reducía al mínimo sus dificultades; Babilonia, por el contrario, no producía prácticamente ninguna piedra, y toda la que se utilizaba tenía que extraerse de canteras lejanas y transportarse con un gran coste y trabajo, y ese hecho hace que los primeros esfuerzos de los babilonios en esta dirección sean aún más dignos de elogio, y la eficacia a la que dieron lugar, como se ve, por ejemplo, en la estela de la Victoria de Narâm-Sin, más asombrosa. Pero a pesar de esto, el bajorrelieve estaba más desarrollado en el país del norte, donde desempeñaba un papel importantísimo en la vida artística del pueblo. El objeto general de estos bajorrelieves era conmemorar las victorias del rey sobre sus enemigos y sus conquistas en la caza, más que producir un efecto puramente estético. En otras palabras, son registros pictóricos más que productos artísticos, y este hecho lo atestiguan además los textos cuneiformes con los que suelen estar inscritos. Al mismo tiempo, sin embargo, proporcionan material para el estudio de la escultura asiria. El arte de la escultura en Asiria sufrió todos los inconvenientes que afectan a todo arte cuando se profesionaliza: carece de espontaneidad, que es la connotación misma del arte, está hecha a pedido y, por lo tanto, inevitablemente no conoce la libertad, sino que es la esclava aburrida del convencionalismo. Pero a pesar de todo esto, los bajorrelieves de Ashur-naṣir-pal Pág. 202y sus sucesores, obstaculizados como están por esos enemigos universales del arte humano, el profesionalismo y el convencionalismo, todavía consagran, o encarcelan si se quiere, el genio artístico del pueblo, y por esta razón, si no por otra, merecen una atención cuidadosa.
Foto. Mansell | British Museum |
Bajorrelieve de Ashur-naṣir-pal |
Los relieves que cubrían las paredes del palacio de Ashur-naṣir-pal en Nimrûd (Calah) consisten en figuras aisladas de tamaño gigantesco o en una serie de pequeñas escenas divididas en dos frisos por inscripciones cuneiformes. XV En la imagen vemos a Ashur-naṣir-pal seguido de un ser mitológico alado; ambos están realizando una ceremonia religiosa, el rey con el arco y la flecha que sostiene en sus manos, el asistente con el cono que sostiene en su mano derecha. El carácter semidivino de la criatura alada se evidencia por su tocado, que consiste en un gorro con cuernos, pero los rostros de ambas figuras son más o menos idénticos, una característica lamentable de todas las representaciones asirias de seres concebidos como humanos o semihumanos. Las principales peculiaridades de este tipo de rostro son los ojos grandes, la nariz curva y la profusión de pelo tanto en la cabeza como en la cara. Ambas figuras están vestidas con una túnica larga y un manto con flecos profundos que se extienden hasta los pies. El calzado consiste en sandalias sujetas por correas que pasan por el empeine y rodean el dedo gordo. Los brazos musculosos de ambos están adornados con brazaletes, cuyo patrón de decoración es una réplica de la omnipresente roseta tan característica del arte asirio. El tocado del rey consiste en un casco del que cuelgan dos colas y, en su aspecto general, no se diferencia mucho de la mitra de un obispo. Tanto el rey como el asistente divino llevan lo que parecen ser dos dagas metidas en sus cinturones. La musculatura notable en los brazos es aún más agresiva en la pierna izquierda del ser mitológico, que, a diferencia de la del rey, queda expuesta. Esta concepción grotescamente realizada de la fuerza no es más que el descendiente decadente de la fuerza natural. Pág. 203El vigor expresado es tan notable en las estatuas de Gudea. Y aquí se puede mencionar una peculiaridad característica de la escultura asiria: se observará que una larga inscripción cuneiforme está cincelada a lo largo del relieve, siguiendo el tenor parejo o desigual de su camino con bastante temeridad a través de alas, vestimentas, cuerpos y manos, y no hay obstáculo que no pueda superar, ni siquiera exceptuando los flecos profundos de los mantos.
Los temas de los relieves más pequeños de Ashur-naṣir-pal son muchos y variados, aunque todos giran en torno a uno de dos temas, el campo de batalla o la persecución. En uno, Ashur-naṣir-pal se ha apeado de su carro y está recibiendo la rendición del enemigo; en otro vemos a un grupo de fugitivos nadando hacia una fortaleza sobre pieles infladas. Aquí vemos a jefes tributarios que traen ofrendas para depositarlas a los pies de su imperioso señor, mientras que más adelante vemos a los arqueros de Ashur-naṣir-pal montados en sus carros y disparando flechas contra el enemigo. En un relieve se ve al propio rey erguido en su carro con el arco completamente tensado; en otro, Ashur-naṣir-pal está representado en el acto de cruzar un río; sin embargo, el rey no se ha apeado de su carro, sino que está siendo conducido por un remero, con carro y todo.
Uno de los más luminosos de estos pequeños bajorrelieves se reproduce en la lámina. XVI(2). Ashur-naṣir-pal y su ejército están asaltando una ciudad sitiada; las murallas de la ciudad están almenadas al estilo mesopotámico habitual. Inmediatamente delante de las murallas está estacionada la torre móvil que descansa sobre seis pequeñas ruedas y que contiene el ariete, cuya eficacia puede juzgarse por los ladrillos que caen de las paredes derribadas. Montado en la parte superior de la torre hay un arquero con el arco tensado, cuya persona está protegida por otro guerrero que lleva un escudo. El rey está representado detrás de la torre móvil en el acto de tensar su arco; su tocado difiere del de los guerreros, que llevan un casco cónico. En la lámina 12, el rey está representado en el acto de tensar el arco; su tocado difiere del de los guerreros, que llevan un casco cónico. XVI(3), vemos a los guerreros de Ashur-naṣirpal Pág. 204El rey regresa victorioso del campo de batalla. A la derecha de la imagen hay dos carros de tres caballos, ambos con portaestandartes; sobre ellos vemos un buitre que huye con su presa, que en este caso consiste en una cabeza humana, y delante están los soldados de infantería que parecen regocijarse ante las cabezas ensangrentadas de sus adversarios heridos, mientras que para añadir más horror a la escena dos músicos tocan instrumentos de cuerda.
Sin embargo, Ashur-naṣir-pal estaba tan orgulloso de sus victorias en la caza como de sus conquistas en el campo de batalla, como lo atestiguan las numerosas escenas de caza que hizo tallar en relieve en las paredes de su palacio. XVI(4) En este caso, vemos a Ashur-naṣir-pal, erguido en su carro, en el acto de despachar a un león con la ayuda de su arco y flecha. El león está tratado con considerable audacia, y la habilidad del artista en la representación de la vida animal -o de la muerte, como aquí- en comparación con la estereotipada falta de vida del rey, es suficientemente sorprendente. Pero el arte asirio no alcanza aquí su clímax, como veremos cuando consideremos los leones de los bajorrelieves de Ashur-bani-pal; estos últimos muestran una cierta delicadeza en el manejo y una intuición de todas esas infinitas sutilezas y matices variables que son el sello distintivo de la vida, animal o humana, según sea el caso, y que aparentemente no se sienten o, en todo caso, no se logran realizar con éxito en las obras anteriores. La representación del león aquí es fuerte y realista, pero el espectador nunca puede alejarse de la conciencia del hecho de que es una representación pictórica; El artista no puede abandonar jamás el pensamiento del escultor y la excelencia de su arte, ni perderse, aunque sea por un instante, en la realidad misma. Pero en los relieves de Ashur-bani-pal, uno puede olvidarse por un breve espacio al artista y su obra, y ver al león mismo; uno puede percibir una nota débil de su último suspiro mientras yace allí inmóvil, con el cuerpo atravesado por flechas, y es en la desaparición del artista y del material que utiliza donde el arte alcanza el cenit de su poder.
1 | ||
2 | ||
3 | ||
4 | ||
Fotografías. Mansell | British Museum | |
Bajorrelieves de Ashur-naṣir-pal | ||
1. Libación sobre un toro muerto | 3. Regreso de la batalla | |
2. Asedio de una ciudad | 4. Caza de leones |
Pero el amor de Ashur-naṣir-pal por el deporte no le disuadió de sus obligaciones religiosas, al contrario, parece haber atribuido sus triunfos en la caza a su dios, pues a su regreso ofrece una libación sobre el cuerpo del león o del toro que la providencia ha puesto en su mano (cf. Pl. XVI(1)). La copa que sostiene en su mano se asemeja a la parte superior de una copa de champán, mientras que su mano izquierda se apoya en un arco de la manera característica habitual. Delante de él hay un oficial, evidentemente de alto rango, pues su vestimenta es una réplica exacta de la del rey, pero tiene la cabeza descubierta y sus manos están unidas de manera deferente. Al lado de este alto funcionario hay un asistente o eunuco con una faldilla, mientras que detrás de él hay otro asistente y, por último, hay dos músicos que tocan instrumentos de cuerda. En el otro lado de la imagen, inmediatamente detrás del rey hay un asistente con un paraguas ceremonial, seguido por dos sirvientes con arcos sobre sus hombros.
Aunque Nabû-aplu-iddina, rey de Babilonia contemporáneo de Ashur-naṣir-pal, nos ha dejado sólo unos pocos recuerdos de su reinado, estamos sin embargo en deuda con él por un ejemplar único de escultura mesopotámica (cf. Lám. XIV). Ya se ha hecho referencia a esta tablilla por la luz que arroja sobre ciertos problemas arquitectónicos, ahora nos queda considerarla como una obra de arte y un monumento histórico. El texto registra la restauración del templo de Shamash por dos reyes llamados Simmash-shipak y Eulmash-shakin-shum, cuyos reinados tuvieron lugar en algún momento del siglo XI. antes de Cristo Luego procede a describir la condición en la que posteriormente cayeron el templo, sus ornamentos y accesorios; el santuario del dios había sido despojado de sus tesoros que habían sido apropiados indebidamente de una manera u otra; las esculturas que adornaban las paredes y la imagen de la propia deidad habían sufrido violencia a manos de los impíos. Todo esto Nabûaplu-iddina Pág. 206El rey se propuso rectificar el error y restauró la gloria que había disfrutado el templo en sus comienzos. En particular, enriqueció la venerada estatua del dios con oro y lapislázuli; restableció el culto en el templo con toda su antigua pompa y esplendor y se vengó de los enemigos de Shamash y del rey que habían perpetrado este sacrílego ultraje. El propio rey celebró la ocasión de la rededicación del templo con una generosa provisión de ofrendas y emitió reglamentos detallados sobre las vestimentas ceremoniales de los sacerdotes y los días en que en cada caso debían usarse en el futuro. En la escena de arriba, Shamash está representado entronizado en su santuario en Sippar, sosteniendo un disco y una vara en su mano derecha; los lados del trono están esculpidos con seres mitológicos, cuyo papel parece ser el de sostener el trono, mientras que encima y delante de la cabeza del dios hay tres emblemas astrológicos. El techo y el pilar que sostiene el santuario ya se han analizado en otra parte (cf. p. 164): dos seres divinos están situados en la parte superior del santuario; sostienen en sus manos dos cuerdas tensas que están unidas a un gran disco, emblemático del sol, colocado en un altar inmediatamente delante del santuario, y por medio del cual el disco se mantiene en posición. Acercándose al altar y avanzando hacia el santuario se ven tres adoradores, el primero de los cuales es el sumo sacerdote de Shamash, que está introduciendo al rey en la presencia del símbolo divino de una manera tan frecuente en los sellos cilíndricos babilónicos, mientras que el último de todos viene una diosa. Uno de los puntos interesantes sobre esta pequeña placa esculpida es que, aunque fue hecha por un rey de Babilonia del siglo IX, el estilo artístico al que se ajusta indicaría que no es una obra original de Nabû-aplu-iddina, sino una copia de un arquetipo mucho más antiguo. El tocado del dios, por ejemplo, se caracteriza por cuatro hileras de cuernos, y es prácticamente idéntico al que se encuentra incluso en la época de Gudea, el dios asirio posterior. Pág. 207El tocado, por otra parte, generalmente tiene sólo dos o tres cuernos a cada lado: Shamash también aquí sostiene el disco y la vara en su mano exactamente de la misma manera en que se le representa haciéndolo en la famosa estela de Khammurabi (cf. Pl. XIV); su larga barba también está representada de forma muy similar a como aparece allí. En resumen, parece haber pocas dudas de que el original de este producto del siglo IX debe buscarse en algún lugar alrededor del comienzo del segundo milenio. antes de Cristo Otro dato especialmente interesante sobre el descubrimiento de esta escultura fue el descubrimiento simultáneo de dos revestimientos de arcilla para ella. Uno de ellos se encontró roto y probablemente fue realizado por el propio Nabû-aplu-iddina, pero el otro lleva una inscripción de Nabopolasar, rey de Babilonia entre 625 y 604. antes de Cristo Durante los dos siglos transcurridos entre la época de Nabû-aplu-iddina y el reinado de Nabopolasar, el templo, restaurado a menudo, volvió a caer en el desuso, y le tocó al último rey restaurar una vez más el venerable templo; él también, como su predecesor doscientos años antes, hizo "ofrendas ricas y raras" al inmortal Shamash. El objeto de estas cubiertas de arcilla era, por supuesto, preservar la escultura de daños (cf. Fig. 5).
Foto. Mansell | British Museum |
Asedio de una ciudad con arietes y arqueros (Reinado de Tiglat-Pileser III) |
Volviendo a Asiria, Ashur-naṣir-pal fue sucedido por su hijo Salmanasar II: desgraciadamente, sólo poseemos unos pocos bajorrelieves pertenecientes a la época de este rey, siendo los más conocidos los esculpidos en el Obelisco Negro; estos relieves han sido ilustrados y tratados en detalle en tantas obras, debido principalmente a la importancia histórica de la inscripción en este monumento, que parece apenas necesario ni deseable tratarlos aquí. Los sucesores inmediatos de Salmanasar nos han dejado pocos recuerdos de sí mismos, artísticos o de otro tipo, y después de sus reinados parece haberse instalado una decadencia general, de la que Asiria no se recuperó hasta el reinado de Tiglat-Pileser III, o Pul como se le conocía. Pág. 208Se le menciona en 2 Reyes 19:XNUMX y en otros lugares. Este rey restauró la suerte del imperio y extendió su poder por todos lados, y afortunadamente para nuestro tema ha inmortalizado sus hazañas en forma de imágenes sobre piedra dura, así como por escrito en cilindros y tablillas de arcilla, aunque desafortunadamente los bajorrelieves de este rey que han sobrevivido son pocos en número. Uno de los mejor conservados es aquel en el que se ve a Tiglat-Pileser III dirigiendo un asedio (cf. Lámina XNUMX). XVII). Los detalles de esta escultura recuerdan vívidamente las palabras que, según se dice, utilizó Isaías en su intento de recuperar el valor de Ezequías, rey de Judá, que estaba dispuesto a rendirse y entregar su ciudad a Senaquerib: “Así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni lanzará en ella saeta alguna, ni vendrá delante de ella con escudos, ni levantará contra ella terraplén”. Todos los medios de ataque aquí mencionados están representados en nuestro bajorrelieve. Los guerreros tienen sus arcos tensados y, sin duda, ya han disparado muchas flechas con efectos mortales; sus personas están protegidas por grandes escudos de mimbre que cubren todo su cuerpo. El “terraplén” en este caso ha sido claramente “levantado contra” la ciudad sitiada, y el propósito que el “terraplén” estaba destinado a cumplir es evidente de inmediato. Consistía en un montículo artificial sobre el que se avanzaba la torre móvil que contenía el ariete. En lo alto de la muralla de la ciudad sitiada se ve a un hombre con las manos extendidas pidiendo clemencia. La derrota del enemigo y la reducción de su ciudad están señalizadas de forma muy realista; bajo la «banca» se ven algunos de los vencidos postrados y desnudos, mientras que encima, a la altura de la parte superior de la muralla, varios cautivos, también desnudos, están empalados en estacas. La inscripción hace referencia a los diversos artículos de tributo que traían los pueblos conquistados, pero no posee ningún interés especial.
Tiglat-pileser III fue sucedido por Salmanasar IV, Pág. 210El acontecimiento más notable de su reinado fue el asedio de Samaria; la ciudad resistió dos años y cayó en 722. antes de Cristo, después de que Salmanasar fuese destronado por Sargón el usurpador. Sargón reinó unos dieciocho años y obtuvo muchas victorias, la más importante de las cuales fue la que obtuvo sobre los egipcios y los filisteos unidos en Rafia, cerca de la frontera egipcia. Sus legados escultóricos son numerosos, y comprenden los gigantescos toros y leones alados con cabeza humana, que son en algunos aspectos los ejemplos más impresionantes y característicos del arte oriental. Estos monstruos alados no son ni bajorrelieves ni esculturas redondas perfectas, sino una mezcla de ambos, y por ello serán objeto de estudio en la segunda mitad de este capítulo.
Pero el palacio erigido por Sargón en Khorsabad, que fue excavado por Botta hace más de medio siglo, ha producido una rica cosecha de bajorrelieves puros y simples, uno de los cuales se reproduce en la Fig. 29La escena es familiar en la escultura asiria: una fortaleza está siendo atacada, por supuesto con éxito, por soldados asirios. La fortaleza parece haber sido construida en la cima de una altura, sin duda con la intención de hacerla más inexpugnable. Consta de tres filas de torres, superpuestas una sobre la otra, la fila más grande está en la base y la más pequeña en la parte superior, el contorno general no es diferente al de un zigurat con sus niveles que se alejan. Un ala de la fortaleza está protegida por dos torres, con las que está conectada por medio de una muralla, mientras que la otra ala aparentemente se extiende directamente por la pendiente de la altura. El acceso a la fortaleza se realiza a través de puertas arqueadas, una de las muchas pruebas incidentales de la frecuencia con la que se utilizó el arco en la arquitectura asiria. Varias pequeñas casas rectangulares se encuentran al pie de la colina, cuyas puertas están arqueadas como las de las torres que las flanquean, mientras que en ambos casos las puertas o portones son de doble hoja. Pág. 211Las ventanas o troneras, que son muy numerosas, son todas cuadradas y las almenas están almenadas como de costumbre. Tres pares de cuernos colosales coronan la fortaleza, que Botta se inclina a pensar que pueden ser cuernos reales, la desproporción de su tamaño no es, por supuesto, un argumento en contra de esa opinión, ya que la desproporción es una característica del arte oriental primitivo. En tal caso, podrían ser solo emblemáticos y presumiblemente indicativos de fuerza, pero parece infinitamente más probable que los cuernos representen el intento del escultor de representar llamas de fuego, que se ven así saltando desde la fortaleza incendiada. Algunos de los asediados piden clemencia con las manos extendidas, mientras que otros están evidentemente decididos a luchar hasta el final: están armados con largas lanzas y escudos rectangulares, mientras que sus espaldas están cubiertas con pieles de animales. El enemigo está literalmente a la puerta y es imposible saber cuándo entrará. Tres de ellos intentan socavar la muralla con púas de mango largo, otros dos trabajan con espadas cortas, mientras que a la izquierda hay dos lanceros asirios de tamaño sobrehumano, cuya presencia simbólica elimina de inmediato la más mínima sombra de duda que pueda haber sobre el resultado del conflicto. El ataque es enérgico, ya que una simple victoria sin trascendencia no traería gloria a las armas asirias, pero al mismo tiempo, a pesar de la severidad de la batalla que se libra alrededor de la fortaleza, los dos guerreros gigantes sugieren sombríamente el poder irresistible del coloso asirio. El tratamiento artístico de los dos héroes merece cierta atención; la musculatura agresiva tan característica de las representaciones asirias de reyes y guerreros no falta en las piernas, pero los brazos están completamente libres de este defecto casi universal, mientras que la pose de ambos brazos y piernas es excepcionalmente natural y singularmente fiel a la vida. Están armados con lanzas del mismo tipo que las utilizadas por el ejército asediado, pero sus escudos son redondos en contraste. Pág. 212Los guerreros llevan escudos alargados y espadas cortas, y sus vestimentas y cascos son de un tipo que se repite con frecuencia, mientras que ambos llevan brazaletes y uno de ellos lleva un brazalete sencillo en la muñeca izquierda.
Sargón fue sucedido en 705. antes de Cristo por su famoso hijo Senaquerib, cuyo principal acontecimiento de reinado fue probablemente la destrucción de Babilonia en 689 antes de Cristo Pero el nombre de Senaquerib es famoso más por sus estrechas relaciones con el reino de Judá y por el infructuoso asedio de Jerusalén durante el reinado de Ezequías que por las conquistas que realizó, por importantes que fueran. La excavación de su palacio en Nínive ha permitido descubrir un gran número de bajorrelieves, muchos de los cuales habían sido fracturados y dañados por el fuego cuando la ciudad fue saqueada por las fuerzas combinadas de los medos y los babilonios alrededor del año 609 d. C. antes de Cristo En su mayor parte, ilustran las campañas emprendidas por Senaquerib. Lo que se nota de inmediato en los bajorrelieves de este rey es su complejidad, en contraste con la simplicidad de los de Ashur-naṣir-pal. Ya hemos observado que a veces se representan escenas enteras en los bajorrelieves del último monarca mencionado, aunque más a menudo el relieve está monopolizado por dos o tres figuras grandes y llamativas, una de las cuales generalmente representa al rey, pero en la época de Senaquerib lo que hasta entonces había sido la excepción se convierte en la regla, y los bajorrelieves de este rey son prácticamente todos escénicos en su efecto y muy elaborados en su composición. Esta complejidad exagerada se debe no tanto a la variedad de temas tratados en cada relieve, sino a la ignorancia de la perspectiva por parte del artista, ya que el tratamiento de incluso un número limitado de temas u objetos dentro del alcance de una sola imagen exige que estos objetos se vean y representen en perspectiva, y si esa demanda no se cumple, la confusión peor confusa es el resultado inevitable de la falta de perspectiva del artista.Pág. 213intento fallido. Esta confusión se ve a la perfección, si el “oxímoron” puede admitirse, en los relieves que adornaban las paredes del palacio de Senaquerib, rey de Asiria. Una parte de una de las losas esculpidas más instructivas se reproduce en la Fig. 30.
La escena es de gran interés, no sólo para el estudioso del arte asirio, sino por la luz que arroja sobre los recursos mecánicos de los que se valían los asirios de aquella época, recursos que la propia existencia de los gigantescos toros y leones con cabeza humana presupone, pero que aquí se ilustran de una manera específica por los escultores de Senaquerib. El transporte seguro de una gigantesca masa de piedra sólida no era una tarea fácil ni siquiera para el excavador del siglo XIX.95 ¡Cuánto mayores serán las dificultades que tendrá que superar un pueblo cuyos conocimientos mecánicos no superan los dos años y medio! Pág. 214¡Miles de años más joven! En el tratamiento artístico de esta escultura hay, por supuesto, defectos obvios. Está la habitual ignorancia de la perspectiva por parte del escultor, aunque esto es menos pronunciado que en otras partes; los árboles en primer plano y en segundo plano están dispuestos en líneas de una manera un tanto convencional, aunque la disminución intencional o accidental del tamaño de los árboles del fondo en comparación con los del frente de la escultura, hace que el entorno general de la escena parezca mucho más verdadero en su disposición de lo que sería el caso de otra manera. Desafortunadamente no ha sido posible incluir la última fila de árboles sin sacrificar las partes más importantes de la escultura, de ahí su omisión aquí.
Todo el interés se centra en el toro, pues tanto los asirios como los prisioneros de guerra tienen una única función: transportar a este imponente monstruo. En la esquina derecha vemos dos carros, cada uno de ellos tirado por dos prisioneros y que contienen cuerdas y madera. Los carros tienen dos ruedas, cada una de ellas con ocho radios, en contraposición a los cuatro radios de las ruedas babilónicas primitivas. El toro ha sido cuidadosamente colocado de lado sobre un trineo que tiene la forma de un barco en la parte delantera. Ambos extremos del trineo están perforados con agujeros redondos para recibir las cuerdas. Estas últimas, firmemente aseguradas al trineo y al toro, están a punto de ser tiradas por varios prisioneros que, bajo el suave estímulo del látigo del capataz, consiguen mover gradualmente al colosal monstruo. Antes de empezar, sin embargo, parece que fue necesario ayudar al trineo con una enorme palanca, un extremo de la cual se coloca bajo la popa, mientras que al otro extremo se atan tres cuerdas, con las que varios trabajadores hacen todo lo posible para mover la palanca sobre su punto de apoyo. Para obtener un mayor efecto de palanca, uno de los trabajadores se ocupa de insertar una cuña entre la superficie superior del punto de apoyo y la parte inferior del trineo. Pág. 215El movimiento del trineo se facilita aún más por medio de rodillos que los trabajadores colocan afanosamente en su posición. Sobre la parte superior del toro yacente se arrodilla el ingeniero capataz que da la señal para cada esfuerzo sucesivo y unido a los hombres en las cuerdas de remolque. La presencia de tres soldados aparentemente era necesaria para hacer cumplir las advertencias del capataz, un ejemplo temprano de la invocación de los militares para apoyar a la autoridad civil. Abajo, en primer plano, se ve a varios cautivos que llevan rodillos que deben colocarse a medida que avanza el toro. Están acompañados por capataces que parecen haber estado completamente desprovistos de cualquier sentido de la piedad.
Pero el bajorrelieve más conocido, porque desde ciertos puntos de vista es el más interesante, procedente del palacio de Senaquerib en Kouyunjik es aquel en el que se ve a Senaquerib recibiendo la sumisión de los habitantes conquistados de Laquis (Tell el-Ḥesy) (cf. Fig. 31) El rey está sentado Pág. 216El rey está sentado en un trono de gran magnificencia y sus pies reposan sobre un alto escabel. El costado del trono está dividido en tres registros, cada uno de los cuales está ocupado por una fila de hombres con los brazos extendidos para sostener la barra superior; las barras están decoradas con diversos dispositivos geométricos, mientras que el trono se apoya sobre cuatro grandes pies cónicos. Las vestiduras del rey son tan elaboradas como su trono; tanto el manto como la túnica están ricamente bordados y ribeteados con borlas, mientras que su tocado consiste en una especie de mitra, aparentemente el tocado oficial habitual de los monarcas asirios. Detrás de él hay dos asistentes, probablemente eunucos, cada uno sosteniendo una solapa para moscas en su mano derecha y una banda en la izquierda; su vestimenta consiste en una túnica larga que llega hasta el tobillo y se ata alrededor de la cintura con un cinturón, mientras que una faja abigarrada que pasa desde el hombro izquierdo a través del pecho alivia la monotonía del traje comparativamente inornamentado. Sus cabellos son largos y las puntas están rizadas como en las otras figuras aquí representadas, pero no tienen barba ni sombrero. Detrás de estos dos asistentes está el pabellón real, cuyo techo de lona está aparentemente levantado para ventilar o protegerse del sol. El rey, con un arco en la mano izquierda y una flecha en la derecha, escucha a sus oficiales principales que informan sobre los incidentes del sitio de Laquis. El personaje que encabeza la procesión no lleva armas, pero tiene la cabeza descubierta y está vestido más suntuosamente que los oficiales asistentes, como corresponde al visir del rey; los guerreros están armados con mazas, espadas cortas, arcos y flechas, o lanzas, según sea el caso. A una distancia respetuosa del trono real, tres representantes de los habitantes conquistados de la ciudad hacen su reverencia ante el rey, uno de ellos literalmente postrado a cuatro patas. Los prisioneros tienen una espesa mata de pelo, aunque no muy larga, mientras que sus barbas también son espesas y cortas, en contraste con las de los asirios. Su vestimenta consiste en una túnica perfectamente sencilla, de mangas cortas, que llega desde el cuello hasta los tobillos, mientras que sus pies están Pág. 217Descalzos. La vestimenta de los guerreros asirios será considerada en un capítulo posterior (Cap. XIII). La escena de este espectáculo un tanto dramático está fuera de la ciudad capturada, bajo la sombra agradecida de viñas e higueras, mientras que las montañas cubiertas de árboles forman un fondo apropiado para la imagen. El significado de la inscripción cuneiforme de cuatro líneas que está frente al rey es que Senaquerib, rey de los ejércitos, rey de Asiria, estaba sentado en su trono de estado, y el botín de la ciudad de Laquis pasaba ante él. Pero por magnífico que sea el trono en el que se sienta Senaquerib aquí, debe haber sido superado en esplendor por su trono real en Nínive; este último aparentemente estaba hecho de cristal de roca, algunos de cuyos fragmentos aún se conservan.
Senaquerib fue sucedido después de algunas disputas internas por su hijo Asarhaddón; Asarhaddón continuó las tradiciones de sus predecesores al guerrear contra Fenicia y reducir Babilonia, pero la característica distintiva de su reinado fue la ocupación del Bajo Egipto por los asirios en 672. antes de Cristo Desgraciadamente, tenemos muy pocos monumentos escultóricos de este rey, aunque no debe suponerse que estuviera menos orgulloso de sus hazañas que su padre, pero su reinado prácticamente no tiene interés para el estudioso del arte y nos proporciona poco material para el desarrollo de nuestro tema actual. Sin embargo, esta observación está muy lejos de aplicarse a Ashur-bani-pal, su glorioso hijo, cuyos triunfos en el campo del arte fueron tan grandes como los logrados en el campo de batalla. Ashur-bani-pal subió al trono en 668 antes de Cristo y reinó unos cuarenta y dos años, durante los cuales elevó el poder de Asiria a un punto nunca alcanzado antes ni jamás alcanzado nuevamente. Los acontecimientos más notables del reinado de Ashur-bani-pal, así como los efectos consiguientes de su gusto por la literatura, han sido tratados en otra parte; baste decir aquí que este estallido de actividad militar, intelectual y artística no fue más que el esfuerzo supremo de un imperio cuya fuerza estaba agotada y cuya vitalidad estaba Pág. 218El estado de salud de Ashur-bani-pal se había deteriorado y, antes de la muerte de Ashur-bani-pal, el meteórico esplendor de su gloria había empezado a palidecer. Era como la última enfermedad de un hombre anciano que había resistido muchas tormentas y cuyo poder de recuperación había estado a la altura de todas las circunstancias, pero al final llegó la crisis final y todo terminó. Pero esa era dorada del arte asirio, tan breve y de corta duración, ha sido inmortalizada por los artistas de la época en esas losas de piedra que ahora forman una de las posesiones más preciadas del Museo Británico.
Ya se ha hecho referencia a las hazañas de Ashur-bani-pal en el campo de caza, y fue esto lo que él eligió registrar pictóricamente en las paredes de su palacio en lugar de sus victorias en el campo de batalla, y es a esta elección a la que debemos esas obras maestras de representación animal, que de otra manera nunca podrían haber cristalizado en resultados concretos y permanentes.
Un gran número de estos bajorrelieves se refieren a la caza del león; desde la lámina XVIII Parece que los leones a veces se dejaron domesticar; aquí vemos un león y una leona, uno de pie, la otra tumbada descuidadamente, estirada a sus anchas en el suelo, en una especie de jardín, cuyo carácter cultivado se manifiesta por la presencia de una parra. El león está de pie ante la leona agazapada con la cabeza y las patas delanteras extendidas, de una manera que ilustra bien esa dignidad y majestuosidad que siempre se ha asociado con el rey de los animales. Por desgracia, falta la mayor parte de la cabeza y todos los cuartos traseros del león, pero quedan restos suficientes del animal para que podamos imaginar el resto sin mucho riesgo de que nuestra imaginación nos lleve por mal camino.
LÁMINA XVIII
Foto. Mansell | British Museum |
Escenas de caza de Ashur-bani-pal: león y leona en un parque o jardín |
Pero los animales que eran víctimas del deporte real debían ser claramente salvajes; a veces se admitía que se los cazaba en su estado natural, pero en la época de Ashur-bani-pal era evidentemente necesario capturarlos de antemano y mantenerlos en jaulas hasta que Pág. 219requerido para la caza. En Pl. XIX En la lámina 10, vemos a un ejemplar cautivo que sale de su prisión temporal a instancias del asistente que ha levantado la puerta de mimbre de la jaula. La satisfacción del león por su liberación se muestra por la presteza con la que sale, poco consciente del destino que lo espera. Aunque el fin parece haber sido siempre el mismo, el método por el cual se logró el fin varió de vez en cuando. Así, en una ocasión se ve al rey clavando su lanza de mango largo en la espalda del león, él mismo montado firmemente en su carro; en otra ocasión está a pie y casi juguetonamente apuñala al león en el cuello con su daga, pero la forma más habitual (sin duda, porque es la más segura) de despachar a los animales grandes, y a los leones en particular, parece haber sido por medio del arco y la flecha que se podían utilizar a una distancia respetuosa. XIX Vemos varios leones atravesados de esta manera; sus diversas posiciones, algunas de las cuales son sublimemente naturales, mientras que otras parecen más bien imaginativas, hablan todas elocuentemente y en términos conmovedores de esa tragedia común de la que todo el mundo animal, ya sea humano o bestial, debe convertirse algún día en víctima: la tragedia de la muerte. Un león se ve atravesado por cuatro flechas, dos de las cuales están profundamente incrustadas en el cuello del león, una tercera en el centro de la cabeza y la última en medio de la espalda. El león está postrado, sus cuatro patas se arrastran indefensas detrás y debajo de su enorme cuerpo, mientras que su rostro delata la agonía en la que yace convulsionado. Arriba, a la izquierda, otro animal ha sido incapacitado, si no mortalmente herido, por dos heridas de flecha, una en el cuello y la otra en la espalda, mientras que un poco más abajo, a la derecha, una leona herida en los pulmones ha rodado indefensa sobre su espalda. En la parte inferior de esta escena única tenemos otro león atravesado por unas cinco flechas, la mayoría de las cuales están alojadas en la cabeza del animal o alrededor de ella; al igual que la leona, se ha hundido. Pág. 220El león está tumbado boca arriba, con las extremidades contorsionadas hasta el punto de no poder reconocerlo. A la izquierda, los cuartos traseros de un león saltan en un frenesí de rabia provocado por una herida de flecha en la espalda. Por último, en la esquina inferior izquierda, se ve a otro león en el acto de expirar como resultado de sus heridas. Pero sea cual fuere el fin del desdichado león, parece que al final se le atendieron ritos ceremoniales: tres o cuatro sirvientes llevaron su cuerpo a casa y lo tendieron en el suelo, tras lo cual el propio rey vierte una libación sobre el animal silencioso e inmóvil, cuya grandeza en la muerte sólo es superada por su energía en vida (cf. Lám. XX).
La gran mayoría de los visitantes del Salón Asirio del Museo Británico, donde se exhiben estas obras maestras de reproducción animal, nunca han presenciado una cacería de leones en la vida real, pero nadie puede irse sin tener una impresión imborrable en su mente de la crudeza de tal escena, cuya realidad está aquí tan gráficamente retratada. La caza del león era sin duda el deporte favorito de los reyes asirios, pero otros animales también atraían el patrocinio real, en particular los ciervos, los asnos salvajes y los toros. Ashur-naṣir-pal nos ha dejado una escultura en la que se le representa cazando toros salvajes desde su carro, y en la lámina 100, se le representa cazando leones en el desierto. XX En el palacio de Ashur-bani-pal tenemos un bajorrelieve en el que se ve una cacería de asnos salvajes en pleno desarrollo. En la parte superior de la escena, un asno salvaje yace indefenso sobre su espalda, atravesado por tres flechas, mientras una cuarta flecha está en el vuelo, aunque se acerca rápidamente a su objetivo. A la derecha vemos a otro asno que se aleja a toda prisa ante el doble ataque de perros y flechas. A la izquierda, dos perros que se parecen a mastines se dedican a detener la carrera precipitada de un asno salvaje cuyo vuelo ya ha sido retardado por la flecha que le ha atravesado los cuartos delanteros. Debajo, un sabueso del tipo al que ya se ha aludido persigue frenéticamente a un potrillo. El potro está precedido por un perro que se mueve en círculos. Pág. 221Por un asno adulto que gira la cabeza solícitamente, posiblemente ansioso por su propia seguridad, posiblemente por la del potrillo que lo sigue. La manera en que el artista ha representado esta última acción es sorprendente por su fidelidad a la naturaleza y sus méritos artísticos. Para permitir al lector formarse una estimación justa y correcta del genio de los asirios en el arte de la representación de animales sería necesario dar reproducciones de toda la serie de escenas de caza de Ashur-bani-pal, pero se espera que aquí se haya mostrado lo suficiente para demostrar su extraordinaria habilidad en esta dirección.
PLACA XX
Escenas de caza de Ashur-bani-pal: Caza de asnos salvajes con perros
Foto. Mansell | British Museum |
Ashur-bani-pal derramando una libación sobre leones muertos |
Pero no sólo estamos en deuda con Ashur-bani-pal por las obras maestras animales del arte asirio, sino también por una de las pocas escenas que nos dan una visión de la vida privada y no oficial del rey (cf. Pl. XXI). El rey está reclinado en un diván magníficamente tallado, mientras que su reina está sentada muy erguida en una silla justo enfrente; la silla es tan elaborada a su manera como el diván, como también lo es el taburete sobre el que reposan sus pies. A pesar del aspecto tropical del jardín en el que se desarrolla el banquete, el rey está cubierto con una alfombra, mientras que la reina está vestida con ropas ricamente tejidas que parecen cualquier cosa menos frescas. Una mesa está dispuesta al lado del diván y frente a la silla de la reina, sobre la que están colocadas las exquisiteces reales. Ambas majestades están a punto de beber el néctar ambrosial con el que sin duda están llenas sus copas bajas pero espaciosas, pero la escena de su banquete es en sí misma un aperitivo: las espesas palmeras, los ricos racimos de uvas y los pájaros que revolotean, todo ello añadiendo un estímulo a las facultades digestivas reales. Detrás del rey hay dos asistentes con matamoscas y otra mesa ricamente tallada sobre la que están colocadas las armas reales. La reina está igualmente protegida por ahuyentadores de moscas, detrás de cuyos portadores hay otros sirvientes cargados de lujos orientales, mientras a lo lejos los músicos tocan sus voluptuosas melodías orientales. Los instrumentos son de cuerda, como la mayoría de los instrumentos musicales. Pág. 222representados en bajorrelieves babilónicos y asirios, aunque aparentemente también se conocían panderetas, flautas dobles, platillos, tambores y trompetas.96Pero a pesar de todas estas influencias embriagantes, quedaba otro elemento en el programa, un elemento que sin duda tuvo el efecto más estimulante de todos sobre el apetito del gran rey, es decir, la cabeza de Teummán de Elam, que cuelga de un árbol en la línea de visión inmediata del rey, y sin duda fue un espectáculo muy gratificante para su majestad.
Con Asurbanipal, el arte asirio y su literatura alcanzaron su apogeo; con él los límites del imperio se ampliaron más que nunca; pero después de su reinado no se produjo una decadencia lenta, sino un colapso rápido, tan trágico en su significado como trascendental en sus consecuencias. Sin embargo, no es del todo inapropiado, ni en el caso de los imperios ni en el de los individuos, que cuando se alcanza el apogeo y se realizan las mayores posibilidades, la vida no se prolongue con propósitos retrógrados, y Asiria se salvó en gran medida de esta desgracia. El recuerdo de su grandeza y de su amplia influencia no se vio empañado en absoluto por un largo período de decadencia; su tiempo había terminado y su fin había llegado, pero la razón había que buscarla más en esas circunstancias indomables del destino y del entorno externo que en una desmoralización radical e interna. No tenemos relieves del período neobabilónico que valga la pena registrar, con la excepción de los relieves de arcilla coloreada que consideraremos en el capítulo sobre la pintura.
LÁMINA XXI | |
Ashur-bani-pal, reclinado ante la carne | |
Fotografías. Mansell | British Museum |
Músicos y asistentes |
ESCULTURA EN REDONDO
Lamentablemente, no disponemos de mucho material para el estudio de la escultura sumeria primitiva en bulto redondo. Como ya se ha dicho, tanto los babilonios como los asirios sobresalieron en el trabajo en bajorrelieve más que en la escultura de bulto redondo completo, y en lo que sobresalieron fue en Pág. 223Ellos eran los que más practicaban la escultura; a pesar de este hecho, ambos pueblos eran conscientes de la superioridad de la escultura en bulto redondo, pero las dificultades que implicaba producir obras de este tipo impedían que se emprendieran salvo para fines excepcionales, por lo que nunca alcanzaron un grado muy alto de excelencia en este departamento del arte. Del período sumerio anterior apenas tenemos información completa Higo. 32. (AJSL, XXI, págs. 59 y sigs.)Las estatuas son muy escasas y las que han sobrevivido son más valiosas. Una de las más interesantes es la de Esar, rey de Adab (Bismâya), descubierta durante las excavaciones americanas en ese lugar.97 y ahora se conserva en el Museo Imperial Otomano de Constantinopla (cf. Fig. 32). Está hecho de mármol y pesa doscientos kilos. Mide poco menos de treinta y cinco pulgadas de alto y la circunferencia de la falda es de casi treinta y dos pulgadas. Esta última está muy trenzada y es una réplica de la vestimenta con la que siempre se visten los sumerios retratados en los monumentos más antiguos. El tipo de rostro atestigua de igual manera su gran antigüedad; la cabeza calva, la nariz aguileña que forma una línea recta con la frente, las cuencas oculares triangulares que en un tiempo estaban incrustadas con marfil, son rasgos característicos de los intentos sumerios más antiguos de retratar humanos. El rey lleva una inscripción sobre su hombro derecho escrita en una escritura muy arcaica y semipictórica, de la que aprendemos el nombre del rey y también el de la ciudad sobre la que se encuentra. Pág. 224que él gobernaba. Fue descubierto a gran profundidad bajo la superficie del montículo, entre las ruinas de un templo construido con los pequeños ladrillos plano-convexos característicos de los edificios anteriores a Ur-Ninâ. Un hallazgo particularmente interesante Higo. 33. (Déc. en Chald., Pl. Yo, ter. No. 3.)La característica de este singular monumento es que los brazos están separados del cuerpo, mientras que en casi todas las estatuas mesopotámicas están unidos a los costados. Las manos están entrelazadas al frente, como sucede en tantas estatuas y relieves sumerios de todos los períodos, mientras que los pies están incrustados en el pedestal para permitirles sostener el cuerpo corto, grueso y pesado, que aparentemente era una peculiaridad del físico sumerio.
Desgraciadamente, apenas disponemos de figuras completas de mujeres sumerias primitivas, la pequeña estatuilla de piedra de la Fig. 33 Sin embargo, nos da una idea del aspecto y la vestimenta de las mujeres en la Babilonia primitiva. Sus rasgos se ajustan al tipo sumerio habitual, mientras que su pelo largo está atado con un lazo que rodea su cabeza y recoge sus mechones sueltos en la parte posterior.
Pero las tres cabezas de piedra arcaicas (cf. Pl. XXII) que se descubrieron en Tellô nos permiten hacernos una idea algo más completa de la capacidad artística de los escultores de esa época en lo que se refiere a la representación del rostro y la cabeza humanos. La cabeza de la derecha se parece mucho a la del centro, y ambas muestran un estilo artístico más avanzado que el de la cabeza de la izquierda, que es, sin embargo, la más interesante de las tres. Fue descubierta al otro lado del Shatt-el-Hai, el canal que conecta el Tigris con el Éufrates; a diferencia de las otras, la nariz aguileña es perfectamente Pág. 225conservados, los ojos son como de costumbre grandes y con forma de almendra, y sin duda en algún momento estuvieron incrustados con conchas y coloreados, mientras que los labios delatan una sonrisa reprimida; el tipo de rostro es exactamente el mismo que el que se ve en la Estela del Buitre, aunque los detalles son, por supuesto, más precisos, como podría esperarse de una obra en bulto redondo.
Foto. Mansell | British Museum |
Figura de piedra caliza de un sumerio temprano |
LÁMINA XXIIb |
Museo del Louvre: diciembre. en Chald., Pl. 6, 1-3 |
Cabezas de piedra caliza arcaica |
Figura 34.- | A. (Louvre, Cat., pág. 217; Déc. en Chald., Lám. 6, Fig. 3.) |
B. (Cuentas Rendus, 1907, pág. 398; Délég. en Perse Mém., X, Lám. 1.) | |
C. (Louvre, Cat., pág. 227; Déc. en Chald., Lám. 8 (bis), 4.) |
En la Fig. 34, A, tenemos una cabeza de alabastro de una mujer sumeria primitiva; el rostro pertenece al mismo tipo que el de las cabezas masculinas en la Lámina. XXII Las orejas, tan prominentes en el caso de las cabezas masculinas bien afeitadas, están aquí completamente ocultas por las trenzas de pelo que cuelgan en gruesas líneas horizontales sobre la frente, la cabeza y el cuello. El pelo se mantiene en su lugar por medio de un filete sujeto en la parte posterior. Los grandes agujeros para los ojos deben haber estado incrustados en algún momento, probablemente con lapislázuli en el caso de una mujer como aquí. Las cejas son esculturas en relieve y no incisas como es el caso en otras esculturas sumerias tempranas.
Otros ejemplos tempranos de escultura babilónica se pueden encontrar en las diversas estatuas de Manishtusu descubiertas durante las excavaciones llevadas a cabo por la Misión Francesa en Susa, una de las cuales se reproduce en la Fig. 34B. Manishtusu fue un rey semita de Kish y probablemente reinó alrededor del año 2700. antes de Cristo; la estatua que se muestra aquí es, en consecuencia, uno de los primeros ejemplos de escultura semítica en bulto redondo conocidos hasta ahora, y según De Morgan98 Es la obra de arte más antigua descubierta hasta ahora en los antiguos yacimientos persas. Incluso en esta fecha temprana vemos rastros de ese convencionalismo semítico tan predominante en la era asiria posterior. El rostro cuadrado, los ojos grandes, el peinado y la barba larga dispuesta simétricamente que se ven aquí son rasgos prominentes en las representaciones asirias de reyes y potentados. Las pupilas de los ojos eran negras y estaban fijadas en sus cuencas por medio de betún, como era frecuente en estas esculturas primitivas. La estatua está hecha de alabastro y la inscripción en la parte posterior está escrita en caracteres lineales arcaicos.
A esta época le siguió un período en el que el arte de la escultura se fue adueñando poco a poco de los medios a su disposición. Este período de transición está bien ilustrado por una estatuilla de alabastro de una mujer sentada reproducida en la Fig. 34, C. El avance que muestra la configuración de su rostro sobre la cabeza arcaica de la Fig. 34La figura de A es evidente: los ojos estereotipados se han vuelto menos exagerados y más naturales, los labios son más femeninos, la nariz menos intrusiva. Su largo cabello cae naturalmente y suelto sobre su espalda, mientras que una gruesa cinta rodea su cabeza. Su larga túnica cubre todo su cuerpo desde el cuello hasta los tobillos, y sostiene en sus manos un jarrón de forma redonda que probablemente contiene una libación para los dioses. Esta pequeña estatuilla mide poco más de siete pulgadas de alto.
Pero no fue hasta mediados del tercer milenio antes de Cristo es decir, la edad de Gudea, patesi de Lagash, esa escultura Pág. 227En bulto redondo, la escultura ocupó un lugar destacado en la vida artística del pueblo, y hasta entonces el escultor no parece haber aspirado regularmente a reproducir figuras humanas a tamaño casi natural, modelándolas al mismo tiempo a partir de las rocas volcánicas más duras. XXIII, A, B tenemos reproducciones de dos de las estatuas decapitadas encontradas por De Sarzec en Tellô. Ocho de estas estatuas, algunas de las cuales están de pie, mientras que otras están sentadas, llevan inscripciones de Gudea, patesi de Lagash; una de las dos restantes está inscrita con el nombre de su predecesor, Ur-Bau. La mayoría de estas estatuas son de tamaño inferior al natural, pero las dimensiones de una de ellas, al menos, superan considerablemente las de un hombre corriente. La estatua aquí representada (Lám. XXIII, A) es la más artísticamente concebida de la serie; posee tanto gracia como fuerza, y muestra muy pocos rastros del convencionalismo tan notable en las esculturas asirias posteriores, siendo los pies la única parte inanimada y verdaderamente convencional de la producción. Los brazos son fuertes y fibrosos, pero los músculos están perfectamente ejecutados de forma natural y contrastan muy favorablemente con los músculos exagerados de las estatuas reales de Asiria. Las manos están cruzadas en señal de sumisión a la diosa Nin-harsag, a quien aparentemente estaba dedicada esta estatua. Entre los epítetos que se aplican a esta diosa aquí, están "Señora de las Montañas", "protectora de la ciudad y madre de sus habitantes" y, por último, "madre de los dioses". Esta estatua está hecha de diorita verde y mide poco más de cuatro pies de alto.
En Pl. XXIII, B tenemos otra estatua de Gudea, esta vez sentada. La principal peculiaridad de esta y su compañera, ambas en el Louvre, reside en la placa plana que cada una de ellas lleva sobre sus rodillas. En una de estas placas se ha grabado un plano regular de los edificios de Gudea, mostrando varias puertas, torres almenadas, etc., junto con la regla y el estilete del carpintero, que están grabados de manera similar en la placa de la rodilla de la estatua reproducida aquí. Pág. 228La característica más llamativa de la escultura es la audacia con la que están tallados los miembros desnudos y la vitalidad nerviosa que rebosan. Esto es especialmente notable en el tratamiento del brazo derecho y el hombro, que la disposición del manto deja al descubierto. El cartucho del hombro contiene el nombre y los títulos de Gudea. La larga inscripción que se encuentra debajo registra que esta estatua ha sido dedicada a la diosa Gatumdug, a la que se llama “la madre de Shirpurla” (= Lagash), y luego trata de los diversos ritos y ceremonias con los que se acompañó la construcción del templo de esta diosa. Esta estatua, como la que se encuentra en pie en la lámina 1, es una de las más representativas de la escultura. XXIII A, está hecha de diorita. Se han descubierto varias de las cabezas pertenecientes a estas estatuas, una de las cuales se ve en la lámina XXIII, C. La cabeza, que está adornada con un turbante abigarrado, es notable por su fuerza y la audacia con la que está ejecutada; los ojos son grandes y bien abiertos, una característica notable en todo el arte mesopotámico, ya sea temprano o tardío; las cejas son gruesas y el mentón firme, mientras que las mandíbulas son gruesas y hacen que el contorno general de la cara sea cuadrado. La ausencia de la debida proporción en todas estas esculturas babilónicas tempranas es a la vez manifiesta: todas y cada una tienen un aspecto más o menos rechoncho, la anchura es siempre demasiado grande en proporción a la altura, mientras que la cabeza es demasiado grande para el cuerpo y este último es demasiado delgado de atrás hacia adelante. Pero cuando se tienen debidamente en cuenta todos los defectos incidentales de los productos de un arte inexperto, hay una cierta fidelidad a la naturaleza y, en consecuencia, un grado de vida observable en la más tosca de estas esculturas babilónicas tempranas que de inmediato las eleva a un nivel superior al de las estatuas asirias a las que dieron origen inconscientemente. La acentuación de las fuertes líneas y curvas de las esculturas anteriores en los productos posteriores de la época asiria sólo ha conducido a la exageración, y el efecto es inevitablemente estereotipado y antinatural.
A, B. | Estatuas de diorita de Gudea, Patesi de Lagash |
C. | Cabeza de diorita de Gudea |
D. | Parte superior de una estatuilla de diorita de una mujer (Período Gudea) |
En Pl. XXIII, D, sin embargo, tenemos la parte superior de una figura de diorita de una mujer que pertenece aproximadamente al mismo período que Gudea, que ha perdido en gran medida el aspecto pesado y macizo tan notable en las estatuas de los patesi, y posee tanto gracia como belleza. El vestido se considerará en un capítulo posterior, y será suficiente llamar la atención aquí sobre la manera singularmente natural en que se representan los pliegues de la prenda. Durante el intervalo entre la época asociada con el nombre de Gudea y la que se hizo ilustre por Ashur-naṣir-pal y los reyes asirios, la práctica de esculpir en bulto redondo parece haber caído en desuso en gran medida, a juzgar por la extrema escasez del material que ha llegado hasta nosotros, y no es hasta la época del Imperio asirio que podemos volver a hacer un estudio detallado del arte de la escultura en Mesopotamia.
Uno de los primeros ejemplos de escultura asiria en bulto redondo se reproduce en la Lámina. XXIV, B. Se trata de un torso de una figura femenina, que lleva sobre su espalda una inscripción de Ashur-bel-kala, rey de Asiria, cuyo reinado puede asignarse a la primera mitad del siglo XI. antes de Cristo Fue descubierta en Kouyunjik y ahora se encuentra en el Museo Británico. El tamaño es algo inferior al natural; pero a pesar del hecho de que las proporciones son malas, ya que el cuerpo entre las piernas y los brazos es demasiado corto, esta escultura, cuando se compara con la generalidad de los intentos asirios de reproducir seres humanos, es sorprendente por la manera natural en que se realiza la concepción del artista de la belleza femenina y, como tal, es completamente única en el ámbito de la escultura asiria.
Los restos de otra escultura asiria muy temprana99 En el curso de las excavaciones alemanas en Ashur se descubrieron bultos redondos. Lamentablemente, a esta estatua le faltan la cabeza, las manos y los pies, pero la pequeña parte de la cabeza que se conserva, aunque tiene un Pág. 230La abundancia de pelo no muestra rastros de los elaborados rizos de épocas posteriores, y la barba está representada por una serie de doce o más mechones ondulados, lo que recuerda a las estatuas babilónicas del período Khammurabi. La vestimenta consiste en una prenda ajustada hecha de un material sencillo de textura fina y está decorada con flecos.
Entre las estatuas reales asirias, la de Ashur-naṣir-pal (cf. Pl. XXIV, C) es la mejor conservada y la más lograda. Está hecha de piedra caliza dura y mide tres pies y cuatro pulgadas de altura; se encontró rota junto con el pedestal de piedra caliza sobre el que una vez estuvo, y ahora se encuentra sobre el mismo pedestal original en la Galería Nimrûd del Museo Británico. La altura total de la estatua con el pedestal es de cinco pies y once pulgadas y media. Afortunadamente, no faltaba ninguno de los fragmentos de la figura y, en consecuencia, fue posible restaurar la estatua tan perfectamente que la convirtió en una de las mejores estatuas asirias que existen. El rey está allí de pie, la encarnación misma de la dignidad impasible y la majestad imperturbable, y es extraño lo impresionante que puede ser a veces lo inmóvil. Tal vez no sea justo emplear palabras como "vida" o "animación" para intentar describir esta escultura, pero posee algo incluso más alto que el vigor y la vitalidad externos, tiene una fuerza, una "reserva de fuerza" indescriptible, que la ausencia de algo parecido a una actividad agresiva solo sirve para realzar. El rey está vestido con una túnica larga y elaborada que le llega hasta los dedos de los pies. La barba y el cabello, ambos ricos y profusos, están rizados con mucho cuidado y precisión. El rey sostiene en su mano derecha un objeto con forma de hoz, que presumiblemente se supone que es un cetro, mientras que en su izquierda sostiene una maza con una borla en el extremo inferior. Su brazo izquierdo está oculto por el pliegue de su manto exterior, pero el derecho está desnudo con la excepción de un brazalete en la muñeca. El tipo de rostro lleva todas las características reconocidas. Pág. 231Características asirias: ojos grandes y muy abiertos, nariz curvada y la abundancia de pelo a la que acabamos de referirnos. Las proporciones son bastante exactas, aunque la profundidad o grosor del cuerpo de atrás hacia adelante, como es habitual, no es lo suficientemente grande. El rey tiene una inscripción tallada en el pecho, cuyo texto, después de haber dado el nombre y la genealogía de Ashur-naṣir-pal, continúa contando los logros triunfales del rey en la extensión de su dominio sobre todo el país entre el río Tigris y el Líbano, y concluye Pág. 232al afirmar que ha hecho que todos los países, desde el nacimiento del sol hasta su puesta, se sometan a sus pies.
Estatua de Nebo | Torso de una mujer | Estatua de Ashur-naṣir-pal |
(De Dieulafoy, “L'Art Antique de la Perse”, vol. 3. Pl. 12) |
El hijo y sucesor de Ashur-naṣir-pal, Salmanasar II, nos ha legado uno de los relativamente pocos ejemplos de una figura sentada asiria esculpida en bulto redondo (cf. Fig. 35). La figura decapitada, que es una representación del propio Salmanasar II, está hecha de basalto negro y fue descubierta en Ḳalat Sherḳat (Ashur). La inscripción del trono, que está parcialmente borrada, da el nombre y los títulos del rey, enumera sus diversas conquistas en Babilonia y también contiene una alusión a la propia estatua. Es interesante comparar esta figura con las figuras sedente y también decapitada de Gudea un milenio antes (cf. Lámina 10). XXIII, B). Ambos están hechos de una dura piedra volcánica y la vestimenta con la que cada uno de estos gobernantes orientales está vestido llega hasta los tobillos, aunque el extremo de la falda de Salmanasar está decorado con un fleco, mientras que la de Gudea es bastante sencilla. Ambas figuras están sentadas en un tipo sencillo de trono, como los que se encuentran con mucha frecuencia en los sellos cilíndricos, pero hay ciertos puntos de diferencia llamativos entre las dos estatuas. El sumerio Gudea no tiene barba, mientras que el rey semítico de Asiria tiene una barba larga y cuadrada, y los brazos de Gudea están, además, entrelazados en una actitud reverencial sobre su pecho, mientras que los brazos de Salmanasar aparentemente descansan cómodamente sobre su regazo. Los pies, que en cada caso descansan sobre un pedestal, están bien representados en ambas figuras, aunque la ventaja que hay está claramente del lado de la escultura babilónica anterior.
Otro buen ejemplo de escultura mesopotámica en bulto redondo en torno a esta época lo ofrecen las dos estatuas del dios Nebo que fueron excavadas por Rassam en el templo en ruinas de Adar en Nimrûd, una de las cuales se reproduce en la placa XXIV, A. Fueron hechos Pág. 233por un cierto gobernador de la ciudad de Calah (Nimrûd), y fueron dedicados al dios con la esperanza de asegurar así la longevidad de Adad-nirari III, rey de Asiria desde 812 hasta 783. antes de Cristo, la reina Sammuramat, y de paso a sí mismo también. La mención de Sammuramat es interesante, ya que se supone que es la original de la Semíramis de los escritores griegos y romanos posteriores. El dios está vestido con una sencilla túnica ajustada a la cintura, dejando los brazos descubiertos y libres. Lleva bigote y barba, esta última rizada y ondulada, al igual que el pelo largo de su cabeza. El gorro con cuernos de los dioses proporciona su tocado natural, y sus muñecas están rodeadas por los brazaletes con motivos de rosetas en los que tanto los reyes como los dioses parecen haberse deleitado, mientras que sus manos están entrelazadas sobre su pecho. La inscripción cincelada por todo el contorno de la parte inferior de su túnica se ocupa principalmente de un relato de todos los maravillosos atributos y las bondadosas acciones de Nebo, y termina con una exhortación a todas las generaciones futuras a depositar su confianza en Nebo, y no en ningún otro dios.
Pero ni los escultores babilónicos ni los asirios limitaron su atención a los seres humanos, como tampoco lo hicieron los artistas del bajorrelieve. También intentaron la reproducción de animales, míticos o reales, según el caso, con distintos grados de éxito. El animal que parece haber monopolizado más o menos su capacidad artística en este sentido fue el león. Ya hemos visto el importante papel que desempeñó el león en el escudo heráldico de Lagash, en la decoración coloreada de las paredes y en los bajorrelieves que adornaban los interiores de los palacios asirios, así como en la decoración de diversos objetos como cabezas de maza y cuencos de piedra, y, por lo tanto, no nos sorprende encontrar ejemplos del león realizados en piedra dura y trabajados en bulto redondo. Los primeros ejemplares son en su mayoría pequeños y, por lo general, solo se conservan las cabezas. Las fechas de la mayoría de estas cabezas son inciertas, ya que generalmente no hay Pág. 234Inscripción, pero afortunadamente hay algunas excepciones. Como la mayoría de los primeros ejemplares de arte sumerio, casi todos proceden de Tellô y fueron excavados por M. De Sarzec. Uno de los mejor conservados se reproduce en la Fig. 36, A. Sólo se ha conservado un lado de la cabeza del león, pero es suficiente para demostrar el éxito con el que el escultor sumerio trató su tema. La arrogancia y la majestuosidad impasible del león se realizan aquí de forma más impresionante que en el caso de los leones de muchos artistas europeos; a pesar de esto, el espíritu del convencionalismo ya se ha infiltrado como un ladrón, aunque hasta ahora sólo ha hecho sentir su presencia en el dobladillo de la prenda, por así decirlo. La cabeza en sí está completamente intacta por cualquier influencia deteriorante, pero el tratamiento de la melena es en cierta medida víctima de la fuerza de la costumbre, que, a pesar del dicho común de que es una "segunda naturaleza", es en realidad tan Pág. 235por antinatural que pueda ser en su efecto sobre el arte. Está formado de alguna manera siguiendo el patrón de la "kaunake” material utilizado en la fabricación de las primeras prendas sumerias.
En el mismo yacimiento se recuperaron los restos de otro león de piedra con una inscripción de Gudea, de lo que se deduce que el león en cuestión formaba parte de la decoración de la puerta por la que se accedía al santuario de la diosa Gatumdug. Este león100 El arte de representar el pelo de la parte inferior del vientre muestra aún más la sutil influencia del convencionalismo, una serie de triángulos, como los que se ven a menudo en las figuras de leones de los sellos cilíndricos, que representan una franja de pelo largo. Muchas de las cabezas de león descubiertas en Tellô estaban provistas de agujeros para la inserción de una clavija y probablemente servían como soportes inferiores de la parte posterior de los tronos. Una de estas cabezas de león es de especial interés, ya que lleva el nombre de Ur-Ninâ, el fundador de la primera dinastía de Lagash.101 mientras que un segundo menciona Magan, el incierto distrito de donde los babilonios consiguieron su piedra. Otra escultura animal temprana de considerable interés fue descubierta por el capitán Cros en Tellô en 1904 (cf. Fig. 36, B). Representa un perro reclinado, aparentemente de la raza mastín, e idéntico en especie a los que aparecen en los bajorrelieves de Ashur-bani-pal: la longitud del perro es de sólo unas cuatro pulgadas, su altura de poco menos de tres pulgadas y media, y tiene dos pulgadas de grosor, pero el interés que se le atribuye radica en el hecho de que lleva una inscripción de un Sumu-ilu, un rey de Ur que probablemente reinó hacia el final del tercer milenio. antes de Cristo, pero del que se sabe poco más y cuyo nombre ni siquiera se había oído antes del descubrimiento de este pequeño perro de piedra negra. El material utilizado para esta escultura es esteatita y el lomo del perro está perforado con un agujero que sirvió de soporte para un jarrón cilíndrico de esteatita.Pág. 236El agujero y el jarrón son aparentemente de fecha posterior al propio perro.102
Otro ejemplo muy interesante de escultura babilónica temprana en bulto redondo es el de un pequeño toro con cabeza humana.103 (véase la figura 36, C) hoy conservado en el Louvre. Es, por así decirlo, el arquetipo o prototipo de esos toros y leones alados con cabeza humana colocados a la entrada de los palacios para protegerse de los demonios maléficos. La pose del toro es completamente natural y recuerda a los becerros semi-reclinados del vaso de plata de Entemena (cf. Figura 45), pero el cuerpo del animal carece del intenso realismo de las representaciones animales anteriores. Lleva una larga barba con mechas verticales, flanqueada a ambos lados por trenzas de pelo, y su cabeza está coronada por un gorro con cuatro pares de cuernos.
En el centro de la espalda hay un agujero que sin duda sirvió en su día como hueco para algún objeto votivo o figura, como parece que ocurrió con tanta frecuencia; pero el interés particular de esta pequeña escultura reside en la incrustación de conchas que tiene en la espalda. La figura en sí está hecha de esteatita negra, y la incrustación consiste en conchas amarillas, por lo que tenemos como resultado un toro con marcas un tanto grotescas. A veces se esculpían animales en madera, un buen ejemplo de lo cual es el pequeño león de madera del Louvre, pero los restos de tallas de madera babilónicas o asirias son demasiado escasos para permitirnos emprender un estudio de su trabajo en esta dirección.
LÁMINA XXV | |
Fotos, Mansell | British Museum |
León con cabeza de hombre alado | Toro con cabeza de hombre alado |
En épocas posteriores, la escultura en bulto redondo, que nunca había sido popular entre los artistas de Mesopotamia debido a la evidente dificultad de conseguir el material necesario en primer lugar y, en segundo lugar, a la naturaleza misma de la obra y a los obstáculos que había que superar para su realización, pasó casi por completo de moda. Sin embargo, quedan Pág. 237Se deben tener en cuenta algunos ejemplos de animales esculpidos, entre los que se encuentran, en primer lugar, los colosales toros alados y leones con cabeza humana que guardaban las entradas de los palacios de Ashur-naṣir-pal y Sargón (cf. Lám. XXV). Es cierto que no son bajorrelieves ni esculturas redondas, sino una combinación de ambas, con lo que el artista se ha esforzado por crear un efecto perfectamente natural y completo desde todos los puntos de vista, y sus esfuerzos han tenido el éxito que merecían. El medio que ha empleado para producir este resultado satisfactorio es proporcionar a cada uno de estos monstruos extraordinarios una quinta pata, aunque no todos estos monstruos alados estaban provistos de ella, siendo las principales excepciones los toros de cuatro patas del palacio de Senaquerib en Kouyunjik. La dificultad con la que se encontró el artista, y que fue obviada por el recurso mencionado anteriormente, residía en la incapacidad de cuatro patas de proporciones naturales para sostener un cuerpo de piedra del tamaño gigantesco exigido por las necesidades arquitectónicas para las que estaban destinadas a ser utilizadas estas criaturas. En resumen, una escultura puramente redonda de un león o un toro del portentoso tamaño deseado era una imposibilidad literal, y en consecuencia el relieve tenía que entrar en juego, siendo simplemente una cuestión de cuán bajo o alto debía ser el relieve, y cuanto más alto fuera, más se aproximaba, por supuesto, a la redondez, y realizaba lo que presumiblemente era la intención real del artista. La creación de una vista frontal satisfactoria de estos animales no presentó ninguna dificultad, ya que la visibilidad de las dos patas delanteras era todo lo que se necesitaba, y el inconveniente de que el espacio entre las patas estuviera ocupado por la sólida masa de piedra que sostenía al animal y de la que estaba esculpido en alto relieve, era comparativamente leve e insignificante. Pero la representación satisfactoria del animal desde el aspecto lateral estaba plagada de una dificultad mucho mayor. Normalmente, las dos patas cercanas de un cuadrúpedo visto de lado, de ninguna manera excluyen las dos patas del lado opuesto. Pág. 238El artista era claramente consciente de la dificultad a la que se enfrentaba y ha ideado un ingenioso medio, de hecho el único medio en esas circunstancias para superar esta dificultad inherente. Ha provisto al león o al toro, según el caso, de una quinta pata con el resultado satisfactorio de que, visto desde cualquier punto de vista, la acción o inacción del animal se concibe de una manera perfectamente natural. De frente, el monstruo alado se ve en una actitud estacionaria, con sus dos patas delanteras firmemente plantadas juntas en el suelo, mientras que de lado, en cambio, el animal camina de una manera completamente normal y realista. Estos monstruos alados fueron colocados a ambos lados de los portales del palacio del rey y ayudaron a sostener los muros del palacio. Pero el objeto que se suponía que debían cumplir y las funciones que se esperaba que cumplieran no eran de orden puramente arquitectónico o incluso decorativo; su vocación, aunque abarcaba todas estas funciones menores, implicaba el cumplimiento de obligaciones aún más elevadas, pues estaban destinados a protegerse de los ataques de los espíritus malignos del inframundo. Esarhaddon, rey de Asiria desde 681 hasta 668 antes de Cristo establece específicamente con qué propósito se crearon y fabricaron estos “shedi” o “lamassi” (los nombres asirios de estos monstruos semimíticos), por ejemplo, en un pasaje (para citar la traducción dada por Perrot y Chipiez (p. 266)), Esarhaddon dice que “los cobertizo y Lamassi son propicios, son los guardianes de mi paseo real y los que alegran mi corazón, que siempre velen por el palacio y nunca abandonen sus muros”, y nuevamente en otro pasaje dice: “Hice que se hicieran puertas de ciprés, que tiene buen olor, y las hice adornar con oro y plata y fijarlas en las puertas. A derecha e izquierda de estas puertas hice cobertizo y Lamassi de piedra para ser erigidos, se colocan allí para repeler a los malvados”. Las partes delanteras de estos monstruos siempre se proyectaban más allá del general Pág. 239línea del muro, estando la cabeza humana y el pecho al menos fuera del arco que sostenían estos animales.
Foto. Mansell | British Museum |
León de piedra de Ashur-naṣir-pal |
A veces, el monstruo alado con cabeza humana está flanqueado por una criatura mítica con alas, que sostiene una cesta en su mano izquierda y un cono en la derecha (cf. Lám. XXV), en otras ocasiones se encuentra aislado y glorioso. La cabeza es del tipo familiar al que se ajusta tan rígidamente la mitad de las representaciones asirias de hombres, el tipo caracterizado por una barba, el otro tipo imberbe: toda la realeza y la nobleza parecen haber llevado barba y, según los escultores asirios, haber tenido exactamente los mismos rasgos, las numerosas figuras imberbes retratadas en los bajorrelieves representan a las clases más humildes y, sin duda, en algunos casos, a eunucos. La cabeza de este coloso alado está coronada por un alto tocado ricamente decorado con rosetas y provisto de dos pares de cuernos, la marca siempre presente de sacrosantidad. El cabello y la barba son profusos en su frondosidad y elaborados en su arreglo, mientras que la cola está tratada con el mismo cuidado meticuloso. Dos enormes alas cubren la espalda, extendiendo su protección eclipsadora un poco más allá. El relieve en el que se alzan el cuerpo y, en concreto, las piernas es muy alto y se distinguen casi en bulto redondo. Muchos de estos gigantescos animales de piedra se han encontrado en Nimrûd, Khorsabad, la capital de Sargón, y Nínive.
Pero aunque los asirios muestran una marcada predilección por los monstruos míticos en sus grandes realizaciones escultóricas en forma redonda o semiredonda, se mostraron capaces de concebir y realizar admirablemente animales del orden normal; uno de los mejores ejemplos de animal tallado asirio es el león colosal de Ashur-naṣir-pal (cf. Pl. XXVI), que ahora se encuentra en el Museo Británico y que en su día formó parte de la entrada de un edificio. Este león mide unos ocho pies de alto y trece pies de largo. Pág. 240y lleva una inscripción como muchos de los toros y leones alados con cabeza humana. El león también tiene cinco patas como muchos de estos últimos. La cabeza está tallada con gran audacia y vigor, aunque es un poco convencional. Las mandíbulas están extendidas, el labio superior y las fosas nasales están levantados, e incluso una persona sin imaginación puede imaginar que puede oír un rugido profundo que procede de esa boca feroz y abierta. Su cuello está cubierto con una espesa melena y rizos de pelo rígido. Para obtener la mejor vista de la escultura, es decir, la vista en la que el espectador dará la medida completa, o incluso una sobremedida, de justicia a la habilidad del artista, uno debe hacer su punto de observación en el lado. El aspecto frontal es decepcionante, ya que el león es demasiado delgado para su longitud y altura, y en consecuencia es deficiente no sólo en mérito artístico, sino también en la majestuosa dignidad de la que siempre ha sido la encarnación simbólica. Pero a pesar de estos evidentes inconvenientes, la obra en su conjunto provoca admiración y atrapa inevitablemente la atención, pues posee «lo único necesario»: vida. Una comparación entre la cabeza del león y la de cualquiera de los monstruos alados con cabeza humana demuestra de inmediato el punto al que se ha hecho alusión con tanta frecuencia, el genio que los asirios en todos los tiempos y períodos muestran en la delineación de animales, y la laboriosidad contrastante con la que invariablemente se marcan todas sus representaciones de rostros humanos. Pero hay al menos una observación general que se puede hacer con justicia sobre la escultura asiria, una observación aplicable tanto a las esculturas humanas como a las de animales, y es que, ya sea el tema natural o mítico, humano o bestial, el producto del artista nunca carece de fuerza y nunca carece de impresionante, una cualidad que en nuestros días generalmente brilla por su ausencia. En la Baja Mesopotamia se han encontrado otras interesantes esculturas de animales, la más famosa de las cuales es el inmenso león de basalto negro del túmulo de Ḳasr en Babilonia (cf. Lámina 12). XXVII).Pág. 241Consiste en un león que se alza sobre un ser humano desnudo tendido en el suelo; toda la pieza está hecha de basalto. En el curso de las recientes excavaciones alemanas en Babilonia se descubrieron los restos de otro león de piedra de grandes proporciones; se han recuperado treinta fragmentos de la dolerita de la que estaba compuesto, incluida una parte de una de las garras, que mide más de tres pulgadas de largo y demuestra que el león debe haber sido de un tamaño anormal, mientras que su forma y apariencia generales parecen indicar una gran antigüedad.
Es, en verdad, una suerte para nosotros que el genio estético de los babilonios y asirios haya encontrado expresión en la piedra duradera en lugar de en algún otro material más perecedero; las dificultades involucradas en la escultura son, sin duda, suficientemente grandes, y debemos una deuda de gratitud a la perseverancia y determinación de aquellos pueblos antiguos, que los llevaron a conquistar y moldear, para la culminación de sus ideas, un material que una nación menos decidida y menos perseverante bien podría haber rehuido atacar.
CAPÍTULO VII—METALURGIA
IEn el arte de trabajar los metales, los babilonios demostraron un grado no pequeño de habilidad: ya se ha dado evidencia de la manera en que el metal contribuía a la perfección del trabajo del arquitecto, así como de su uso como material sobre el cual el escriba podía grabar sus memoriales comparativamente imperecederos, pero aún queda por considerar el papel que desempeñó en la historia del arte del país, así como en el crecimiento de su civilización. Los metales que parecen haber sido más utilizados entre los habitantes de Mesopotamia son el cobre y el bronce. Como en todos los demás países, antes de que el metal fuera conocido y utilizado en el valle del Éufrates, la piedra se utilizaba como material para hacer cuchillos, hachas e instrumentos de todo tipo. Taylor encontró varios pedernales en Abu Shahrein (Eridu).104 En Fâra (Shuruppak) también se descubrieron numerosos cuchillos y sierras de sílex, junto con algunas hachas y herramientas hechas del mismo material, por excavadores alemanes, y en el mismo sitio se encontraron otras herramientas hechas de hueso. Pero la edad del cobre comenzó en un período muy temprano en la historia de la civilización babilónica, en una época anterior a la aparición de la escritura cuneiforme, y aunque incluso los primeros signos pictóricos todavía no estaban sujetos al formalismo estereotipado de épocas posteriores, el cobre ya se había adaptado a las necesidades y requisitos de la humanidad.105
Higo. 37.—A (Cat., pág. 367; Déc. en Chald., Pl. 5 tert. Museo del Louvre.)
B (Heuzey, Una Villa Royale, Figura 19.)
En Ur (Muḳeyyer) Taylor descubrió una gran punta de lanza de cobre y dos puntas de flecha hechas del mismo material. Pág. 243metal, mientras que en los estratos primitivos de Tellô, M. De Sarzec descubrió una hoja de cobre de unas treinta y una pulgadas y media de longitud, perteneciente a una lanza votiva; desgraciadamente, el nombre del rey por quien fue dedicada se ha perdido debido a la oxidación del metal, pero el título "Rey de Kish" todavía es claramente legible, siendo Kish uno de los sitios más antiguos de la civilización del Éufrates (cf. Fig. 37, A). La espiga de la hoja está perforada con cuatro agujeros, y una de las superficies planas de la hoja misma está grabada con la figura de un león, tosca en verdad, pero llena de vida. Este objeto único fue encontrado a gran profundidad, y sólo quince centímetros por encima del estrato en el que estaban enterrados los restos arquitectónicos de Ur-Ninâ. No muy lejos, De Sarzec descubrió un inmenso tubo hueco de cobre batido (cf. Fig. 37, B) de más de diez pies de largo y con un diámetro de cuatro pulgadas; también se encontraron varios clavos de cobre por medio de los cuales este largo tubo se sujetaba a un poste de madera. El tubo en sí se estrecha hacia arriba y la parte superior está coronada con una bola hueca de betún endurecido, un poco debajo de la cual hay un gran mango semicircular, o lo que pretende ser un mango, que consiste en un tubo hueco y también está hecho de cobre. Se desconoce el uso que se le dio a este extraño instrumento, pero se reproduce exactamente en algunos de los primeros sellos cilíndricos, así como en el conocido vaso de Gudea. Se han hecho varias sugerencias sobre el propósito que tenía; una teoría es que era un carro. Pág. 244Otra, que es parte de un estandarte, pero la primera no es válida por la posición que ocupa en los sellos y en el vaso antes mencionado. La segunda, sin embargo, puede estar cerca de la verdad.
Entre los primeros ejemplos de metalurgia babilónica se pueden mencionar varias representaciones de cobre de animales en actitud agachada, todas ellas aparentemente pertenecientes al orden doméstico, aunque en algunos casos están tan cubiertas de verdín que es difícil determinar con precisión qué animales se pretende que representen. Probablemente se las deba considerar como ofrendas sacrificiales a los dioses, siendo en realidad sustitutos económicos de víctimas reales. Fueron encontradas por De Sarzec en los estratos más bajos y por tanto más antiguos de los túmulos en ruinas de Tellô. Otra clase de objetos de metal a los que también debemos asignar una fecha anterior a la época de Ur-Ninâ, el fundador de la primera dinastía de Lagash, comprende varias estatuillas de cobre, todas muy parecidas en forma, contorno y estilo, aunque no en tamaño. Todas ellas muestran el busto de una mujer, con las manos cruzadas sobre el pecho y el cabello colgando sobre el cuello como una peluca pesada, mientras que la ondulación del cabello está indicada por líneas horizontales fuertemente marcadas (cf. Figura 38, C). El estilo recuerda inmediatamente a las figuras de los rudimentarios bajorrelieves de la misma época. Otra particularidad de estas pequeñas figuras es la forma en que todas terminan en la punta de un clavo, mediante el cual estaban destinadas a ser fijadas en el suelo con el fin de disuadir el avance de los demonios del inframundo.
Ur-Ninâ también empleó ampliamente el cobre como material para sus estatuillas votivas. De Sarzec encontró varias de estas estatuillas en Tellô; todas presentan características muy similares a las figuras anteriores mencionadas anteriormente y representan a una mujer con las manos cruzadas sobre el pecho y cuyo cabello le cae por la espalda en mechones perpendiculares muy marcados. Pág. 245mientras que el cuerpo encuentra de manera similar su terminación en la punta de un clavo destinado a ser clavado en el suelo (cf. Fig. 38, A). Pero el punto principal que distingue a las estatuillas de Ur-Ninâ de las que pertenecen al período anterior reside en el papel adicional que se esperaba que desempeñaran; no solo eran amuletos protectores, sino que también se les exigía que llevaran tablas de piedra sobre sus cabezas. Para permitirles soportar su carga con mayor facilidad, se fijaban en una especie de anillo plano, cuyo extremo se asemejaba a la cola de un pájaro, que ayudaba así a la cabeza en su ardua tarea (cf. Fig. 38, B). Cinco de estas pequeñas figuras todavía llevaban sobre sus cabezas una gruesa placa de piedra grisácea, convexa en el lado superior, como los ladrillos de este mismo rey. Por lo general, se las encontraba enterradas en huecos de unas veintiocho pulgadas de ancho, largo y alto, y tapiadas con ladrillos y betún. Más adelante en la dinastía, la práctica de proporcionar Pág. 246Estas estatuillas con anillos en forma de cola de pájaro para ayudar a sostener la placa de piedra inscrita parecen haber caído en desuso; en todo caso, las estatuillas de Entemena, el cuarto sucesor de Ur-Ninâ, no muestran tales anillos; las placas de alabastro simplemente están perforadas con agujeros, en los que se insertaba firmemente la cabeza de la estatuilla.
Otra clase de estatuillas de cobre de fecha algo posterior son las llamadas “Kanephores” o portadores de cestas. Las más antiguas de ellas proceden también de Tellô: a veces son figuras masculinas, a veces femeninas, pero todas llevan cestas sobre la cabeza. Una de ellas se ve en la Fig. 39, B. En este caso, la vestimenta está dispuesta de tal manera que muestra la formación de las piernas. La inscripción nos informa de que esta estatuilla fue dedicada por Gudea a Nin-girsu. En cuanto al supuesto contenido de las cestas, es imposible dogmatizar: posiblemente se supone que contienen ofrendas, pero De Sarzec consideró estas figuras como representaciones del propio patesi, transportando arcilla en la cesta sagrada para la construcción del templo.
Las instrucciones dadas por el dios Nin-girsu a Gudea en un sueño con respecto a la construcción de su templo, tienen una referencia directa a una acción simbólica que ciertamente tiene una gran semejanza con la que parecen estar realizando estas figuras de Kanephorous. Gudea recibió un ladrillo sagrado sobre un cojín, que, después de la realización de varios ritos y ceremonias, se colocó sobre su cabeza y llevó al templo, un signo externo y visible de su obediencia a la voluntad divina y de su determinación de restaurar el antiguo templo de su dios. Pero cualquiera que sea la interpretación correcta de estas figuras de Kanephorous, ciertamente recuerdan la tarea que está realizando Ur-Ninâ en el famoso bajorrelieve en el que se le representa rodeado de su familia y la corte (cf. Fig. 26).
Otra figura de la misma clase y también reproducida en la obra monumental de Heuzey y De Sarsec, Pág. 247lleva una inscripción de Dungi, rey de Ur (circulo 2400 antes de Cristo), pero los miembros inferiores en lugar de estar modelados tienen forma de cono; la otra estatuilla ilustrada en la misma placa106 Por el contrario, está modelado con mucho cuidado y viste una prenda corta que le llega hasta las rodillas, pero lamentablemente no lleva ninguna inscripción.
Algunos siglos más tarde, los conquistadores elamitas, Kudur-Mabug y su hijo Rîm-Sin, quienes establecieron su supremacía sobre toda Sumer y Akkad yPág. 248mantuvieron su posición hasta que Khammurabi, el entonces rey de Babilonia, derrotó a Rîm-Sin en su trigésimo primer año e hizo que sus nombres se inscribieran en estatuillas similares (cf. Fig. 39, UN).
La figura que se reproduce aquí es la de una mujer; su vestimenta, que es del tipo de una falda, no nos permite ver los pies y se estrecha hacia abajo y recuerda a las estatuillas anteriores con puntas de clavos. La desnudez del busto y la ausencia de cabello en la cabeza son indicaciones de que la mujer en cuestión es una esclava y su vocación probablemente era ayudar en la construcción de los templos de los dioses. En cuanto al estilo, esta figura está ejecutada con más audacia que la estatuilla anterior de Gudea que se ve en la Fig. 39, B. Lleva una inscripción en la que se menciona a Kudur-Mabug y a su hijo Rîm-Sin.
A veces aparecen Kanephores masculinos, de los cuales se conserva un buen ejemplar en el Museo Británico; procedía de Tellô, como tantas otras de estas obras de arte primitivas. Otro excelente ejemplar fue presentado hace unos años al Museo de Berlín; mide algo más de veinticinco centímetros de alto y lleva una inscripción sumeria muy claramente escrita; aparecen los nombres de Kudur-Mabug y Rîm-Sin, y la estatuilla estaba dedicada “a la preservación de la vida”, como siempre sucedía con estas figuras votivas.
Otra clase interesante de figuras de cobre fue descubierta por De Sarzec en Tellô: consistía en una serie de pequeñas estatuillas, la mayoría de las cuales fueron dedicadas por el patesi Gudea; cada una está arrodillada y sostiene un cono entre sus manos, mientras que el tocado consiste en el gorro con cuernos característico de todas las deidades mesopotámicas, ya sean tempranas o tardías. Estas pequeñas figuras miden alrededor de veinte o veintidós centímetros de alto. Los conos tienen una inscripción votiva y probablemente deban considerarse símbolos religiosos. Los conos hechos de arcilla o piedra que pertenecen a este período son bastante comunes, pero su aparición en cobre Pág. 249y en contacto inmediato con la estatua de un ser humano es muy raro. Un cono de cobre sencillo y largo que mide 1 pie 1-1/2 pulgadas de largo, y que lleva una inscripción arcaica, se conserva actualmente en el Museo Británico; sin embargo, se trata de una excepción, ya que los conos de metal, en su rara aparición en el arte babilónico, en casi todos los casos se asocian con figuras humanas o cuasi divinas.
Uno de los mejores y más antiguos ejemplos de estas estatuillas cónicas de cobre es el de Ur-bau (circulo 2500 antes de Cristo) patesi de Lagash, hoy conservado en el Louvre y reproducido en la figura 39, C. Esta figura fue encontrada encerrada en un vaso de arcilla en cuyo fondo se habían perforado tres agujeros, y estaba acompañada por una fina placa de mármol blanco, cuya inscripción es una especie de resumen del texto encontrado en la estatua de este patesi. El dios está arrodillado sobre una rodilla y sus manos están firmemente fijadas en un cono alargado que se asemeja a las terminaciones en punta de clavo de las figuras anteriores. El tocado consiste en un gorro con cuernos. Los rasgos están llenos de expresión y fuerza a pesar de su pesadez, y la estatuilla en su conjunto muestra un gran avance en los productos artísticos de la época de la primera dinastía de Lagash, y también se compara muy favorablemente con el trabajo posterior de la época de Gudea.
Entre otros objetos de cobre de interés temprano podemos mencionar especialmente dos cabezas de toro cuya fundición no es maciza, como es el caso de todas las figuras hasta ahora referidas, sino hueca, y un curioso vaso, todos ellos encontrados juntos en Tellô en el estrato inmediatamente superior al que representa la edad de Ur-Ninâ.107 Las cabezas de toros (cf. Fig. 40, A) son prácticamente idénticas en tipo aunque no en tamaño; los cuernos son largos y el hocico corto, pero a pesar de su tosquedad estas cabezas están llenas de vitalidad y no carecen de encanto propio. La más grande de las dos, que se ve en la Fig. 40, A, tiene sus ojos incrustados con nácar, mientras que las pupilas de los ojos están hechas Pág. 250de lapislázuli; mide aproximadamente siete pulgadas y media de alto (incluidos los cuernos), la cabeza más pequeña mide solo cinco pulgadas y media de alto.
Higo. 40.—A, C, D (Musée du Louvre) Cat., págs. 318, 310, 324.
B (de Hilprecht, Exploraciones, P. 540).
E (de Harper, AJSL, XX, pág. 266).
En Fâra se descubrió una exquisita cabeza de cabra Markhur (cf. Fig. 40, B); la cabeza en sí está hecha de cobre, pero los ojos estaban hechos de concha, el blanco de ellos está representado por concha blanca, y las pupilas por marrón oscuro. Entre los ojos hay un adorno triangular de nácar con incrustaciones de conchas blancas y marrones. El cuello de la gacela es hueco y su cabeza estaba unida a un cuerpo de madera recubierto de cobre.
Otra interesante representación del mundo animal en metal nos la ha legado Dungi, rey de Ur, y consiste en un toro reclinado sobre lo alto de un largo clavo (cf. Fig. 40, C). El toro recuerda al animal sacrificial representado en el pequeño bloque esculpido reproducido en la Fig. 27Los cuernos son cortos como allí, pero el Pág. 251El cuello grueso y la garganta inflada nos dan la idea de un toro mugiente, la actitud es maravillosamente natural y toda la obra está llena de vigor y animación. Mide aproximadamente veintiséis pulgadas de altura.
En la Fig. 40, D108 Tenemos una ilustración de otro pequeño toro de metal, en este caso el metal es de bronce -una indicación de una fecha algo posterior- y la postura es de pie. El lugar de su descubrimiento es incierto, pero como dice M. Heuzey, no muestra rastros del duro convencionalismo asirio, sino que, por el contrario, tiene todas las características propias del arte babilónico primitivo. El toro, que mide doce pulgadas de alto y trece de largo, está de pie sobre un pedestal estrecho en cuya parte inferior aparentemente se fijó un clavo, recordando las estatuillas con puntas de clavo de Tello. El interés particular de esta pequeña figura reside en el hecho de que está incrustada con plata, cuyo objeto era claramente representar las marcas de cierta raza de toros. Los ojos estaban incrustados en este metal, y las delgadas placas de plata con las que estaba incrustado el cuerpo del animal todavía están en su lugar. Esta pequeña figura prueba así que los babilonios no sólo habían adquirido el arte de incrustar objetos hechos de piedra, sino también de metal.
Entre otras representaciones babilónicas tempranas de animales en metal, puede mencionarse un “objeto de bronce con cabeza de león” (cf. Fig. 40, E) descubierto en Bismâya.109El pico en sí, aparte del león, mide diecinueve pulgadas. Como se encontró a más de ocho pies por debajo de una plataforma de ladrillos plano-convexos, su antigüedad debe ser muy grande y, a la luz de las investigaciones posteriores, probablemente se pueda suponer que es de bronce solo en apariencia, como muchos de los productos de la metalurgia sumeria primitiva, y que cualquier aleación que pueda haber en el cobre es, en esta fecha, accidental y no intencional. El león es tosco, pero el artista Pág. 252La inexperiencia no le ha impedido producir un animal a la vez natural en su pose y, por tanto, artístico en sus efectos.
Se han descubierto otros objetos y armas de cobre en Nippur, Fâra, Tell Sifr y otros yacimientos babilónicos, entre los que se incluyen martillos, cuchillos, dagas, hachas, grilletes, espejos, anzuelos, pesas para redes, puntas de lanza, jarrones, platos y calderos; las armas a veces tenían remaches en lugar de mangos de madera, que hace mucho tiempo que desaparecieron.110
Los moldes en los que se fundían todos estos objetos de cobre, tanto huecos como macizos, eran probablemente de arcilla, aunque en épocas posteriores se utilizó con frecuencia la piedra como material para hacer moldes para fundir metales, y varios ejemplos de estos moldes hechos de esteatita, en los que se fundían pendientes y otros artículos de joyería, se encuentran ahora en el Museo Británico, mientras que en el mismo período tardío parece que se utilizó el bronce, y todavía existen moldes de bronce para puntas de flecha. Pero no hay evidencia del uso de moldes de piedra o de metal entre los sumerios, y es a su uso de moldes de arcilla a lo que sin duda debemos atribuir, al menos en parte, la extraordinaria animación que exhiben estas primitivas figuras babilónicas, ya que, obviamente, modelar la cabeza de un toro o de un ser humano en arcilla sería un trabajo comparativamente fácil que cincelarlo en piedra, y el trabajo, en consecuencia, carecería de la pesada laboriosidad que tan a menudo es la característica sobresaliente de las primeras esculturas de piedra. Los restos de cobre de esta época están lejos de ser tan abundantes como uno podría desear, pero muchas armas, herramientas y otros objetos que sin duda deben haber sido hechos de metal, y por lo tanto probablemente de cobre en este momento, están representados en algunos de los primeros relieves y sellos babilónicos, y nos dan una idea del uso extensivo que los babilonios hicieron de ellos. Pág. 253Los artesanos de esta época remota deben haber estado hechos de metal y de los múltiples usos para los que lo empleaban. A veces parece que en lugar de fabricar los objetos necesarios mediante moldes, confiaban enteramente en el martillo: prueba de ello es el descubrimiento de un trozo de cuerno de buey por De Sarzec en Tellô. Lamentablemente, no se ha descubierto ninguna otra parte del animal al que pertenecía este cuerno, pero el cuerno es de tamaño natural y está bien hecho. El núcleo estaba formado por madera sobre la que se fijaban las placas de cobre mediante pequeños clavos.
No se sabe con exactitud cuándo los mesopotámicos adquirieron y practicaron el arte de añadir un porcentaje de estaño al cobre, convirtiéndolo así en bronce, un metal de mayor resistencia que el cobre, pero un juicio basado en la evidencia proporcionada por los casos que han sido analizados químicamente indicaría que la combinación artificial de cobre y estaño no se conocía hasta la era asiria, y que cualquier porcentaje de estaño o antimonio encontrado en los objetos de cobre de fecha anterior es una aleación natural y no artificial. Sin embargo, es digno de mención que aparentemente ya en la época de Bur-Sin, rey de Ur (circulo 2400 antes de Cristo), el arte de mezclar metales no era desconocido. En todo caso, una estatuilla de cobre de la orden de Kanephorous, que lleva una inscripción de este rey, contiene una aleación de plomo, cuyo porcentaje llega a ser del dieciocho por ciento. Pero con el ascenso del poder asirio, el bronce suplantó gradualmente al cobre; de hecho, el cobre todavía se usaba, y Asarhaddon, por ejemplo, nos informa que hizo las puertas de uno de los palacios que erigió para sí mismo con madera de ciprés y que las revistió además de plata y cobre; también se utilizó para fines secundarios, como por ejemplo en la fabricación de colores,111 pero dejó de ocupar un lugar importante en la vida del pueblo, aunque, por supuesto, como el principal contribuyente a la artificialización Pág. 254El bronce compuesto todavía se utilizaba ampliamente, aunque de manera menos visible.
Un buen ejemplo del uso del bronce en el período asirio temprano lo encontramos en una cimitarra (cf. Fig. 41, A) con una inscripción de Adad-nirari I, rey de Asiria alrededor de 1325 antes de Cristo La longitud total de la espada es de poco más de veintiún pulgadas, la longitud de la hoja es de dieciséis pulgadas y la de la empuñadura de unas cinco, mientras que su ancho varía de poco más de una a poco menos de dos pulgadas. La espada era evidentemente ceremonial y posiblemente en algún momento fue colocada en la mano de la estatua de un dios; su empuñadura aparentemente estaba adornada con joyas e incrustaciones de marfil.112 y se parece a la encontrada por Macalister en Gezer, en el sur de Palestina. Es interesante comparar la cimitarra de Adad-nirari con la espada encontrada por Andrae en Ashur (cf. Fig. 41, B) de la que difiere completamente en carácter y diseño, siendo esta última perfectamente recta. Otro descubrimiento interesante realizado por Andrae en el mismo sitio es un hacha de bronce (cf. Fig. 41, C), que tiene un aspecto bastante moderno y no se diferencia mucho de un piolet de mango corto.
Higo. 41.—A (cf. Asociación de Trabajadores de la Construcción, vol. IV, Lám. 2, pág. 347).
B (cf. Andrae, El templo de Anu-Adad, P. 53).
Foto. Mansell | British Museum |
Objetos de bronce de Nimrûd |
Muchas otras armas, utensilios, platos, cuencos y Pág. 255Se descubrieron anillos de bronce en Nínive, Nimrûd y otros lugares. En la placa XXVIII, tenemos una pezuña de buey de bronce, que aparentemente formaba la pata de un trono, y otros dos accesorios de bronce de un trono. Debajo están dos de las pesas de bronce de Nimrûd. Muchas de estas pesas están inscritas en escritura cuneiforme con los nombres de los reyes en cuyos reinados fueron hechas, por ejemplo, Tiglat-Pileser, Salmanasar IV y Senaquerib, las cantidades que pesaban están inscritas en fenicio. Posiblemente fueron hechas por inmigrantes fenicios. La gravedad específica requerida en el caso de cada pesa normalmente se obtenía cincelando piezas de la base, pero en un caso, la gravedad tuvo que ser aumentada y no disminuida, y esto se efectuó llenando el cuerpo hueco del león con plomo, hasta que pesó la cantidad necesaria. Inmediatamente encima de la cabeza del mayor de los dos leones aquí representados, vemos la cabeza de bronce de un demonio babilónico.
El bronce asirio generalmente contiene una parte de estaño por diez de cobre, pero en el caso de las campanas de bronce encontradas por Layard en Nimrûd (una de las cuales se reproduce en la placa XXVIII), se descubrió mediante análisis que el porcentaje de estaño era de aproximadamente catorce. Esto, sin duda, se hizo para que su sonido fuera más resonante. Las campanas en cuestión varían en tamaño; la más grande mide aproximadamente tres pulgadas y cuarto de altura y dos pulgadas y cuarto de diámetro.113 mientras que la más pequeña mide una pulgada y tres cuartos de alto y una pulgada y cuarto de diámetro. Los badajos de estas campanas están hechos de hierro.
Pero los platos de bronce de Nimrûd muestran quizás el trabajo de los grabadores de metales asirios en su punto más alto, y ofrecen más material para el estudio de esa rama de la metalurgia asiria que cualquier otra clase de objetos. El estilo general de decoración al que se ajustan es el determinado por círculos concéntricos que cortan la superficie superior del plato en tantos registros, aunque a veces casi Pág. 256Todo el campo está ocupado por una escena. Las figuras representadas muestran con frecuencia una fuerte influencia egipcia y, a veces, su diseño es enteramente egipcio.
En placa XXIX Tenemos una reproducción de uno de los platos de bronce mejor conservados que encontró Layard en Nimrûd. Los grifos que ocupan el lugar principal en el esquema de decoración son de concepción totalmente egipcia, mientras que además llevan sobre sus cabezas la familiar doble corona del Alto y Bajo Egipto. La pezuña delantera izquierda de cada grifo descansa de manera casi paternal sobre la cabeza de un niño, que también es claramente egipcio. Tanto delante como entre y detrás de los grifos se pueden observar columnas ahusadas como las que se encuentran con frecuencia en la arquitectura egipcia, y en el centro del espacio que separa la espalda de un grifo de la espalda del animal más cercano del grupo contiguo, hay un pilar más sustancial, cuyo capitel tiene la forma de un escarabajo alado. Todos los animales están tallados en relieve, pero los círculos de floretes finamente cincelados que forman la única decoración del centro son obra del grabador.
Foto. Mansell | British Museum |
Cuenco de bronce de Nimrûd |
En la Fig. 42 Por otra parte, tenemos un plato también de bronce, encontrado en el mismo lugar que el descrito anteriormente, pero que no revela el menor rastro de influencia egipcia. El motivo es uno de los que se empleaban con frecuencia en Mesopotamia; la decoración de objetos circulares mediante cadenas consecutivas de animales que se suceden formando un círculo no fue una invención de los asirios, ya que se remonta a los primeros tiempos sumerios. Aparece en el famoso vaso de plata de Entemena (cf. Fig. 45) así como en la cabeza de maza de piedra de Mesilim (cf. Fig. 26), que está decorado con un grupo de leones de una gran realismo que se persiguen unos a otros alrededor de la maza. En el círculo más interior, una tropa de gacelas, como las que se ven representadas a menudo en los sellos cilíndricos (cf. Fig. 51), marchan en fila; el registro medio forma el circo para una variedad de animales Pág. 257Todos marchan en la misma dirección que las gacelas. Un toro, un grifo alado, un íbice y una gacela son seguidos por dos toros que son atacados por leones, y un grifo, un toro y una gacela, que son atacados respectivamente por leopardos. En la zona más exterior hay una majestuosa procesión de toros concebidos de manera realista que marchan en la dirección opuesta a los animales que desfilan en los dos círculos interiores, aliviando así la monotonía por lo demás agresiva de las decoraciones. La conservación del asa por la que se sujetaba o suspendía es un añadido Pág. 258Punto de interés. Desafortunadamente, estos platos no tienen inscripciones cuneiformes, aunque algunos de ellos contienen una inscripción escrita en caracteres fenicios en el reverso, lo que probablemente es una indicación de que fueron elaborados por artistas fenicios, si es que no fueron hechos en Fenicia. Como ya se ha dicho, algunos de los platos en consideración son claramente asirios en su arte y concepción, mientras que otros son ciertamente egipcios, pero a pesar de este hecho, hay evidencia que demuestra que aquellos que muestran la mayor influencia egipcia no se originaron en Egipto, y probablemente no fueron obra de artistas egipcios. Uno de estos platos, por ejemplo, está decorado con un círculo de cartuchos que contienen jeroglíficos egipcios; pero los jeroglíficos están colocados juntos de manera bastante aleatoria, no significan nada, y este hecho por sí solo sugeriría que el artista, quienquiera que fuera, no era egipcio sino un plagiario.
Los variados y distintos estilos de arte a los que se ajustan las decoraciones de estos diferentes platos se ilustran nuevamente de manera igualmente visible en los marfiles tallados, que fueron descubiertos en el mismo sitio y en el mismo palacio.
Como ya se ha visto, el grabado no era la única forma en que los asirios utilizaban el metal con fines artísticos y pictóricos; también aprendieron a destacarse en el trabajo del repujado, un proceso mediante el cual las figuras se graban en relieve en el reverso, aunque a veces se rematan con un buril en el lado derecho. Las bandas de bronce descubiertas por Rassam en Balâwât son, con mucho, el monumento más grande e importante de esta rama de la metalurgia asiria. Balâwât está situado a unas quince millas al sureste de Nínive, y en este sitio Rassam descubrió los restos de cuatro pares de grandes puertas plegables. De dos pares de estas puertas todavía quedaba el respaldo de madera de cedro, pero todo lo que quedaba de las otras dos eran las bandas de bronce que estaban clavadas a las puertas.Pág. 259Estas bandas se utilizaron con fines decorativos. Salmanasar II, rey de Asiria, fabricó y fijó estas bandas a las puertas de madera entre los años 860 y 825. antes de Cristo La mayor de estas puertas medía casi veintidós pies de altura, seis pies de ancho y tres pulgadas de espesor. Cada una de estas puertas estaba sujeta a un poste redondeado, cuyo diámetro era de aproximadamente dieciocho pulgadas, y cuyo pie estaba cubierto de bronce con el fin de facilitar su giro en el hueco de piedra de la puerta que estaba destinado a sostenerlo y a la puerta fija.
En la Fig. 43 Tenemos una reproducción de una parte de una de estas bandas. En el registro superior tenemos una procesión de soldados de infantería armados con mazas, espadas, arcos y carcajes, y también un auriga, todos al servicio del rey, que va delante; en el registro inferior se ve una serie de carros cruzando un río por medio de un puente de barcas. El conjunto está grabado en Pág. 260En el reverso se aprecian relieves, con excepción de unas líneas finas que representan los arreos de los caballos o la decoración de las prendas. Por extraño que parezca, las riendas de los caballos de los carros de combate que se encuentran en estas fundas de las puertas a veces están en relieve mediante el método repujado, y otras veces están incisas. En la parte superior e inferior de cada registro se introduce una fila de las omnipresentes rosetas como accesorio decorativo, y los clavos que sujetaban las bandas de metal a la carpintería atravesaban las rosetas. En la Fig. 44 Tenemos otra escena en la que se representa la toma de cierta ciudad llamada Dabigu. El centro del registro superior está ocupado por una representación del campamento asirio, en el que se ve al rey sentado ante el pabellón real y atendido por dos eunucos, mientras que detrás del campamento hay otra banda de eunucos, y delante a la derecha del registro hay un destacamento de arqueros. Debajo, el asalto del Pág. 261ciudad “por el asalto de máquinas y el ataque de soldados de a pie y minas y brechas”114 La ciudad está representada vívidamente. La ciudad en sí tiene aparentemente una muralla exterior y otra interior, ambas almenadas como es habitual. La muralla exterior tiene una puerta arqueada a la izquierda, mientras que dentro de la ciudad hay varios objetos de forma cónica que recuerdan los tejados abovedados y cónicos que se ven en la Fig. 9Tres arqueros defienden la muralla interior de la ciudad, mientras que en la muralla exterior sólo quedan un arquero y otro guerrero, cuya parte inferior parece sucumbir rápidamente al irresistible ataque del ariete. Este último tiene seis ruedas y parece sostener una especie de plataforma sobre la que se han situado algunos soldados asirios y desde la que disparan sus flechas certeras; detrás hay una tropa de arqueros en plena acción, aunque representados de forma muy pasiva, como siempre ocurre con las representaciones asirias de seres humanos.115
En las recientes excavaciones realizadas por la Deutsche Orient-Gesellschaft en Ashur, se descubrieron placas de bronce para revestir y decorar puertas, exactamente similares a las encontradas por Rassam en Balâwât.
Pero el bronce encontró su ámbito natural de uso en las necesidades de la vida diaria y proporcionó un material de primera clase con el que fabricar cuchillos, herramientas, espadas y utensilios de todo tipo; muchos de ellos han sido sacados a la luz por Layard y otros excavadores, mientras que sin duda las innumerables lanzas, espadas, escudos y flechas representadas en los bajorrelieves asirios estaban hechas de este metal. También se utilizó en la fabricación de adornos personales, como anillos y brazaletes. El bronce se utilizó de manera similar en Babilonia durante el Neobabilónico. Pág. 262dinastía, y se utilizó para la construcción así como para otros fines; los escalones de las puertas a veces se hacían de bronce, y uno de esos escalones de bronce llevaba una inscripción de Nabucodonosor II (cf. arriba, pág. 131) se conserva en el Museo Británico. Es interesante destacar el descubrimiento de umbrales de bronce similares por parte de los excavadores franceses en Susa, especialmente teniendo en cuenta la estrecha relación que existió entre los dos países y pueblos a lo largo de su historia, aunque lamentablemente Mesopotamia no ofrece en la actualidad un paralelo a la estatua de bronce de tamaño natural de Napir-asu, la esposa de Untash-gal, rey de Elam, alrededor de 1600. antes de Cristo Layard descubrió una pequeña placa de bronce que lleva en relieve al demonio de cuatro alas de los vientos del suroeste y que ahora se conserva en el Museo Británico (n.º 86262), mientras que una estatuilla de la misma pintoresca criatura y hecha del mismo material adorna ahora las galerías del Louvre. El demonio en cuestión tiene un carácter muy complejo, como tantos genios babilónicos y asirios. Su cuerpo se parece al de un perro, sus brazos terminan de forma natural o artificial en garras de león, su cabeza es una caricatura de un esqueleto humano, que a su vez está coronada por los cuernos de una cabra, su cola es la de un escorpión y su espalda está protegida por cuatro enormes alas que, en su posición extendida, forman un fondo lúgubre y adecuado al conjunto. Pero este demonio, por horrible que sea, fue construido con fines claramente benéficos y se utilizó como talismán. Tal vez no se hubiera podido conjeturar de inmediato que este fascinante personaje era en realidad la encarnación del viento del suroeste, pero afortunadamente lleva una inscripción en la espalda que elimina toda duda al respecto. Estaba destinado a ser colgado de la puerta o ventana de una casa para ahuyentar a los espíritus malignos o de dudosas intenciones. La figura es antinatural en su concepción, pero es lúgubremente realista y llena de vida, si no realista, y en cierto modo Pág. 263Sus formas recuerdan a los horribles dioses de la guerra cubiertos de plumas y mimbre de los hawaianos.
En las excavaciones de Babilonia y Asiria no se ha encontrado oro con tanta frecuencia como se desearía; sin duda esto se debe en parte a las depredaciones de los cazadores de botín, pero es, no obstante, una indicación de que sólo se utilizaba con fines excepcionales, como sucede en la actualidad. Se utilizaba regularmente para transacciones comerciales; un buen ejemplo de su uso en este contexto lo ofrece una tablilla perteneciente al período casita, cuyo texto se encuentra en el vol. XIV (40) de la publicación de la Universidad de Pensilvania.116 Una mujer acepta adoptar a una niña, cuidarla durante su vida y, después de su muerte, ofrecer libaciones de agua por el descanso de su alma, y como compensación recibe la suma de siete siclos de oro. Una de las primeras piezas de oro descubiertas en Babilonia es la estrecha franja inscrita con el nombre de Narâm-Sin de Agadé, a la que ya hemos tenido ocasión de aludir (cf. p. 100). 103).
Pero el oro también se empleaba con fines decorativos; en Abu Shahrein (Eridu), por ejemplo, Taylor encontró varios fragmentos de oro en la base del segundo piso del zigurat, aparentemente los restos de la ornamentación del santuario que sin duda coronaba la torre; también se encontraron clavos con cabeza de oro y fragmentos de pan de oro en el mismo lugar. En el curso de las recientes excavaciones en Ashur, se descubrió una representación de un rayo en oro, de aproximadamente un pie y medio de largo, que sin duda alguna estuvo en la mano de una estatua de tamaño natural de Adad, el dios de la tormenta. El mango era de madera, pero estaba cubierto con una fina vaina de oro puro. El extremo de tres puntas, del que solo quedan dos, estaba soldado a esta cubierta. Se dice que el conjunto pesa alrededor de 290 granos, 250 de los cuales representan el peso de un rayo. Pág. 264En Babilonia, la más famosa de todas las ciudades del valle del Éufrates, el oro se empleaba con gran prodigalidad. Ya en la primera dinastía de Babilonia se utilizaba al servicio de los dioses, y Sumu-la-ilu, el segundo rey de esta dinastía, construyó un trono de oro y plata para el gran señor Marduk.117 Mientras que las estatuas de los dioses mismos estaban frecuentemente hechas total o parcialmente de oro puro; así por ejemplo Nabû-aplu-iddina, rey de Babilonia. circulo 870 antes de Cristo, nos dice que preparó cuidadosamente la imagen de Shamash, el dios Sol, con oro puro y lapislázuli, mientras que la famosa estatua de Marduk de Babilonia también parece haber sido hecha de oro puro.
El templo de E-sagil erigido en Babilonia en honor a este mismo dios fue cubierto de oro, plata y piedras preciosas por Ashur-bani-pal,118 Rey de Asiria desde 668 hasta 626 antes de Cristo Más tarde, Nabucodonosor contribuyó a la gran obra de restauración: construyó una magnífica cámara llamada Ekua, cuyas paredes hizo de oro puro y cuyo techo de madera de cedro cubrió también con el mismo metal precioso, mientras que decoró de manera similar con oro el techo de madera de cedro del santuario de Nabû. El oro se utilizó también como adorno personal: en el túmulo de Amran en Babilonia, que representa el lugar del mundialmente famoso E-sagil, se encontró un pendiente de oro sobre una plataforma compuesta de ladrillos que llevaba el nombre de Nabucodonosor y, por lo tanto, posiblemente perteneciente a su época, mientras que también se encontró una placa de oro en el mismo vecindario, y los anillos de oro se mencionan perpetuamente en la literatura babilónica y asiria.
En Babilonia se han encontrado numerosas máscaras faciales, pendientes, collares y otras piezas de joyería de oro, pero en su mayor parte su datación es incierta; la única certeza sobre ellas es su relativa tardanza: Pág. 265Probablemente puedan asignarse al período sasánida y, en consecuencia, su tratamiento quedará fuera del alcance del presente volumen.
La plata también se utilizaba para fines muy similares a los del oro. El mejor y al mismo tiempo el primer ejemplo del arte de la platería babilónica nos lo ha legado Higo. 45.—(Cf. Cat., pág. 372; Déc. en Chald., Pl. 43.) (Museo del Louvre.)Entemena, uno de los gobernantes más famosos de la primera dinastía de Lagash, y tiene la forma de un magnífico jarrón de plata. Este famoso jarrón (cf. Fig. 45) tiene unas veintiocho pulgadas de altura y reposa sobre una base de cobre de siete pulgadas de alto, mientras que el diámetro más grande es de dieciocho pulgadas. La base de cobre está sostenida por cuatro pies que se asemejan a las patas de los leones, y en el centro del jarrón, justo encima de dos de estos pies, está grabado el águila con cabeza de león con las alas extendidas cuyas dos garras agarran firmemente las espaldas de dos leones que miran en direcciones opuestas, un motivo que se encuentra con frecuencia en las obras de arte pertenecientes al período de la primera dinastía de Lagash y que representa las armas heráldicas de esa antigua ciudad. Por encima de los otros dos pies de la base, el motivo varía ligeramente, ya que los dos leones se intercambian en un caso por dos ciervos, en el otro por dos cabras. Cada león está ocupado metiendo sus dientes en la boca del ciervo o la cabra del grupo contiguo, formando así una cadena continua admirablemente adecuada para la decoración de un jarrón circular. Las águilas con cabeza de león y sus animales sumisos están separados de Pág. 266Las partes superior e inferior del vaso están unidas por una doble línea en forma de espina de pescado; en la parte superior del vaso hay siete novillas, todas mirando en la misma dirección y en actitud semireclinada, con una de sus patas delanteras levantada para ponerse de pie; estas novillas son maravillosamente realistas y fieles a la naturaleza, y ya parecemos ver en ellas a los precursores de aquellas obras maestras del arte asirio que adornaban las paredes del palacio de Ashur-bani-pal. Esta escena de la vida rural era evidentemente muy popular en este período, aparece en el pequeño bloque esculpido que se ve en la Fig. 27, así como en otros lugares. Pero el éxito en la reproducción de la vida animal en esta época parece haber estado condicionado en gran medida por la abstención del artista de intentar representar a los animales de frente; cuando aspira a esto último, el resultado es sorprendentemente estereotipado y formal, y una comparación entre las águilas con cabeza de león y los leones por un lado, y estas novillas briosas, revela de inmediato el contraste, así como la causa del contraste. El propio artista evidentemente era consciente de su fracaso, ya que se ha esforzado, aunque hay que admitirlo sin mucho éxito, por dar vida a sus leones y águilas con cabeza de león elaborando las alas de unos y la melena de los otros mediante una cantidad extravagante de atención detallada. La inscripción que rodea el cuello nos informa de que este vaso fue dedicado por Entemena, el cuarto sucesor de Ur-Ninâ, al dios Nin-girsu en su templo Eninnu, durante el sacerdocio de un tal Dudu, cuyo nombre también aparece en el pequeño bloque esculpido (cf. Fig. 27), demostrando así la contemporaneidad que el estilo artístico al que se ajustan las decoraciones de ambos nos habría llevado independientemente a inferir.
Pero la plata desempeñaba a veces un papel secundario, aunque sin embargo esencial desde el punto de vista artístico, en la decoración de figuras de metal: un buen ejemplo de esto último lo ofrece una figura de bronce de un toro, ya mencionada (cf. Fig. 40, D).
No se sabe con certeza de dónde obtenían la plata; en una carta de Lu-enna a Enitarzi, un gobernante que aparentemente floreció poco después de la primera dinastía de Lagash, se menciona la plata como parte del botín tomado de Elam, y en épocas posteriores fue uno de los principales artículos de tributo exigidos por los reyes asirios a sus príncipes vasallos, y como tal, se menciona con frecuencia en el Obelisco Negro de Salmanasar II. Las excavaciones han producido muy pocas reliquias hechas de este material, probablemente debido a las incursiones depredadoras de los cazadores de botines. Entre los objetos más pequeños que pertenecen al período asirio se pueden mencionar una campana de plata con badajo de bronce, un anillo de plata engastado con un granate y un brazalete de plata, todos ellos en el Museo Británico, pero las fechas de estos son, por desgracia, bastante inciertas. Sin embargo, el uso que se le daba a este metal no sólo se demuestra por el lugar importante que ocupa en el tributo que traían las tribus y pueblos sometidos, sino también por las alusiones que se hacen a este metal en las inscripciones reales. Así, Asarhaddon nos informa que cubrió las puertas de uno de sus palacios con este precioso metal. Los ídolos también se hacían a veces de plata y de oro, a ambas clases a las que hace alusión Tiglat-Pileser I en una de sus inscripciones.119
Ya hemos tenido ocasión de tratar con cierta extensión dos de los llamados «metales básicos», debido al importante papel que desempeñaron en la civilización de los babilonios y los asirios, pero tenemos pruebas tangibles y lingüísticas de su conocimiento y utilización de otros metales, además del oro, la plata, el cobre y el bronce. Se ha demostrado que el plomo se utilizaba a veces como aleación, pero a veces se utilizaba en su estado puro; un ejemplo muy interesante de su uso en este último estado se puede encontrar en un casquillo de puerta que ahora se conserva en el Museo Británico. El casquillo en sí Pág. 268Está hecho de bronce, pero está engastado en plomo macizo. La fecha de este objeto único es incierta, pero probablemente se lo pueda asignar a la época asiria. Hasta ahora, las excavaciones han descubierto pocos objetos de plomo, aunque se menciona con frecuencia como parte del tributo de los pueblos sometidos, y sabemos que se utilizaba en la fabricación de colores, además de colocarse dentro de las pesas huecas en forma de león encontradas en Nimrûd para agregar la gravedad específica requerida. En Egipto, el plomo parece haber sido conocido y utilizado en un período muy temprano, a juzgar por la pequeña estatuilla del Museo Británico, que aparentemente data de la época de la Primera Dinastía y se dice que está hecha de plomo macizo.
Los babilonios conocieron por primera vez el hierro en su estado meteórico, pues su designación es AN-BAR, que significa “piedra del cielo”. Las alusiones a objetos fabricados con este metal son muy frecuentes en las inscripciones de los reyes asirios. Tiglat-Pileser I, por ejemplo, hace referencia a una determinada lanza de hierro, y Salmanasar II a la punta de una daga de hierro, mientras que tanto este último rey como Adadnirari III mencionan el hierro como parte del tributo que recibían de sus reyes vasallos. Un siglo después, Tiglat-Pileser III registra que puso cadenas de hierro a un tal Zaquriu y sus seguidores, mientras que cien años después, Ashur-bani-pal se refiere a una daga de hierro recubierta de oro.120
Place encontró una serie de hachas de hierro, cuchillos y otros utensilios en Khorsabad, mientras que Layard descubrió un brazalete, una placa de cierre, algunas puntas de lanza, dos hoces, anillos y grapas, puntas de hacha, puntas de flecha, anillos para los dedos y una parte de un casco, todos hechos de hierro, en el palacio noroeste de Nimrûd. Un interesante ejemplar de herrería oriental fue encontrado en Babilonia por los excavadores alemanes en forma de una barra de hierro bellamente decorada con una serie de adornos pulidos, y posiblemente formaba parte de un trono real. Por último, muchos de Pág. 269Las campanas de bronce asirias ya aludían a tener lengüetas de hierro.
Al parecer, el hierro no era conocido o, en todo caso, no se utilizaba en Mesopotamia tan temprano como en Egipto. Pruebas de su uso en el período dinástico temprano fueron el descubrimiento de este metal por Maspero en una pirámide de la quinta dinastía en 1882, y Petrie descubrió un trozo de hierro trabajado en depósitos de la sexta dinastía, mientras que en el año 1837 se descubrió hierro en la Gran Pirámide de Gizeh.
Se habrá dicho suficiente para indicar el importante papel desempeñado por el metal en la historia tanto de los babilonios como de los asirios; no sólo se utilizó como medio de intercambio comercial, sino que también se adaptó a los innumerables requisitos de la humanidad; herramientas, armas, jarrones, decoraciones personales se realizaron fácilmente en esta sustancia flexible y al mismo tiempo duradera, mientras que el genio artístico de la población mesopotámica, que encuentra su expresión más perfecta en los bajorrelieves esculpidos de fecha temprana y tardía, dependía completamente de la forja de herramientas e instrumentos de metal para tal fin.
CAPÍTULO VIII—LA PINTURA
"PAGSEl arte de pintar, en el sentido corriente de la palabra hoy en día, nunca fue practicado por los habitantes de Mesopotamia: como todos los orientales, tanto los babilonios como los asirios eran aficionados a los colores alegres y satisfacían su gusto por ellos de diversas maneras, pero por lo general no se hacía ningún intento de representar fielmente los objetos de la naturaleza mediante el pincel y el empleo de colores únicamente, y los colores que utilizaban en sus relieves esculpidos, sus paredes estucadas o sus ladrillos esmaltados eran con mucha frecuencia completamente imposibles desde el punto de vista naturalista. Así, el león de brillante tono amarillo (cf. frontispicio), la más común de todas las representaciones pictóricas en Babilonia, no tiene equivalente alguno en la vida real; el efecto es agradable, atrapa la mirada, despierta un sentido de apreciación en el espectador, pero esto se debe a la alegría general de los colores en sí, ciertamente no a su fidelidad a la naturaleza.
El león en sí no puede compararse con el león babilónico representado en la figura. 46La acción es la misma en ambos casos: ambos leones avanzan con paso seguro y deliberado, rugiendo a medida que avanzan, pero hay una gran diferencia entre los méritos artísticos de cada uno. El león asirio no está, en efecto, completamente sin vida, pero carece de la libertad y la espontaneidad que caracterizan las más altas formas de arte; el cuerpo también es algo pesado y torpe comparado con el león de la Puerta de Ishtar.
Los colores que se emplean principalmente en las pinturas babilónicas y asirias son el azul, el amarillo y el blanco, mientras que el verde, el rojo y el negro son relativamente raros. Pág. 271El fondo de los cuadros es generalmente de un tono azul real, y las figuras, generalmente animales, son de un amarillo brillante. En Babilonia, la demanda de colores en la decoración arquitectónica era naturalmente más apremiante que en Asiria, pues en este último país, donde el alabastro y la piedra caliza eran fáciles de conseguir, el adorno de los interiores de los edificios recaía en el escultor, pero en el país del sur la escasez de piedra excluyó de inmediato la posibilidad de cubrir las paredes incluso de los palacios con los bajorrelieves esculpidos tan queridos por el corazón de aparentemente todos los monarcas asirios. Así fue como el color se convirtió en gran parte en el lugar de la escultura en la decoración babilónica, el cincel del escultor se cambió por el pincel del pintor, aunque en Asiria a veces se invocaba el arte del escultor y del pintor para embellecer las paredes del palacio del rey, pues en algunos de los salones de la residencia real de Sargón en Khorsabad se pintaron los relieves esculpidos en la parte inferior de las paredes;121 Mientras que Layard, después de describir algunos de los relieves de pared encontrados en el palacio noroeste de Nimrûd, dice:122 “En todas estas figuras se podía distinguir vagamente la pintura, particularmente en el cabello, la barba, los ojos y las sandalias”, lo que sugiere más bien que las esculturas asirias anteriores estaban solo parcialmente coloreadas. Algunos de los bajorrelieves esculpidos del palacio de Ashur-naṣir-pal en Nimrûd todavía tienen rastros de color, las sandalias de muchas de las figuras aún ahora muestran la pintura roja y negra descolorida que en un momento cubrió las suelas y las partes superiores de las sandalias respectivamente, mientras que en un caso el arco de Ashur-naṣir-pal aún conserva rastros de pintura roja. En Khorsabad, por otro lado, el color se usó de manera más general, la vestimenta y el tocado del rey, así como los arneses de los caballos, los carros y los árboles, estaban todos pintados. Layard dice que no pudo determinar si el suelo, así como las figuras, o partes de las figuras, estaban pintadas. Pág. 272coloreado, pero Flandin, con respecto a los relieves de las paredes de Khorsabad, nos informa que pudo rastrear un tinte de ocre amarillo en todas las partes que no estaban coloreadas de otra manera, mientras que las partes superiores de las paredes sobre las que el escultor no había prodigado nada de su arte, a menudo estaban decoradas con frescos.
Pero las paredes revestidas de estuco también llamaron la atención del pintor, así como las revestidas de bajorrelieves de piedra, y Layard descubrió los restos de pinturas sobre estuco en Nimrûd, específicamente en las cámaras superiores del lado oeste del montículo, cuyas habitaciones estaban construidas con ladrillos toscos recubiertos de yeso y pintados de forma elaborada.123 La mayoría de estas pinturas no aspiran a nada más que diseños, simples o complejos según el caso. En un fresco se representan dos toros uno frente al otro; sus cuerpos son blancos, el fondo del que los toros están cuidadosamente delineados por un pronunciado contorno negro, es amarillo, mientras que el azul oscuro juega un papel principal en los accesorios puramente decorativos en la parte superior del fresco. Otra evidencia del uso extensivo de pintura para la ornamentación de las paredes interiores fue el descubrimiento en el piso de una cámara en el palacio noroeste de Nimrûd de "restos considerables de yeso pintado aún adherido a los ladrillos secados al sol, que habían caído en masas de la parte superior de la pared. Los colores, particularmente los azules y rojos, eran tan brillantes y vivos cuando se les quitó la tierra, como podrían haber sido cuando se usaron por primera vez. Al exponerlos al aire se desvanecieron rápidamente. Los diseños eran elegantes y elaborados. Se encontró casi imposible preservar alguna parte de estos adornos, la tierra se desmoronaba en pedazos cuando se intentaba levantarla".124
Los exteriores de los edificios también estaban decorados a veces con colores, siendo un ejemplo notable el zigurat de Khorsabad, del que se encontraron tres etapas completas junto con una parte de la cuarta. Pág. 273El nivel inferior estaba pintado de blanco, el segundo de negro, el tercero de rojo y el cuarto de blanco; sin duda, los niveles restantes también estaban pintados, siendo los colores emblemáticos de los siete planetas, como en el caso del tradicional templo de Belo en Babilonia.
El mejor ejemplo del arte de los pintores babilónicos lo ofrece la propia ciudad de Babilonia. Ya en los años sesenta, los excavadores franceses Fresnel y Oppert habían recogido una gran cantidad de fragmentos de ladrillos en relieve, tanto monocolores como multicolores. La capa de color que se aplicaba siempre a los lados estrechos de los ladrillos tenía a veces un espesor de uno a dos milímetros. Por desgracia, esta valiosa colección se perdió, pero las declaraciones de los exploradores están corroboradas por la descripción de un muro de un palacio babilónico, contenida en las obras del historiador Diodoro (circulo 44 antes de Cristo) donde se refiere a “toda clase de formas de animales sobre ladrillos toscos con un colorido muy parecido al de la naturaleza”; y continúa diciendo que en las torres y murallas había “representaciones de todo tipo de animales, y en cuanto a colorido y forma, bien logradas. El conjunto representaba una cacería, donde todo estaba lleno de animales de todo tipo, y en tamaño de más de cuatro yardas. En esto también estaba representada Semíramis, a caballo, en el acto de arrojar la lanza tras una pantera, y a poca distancia de su esposo, Ninus, apuñalando a un león con una lanza”.125 El propio Nabucodonosor alude además a las imágenes de bueyes salvajes y serpientes colosales, que hizo representar en ladrillos esmaltados de azul como decoración de las puertas. La mayoría de los azulejos esmaltados y coloreados encontrados en Babilonia se asemejan a bajorrelieves de colores, en los que las figuras de los animales se destacan en relieve sobre un fondo azul por lo general, aunque a veces el fondo es verde. El arte del esmaltador de ladrillos alcanza su clímax en el friso de los leones que adornaba la calle de la Procesión de Marduk, en Babilonia. Uno de estos leones en bajorrelieves de arcilla se ve en Pág. 274Fig. 46.126 El fondo es de un azul oscuro, cuya monotonía se ve alterada por la introducción de rayas amarillas y rosetas blancas, tan conocidas en los ladrillos esmaltados de Khorsabad. El propio león, cuyas proporciones son excelentes, destaca en arcilla de alabastro blanco, y toda la obra es más perfecta en la técnica que en otros lugares. Pág. 275El friso de los leones persas del Louvre, al que se parece en algunos aspectos, le resta mérito artístico a este último, la desproporción que presenta el cuerpo con respecto a la parte delantera y la cabeza, ambas demasiado pequeñas. Pág. 276Pero el león babilónico está casi totalmente libre de este defecto. El descubrimiento de la Puerta de Ishtar en Babilonia agregó otra abundante fuente de material para el estudio de la pintura babilónica: aquí también las representaciones coloreadas en los ladrillos esmaltados eran en relieve. Los muros de la puerta se encontraron conservados hasta una altura de treinta y nueve pies, y toda la pared estaba cubierta de animales, principalmente toros y dragones, de los cuales había al menos once filas.
En la Fig. 47, A, tenemos una reproducción en blanco y negro de uno de los toros en relieve de arcilla que adornaban la puerta de Ishtar en Babilonia. El toro está en el acto de caminar y exhibe tanto gracia como dignidad en sus movimientos, la delgadez de su cuerpo sólo sirve para intensificar la agilidad con la que parece avanzar. Las proporciones son excelentes y contrastan muy favorablemente con el toro asirio de Nimrûd (cf. Fig. 47, B). Este último es duro y convencional, mientras que la postura —en sí misma bastante natural— está representada aquí de una manera muy rígida e inanimada. El cuerpo del animal es blanco, pero el pintor ha intentado hacer que su tema destaque sobre su fondo amarillo pálido, bordeándolo con un contorno artificial de color negro. Cuando el toro fue coloreado de azul y arrojado sobre un fondo blanco, este recurso fue, por supuesto, innecesario (cf. Layard. Ser. I, Pl. 87). El toro azul al que aquí se alude pertenece a la misma especie que el blanco reproducido en la Fig. 47, B, y está en la misma posición arrodillada, pero está provisto de alas de águila. Se observará que en el toro babilónico, como también en los dos toros asirios, el artista ha eludido la dificultad de dibujar los dos cuernos en perspectiva al representar solo uno, quedando el otro teóricamente oculto a la vista por el cuerno cerca del espectador.
Pero el propio palacio de Nabucodonosor contenía una gran cantidad de estos relieves coloreados, y muchos de los trozos de azulejos que los componían tenían Pág. 277Koldewey ha encontrado fragmentos de este tipo. Los fragmentos recuperados suman literalmente miles, y Koldewey dice que aparentemente cuando los ladrillos fueron robados por constructores posteriores, las partes vidriadas fueron arrancadas para hacerlas más útiles para los propósitos comunes para los que estaban destinados, y nosotros hoy somos los beneficiarios de esa falta de apreciación. Entre los animales representados en las paredes del palacio y del templo se puede mencionar el toro, un monstruo mítico compuesto de "partes de un ave de rapiña", escorpiones, serpientes, panteras y novillos, así como el omnipresente león, mientras que algunos de los fragmentos recuperados muestran partes del cuerpo humano, y a veces también se encuentran pájaros. Los leones forman el estudio más interesante: hay dos tipos principales, (1) leones que caminan hacia la izquierda, con piel blanca y melena amarilla; y (2) leones que caminan hacia la derecha (a) de piel blanca y melenas amarillas, y (b) pieles amarillas y melenas verdes; mientras que existe un tercer tipo caracterizado por leones que corren hacia la derecha o hacia la izquierda. A veces la cola se representa sobresaliendo hacia atrás, otras veces asume una forma curva y menos rígida. Ha sido muy difícil unir los diversos fragmentos, pero los asiduos esfuerzos de los alemanes no han sido infructuosos.
El proceso por el cual se supone que se hicieron estos relieves de arcilla coloreada es el siguiente: se tomó una capa o placa de arcilla plástica de un tamaño considerable y sobre esta superficie se modeló en relieve la imagen completa, siendo el proceso hasta ahora el mismo que el empleado en los bajorrelieves de piedra ordinarios, excepto que allí se requirió un cincel mientras que aquí bastarían las manos, aunque parece probable que, de todos modos, se hicieran moldes para algunos de los leones, muchos de los cuales aparentemente son completamente uniformes. Sea como fuere, se supone que la placa de arcilla que ahora lleva en relieve la figura determinada fue cortada en bloques rectangulares del mismo tamaño que los ladrillos ordinarios, cada rectángulo Pág. 278En Nimrûd, Layard encontró una gran cantidad de ladrillos esmaltados, con figuras de animales y flores, así como caracteres cuneiformes, esparcidos por el suelo de los pasillos de entrada al palacio, sobre cuyo dorso sin pintar se habían dibujado con tinta negra o pintura diseños rudimentarios, principalmente consistentes en hombres y animales, “y marcas que tenían la apariencia de números”. Las marcas a las que se alude presumiblemente debieron haber servido para guiar al constructor en su intento de reconstruir el cuadro en la pared.
Sin embargo, los relieves de arcilla coloreada no fueron la única especie de representación pictórica adoptada para embellecer la ciudad de Babilonia o el palacio del rey más ilustre de Babilonia. En el lado sur del Ḳasr se descubrió una gran cantidad de azulejos bellamente vidriados estampados con la inscripción de Nabucodonosor y adornados con flores, ramitas y, en un caso, parte de una figura humana, de unas catorce pulgadas de alto, junto con muchas piedras esculpidas con diseños similares, cuya ejecución, sin embargo, era más perfecta que la de los azulejos. Estos últimos tienen una superficie plana, pero se parecen a los azulejos en relieve en la técnica general. Se encontraron muchos otros ladrillos vidriados en el lado oriental del Ḳasr, pintados con varios diseños y que exhiben una gran delicadeza; en uno de ellos se representa una figura humana, vestida con una rica vestimenta y sosteniendo lo que parece ser una lanza en su mano izquierda; sin embargo, Koldewey los asigna al período persa.
Pero el color se empleó aún más, como ayudante de formas más humildes de decoración arquitectónica en Babilonia. Pág. 279Así como en el norte del país. Así, en Nippur, las paredes de muchas de las habitaciones estaban estucadas con un yeso compuesto de barro y paja, y estaban coloreadas, siendo los colores utilizados aparentemente siempre sólidos. Las ruinas del templo de Nin-makh en Babilonia, excavadas por la Deutsche Orient-Gesellschaft, mostraban de manera similar los restos de decoraciones blancas en sus paredes; mientras que el color desempeñaba un papel nada desdeñable en la decoración del famoso muro cónico del túmulo Wuswas de Erech, cuyos conos estaban coloreados de rojo o negro y luego dispuestos en una variedad de patrones geométricos sobre un muro compuesto de barro y paja.
Como ya hemos visto, los ladrillos esmaltados se utilizaban con fines decorativos arquitectónicos tanto en Asiria como en Babilonia, aunque el esmalte utilizado es generalmente de inferior calidad y se aplica en capas más finas, por lo que no se adhiere tan bien a la arcilla y se decolora antes. A Place y Botta les debemos los mejores y más grandes ejemplares del arte del esmaltado asirio descubiertos hasta ahora. Las puertas principales de Dûr-Sharrukîn (Khorsabad) (la ciudad construida por Sargón, 722-705) antes de Cristo), que están formados por arcos que descansan sobre los lomos de toros alados salientes, parecen haber sido objeto de la peculiar atención del pintor. Estos arcos estaban decorados con un semicírculo de ladrillos esmaltados (cf. Lám. XXX), el esmalte se coloca sobre un borde de los ladrillos, cuya longitud media es de unas tres pulgadas y media. El fondo es azul y las figuras aladas compuestas son amarillas, mientras que una línea verde bordea la parte inferior del tocado. Las rosetas que forman una decoración complementaria son blancas. Estas figuras que se extienden por todo el arco son todas uniformes: están realizando algún acto de culto o en la realización de alguna ceremonia religiosa, y de inmediato recuerdan las escenas representadas en los relieves de las paredes del palacio, con los que son prácticamente idénticos. En contraposición al método que se emplea habitualmente en Babilonia, Pág. 280Estas representaciones coloreadas no están en relieve, el color se aplica a la superficie plana de los ladrillos, con la única excepción de los salientes centrales de las rosetas, que están ligeramente elevados. Otro buen ejemplo de trabajo con azulejos coloreados se encontró en un pedestal en la entrada de lo que Place consideraba el harén del palacio de Sargón. El pedestal en cuestión tiene veintitrés pies de largo y más de tres pies de alto. Las figuras retratadas son el rey, de pie en un lado del pedestal con la cabeza descubierta, mientras que en el otro lado lleva el tocado habitual, un león, un toro, un águila, un árbol y un arado, todo ello realizado en amarillo sobre un fondo azul, estando los bordes de todo el pedestal decorados con las inevitables rosetas. Las hojas del árbol son verdes, un color aparentemente poco utilizado por los esmaltadores de Mesopotamia. Otro fragmento pintado de Khorsabad, interesante por la extrema brillantez de su colorido (cf. Place, Nínive, Pl. 32), se reproduce en Pl. XXXI. Los rostros de los dos seres humanos son blancos, siendo el fondo verde; el friso de la parte superior es amarillo, consistiendo las decoraciones circulares en un círculo interior de color verde o amarillo, mientras que el círculo exterior está compuesto por figuras trapezoidales de color rojo y blanco en el caso de los que tienen un círculo interior verde, y rojo y verde en los que tienen centros amarillos, dispuestas en ambos casos alternativamente.
Layard también logró recuperar muchos ladrillos vidriados y coloreados de Nimrûd (Calah) de mayor interés aún en lo que respecta a la composición de las escenas representadas que en lo que respecta a los colores utilizados, que en su estado actual no se comparan en nada con los de Khorsabad en cuanto a brillantez. El más interesante de ellos (cf. Lámina 12) XXXI) es uno en el que se ve al rey, seguido por el eunuco jefe, recibiendo a su oficial jefe,127 una escena que se representa con mucha frecuencia en los bajorrelieves asirios. Sobre su cabeza hay una “especie de pabellón con flecos” y la única Pág. 281signo restante de una inscripción cuneiforme, mientras que debajo de él hay un diseño en espiral que se ve con más frecuencia en las llamadas obras de arte hititas, aunque también se encuentra como accesorio decorativo en algunas de las esculturas más antiguas de Babilonia (cf. Fig. 27). Los colores predominantes son el negro y el amarillo: el pelo y la barba del rey y sus seguidores, sus sandalias, así como las bolas circulares que se encuentran dentro de cada eslabón de la cadena en espiral son negros, el fondo es de un amarillo claro, el vestido de las diversas figuras es de un tono más oscuro de amarillo y el tocado real es blanco. Como dice Layard: “Este es un ejemplar único de toda una pintura asiria”.
Del resto, los más interesantes están descritos brevemente por Layard en descubrimientos, págs. 166 y 167, e ilustrado en colores en su Monumentos, Serie II, Láminas 53-55. Una de ellas (Lám. 54, 7) contiene una imagen de cuatro cautivos sin pelo y bien afeitados, cuyos cuatro cuellos están atados mediante una cuerda, cuyo extremo sostiene el prisionero que está delante. Dos de los prisioneros llevan taparrabos blancos, mientras que los otros dos llevan camisas blancas largas que se abren por delante. En cuanto a los colores, el fondo es de un azul pálido y las figuras son amarillas. Otro fragmento de gran interés es el reproducido en Monumentos, Lámina 54, 12, en la que se representan dos caballos, un guerrero asirio y un hombre que sostiene una daga. Este último, que está desnudo con la excepción de un taparrabos azul, aparentemente ha sido herido o muerto en batalla. El fondo aquí es verde oliva, mientras que los caballos son azules. En otro azulejo vidriado (Lám. 54, 13), vemos una imagen de la caballería asiria, nuevamente sobre un fondo verde oliva, pero en este caso los caballos son amarillos, mientras que los arreos son azules. Uno de estos ladrillos pintados (Lám. 53, 1) nos presenta una imagen de un pez azul sobre un fondo amarillo; las escamas del pez, sin embargo, están coloreadas de blanco, mientras que en el mismo azulejo hay un hombre atravesado por dos flechas y ceñido con un taparrabos blanco. En otro fragmento (Lám. 53, 3), un Pág. 282Un carro al que van uncidos los caballos es arrastrado sobre una figura desnuda, cuyo cuello ha sido atravesado por una flecha. Un filete al que está unida una pluma rodea la cabeza del hombre. Los caballos son azules, sus arreos son blancos y las ruedas del carro son amarillas. Debajo se ven las cabezas junto con una parte de los escudos de dos soldados asirios. Los cascos son amarillos, pero los rostros están "simplemente delineados en blanco sobre el fondo verde oliva", mientras que los escudos son azules, pero están bordeados con cuadrados alternos de amarillo y azul. Todos estos fragmentos pertenecen al mismo período, pero Layard (lám. 53, 6) encontró otro fragmento que parece ser de fecha anterior: el fondo es amarillo, pero el contorno es negro en lugar de blanco, mientras que las figuras, cuyas cabezas han sido destruidas, están vestidas de la misma manera que los portadores de tributos que traen un mono y otras ofrendas a Ashur-naṣir-pal, como se representa en los bajorrelieves que se tomaron del mismo edificio. El manto exterior es azul, el interior amarillo y los flecos blancos.
Pero la cerámica también estaba decorada con colores; así, el capitán Cros, sucesor de De Sarzec en Tellô, descubrió en este yacimiento cerámica negra con líneas incisas rellenas de pasta blanca, un estilo de cerámica muy conocido en Egipto y en otros lugares, pero que hasta entonces no se había encontrado en Babilonia. En Nippur, por otro lado, se encontró cerámica pintada con rayas verdes y amarillas, mientras que también se descubrieron otros vasos decorados con discos negros y blancos.
Ladrillo vidriado
(cf. Lugar, “Nínive”, Pl. 32)
Foto. Mansell | British Museum |
Ladrillo vidriado, con figura de un rey asirio derramando una libación a su regreso de una cacería. |
En Asiria se han encontrado cerámicas pintadas de forma similar: en Nimrûd, los hombres de Sir Henry Layard descubrieron varios fragmentos de cerámica que aparentemente pertenecían a las tapas de jarras; estaban decoradas con el diseño en espiral, también madreselvas, piñas y tulipanes, en negro sobre un fondo amarillo pálido. Además, en el curso de las recientes excavaciones en Ashur se ha encontrado cerámica prehistórica; las vasijas de arcilla en cuestión estaban decoradas con diseños geométricos en rojo y negro. Pág. 283Los ataúdes también eran coloreados a veces; muchos de los sarcófagos descubiertos en Nippur estaban cubiertos con un esmalte azul, pero aparentemente pertenecían al período parto. También se encontraron sarcófagos vidriados en Warka (es decir, la antigua Erech) así como en la ciudad de Babilonia, aunque también eran productos de un período tardío. No era raro que otros objetos de terracota estuvieran recubiertos con un esmalte vítreo, siendo el color del esmalte generalmente azul o verde. Sin embargo, el color no solo se usaba en Babilonia para decorar edificios, vasijas y figuras, sino también aparentemente para el adorno del cuerpo humano, ya que las excavaciones alemanas en Fâra revelaron la presencia de platos de alabastro coloreados en las tumbas, en algunos casos aún quedan rastros del color. Los colores son negro, amarillo, verde claro y rojo claro. Según el análisis de los colores de los ladrillos babilónicos realizado por Sir Henry De la Becke y el Dr. Percy, citado por Layard,128 “El amarillo es un antimoniato de plomo, del que también se ha extraído el estaño, llamado amarillo de Nápoles, que se supone es un descubrimiento relativamente moderno, aunque también lo utilizaban los egipcios. El blanco es un esmalte o vidriado de óxido de estaño, una invención atribuida a los árabes del norte de África en el siglo VIII o IX. El vidriado azul es de cobre, no contiene cobalto, pero sí algo de plomo; un hecho curioso, ya que este mineral no se añadía como material colorante, sino para facilitar la fusión del vidriado, a cuyo uso, se creía, el plomo sólo se había recurrido en tiempos relativamente modernos. El rojo es un subóxido de cobre”.
CAPÍTULO IX—SELLOS DE CILINDROS[ 129 ]
OEntre las reliquias menores de la antigüedad babilónica y asiria, ninguna es tan numerosa ni tan interesante como los sellos grabados que poseían tanto los reyes como los plebeyos de todas las épocas. La universalidad de su uso en épocas posteriores está atestiguada por Heródoto (I, 195), quien nos dice que en su época todos los habitantes de Babilonia llevaban un sello y un bastón, mientras que la gran cantidad de sellos descubiertos en el curso de las excavaciones proporciona abundante evidencia de su uso generalizado en épocas primitivas.
El sello, por importante que sea en nuestros días, era una comodidad aún más indispensable de la sociedad civilizada en tiempos primitivos, y probablemente fue uno de los primeros inventos que debieron sus orígenes directamente al reconocimiento mutuo de los derechos privados de propiedad. El propósito al que sirvió en primer lugar fue, por supuesto, el mismo que sirve entre nosotros hoy, aunque el sellado de la cubierta de yeso de barro de una jarra de vino, del cordón de un paquete registrado o de la solapa de un sobre de papel, de ninguna manera impide al ladrón robar el contenido en cualquiera de estos casos, pero hace imposible que tal robo se perpetre sin ser detectado, detección no necesariamente del ladrón, sino del hecho mismo, y eso después de todo es el preliminar esencial para el establecimiento exitoso de cualquier demanda judicial. Su uso en tiempos primitivos, sin embargo, fue mucho más extendido, ya que, como bien lo expresa Newberry,130 “Lo que las cerraduras y las llaves son para nosotros, los sellos lo fueron para nosotros. Pág. 285la gente del Viejo Mundo”. Si un hombre salía de su casa durante el día y no quedaba ningún ocupante para vigilar, probablemente se aseguraba a sí mismo y a sus bienes en la medida de lo posible pegando parches de barro en la puerta e imprimiendo su sello sobre ellos de tal manera que fuera imposible entrar en la casa sin romper el sello; en todo caso, el Dr. Ward nos informa131 que vio en un Khan de Hillah, cerca de Babilonia, una puerta de una habitación que contenía bienes pertenecientes a un mercader que estaba fuera de casa, cuidadosamente sellada con trozos de arcilla en los que se había fijado debidamente la impresión del sello del mercader, lo que hacía que el acceso a la casa dependiera de la ruptura de los sellos, y en el conservador Oriente las costumbres de hoy no son meramente las de ayer, sino Pág. 286En general, representan el uso tradicional de cientos, a veces miles de años. Se han encontrado algunos trozos de arcilla sellados, algunos de los cuales servían como tapones para jarras, pero el principal objetivo para el que se utilizaba el sello cilíndrico era la autenticación de escrituras, documentos y cartas.
Higo. 48.—A, un sello cilíndrico en el que se ha conservado el mango.
B, una tablilla de arcilla que contiene la impresión de un sello.
C, D, ilustran la variación de tamaño que presentan los sellos cilíndricos.
Los sellos empleados por los babilonios y asirios diferían de los que se empleaban generalmente en otros lugares, tanto en la forma como en los motivos de los grabados. Tenían la forma de cilindros o rodillos, a través de cuyo centro se insertaba un trozo simple o doble de alambre, generalmente de cobre, aunque a veces de oro y plata, y más tarde también de hierro. En un extremo el alambre estaba sujeto con una abrazadera, mientras que en el otro estaba retorcido formando un bucle (cf. Fig. 48, A) a través del cual se pasaba un trozo de hilo o bramante por medio del cual el sello podía ser colgado alrededor del cuello del propietario o llevado en su muñeca, facilitando al mismo tiempo el alambre el proceso de rodar el cilindro sobre la arcilla húmeda.
La tablilla (K. 382) que se ve en la fig. 48, B, es un buen ejemplo de una tablilla de arcilla que lleva la impresión de un sello cilíndrico. La tablilla, que mide 4-1/8 pulgadas por 2-5/8 pulgadas, contiene los términos de un contrato. La impresión en sí nos muestra un ser mitológico de cuatro alas, como se ve tan a menudo en los bajorrelieves asirios. En cada mano sostiene un pájaro por la pata. Los cilindros a los lados de la tablilla se reproducen a tamaño real; A, C y D (Brit. Mus. Nos. 89319, 89538, 101974) ilustran la divergencia de tamaño que muestran los sellos cilíndricos babilónicos, siendo (C) un ejemplar inusualmente grande y (D) un ejemplo excepcionalmente pequeño, ocupando la gran mayoría de los sellos una posición intermedia entre estos dos extremos; en (A) tenemos un cilindro en el que aún se conserva el asa de metal.
La existencia del mismo tipo de sello en Egipto ya en la época de la primera dinastía se ha utilizado como argumento en apoyo de la teoría de que las civilizaciones primitivas de Egipto y Babilonia eran, en cierta medida, Pág. 287Es cierto que los sellos cilíndricos sólo podían ser útiles cuando se empleaba arcilla como material de escritura, pero no hay pruebas directas de que la práctica de utilizar arcilla para escribir o construir fuera tomada de Babilonia, mientras que la similitud en la forma de las cabezas de maza babilónicas y egipcias primitivas es un argumento aún más incierto sobre el que basar una teoría que de otro modo no tendría respaldo.
Los materiales utilizados en la fabricación de sellos cilíndricos eran muchos y variados. El material más antiguo conocido es la concha, pero el más frecuente es la hematita. Entre otros materiales utilizados se pueden mencionar la serpentina, el mármol, el cristal de cuarzo, la calcedonia, la cornalina, el ágata, el jaspe, la sienita, el jade, la obsidiana, el ónice, la piedra caliza, el esquisto, la madre esmeralda y la amatista. Se han recuperado algunos cilindros de sílex, pero es evidente que este material se empleaba muy pocas veces, mientras que el vidrio se encuentra en una situación aún más rara y se desconoce el metal. El proceso mediante el cual se grababa el dispositivo requerido sobre el cilindro dependía del material del que estaba hecho este último. Los materiales más blandos utilizados en épocas anteriores, como la concha, el mármol o la serpentina, posiblemente se grababan con herramientas hechas de sílex, pero las piedras más duras requerían un instrumento hecho de algún material más resistente. Ward opina que para este propósito se utilizaba esmeril o una determinada piedra llamada corindón. Este último tipo de sellos se empleó en Egipto en épocas muy tempranas y, posteriormente, en Grecia. Los primeros sellos parecen haber sido fabricados enteramente a mano, y la práctica de perforarlos con una cuerda de arco no se introdujo hasta una época posterior. En los límites de un solo capítulo, por supuesto, será imposible revisar todos los innumerables tipos de sellos cilíndricos utilizados por los babilonios y los asirios de diferentes épocas, por lo que sólo podemos destacar uno o dos ejemplos de algunas de las clases más interesantes, por ser bastante representativas de los períodos a los que pertenecen.
Los sellos más antiguos generalmente están hechos de blanco. Pág. 288mármol o concha, y a veces también de lapislázuli y serpentina. Es imposible asignar una fecha definitiva o incluso aproximada a la gran mayoría de los sellos cilíndricos recuperados de los túmulos en ruinas de Mesopotamia, ya que la mayoría de ellos pertenecían a individuos de otro modo desconocidos, pero afortunadamente se han descubierto varios sellos que pertenecen a reyes o funcionarios cuya fecha puede calcularse de forma independiente, y que, por lo tanto, nos dan una ilustración de la competencia a la que se había llegado en el arte del grabado en el período particular en el que vivieron los propietarios de los sellos, y una comparación del estilo artístico exhibido en los sellos que de otro modo no podrían fecharse con aquellos cuya edad se ha fijado de esta manera, nos permite asignarlos con cierto grado de certeza al período al que pertenecen en la historia del arte del grabado de sellos.
El interés de estas pequeñas reliquias del pasado se centra, por supuesto, en las escenas representadas, que son muy diversas y que arrojan un torrente de luz sobre la mitología y esclarecen muchas incertidumbres legendarias en las concepciones teológicas y religiosas de los babilonios y asirios. Cuando no es posible una comparación con sellos cilíndricos reales u oficiales de cierta fecha, la similitud entre el estilo artístico exhibido en el sello en cuestión y el que se ajusta a algunas esculturas de patesis o reyes antiguos nos proporciona la pista necesaria; por último, cuando ambas pruebas fallan, si el sello lleva una inscripción, el carácter de la escritura nos permite a menudo ubicarlo en su clase correcta.
Uno de los primeros gobernantes babilónicos cuyos sellos se han recuperado es Lugal-anda, patesi o rey-sacerdote de Lagash, y el predecesor inmediato de Urukagina, el último rey de la primera dinastía de Lagash. En la figura 1 se reproduce una impresión de uno de los sellos de Lugal-anda. 49Una parte del sello está dividida en dos registros, en el superior de los cuales vemos el águila con las alas desplegadas. Pág. 289Agarrando dos leones, que juntos formaban el escudo heráldico de la ciudad de Lagash. Es de destacar que los leones están tratados con la misma libertad que en el pequeño bloque de Dudu (cf. Fig. 27) contemporáneo de Entemena, uno de los predecesores de Lugalanda. Aquí, como en el pequeño bloque al que se hace referencia, los leones están tratados de una manera muy animada y, en contraste con representaciones anteriores del dispositivo, los leones están mordiendo las alas de su cautivo. A la derecha del escudo de armas de la ciudad hay una inscripción escrita en caracteres muy arcaicos. En el registro inferior tenemos dos toros con cabeza humana, un ciervo, un héroe barbudo que se parece a Izdubar o Gilgamesh, como se representa en otros sellos cilíndricos antiguos, y otra figura que pasa su brazo izquierdo alrededor del cuello del ciervo y sostiene una de las patas delanteras del ciervo en su mano derecha. A diferencia del héroe barbudo, que está igualmente ocupado agarrando la pata delantera de uno de los toros con cabeza humana, está bien afeitado, mientras que su cabello está representado por cuatro proyecciones en forma de lengua. A la izquierda de los dos registros se encuentra el cuerpo y la parte inferior de la cara de un gran toro con cabeza humana, mientras que a la derecha hay dos leones, uno de los cuales se ve hundiendo sus dientes en el cuello de una criatura compuesta, mitad hombre y mitad bestia. Resultará evidente de inmediato que este sello cilíndrico del período sumerio temprano presupone un período indefinido de desarrollo artístico en la práctica del grabado.
En los sellos más antiguos, la escena es, por supuesto, mucho menos compuesta y la mano de obra infinitamente más tosca; con frecuencia encontramos el mismo motivo de águila, pero los animales que araña son generalmente cabras, toros o cabras montesas, como se ve en la Fig. 50, los leones sólo se introducen en una fecha posterior. Aquí tenemos un sello muy primitivo en el que vemos al águila agarrando dos cabras montesas por los cuernos, mientras que un héroe agarra a los mismos dos animales por la pierna. El héroe, el águila y las cabras montesas están representados de una manera muy arcaica y tosca, aunque en las alas simétricamente extendidas del águila parecemos tener un presagio del convencionalismo de días posteriores. Las cabras montesas tienen sus cuartos traseros levantados en el aire, mientras que el águila los agarra por los cuernos, la sede de su fuerza tanto real como simbólica. El sello en sí es más grueso y más corto de lo habitual, y tiene un solo registro.
Pero la simplicidad que suele caracterizar a los sellos cilíndricos del período más antiguo a veces da lugar a una complejidad abrumadora, como en el sello representado en la Fig. 51Los dos registros en que se divide el campo del cilindro se superponen de una manera tan desmesurada que es necesario examinarlos con atención para ver que hay dos registros. El águila es la figura central en el registro superior, con sus garras extendidas por un lado hacia un león atacado por un buitre y por el otro hacia un león que parece estar atacando a un íbice invertido. Debajo, un cazador ocupa la posición dominante; está vestido con la falda corta sumeria, cuyo fleco está representado arcaicamente por una serie de etiquetas, que recuerdan las esculturas fragmentarias del período prehistórico de Lagash (cf. Fig. 25, C), y está rodeado por una multitud de leones y antílopes. Este sello es claramente el resultado de un arte más desarrollado que el reproducido en la Fig. 50, pero a pesar de ello, es de carácter esencialmente arcaico y pertenece al período sumerio temprano.
Uno de los diseños más populares de sellos cilíndricos en los primeros tiempos sumerios es el de una o dos deidades sentadas, a veces acompañadas por el águila. Un ejemplo muy arcaico de esta clase se reproduce en la Fig. 52Los dos seres sentados son ciertamente dioses, a pesar de estar bien afeitados y tener los mismos rasgos vagamente sugeridos que la figura del medio. Se observará que el fleco de la falda corta sumeria de una de las deidades y también del adorador está representado por una serie de etiquetas puntiagudas como en la Fig. 51.
Higo. 50. | Higo. 51. |
Higo. 52. | Higo. 53. |
En la Fig. 53 De nuevo tenemos dos dioses sentados, pero esta vez tienen un gran cuenco entre ellos, del que parecen beber por medio de tubos. Parecen estar sentados en taburetes de campamento, mientras que delante de uno de ellos hay un árbol sagrado. Su vestimenta consiste en una túnica larga, que cubre un brazo mientras deja el otro expuesto y libre, y llega hasta el tobillo, la parte inferior está decorada con un fleco y el cuerpo con un diseño en forma de rama.
A veces, nuevamente, tenemos una representación de un dios sentado en un barco como se ve en la Fig. 54Es imposible decir quién es el dios, aunque su carácter divino queda claramente demostrado por el gorro con cuernos. Pág. 292En vista de que el dios Shamash, el dios del sol, se ve en sus hombros unas ramas o lo que pueden ser llamas de fuego y corrientes de agua, parece razonable suponer por parte del Dr. Ward que el dios no es otro que Shamash. El barco es impulsado a través del río o canal por dos remeros que, junto con el dios, están de pie en el barco. Los dos hombres tienen diferentes tocados, pero los tres están vestidos únicamente con la antigua falda sumeria. En el agua crecen juncos de la altura de los ocupantes del barco, y un jabalí ejecutado de manera muy primitiva ronda este pantano pintorescamente representado. Tanto la proa como la popa del barco tienen una forma similar y están curvadas hacia arriba hasta una gran altura. Si el dios es Shamash, parece probable que aquí, como en otras partes, se lo represente atravesando los cielos en su barca.
Otra serie de sellos cilíndricos arcaicos se refiere a las hazañas heroicas de Gilgamesh y Ea-bani, dos seres mitológicos cuyas conquistas sobre toros y leones les granjearon una reputación y una fama que perduraron hasta los últimos días de la historia asiria. Tenemos una impresión de uno de los sellos de Gilgamesh más primitivos en la Fig. 55El héroe se encuentra entre dos bisontes, uno de los cuales es atacado por un león y el otro por un leopardo, mientras que el inhumano y semibestial Ea-bani ataca al león por detrás. La presencia del leopardo moteado es especialmente notable, ya que rara vez aparece en cilindros posteriores, mientras que la presencia de bisontes que solo frecuentan las tierras altas es un toque arcaico adicional y es una indicación más de la antigüedad de este sello, que debe haber sido grabado en una época en la que el recuerdo de su origen montañoso aún estaba fresco en la mente del sumerio, ya que en el período posterior del arte babilónico, el bisonte da paso al búfalo amante de los pantanos. Todos los detalles del sello delatan las mismas características primitivas y, como es habitual, no hay inscripción.
Ya hemos visto una impresión de sello real, y Pág. 293tenemos en la figura 56 El sello de un rey babilónico posterior pero mucho más famoso, Shar-Gâni-sharri, rey de Agadé. En el reinado de Shar-Gâni-sharri y su hijo Narâm-Sin, el arte babilónico alcanzó su apogeo: la crudeza de las obras anteriores había desaparecido, mientras que todavía no hay rastro del convencionalismo de días posteriores, y la libertad es la nota clave de su éxito. La escena es muy recurrente: un héroe que, según todas las apariencias, es Gilgamesh, está arrodillado sobre una rodilla y sostiene en sus manos un jarrón, de cuyos arroyos rebosantes el búfalo intenta saciar su sed. El sello está grabado con vigor y precisión, cuya audacia solo es superada por el efecto natural que produce. Tanto el héroe como el animal son tratados con una libertad y fidelidad rara vez superadas en el arte oriental, mientras que la fuerza del cuadro reside en el genio del artista y no depende en modo alguno del tema, que no se presta a nada particularmente llamativo o efectivo.
Higo. 54. | Higo. 55. |
Higo. 56. | Higo. 57. |
En la Fig. 57 Tenemos la impresión de otro sello en el que Gilgamesh y Ea-bani son los actores principales. Ea-bani está luchando con un león, pero su compañero está luchando con un enorme búfalo cornudo. Este sello pertenece a la época de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin, reyes de Pág. 294Agade, cuya fecha se determina tanto por el estilo artístico como por el significado de la breve inscripción, que contiene el nombre del propietario, Bingani-Sharali, rey de Agade e hijo de Narâm-Sin. Este sello, que ahora se encuentra en el Museo Británico, fue descubierto en Chipre.132 Los movimientos de Gilgamesh y Ea-bani están representados de una manera realista, aunque la acción del brazo izquierdo de Ea-bani es algo torpe y sin gracia. Lo mismo puede decirse del poderoso y mal diseñado búfalo, y también del antílope debajo de la inscripción, pero el león es decididamente convencional, un hecho posiblemente debido a la ubicuidad de su presencia en los sellos cilíndricos y monumentos de los primeros tiempos sumerios, de lo que tal vez se pueda inferir que la reproducción perpetua del mismo animal ha desgastado con el tiempo la frescura con la que el artista abordó al principio su tema. Pero los sellos de Gilgamesh probablemente alcanzan su clímax en el que se reproduce en la Fig. 58El héroe está enzarzado en un combate mortal con un león, al que intenta derribar. Gilgamesh está representado de frente y con las diversas peculiaridades que parecen haber sido propias de su personalidad única: la barba larga y rizada, el pelo igualmente largo partido en el centro con los tres bucles característicos a cada lado y el cuerpo completamente desnudo salvo por un cinturón estrecho. La acción está concentrada y enfocada en un punto: hay Pág. 295No hay personas, animales o incluso objetos conflictivos en la escena que puedan desviar o dividir la atención del espectador, y la animación con la que se trata el tema es una amplia justificación para la posición aislada y exclusiva que aquí ocupa.
Otro grupo de sellos babilónicos pertenecientes a diferentes períodos muestra la dramática conquista de la deidad sobre el dragón alado. Uno de los ejemplos más antiguos, mejor conservados y más instructivos de estos es un cilindro de concha conservado en el Museo Metropolitano de Nueva York, también publicado por Ward.133 (véase la figura 59). El dragón tiene alas y parte trasera de águila, mientras que sus patas delanteras y cabeza son las de un león; entre las alas de su espalda se encuentra una diosa desnuda blandiendo relámpagos en cada mano. El dragón está atado a un carro de cuatro ruedas, cuya parte delantera es más alta que la trasera, mientras un dios de tamaño desproporcionado conduce el carro y blande un látigo en su mano izquierda. El dragón con cabeza de león aparentemente está vomitando, y su acción recuerda a la de uno de los leones moribundos de los bajorrelieves de Ashur-bani-pal. Sin embargo, puede que esté destinado a representar la expulsión de veneno, aunque si este es el caso, no se ha representado muy acertadamente. Ante este grupo de seres sobrenaturales, se encuentra el adorador que está en el acto de presentar una ofrenda de carácter incierto sobre un altar.
Pero a veces dioses y héroes se encuentran uno al lado del otro en el mismo sello, como es el caso del sello reproducido en la figura. 60La deidad sentada y con cuernos en la cabeza es Shamash, el dios del Sol, de cuyos hombros proceden rayos de luz, mientras que de su regazo brotan corrientes de agua viva. Higo. 60.El dios está vestido con un largo manto que le cuelga del hombro derecho, mientras que el brazo y el hombro izquierdos quedan desnudos, y está sentado en un taburete de tres o cuatro patas. Delante de él hay una media luna, y detrás de él hay una estrella montada en una especie de soporte, mientras en su presencia se está representando una escena típica; dos héroes están tumbando a un león; uno de ellos tiene su pie izquierdo sobre la cabeza del león y está agarrando la cola de la bestia boca arriba con su mano izquierda, mientras está a punto de clavarle un cuchillo en los cuartos traseros con la derecha. El otro héroe se sostiene preparado con un pequeño hacha; su tocado difiere del de su camarada en que está puntiagudo, pero en todos los demás aspectos los dos son iguales. Este sello está hecho de mármol rosa y ahora se conserva en el Museo Metropolitano de Nueva York. Una clase de deidades estaba íntimamente asociada con la serpiente, y el cuerpo de un dios a veces se representa como formado por una serpiente.Higo. 61.bobina de serpiente, como es el caso del sello cilíndrico reproducido en la Fig. 61. El dios en este caso está sentado frente a una diosa que también está sentada y sostiene una copa poco profunda en su mano; sobre su brazo está la media luna, y detrás de ella está la estrella montada como en la Fig. 60La estrella que se representa aquí es idéntica al ideograma sumerio primitivo y determinante de dios, y sin duda tiene ese significado aquí. La diosa tiene una larga Pág. 297La túnica le llega hasta los tobillos, pero su brazo izquierdo y su hombro quedan libres, como en el caso del dios de la Fig. 60Su asiento consiste en una especie de taburete de campamento, una forma de apoyo que el genio de Babilonia parece haber inventado en una fecha muy temprana. El dios con cuerpo de serpiente y barba humana sostiene una rama en su mano, cuyo significado preciso no está muy claro, pero el lugar prominente que ocupa el árbol sagrado en la mitología babilónica y asiria justifica la suposición de que aquí como en otras partes tiene algún significado simbólico. Detrás del dios hay una puerta de cinco barrotes, que debe tener la intención de sugerir la dificultad de acceso a la presencia divina, o bien la necesidad de una introducción a ella. A menos que la puerta fuera abierta por el propio dios, o por algún ser intermediario de carácter divino o cuasi divino, el adorador presumiblemente no podía entrar.
Como ya hemos visto, los sellos cilíndricos nos presentan con frecuencia el aspecto pictórico de una leyenda ya conocida en la literatura. Una de las leyendas más famosas de los babilonios era la que contaba el valiente pero inútil intento de Etana de ascender al cielo sobre las alas de un águila. El águila se elevó cada vez más alto, hasta que por fin vislumbró las puertas del cielo, pero la meta, por alguna razón no indicada, nunca se alcanzó, y tanto Etana como su aeroplano viviente se estrellaron contra el suelo. Tenemos una ilustración de este audaz vuelo en algunos de los sellos cilíndricos del Museo Británico, una impresión de uno de los cuales se da en la Fig. 62Etana está sentado sobre el águila, que lleva su carga en alto a la vista de un perro que lo admira y mira hacia arriba. A la derecha, un pastor vestido con una túnica larga (con el hombro derecho al descubierto, como de costumbre) conduce una oveja con cuernos y dos cabras hacia una cerca de aspecto primitivo: tanto Etana como el pastor llevan barba y pelo largo, mientras que este último lleva un bastón en la mano izquierda. En el fondo hay un hombre desnudo pero también barbudo. Pág. 298individuo, que está sentado junto a una gran ánfora en cuyo contenido parece estar completamente absorto; presumiblemente está realizando operaciones culinarias de algún tipo.
La escena en otros sellos babilónicos es la de un dios atacando a un enemigo concebido por el hombre; esta clase comprende los sellos cilíndricos pertenecientes al período arcaico como Higo. 62.así como los de fecha posterior. La impresión de uno de estos sellos arcaicos se reproduce en la Fig. 63En el centro tenemos al dios, montado en un toro, con la mano izquierda levantada y la derecha empuñando un arma o un látigo; está pisoteando a un enemigo postrado y suplicante, cuya figura está esbozada de la manera más tosca y cruda que se pueda concebir. Como dice Ward, este sello debe datar de la época en que el caballo era desconocido, o en todo caso no se utilizaba en la batalla. En el lado derecho de la impresión, el dios se enfrenta a pie con un enemigo que parece estar armado con un arma en forma de bumerán, como la que usa elHigo. 63.El dios Nin-girsu está armado en la estela del buitre. El dios sostiene en su mano derecha un arma de características inciertas, mientras que entre los dos y de cara al dios hay un diminuto adorador cuya mano está levantada, sin duda en señal de sumisión, hacia su señor divino. A la izquierda, el dios está apuñalando a un toro con cabeza humana con una daga, mientras de la espalda del dios salen rayos, o lo que parecen ser rayos.
En la época de Gudea, patesi de Lagash, y de Ur-Engur y Dungi, reyes de Ur, encontramos un marcado cambio en los méritos artísticos de los productos de los grabadores de sellos. En términos generales, se ejecutan con mucho mayor cuidado. Pág. 299y con una riqueza de precisión totalmente ausente en la mayoría de los grabados calcográficos anteriores, pero lo que ganan en cuidado y atención detallada, lo pierden en el convencionalismo al que ese cuidado y atención han dado origen. No tenemos aquí un boceto aproximado de un artista nato, sino la pintura elaborada de un copista. En la Fig. 64 Tenemos una impresión de uno de los sellos cilíndricos de Gudea. El dios, que probablemente sea Nin-girsu o Ea,134 está sentado en un trono con forma de caja: en cada mano sostiene un vaso, de cada una de las cuales brotan dos arroyos que vierten su contenido en tres vasos que descansan en el suelo, los cuales a su vez se convierten en generadores de manantiales de agua viva. Higo. 64.Frente al dios hay una deidad intermediaria que sostiene uno de los vasos con su mano izquierda y guía al adorador, probablemente el propio Gudea, con la derecha. De los hombros del intermediario emanan dos serpientes, la cabeza de la más cercana se parece exactamente a los extraños reptiles del vaso del mismo patesi (cf. Fig. 90). La identificación de la deidad intermediaria con Ningish-zida se hace altamente probable por la alusión de Gudea a este dios en una de sus inscripciones, donde en su descripción de la manera en que fue presentado a su dios supremo, Nin-girsu, afirma expresamente que “Nin-gish-zi-da, su dios, lo sostuvo de la mano”.
En la Fig. 65 Tenemos una impresión de sello de Ur-Engur, rey de Ur alrededor del año 2400. antes de Cristo La escena representada es familiar: un dios intermediario está en el acto de presentar a un adorador suplicante a una deidad superior sentada en un trono. El dios entronizado tiene una larga barba. Pág. 300y lleva un sombrero redondo que se parece un poco al turbante que usa Gudea (cf. Pl. XXIII). Apoya un brazo en el respaldo de su trono, mientras extiende su mano derecha en una aparente invitación al adorador que se acerca lentamente. El trono en sí, a diferencia de los asientos en forma de caja de épocas anteriores, está provisto de un respaldo, y las patas traseras están diseñadas a semejanza de las patas de un buey. Las deidades intermedias llevan el gorro con cuernos con el que solían cubrirse los dioses de la época de Gudea, mientras que también parecen surgir cuernos de sus cabezas, que curiosamente tienen una forma idéntica a la de la cabeza de terracota descubierta durante las recientes excavaciones en Babilonia.135 La deidad sentada está vestida con una prenda larga y sencilla que le llega hasta los pies, más sencilla que la de las deidades que la acompañan o incluso que la del propio adorador. Este último lleva una túnica larga y un manto con flecos sobre el hombro izquierdo. Ambos intermediarios también llevan prendas largas, que se diferencian, sin embargo, entre sí y también de la del adorador en que están más elaboradas, ya que el introductor divino lleva la más rica. Pág. 301La inscripción se refiere a Ur-Engur, rey de Ur, que posiblemente sea la figura sentada en el trono; en apoyo de esta teoría, vale la pena señalar que los reyes de esta dinastía fueron a menudo deificados mientras aún estaban en la tierra. Ur-Engur fue sucedido por Dungi, la impresión de uno de cuyos sellos cilíndricos se da en la Fig. 66Ambos sellos se conservan en el Museo Británico. Un dios barbudo y con un gorro de cuernos se encuentra de pie ante un altar con forma de vaso alto, del que surge una rama emplumada que puede estar destinada a representar la llama ascendente, mientras que dos largos tallos desnudos con cabezas en penacho cuelgan sobre el altar a cada lado. El dios sostiene en su mano izquierda un arma, cuyo extremo superior está provisto de un mango semicircular lateral, similar al encontrado en Tellô por De Sarzec, y también al representado en el vaso de piedra de Gudea (cf. Fig. 90). En su mano derecha extendida sostiene una flor de tres tallos, que es una réplica exacta de la que se encuentra en las manos de seres míticos en bajorrelieves asirios posteriores. Al otro lado del altar está el suplicante, vestido con la misma prenda con flecos que se ve en la Fig. 65, mientras su mano derecha está levantada en adoración. Detrás de él hay otro adorador cuyo vestido se asemeja al del dios, y que está igualmente coronado con un gorro con cuernos, pero a pesar de esta distinción divina tiene ambas manos levantadas en adoración. Dungi fue sucedido por Bur-Sin, uno de cuyos sellos cilíndricos Pág. 302se ve en la figura. 67La escena varía poco de la que se encuentra en los sellos de sus predecesores. Un dios sentado, un adorador y otra figura adoradora que lleva un tocado divino detrás. El dios lleva un turbante como en el sello de Ur-Engur (cf. Fig. 65); reposa sobre un asiento muy tupido, mientras que sus propios pies y los de su trono descansan sobre una pequeña plataforma baja. El adorador aquí tiene sus manos entrelazadas al frente de la misma manera que las manos de Gudea, en las estatuas de Tellô, pero la tercera figura, a quien Ward describe un tanto humorísticamente como una "diosa con volantes", tiene ambas manos levantadas. En la Fig. 1 se reproduce una impresión de un sello cilíndrico de Gimil-Sin, el sucesor de Bur-Sin en el trono de Ur. 68El dios con turbante y barba larga está sentado de nuevo en un diván ricamente tapizado y elevado sobre una pequeña plataforma. Sostiene en su mano derecha un vaso de dos asas, mientras que su mano izquierda está oculta entre los pliegues de su túnica con volantes. La vestimenta del intermediario es exactamente la misma que la del dios sentado, pero un gorro con cuernos ocupa el lugar del turbante. El adorador que está detrás tiene una mano levantada como su acomodador, mientras que la prenda con flecos que cuelga de su hombro está dispuesta de modo que permite ver su pierna izquierda. Un sello de Ibi-Sin, el último de la dinastía (cf. Fig. 69) presenta el mismo tema, mientras que el tratamiento prácticamente no muestra variación. Se habrá notado que la estrella y la medialuna ocupan un lugar en algunos de estos cilindros, mientras que en otros están ausentes, de lo que se puede inferir razonablemente que eran meros accesorios simbólicos y, como tales, sin importancia vital.
Todos estos sellos llevan inscripciones que contrastan con las del período anterior, y una parte considerable del campo del cilindro está ocupado por escritura en lugar de decorados. Pero con el paso del tiempo esta tendencia se hizo más pronunciada, y durante el período casita, a veces casi todo el sello está ocupado por Pág. 303Inscripción, generalmente de carácter religioso. Así, en un cilindro inscrito con el nombre de Kurigalzu, el rey casita de Babilonia (circulo1400 antes de Cristo) (véase la figura 70) el elemento pictórico se reduce a una única figura, la del adorador.
Higo. 67. | Higo. 68. |
Higo. 69. | Higo. 70. |
Clay publica una impresión de sello sumamente interesante del período casita en El diario del museo, Universidad de Pensilvania (I, 1910, págs. 4-6). Está fechado en el cuarto año de Nazi-Maruttash, rey de Babilonia (circulo 1330 antes de Cristo) (véase la figura 71). Tres hombres barbudos están ocupados arando; uno azuza a los dos bueyes jorobados que están uncidos a la reja del arado, el segundo sostiene los mangos, mientras que el tercero parece estar vertiendo grano en un sembrador unido al arado.
Se ha dicho que esta impresión de sello nos da la representación más antigua del arado babilónico, pero esa afirmación debe modificarse considerablemente a la luz de las primeras impresiones de sellos proporcionadas por Ward (p. 132, Figs. 369, 371, 372). El arado está representado en estos tres cilindros, y todos son anteriores al sello cilíndrico. Pág. 304de Nazi-Maruttash (cf. también la placa votiva de Nippur, Fig. 25, mi).
El Imperio Neobabilónico (625-538) antes de Cristo) heredó las tradiciones estereotipadas del largo período de KassiteHigo. 71.supremacía, y aunque hubo una cierta reacción a favor del elemento pictórico en contra del literario en los sellos cilíndricos posteriores, el estilo del arte permaneció más o menos inalterado, si no inmutable. Un buen ejemplo de una impresión de sello neobabilónico es el que se encuentra en una tablilla fechada en el año 26 de Nabucodonosor (cf. Fig. 72).136 El adorador se encuentra de pie ante una caja rectangular que parece un altar, pero que, según Ward, es el asiento de los dioses. Sostiene dos emblemas, uno un perro y el otro un rayo del dios de la tormenta Adad. La postura, la actitud y el aspecto general del adorador corresponden exactamente a los que se encuentran en los cilindros casitas de Kurigalzu (cf. Fig. 70), y son una buena ilustración del convencionalismo al que el arte mesopotámico posterior quedó tan desesperadamente esclavizado.
El sello cilíndrico se empleó en Asiria desde los primeros períodos de su historia, Higo. 72.y continuó utilizándose hasta la época de los persas, quienes a su vez adoptaron el mismo tipo de sello. Un sello cilíndrico perteneciente al período asirio temprano, es decir, alrededor del año 2000. antes de Cristo, se muestra en la Fig. 73La ejecución es rudimentaria, pero en la escena misma vemos en embrión las hazañas militares de los bajorrelieves asirios tardíos. Un guerrero, montado en su carro de guerra de dos ruedas, está en el acto de disparar una flecha desde su Pág. 305El carro está tirado por un toro, lo que indica que el caballo aún no se utilizaba para la guerra, mientras que las ruedas de cuatro radios Higo. 73.Otro toque arcaico son las ruedas de los carros de los asirios posteriores, que tienen ocho, doce o, a veces, dieciséis radios. El toro, en su loca carrera, pisotea a un enemigo postrado, una escena que se representa con frecuencia en los bajorrelieves; sin embargo, es interesante ver la estrella y la media luna simbólicas de los antiguos babilonios reproducidas en este sello asirio primitivo.
Ya hemos visto al dragón alado en un sello babilónico arcaico (cf. Fig. 59), pero aparentemente no fue hasta la época asiria que el conflicto entre “Bel y el dragón” fue representado en el arte mesopotámico.137 Higo. 74.Sobre un sello cilíndrico asirio primitivo, hoy conservado en el Museo Metropolitano de Nueva York (cf. Fig. 74), tenemos una imagen primitiva de la conquista de Bel-Merodach como representante y encarnación misma del orden, el sistema y el método, sobre el dragón, la personificación del desorden y el caos tumultuoso. El dios está tensando su arco, no aparentemente al azar, sino con la mortífera certeza con la que los dioses presumiblemente pueden apuntar. A pesar de esto, el dios ha tomado la precaución de llevar un carcaj lleno de flechas en su espalda, mientras que está armado con un hacha. El dragón alado de carácter compuesto está erguido sobre sus patas traseras, con la cara vuelta hacia su adversario omnipotente, como en el Pág. 306Famoso bajorrelieve de Marduk y Tiâmat. El dios está acompañado por otra bestia con alas, que sin duda está lista para acudir en ayuda de su señor divino cuando se la pide. Detrás del dios vemos el disco alado y lo que parecen ser dos ojos, mientras que el Higo. 75.En la parte delantera están grabados la media luna de Sin, el dios de la luna, y la estrella de Ishtar. Detrás del dragón hay un árbol sagrado, parecido a una palmera. El árbol sagrado desempeñó un papel muy importante en el arte asirio y es uno de los objetos que aparecen con más frecuencia en los relieves de los muros de los palacios. También se encuentra a menudo en los sellos asirios, un buen ejemplo de los cuales lo ofrece un sello cilíndrico del Museo Británico reproducido en la Fig. 75El árbol sagrado en su forma más convencional ocupa la parte central del cuadro; a cada lado se encuentra el rey con la mano levantada en adoración; su vestimenta (para un rey asirio) es comparativamente simple, pero su tocado es una réplica del sombrero puntiagudo que tan frecuentemente se ve sobre las cabezas de los reyes asirios en los relieves de las paredes del palacio.Higo. 76.Por encima del árbol sagrado se encuentra el dios Asur con su disco alado, del que descienden dos cordones que parecen formar el vínculo externo entre el dios y su adorador, y que recuerdan los rayos que emanan del disco de Atón, y terminan en manos que llevan el símbolo egipcio de la vida, en la famosa estela de Khuenatón, el llamado "rey hereje" de la dinastía XVIII de Egipto. Detrás del rey se encuentra el genio con cabeza de águila alada tan constantemente representado en los bajorrelieves. Esta extraña criatura mítica tiene una mano levantada. Pág. 307mientras que en el otro lleva una cesta del tipo asirio común.
En varios sellos, uno de los cuales se reproduce aquí (cf. Fig. 76), un hombre-pez, o un dios-pez, parecido a la figura encontrada por Layard en relieve esculpido en Nimrûd (cf. Pl. IV) ocupa la posición más prominente. Ashur en su disco alado proyecta nuevamente la sombra de su protección divina sobre el árbol sagrado; a cada lado se encuentra el adorador parecido a Dagan con una mano levantada y sosteniendo una canasta en la otra. Lo sigue un adorador asistente, mientras que detrás, hay un personaje de aspecto guerrero, posiblemente el dios Marduk, que está Higo. 77.a punto de ejecutar venganza sobre un avestruz; con su mano izquierda agarra firmemente el largo cuello del avestruz, y en su derecha sostiene una cimitarra con la que aparentemente pretende cortar la cabeza del ave.
La deidad sedente que aparece en los sellos babilónicos de todos los períodos también se encuentra en los sellos cilíndricos de los asirios. Tenemos un buen ejemplar de un sello asirio del tipo al que se hace referencia en la Fig. 77Un dios barbudo está sentado en una silla con un respaldo alto, como nunca se encuentra en los cilindros babilónicos: las patas de la silla están reforzadas para soportar la pesada persona del ocupante divino por medio de barras transversales, mientras que el respaldo está decorado de manera un tanto grotesca con bolas. Delante del dios hay una mesa o soporte con patas dobles plegables y cubierto con un paño sobre el que se colocan un cuenco poco profundo y dos tortas de pan planas; sobre la mesa hay un pez con la cabeza vuelta hacia el dios. Detrás del dios entronizado se encuentra una diosa, de cuyo cuerpo salen cuatro proyecciones en forma de rayos que terminan en estrellas, la apariencia general Pág. 308El relieve de las proyecciones es parecido al de cuatro cohetes estelares. Delante de la mesa cargada se encuentra el adorador con una mano levantada, mientras que en el campo del cilindro hay una cabra montés, un diseño en forma de ojo, siete bolas y una media luna.
CAPÍTULO X—GRABADO EN CONCHAS Y TRABAJO EN MARFIL
(A) GRABADO DE CONCHAS
TEl arte del grabado sobre conchas en Mesopotamia se remonta a los primeros tiempos de la civilización sumeria. Los grabados más antiguos se realizan sobre conchas con superficies rugosas, de las cuales las de ostras parecen haber sido las más populares.
Algunos de los fragmentos recuperados están claramente formados y diseñados para ser utilizados en incrustaciones, mientras que otros, de forma curva, pueden encajarse entre sí y, en su día, formar parte de un vaso o copa delicadamente moldeado y grabado. Algún tiempo después, el nácar se convirtió en el material popular entre los grabadores, que lo utilizaron con gran provecho. El nácar es, sin duda, más eficaz y llamativo que la concha común, pero tiene sus desventajas e inconvenientes, ya que es frágil y escamoso, y, en consecuencia, el grabador parece haberse visto obligado, por la necesidad del estuche, a limitarse al uso de hojas planas o lascas cuando empleaba este material.
Higo. 78.—(Louvre) Cat., pág. 389. | Higo. 79.-Déc. en Chald., Lám. 46, 4. |
Uno de los ejemplos más antiguos del arte del grabado en conchas descubierto hasta ahora es el que se reproduce en la figura. 78Este fragmento tiene forma convexa y forma de triángulo truncado. Se ve a un león estrangulando a un toro; con una de sus patas delanteras agarra a su víctima por el cuello y la otra está arrojada alrededor y sobre la espalda del toro, mientras hunde sus dientes en el cuello del toro. El estilo general al que se ajusta este grabado, la vista de frente del león, el acto en el que está involucrado y Pág. 310El vigor y la crudeza combinados que caracterizan esta producción recuerdan vívidamente la cabeza de maza de Mesilim, rey de Kish (cf. Fig. 26). La comparación entre ambos es tan sorprendente que difícilmente podemos equivocarnos al asignar esta concha grabada aproximadamente al mismo período, es decir, a la época anterior a Ur-Ninâ, el fundador de la primera dinastía de Lagash. Fue descubierta en Tellô, en las cercanías del pozo de Eannatum, y mide poco menos de tres pulgadas de altura. En la Fig. 79138 Tenemos otro fragmento de un grabado en concha muy arcaico; un toro con cabeza humana y barba veteada es atacado por un águila con cabeza de león; la concha en sí es extremadamente delgada y el grabado muy delicado, pero tanto el diseño en sí como el modo de ejecución dan testimonio de su gran antigüedad. El trabajo en concha de la época de Ur-Ninâ y sus sucesores está bien ilustrado en la Fig. 80. Tenemos aquí un boceto de un hombre que lleva una red; el hombre está bien afeitado y calvo, y su rostro es exactamente del mismo tipo que el representado con tanta frecuencia en las esculturas de la época de Ur-Ninâ. Su única vestimenta es una falda corta "kaunakes", cuyos flecos están representados a la manera característica de las primeras obras de arte sumerias. En su mano derecha lleva unaPág. 311hacha de guerra, mientras con la izquierda sostiene los extremos de dos palos de los que cuelga la red o cesta a la que ya se ha hecho referencia. Esta pequeña reliquia se encontró en el mismo barrio que la anterior y mide poco menos de dos pulgadas de alto. Otro ejemplar interesante de grabado sumerio en conchas está publicado por el Sr. LW King en el Actas de la Sociedad de Arqueología Bíblica, 1910, págs. 243-5. Representa a un héroe barbudo abrazando a un íbice. Cabe destacar que la vestimenta del héroe no consiste en la falda sumeria, sino en un taparrabos. Probablemente el mejor ejemplo de concha babilónica temprana es el que se reproduce en la Fig. 81; el niño saltando es maravillosamente realista tanto en forma como en actitud y claramente ha sido estudiado de la naturaleza. De la obra en nácar de una fecha algo posterior tenemos un buen ejemplo en la Fig. 82. Aquí Gilgamesh está representado en postura de pie sosteniendo en cada mano uno de los largos “bastones” vistos en otros lugares, y específicamente en el famoso jarrón de esteatita verde de Gudea (cf. Fig. 90). Gilgamesh está representado de frente y tiene la larga barba con vetas verticales que se ve tan a menudo en los sellos cilíndricos. Este fragmento mide poco menos de dos pulgadas y media de altura y emanó del mismo lugar. Las placas de nácar oblongas grabadas parecen haber sido utilizadas para la decoración de los mangos de cuchillos o dagas.
Higo. 80. | Higo. 81. (Museo del Louvre) |
Higo. 82. Cat., págs. 393, 401. |
En la Fig. 83 Tenemos uno de los ejemplares mejor conservados y más interesantes de la concha de Mesopotamia. Este fragmento fue descubierto en Warka (Erech), pero es claramente de estilo asirio: los caballos elaboradamente enjaezados nos recuerdan sorprendentemente a los caballos esculpidos en relieve en las paredes del palacio de Ashur-naṣir-pal en Nimrûd (Calah), mientras que la decoración floral delata la influencia egipcia y recuerda los marfiles tallados que se encontraron entre los escombros del palacio de ese rey. Los túmulos en ruinas de la propia Asiria han proporcionado pocos ejemplares del arte del grabado en concha, y los que se han encontrado son de estilo asirio. Higo. 83. (Según Layard.)Las conchas que se han recuperado son en su mayor parte de factura fenicia y de concepción egipcia, ocupando las esfinges y las plantas de loto el lugar más destacado en la decoración. El descubrimiento de conchas grabadas de una fecha aparentemente posterior fue uno de los muchos resultados interesantes que acompañaron a las excavaciones alemanas en Babilonia; varias de estas conchas se encontraron en el suelo de un edificio de Nabucodonosor, algunas de las cuales mostraban influencia egipcia y estaban decoradas con adornos de loto. La concha se utilizaba, por tanto, con diversos fines decorativos, pero en los primeros tiempos a veces servía como material para la confección de un objeto tan utilitario como un sello, como ya hemos tenido ocasión de señalar.
(B) TRABAJO EN MARFIL
A diferencia de las conchas, que los habitantes de las costas del Golfo Pérsico podían recoger fácilmente, Pág. 313En los primeros centros de civilización de la Baja Mesopotamia, muchos de los cuales eran sin duda puertos marítimos en aquellos días, el marfil sólo se conseguía en otros lugares, y no fue hasta que los habitantes del valle extendieron su poder al exterior que pudieron disponer de un suministro de esta sustancia más preciosa, siendo el marfil uno de los principales materiales exigidos por los reyes asirios posteriores a sus diversos príncipes vasallos. Una gran colección de marfiles tallados descubierta en el palacio de Ashur-naṣir-pal en Nimrûd (Calah) nos ofrece la oportunidad deseada de estudiar el trabajo del marfil de la época y de determinar la pericia a la que llegaron a llevar ese arte los artistas de esa época. Lo que llama la atención de inmediato, y con una fuerza abrumadora, en el pequeño grupo de marfiles tallados es que, en lugar de ser un producto de marfil, el marfil es un material que los reyes asirios no pueden obtener. Higo. 84.marfiles en Pl. XXXII Su marcada apariencia egipcia es una indicación segura y cierta de la íntima relación que debió subsistir entre Egipto y Asiria en este período. En la esquina superior derecha tenemos la cabeza de una mujer, representada de frente y con un tocado egipcio: la cabeza está colocada dentro del marco de una ventana estrecha, desde la que mira hacia un balcón sostenido por columnas. En el centro tenemos el fragmento de una cabeza similar, debajo de la cual hay una cabeza de toro. En la esquina superior izquierda tenemos una placa de marfil sobre la que está figurado un rey egipcio en postura de pie, agarrando una planta de loto de su misma altura con su mano izquierda. La planta descansa sobre un soporte, cuya parte superior tiene forma de voluta y se asemeja a los capiteles de las columnas del bajorrelieve de Sippar (cf. Lám. XIV). Abajo, a la izquierda, hay una esfinge de marfil tallada, que en estilo y carácter no es claramente asiria ni babilónica. Pero el ejemplar más interesante de este grupo es el panel de marfil tallado en el que dos mujeres están sentadas una frente a la otra a cada lado de un cartucho rematado por un disco y plumas. El cartucho contiene jeroglíficos egipcios que pueden leerse como "Uben Shu", cuyo significado sería "El dios del Sol". Pág. 314El interior de este cartucho está dorado y los caracteres que contiene están incrustados. Las plumas, que también están incrustadas, son el emblema de Maat, el dios de la verdad, y el disco es, por supuesto, un símbolo del sol. Las dos mujeres son obviamente egipcias; sus tocados, los pliegues de sus prendas y su actitud general dan testimonio de su origen egipcio, mientras que debajo de sus asientos, que consisten en sillas de respaldo bajo, está el signo “ankh”, cuyo significado es “vida”. Este signo, mal llamado “crux ansata” o “cruz con asa”, no tiene nada que ver con el símbolo cristiano; probablemente representaba un cinturón, y lo que antes se consideraba un asa era la parte del cinturón que rodeaba la cintura, y el tallo largo eran los extremos sueltos, y un cinturón que rodeara las partes vitales simbolizaría naturalmente la vida y, en el lenguaje pictórico, llegaría a significarla. Las dos figuras sentadas tienen una mano levantada en señal de adoración ante los emblemas sagrados del centro, mientras que en la otra mano sostienen firmemente un cetro. Debajo tenemos siete muestras fragmentarias más de trabajos en marfil, todos los cuales fueron descubiertos entre las ruinas del mismo palacio y delatan una fuerte influencia extranjera. Las deducciones que estas pequeñas tallas de marfil justifican que hagamos con respecto a los asuntos exteriores de Asiria en este período, se vuelven seguras por la evidencia proporcionada por los cuencos de bronce tratados en el capítulo sobre Metalurgia.
Foto. Mansell | British Museum |
Paneles de marfil tallado de Nimrûd |
Sin embargo, no debe suponerse que todos los marfiles descubiertos en Asiria sean obra de artistas egipcios o fenicios. Algunos, de los cuales se ve un buen ejemplar en la Fig. 84, son tan asirios en estilo y concepción como cualquier bajorrelieve de palacio. El panel de marfil que aquí se reproduce tiene sólo cinco pulgadas de alto. El tema es familiar: un ser mitológico de cuatro alas coronado con un gorro con cuernos, con la mano derecha extendida en la realización de alguna ceremonia religiosa y llevando una cesta en la mano izquierda. No sólo el motivo es de carácter totalmente asirio, sino que la mano de obra y la forma de ejecución llevan el sello inconfundible de Asiria. La masculinidad agresiva de los brazos y las piernas, los pliegues, la disposición y el estilo de las prendas, así como el cabello y la barba fuertemente representados, son todos exactamente paralelos en las figuras que tan a menudo se ven en las esculturas de piedra de la época. A ambos lados del panel en el que está consagrada esta criatura mitológica hay un dispositivo de volutas que se empleó en Babilonia en todo caso desde la época de Entemena de Lagash, mientras que sus pies se apoyan sobre una línea de rosetas que aparecen tan frecuentemente como accesorio decorativo en las obras de arte asirias. La parte inferior de este panel está llena de elementos circulares y en forma de volutas, y en la parte inferior de todo ello hay otra línea de rosetas. Entre los diversos temas tallados en los otros paneles de marfil que emanan de las ruinas del mismo palacio, cabe mencionar los siguientes como de especial interés: un héroe matando a un león, unos asirios recogiendo fruta y Ashur-naṣir-pal acompañado de deidades y asistentes.
Estos paneles de marfil de Nimrûd estaban, como hemos visto, en muchos casos incrustados139 con lapislázuli y dorados, y probablemente se usaban para decorar y embellecer tronos u otros muebles señoriales, y en Pág. 316En relación con este hecho, no es extraño que pensemos en el gran trono que Salomón se construyó, del que se dice que estaba hecho de marfil y revestido del mejor oro (cf. 1 Reyes 18:XNUMX), como también en el palacio de marfil erigido por Acab.
CAPÍTULO XI—FIGURAS Y RELIEVES DE TERRACOTA
ISería paradójico que los artistas babilónicos no hubieran recurrido a la arcilla, que emplearon con tanta facilidad y profusión no sólo en sus operaciones de construcción, sino también para todos los fines de escritura corrientes, en sus intentos de representar la vida humana y animal. Sin duda, este material no se empleó para estos fines con tanta frecuencia como podría haberse esperado, pero esto se debe probablemente a la relativa fragilidad de esta sustancia y a su consiguiente incapacidad para soportar los efectos desintegradores del tiempo y del clima; como la mayoría de los objetos creados por los artistas babilónicos parecen ser de carácter votivo, es obvio que la durabilidad era una de las consideraciones más importantes en su producción. A pesar de este hecho, sin embargo, afortunadamente se ha conservado un número bastante grande de figuras de terracota, algunas de las cuales pertenecen a los períodos más tempranos de la civilización sumeria. Los más antiguos de estos modelos de terracota son extremadamente pequeños en tamaño y toscos en su ejecución. Tenemos un ejemplo muy arcaico en la Fig. 85, A. Los ojos de esta pequeña figura son los rasgos más notables; consisten en bolas aplanadas; los cuerpos de estos pequeños modelos primitivos son tan inacabados como pueden serlo, a veces están diseñados simplemente en forma triangular. En la Fig. 85B, tenemos otro ejemplo del mismo tipo y perteneciente al mismo período, aunque muestra un ligero avance con respecto a la figura precedente. Un tocado grueso o peluca corona la cabeza y en sus manos sostiene un objeto de carácter incierto, ya sea un niño o Pág. 318Un instrumento de música según M. Heuzey. La arcilla, aunque moldeada a mano, está grabada con una serie de líneas delicadas, que probablemente se deben a la aplicación de una herramienta afilada y finamente puntiaguda. Estas curiosas figuras miden aproximadamente una pulgada y media o dos pulgadas de alto.
La siguiente ilustración (Fig. 85, C.) nos traslada del período sumerio temprano al de Gudea. La relativa habilidad alcanzada a través del largo cultivo del arte es suficientemente obvia. La figura es la de un dios, su tocado está provisto característicamente de cuatro pares de cuernos, y a diferencia de las estatuillas votivas de cobre de Gudea, el dios aquí tiene orejas de toro. La parte superior del cuerpo está descubierta, pero la parte inferior, que desafortunadamente no se conserva, evidentemente estaba cubierta por una prenda sujeta alrededor de la cintura por un cinturón. La mano izquierda del dios sostiene un palo o arma insertado en el cinturón, cuya parte superior se ve en la ilustración. Como es habitual, el dios lleva una espesa barba representada por una serie de rayas verticales, pero la disposición de su cabello en dos largas colas que cuelgan sobre su pecho y se rizan en los extremos, es algo peculiar. Esta pequeña placa tiene entre dos y media y tres pulgadas de altura.
Higo. 85.—A, B (cf. Déc. en Chald., Lám. 39; 1, 2). C (cf. Cat., Fig. 183).
D (cf. Cat., fig. 193; Déc. en Chald., pag. 252). (Todo el Museo del Louvre.)
Sin embargo, los sumerios de los primeros tiempos no se limitaron a representar figuras individuales en sus relieves de arcilla, sino que a veces aspiraban a escenas completas;Pág. 319Así en el fragmento reproducido en la Fig. 85En D, vemos a una mujer de pie, con las manos levantadas en actitud devota, y sin duda, si se hubiera conservado el resto de este relieve de arcilla, la veríamos acompañada de su marido, como sucede con tanta frecuencia en los sellos cilíndricos. Su cabello espeso y ondulado cuelga en forma de trenza por su espalda y un ribete elevado rodea su cabeza. El relieve en el que se eleva la figura de la mujer es alto y la mano de obra, aunque tosca, no carece de vida. Este pequeño fragmento mide unas cinco pulgadas de alto y está hecho de arcilla de color gris. En ocasiones, estas figuras de terracota estaban pintadas, como fue el caso de las pequeñas estatuillas masculinas descubiertas en Babilonia en 1910.140
Los asirios, fieles siempre al arte de la imitación, también se interesaron por las posibilidades artísticas de la arcilla, que utilizaban tanto para la construcción de sus casas como para la escritura. Algunas de las figuras o pequeños relieves de arcilla descubiertos en Asiria pertenecen sin duda a la época asiria, pero la gran mayoría de las figuras, lámparas y otros objetos de terracota descubiertos son, con toda seguridad, postasirios.
Higo. 86.—A, B (Museo Británico, núm. 91837). C, E (Museo del Louvre).
D (Cf. Mensaje., No. 5, Abb. 1).
En el Museo Británico se conservan algunas figuras de terracota muy interesantes que representan al dios-pez Dagan (cf. Fig. 86, A, B). Estas pequeñas imágenes tienen sólo unos pocos centímetros de altura, pero el rostro del dios, concebido por el hombre, está tratado con menos convencionalismo que en el caso de los retratos esculpidos de seres humanos durante el período asirio, un hecho que, por supuesto, puede deberse posiblemente a la plasticidad de la arcilla en comparación con la piedra. Estas pequeñas figuras son probablemente asirias y no babilónicas en cuanto a su factura; en todo caso, se descubrió un dios-pez esculpido en relieve a la entrada de un pequeño templo asirio en Nimrûd, que, aparte de otras pruebas,141 es una clara indicación de que el dios-pez era venerado tanto en Asiria como en Babilonia. Pág. 320Parece razonable suponer que el culto a Dagan encontraría naturalmente su origen en los centros aluviales de la civilización sumeria en el extremo sur de Babilonia, Pág. 321donde el agua era un factor muy importante para bien o para mal, pero según Jastrow142 Fue importado del norte al sur, aunque el nombre de un rey de Isin, Ishme-Dagan, que reinó alrededor de 2200 antes de Cristo, demuestra que el dios era conocido y reverenciado en Babilonia al menos desde su época. Por otra parte, es igualmente digno de mención que uno de los primeros reyes asirios conocidos, cuyo reinado debe probablemente asignarse al siglo XIX antes de Cristo, también llevaban ese nombre. Estas imágenes de arcilla de los dioses solían enterrarse como amuletos en los cimientos de los edificios. Otra imagen de terracota de un dios perteneciente al período asirio, y obra de un artista asirio, se ve en la Fig. 86C.143 Esta pequeña imagen fue encontrada, junto con otras dos figuras de terracota, bajo el suelo del patio del palacio de Sargón en Khorsabad. Cada una había sido encerrada en una cápsula de ladrillo como amuleto de cimentación, donde permanecieron intactas hasta que la pala de Botta las sacó a la luz una vez más. La figura aquí reproducida es la de un dios asirio, mientras que una de las otras dos era una criatura mítica y la tercera era un demonio, pero las tres deben haber sido enterradas con el mismo propósito: el dios para cuidar del bienestar positivo de los habitantes del palacio, el demonio para actuar negativamente para alejar las malas influencias, mientras que todas tienen sus contrapartes de piedra en los bajorrelieves recuperados de las ruinas de los palacios asirios. Esta pequeña imagen mide veinte centímetros de alto y está hecha de arcilla grisácea. El dios está vestido con una túnica larga que le llega hasta los pies; su cabeza está coronada con un gorro rodeado por dos pares de cuernos y su barba se ajusta al tipo asirio habitual.144
Se han recuperado varias figuras de terracota de mujeres o diosas desnudas de diferentes épocas babilónicas. Pág. 322y asirios, pero en su mayor parte no son anteriores al período parto, por lo que su estudio no cae dentro del alcance del presente volumen. Sin embargo, hay excepciones a esta generalización, una de las más notables es la de una figura de terracota también conservada en el Louvre y reproducida en la Fig. 86E.145 Se dice que este pequeño modelo fue encontrado en Hillah, cerca de Babilonia; el lugar de su descubrimiento fue una tumba griega, pero se encontró en compañía de sellos y amuletos pertenecientes a un período mucho más temprano. La mujer, de pie, se ve amamantando a su hijo. Los cuerpos de la madre y su hijo exhiben ambos la plenitud característica del arte oriental, pero a pesar de este hecho, hay una delicadeza y refinamiento, así como una visión de los encantos de la naturaleza humana como rara vez se ve en las estatuas y figuras de la antigüedad oriental. También se descubrieron varias figuras de terracota de mujeres desnudas en Nippur en los estratos de Shar-Gâni-sharri y Ur-Engur, mientras que otro ejemplo interesante de una mujer o diosa desnuda se ve en la Fig. 86D.146 Esta pequeña figura de arcilla fue descubierta durante las excavaciones alemanas en Babilonia, un yacimiento en el que se han encontrado numerosas figuras de terracota de mujeres desnudas con y sin hijos; la parte inferior del cuerpo no parece pertenecer a la parte superior representada aquí, sino que es la mitad rota de otra figura de arcilla; sin embargo, nos permite formarnos una mejor idea del aspecto general de estas terracotas cuando estén completas. Ambos fragmentos fueron recuperados en las ruinas del templo de la diosa Nin-Makh y sin duda formaban parte de miniaturas de arcilla de una estatua de piedra de la diosa, que lamentablemente aún no ha sido descubierta. La figura exhibe cierta pesadez, que las espesas trenzas de cabello solo tienden a acentuar. El cabello en sí parece estar cuidadosamente ondulado. Pág. 323y rizado; las manos de la mujer están entrelazadas debajo de sus pechos, mientras usa pulseras en sus muñecas y tobilleras en sus piernas.
Durante las mismas excavaciones se encontró en el templo de Adar una figura interesante de un hombre barbudo, hecha de arcilla cruda y de unos quince centímetros de altura; su brazo izquierdo cuelga hacia abajo y el derecho está extendido y sostiene lo que parece ser un bastón, mientras que en la cabeza lleva un gorro frigio o algo parecido. En el templo de Anu-Adad se encontró una figura de arcilla similar, pero se diferenciaba de la anterior en que estaba provista de un bastón de oro. La figura estaba encerrada en lo que se conoce como cápsula de ladrillo; estas cápsulas a veces tenían sólo unos centímetros de altura, pero en otras ocasiones llegaban a medir hasta cincuenta centímetros. Estas estatuillas encapsuladas se ubicaban generalmente delante de las entradas de las habitaciones. A veces se enterraban figuras de animales y de seres humanos de manera similar en cápsulas de ladrillo; así, los excavadores alemanes descubrieron en Babilonia un modelo de una paloma de arcilla encerrada de esta manera.
Higo. 87. (Música británica) | Higo. 88. (Música británica) |
Entre los modelos de terracota asirios más interesantes se encuentran los de los perros de caza favoritos de Ashur-bani-pal (cf. Fig. 87) encontrados en su palacio de Nínive; estos mismos perros pueden, sin embargo, estudiarse mucho más fácilmente a partir de los bajorrelieves de piedra de este mismo rey, por lo que será mejor prescindir de cualquier consideración detallada sobre ellos aquí. Desafortunadamente, es imposible hablar con certeza sobre la fecha de la gran mayoría de las figuras de arcilla extraídas de las excavaciones. Pág. 324En Babilonia y Asiria se encuentran figuras de dioses y diosas, así como de perros, leones y otros animales. Algunas de ellas están realizadas en bulto redondo, otras están representadas en relieve sobre pequeñas placas. Una de las placas mejor conservadas se reproduce en la Fig. 88Este pequeño relieve de arcilla fue descubierto por Sir Henry Rawlinson en Birs-Nimrûd. Un asistente bien afeitado y semidesnudo está a cargo de un gran perro al que conduce por medio de una correa. El asistente, que está armado con un palo, es más realista que los asistentes de los bajorrelieves de Ashur-bani-pal, pero el perro, aunque vivaz, no se puede comparar con los esculpidos en piedra dura en las paredes del palacio de ese mismo rey. Las innumerables lámparas de terracota que se han excavado de vez en cuando pertenecen en su mayoría a un período tardío, sin embargo es interesante notar que las lámparas de arcilla aparentemente se usaban en un período muy temprano, incluso en la época de Bur-Sin, rey de Ur (circulo 2350 antes de Cristo), una de cuyas lámparas de arcilla fue descubierta en Nippur. Ya hemos señalado que la arcilla probablemente se utilizó ampliamente para hacer moldes para fundir objetos de metal, y es seguro que a veces el escultor la utilizó como material para bocetos (cf. p. 118). Las figuras o estatuillas de arcilla del período anterior se hacían a mano o se estampaban en un molde, pero en ambos casos eran sólidas, en contraste con las terracotas babilónicas de las últimas épocas griega y romana, que generalmente eran huecas en el interior y su exterior estaba recubierto con una especie de pasta con la que el artista intentaba trabajar los detalles del cabello, la ropa y otros elementos externos, mientras que no pocas veces estaban cubiertas con un esmalte vítreo; los colores utilizados eran azul y verde. Pero una consideración de esta obra posterior queda fuera del alcance de nuestro volumen, que se limita a una consideración del período babilónico y asirio.
CAPÍTULO XII—LOZA Y CERÁMICA
SEl tono y la arcilla eran los dos materiales con los que los babilonios y asirios fabricaban por regla general sus vasos, ollas y cuencos, aunque, como hemos visto (cf. Fig. 45), en ocasiones se utilizaba metal para este propósito. Lamentablemente, el estudio de la cerámica babilónica y asiria nunca ha recibido la atención que merece, mientras que en las excavaciones anteriores realizadas en Mesopotamia no se advirtió la importancia de estas reliquias del pasado sin inscripciones, y la omisión de observar los estratos particulares de los montículos en los que se descubrieron respectivamente, así como en algunos casos el hecho de no anotar ni siquiera los sitios donde se desenterraron, ha hecho que cualquier estudio sistemático de la cerámica babilónica y asiria sea virtualmente imposible.
Desde los primeros períodos de la civilización mesopotámica se han utilizado diversos tipos de piedra como material para la fabricación de cuencos y jarrones. Así, en Nippur, los excavadores americanos desenterraron un jarrón de arenisca que llevaba una inscripción de Utug, patesi o rey sacerdote de Kish, cuya escritura era aún más arcaica que la que figuraba en la cabeza de la maza de Mesilim, rey de Kish (cf. pág. 185, fig. 26) y, por lo tanto, presumiblemente de una fecha anterior; parece haber sido dedicado a En-lil como ofrenda de agradecimiento, un testimonio incidental del importante lugar que el dios de Nippur debe haber ocupado incluso en este período extremadamente remoto. Así, también, un vaso de estalagmita de calcita blanca, con una inscripción de Urzage, un rey de Kish que pertenece aproximadamente al mismo período, fue dedicado a En-lil y su esposa Nin-lil.
En Tellô se han encontrado también vasijas de piedra, mientras que en el mismo lugar se encontraron fragmentos de una serie de vasijas de piedra hechas de estalagmita de calcita blanca y con una inscripción de Lugal-zaggisi, el rey de Umma que saqueó Lagash durante el reinado de Urukagina, el último rey de la primera dinastía, y por las inscripciones de estos fragmentos de vasijas sabemos que fueron dedicadas por Lugal-zaggisi a En-lil en E-kur. En el Museo Británico se conserva un fragmento de una vasija de alabastro con el nombre de Urukagina, y en las inmediaciones del edificio de Ur-Ninâ se descubrió una vasija de ónice dedicada a la diosa Bau, mientras que en el mismo lugar se encontró un gran cuenco de basalto de Eannatum, y debajo del templo de En-lil en Nippur se descubrieron fragmentos de una vasija de piedra caliza con una inscripción de Entemena, un rey posterior de Lagash. En Jôkha, donde se encontraba la antigua ciudad de Umma, se descubrieron fragmentos de vasijas y objetos de piedra, mientras que en Fâra, cuyos túmulos en ruinas representan uno de los primeros yacimientos de la civilización sumeria en la llanura babilónica, se recuperaron vasijas y copas de diversas piedras, incluido el mármol. En general, eran de un carácter sencillo, aunque a veces estaban decoradas. Pero Bismâya, gracias a las excavaciones científicas llevadas a cabo por Harper y Banks para la Universidad de Chicago, probablemente haya producido una cosecha más rica y variada de vasijas de piedra que cualquier otro yacimiento de Babilonia. Comprenden cuencos, frascos, platos, tazas, jarras y vasos de todas las formas imaginables; los más altos miden unos treinta centímetros de altura y los mayores unos treinta centímetros de diámetro, mientras que el grosor de las paredes varía entre un octavo de pulgada y poco menos de una pulgada y cuarto.147 Las piedras con las que están hechas varían casi tanto como sus dimensiones, e incluyen mármol blanco, mármol amarillo, alabastro, piedra caliza amarilla, ónix rosado, pórfido, pórfido verde, azul Pág. 327Piedra caliza, piedra caliza blanda y piedra arenisca gris. Casi ninguna de estas múltiples vasijas se encontró completa, pero Banks pudo reconstruir una gran cantidad a partir de los fragmentos que quedaron. Todas estaban pulidas; algunas estaban grabadas con un diseño comparativamente simple, mientras que otras estaban elaboradamente decoradas con figuras de hombres y animales, y algunas tenían incrustaciones de marfil y piedras preciosas. Las inscripciones eran pocas y fragmentarias, ya que no se conocía el nombre del rey ni el templo mencionado, mientras que la escritura es extremadamente arcaica. La parte del montículo en la que se descubrieron estos fragmentos de vasijas de piedra contiene solo los ladrillos plano-convexos característicos del antiguo período sumerio, lo que indica aún más la extrema antigüedad de esta gran colección de cerámica de piedra, y de hecho, la cerámica de piedra parece haber sido suplantada en gran medida por la cerámica de arcilla, más económica y más fácil de trabajar, en una fecha comparativamente temprana, como fue el caso en el antiguo Egipto. La mayoría de los vasos de Bismâya son de forma circular, aunque también se encontraron ejemplos de vasos ovalados, oblongos, cuadrados y con forma de concha. La piedra más utilizada era el mármol, sin duda debido a su relativa suavidad y adaptabilidad al cincel. La curvatura y simetría general de estos vasos es tan perfecta que, según Banks, se debe haber utilizado un torno o algo que cumpliera la misma función que un torno. Las piedras más blandas de este período sin duda se trabajaban con instrumentos de pedernal, como en el caso de los primeros sellos cilíndricos. Los propósitos que servían estos vasos deben haber sido tan diversos como los propios vasos. Algunos parecen haber sido lámparas, otros copas para beber; algunos probablemente se usaron como jarras de agua, vino o aceite, mientras que otros pueden haber sido utilizados como lavabos; algunos se usaban para artículos de tocador, y en un vaso se encontraron rastros de alheña148 Todavía eran visibles en un compartimento y rastros de kohl en el otro.
, a. | Higo. 89. | , b. |
De la cerámica del período temprano del semítico Pág. 328Supremacía en el valle del Éufrates, un jarrón de mármol blanco elegantemente curvado perteneciente a Urumush149 El rey de Kish, descubierto en Nippur durante las excavaciones llevadas a cabo por la Universidad de Pensilvania y que ahora se conserva en el Museo de Pensilvania, nos ofrece un buen ejemplo; mientras que de la cerámica del período algo posterior de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin, los reyes semitas de Agadé, se conserva un “frasco” de alabastro blanco (cf. Fig. 89) descubierto en Tellô y que lleva el nombre de Narâm-Sin es un excelente ejemplar. Consiste en un frasco o redoma bien redondeado de siete pulgadas y media de alto, y tiene inscritas las palabras “Narâm-Sin, Rey de las cuatro regiones”. Otro pequeño vaso de piedra de este rey hecho de mármol fue adquirido por Oppert durante la desafortunada expedición de 1855, cuya inscripción daba la información adicional de que la piedra de la que estaba hecho el vaso provenía de Magan, pero esta valiosa reliquia compartió la suerte de los otros monumentos y placas recuperados por Fresnel y Oppert, y se hundió en el Tigris el 23 de mayo de 1855.150
Se han descubierto numerosos vasos de piedra del último período de la supremacía sumeria, pero ninguno tan interesante ni tan esclarecedor como el de Gudea, patesi de Lagash (cf. Figs. 90 a, b). Este singular jarrón de esteatita verde oscuro mide entre veinte y veinticinco centímetros de alto y reposa sobre una base circular estrecha. Está provisto de un pico muy pequeño que sólo podía dejar pasar una pequeña cantidad de líquido a la vez. La decoración es de lo más elaborada: dos serpientes entrelazadas ocupan la parte central del diseño, sus sinuosas espirales rodean un largo bastón que recorre toda la altura del jarrón, mientras que sus lenguas se ven tocando el borde del jarrón cerca del pico embrionario. Las serpientes están flanqueadas por dos criaturas extrañamente compuestas y altamente míticas que se enfrentan entre sí; en la empuñadura de cada una hay una larga lanza provista de un mango lateral semicircular, una réplica exacta del arma de cobre descubierta por De Sarzec en Tellô,151 El lugar donde también se encontró este vaso. Estos monstruos alados tienen cuerpo y cabeza de serpiente, y están provistos de garras y pezuñas, mientras que sus colas terminan en la picadura de un escorpión; sus cuellos están rodeados de colas retorcidas, y sus tocados consisten en una especie de gorro con cuernos, una indicación de los poderes sobrenaturales de estas extraordinarias monstruosidades. Pero a pesar del carácter altamente mítico de estas criaturas, el artista no ha perdido de vista la apariencia general de la serpiente que, por así decirlo, ha proporcionado la base material y natural para los añadidos antinaturales que su mente imaginativa ha superpuesto, la piel escamosa de la serpiente está representada por medio de fragmentos de mármol incrustados. La inscripción nos informa que este vaso fue dedicado al dios Ningish-zi-da por Gudea para la prolongación de su vida.
Otra vasija de piedra de un carácter bastante singular. Pág. 330es el cuenco de alabastro oscuro del Salón Central de Nimrûd del Museo Británico; está esculpido en relieve con una escena de Gilgamesh y Ea-bani luchando con leones, pero lamentablemente se encuentra en muy mal estado de conservación.
Pero la práctica de hacer vasos de piedra no cesó con la decadencia de la supremacía babilónica; los asirios imitaron a sus progenitores culturales en esto como en todo lo demás. El vaso de piedra más interesante perteneciente a la era asiria es el que lleva una inscripción de Senaquerib (cf. Fig. 91, A). Es una especie de ánfora, aunque las dos asas están casi desgastadas. La forma y las proporciones de este vaso son muy artísticas y las curvas están bien redondeadas. En general, su contorno se parece un poco al pequeño vaso de cristal de Sargón, una reliquia de la antigüedad aún más notable (cf. Fig. 91, C). Otro ejemplo interesante de cerámica asiria se ve en la Fig. 91, B; el vaso, que está decorado alrededor del cuello, lleva las huellas de una inscripción casi borrada y, al igual que el pequeño vaso de cristal de este mismo rey, está grabado con un pequeño león. Tiene una forma diferente a la de la mayoría de los vasos de piedra de la época y tiene un encanto y una belleza propios. Se recuperaron varios vasos y tubos de vidrio de las ruinas de Babil, Kouyunjik y otros lugares, pero su fecha está en Pág. 331En casi todos los casos, la cantidad es incierta. Parece que el vidrio asirio y babilónico se fabricaba de la manera habitual, es decir, mezclando sílice o arena con álcalis, y se le daba la forma deseada con un soplete y se terminaba con un torno, del que a veces todavía se ven las marcas. Es el caso del pequeño vaso de Sargón ilustrado arriba.152
La cerámica del período babilónico tardío está bien ilustrada por el fragmento de jarra de Nabucodonosor (604-561). antes de Cristo) publicado por WL Nash en el Actas de la Sociedad de Arqueología Bíblica (1910, p. 180). La inscripción es muy breve y, aparte del nombre del rey, solo tiene el numeral "uno", que probablemente iba seguido de una medida, pero el nombre de esta última está interrumpido. Esta jarra de piedra, al igual que las jarras asirias, difiere de la mayoría de las vasijas inscritas de épocas anteriores, que suelen llevar una inscripción dedicatoria, mientras que en su forma no se diferencia de las jarras asirias que se ven en la Fig. 91.
Se ha hecho alusión en otro lugar (cf. p. 86) hasta el vaso de mármol que lleva el nombre de Jerjes en escritura cuneiforme y jeroglífica egipcia, pero también se han descubierto varios vasos y fragmentos similares con una inscripción de este mismo rey. Uno de estos vasos fue encontrado por Newton en Halicarnaso, en Asia Menor, y los fragmentos de otro fueron encontrados por Loftus en Susa, mientras que un tercero (cf. Fig. 91, D) recientemente adquirido por el Museo Babilónico de la Universidad de Pensilvania, es publicado por Clay en el Revista del museo (1910, I, pág. 6). Lleva la inscripción real de Jerjes el Grande escrita en cuatro idiomas diferentes: persa, elamita, babilónico y egipcio, el último escrito en los antiguos jeroglíficos y los otros tres en cuneiforme. El vaso mide nueve pulgadas y siete octavos de altura y ocho pulgadas y quince dieciseisavos de diámetro.
Higo. 92.—“Copa presargónica”. | Higo. 93.—“El jarrón más antiguo de Nippur”. |
(Hilprecht, Exploraciones, pags. 407.) |
Aunque la cerámica de piedra parece haberse utilizado con más frecuencia en los primeros períodos de la civilización mesopotámica, no debe suponerse que la cerámica de terracota no fuera también utilizada por los antiguos sumerios y los primeros semitas. Se ha recuperado una gran cantidad de cerámica que comprende cuencos, redomas, vasos planos, copas de cáliz, ollas ovaladas y vasos de todo tipo, tamaño, forma y forma en Tellô, Nippur, Fâra y otros sitios excavados recientemente en Babilonia, y de hecho son tan numerosos y tan variados los vasos en cuestión que solo un estudio largo y sistemático de la masa de material ahora disponible, tan minucioso y exhaustivo como el realizado por el profesor Flinders Petrie de la cerámica egipcia, justificaría cualquier intento de clasificar y datar los diferentes especímenes. Las excavaciones anteriores en Mesopotamia también produjeron una gran cantidad de vasijas y jarras de terracota, pero desafortunadamente hay tanta incertidumbre en cuanto a la localidad de la que vinieron muchas de ellas, e incluso cuando se sabe, generalmente no hay medios de determinar en qué estratos se encontraron (como lamentablemente también es el caso con gran parte de la cerámica descubierta en los últimos años) y, como además no tienen inscripciones, cualquier intento de sistematización en nuestra Pág. 333El estado actual de los conocimientos se basa inevitablemente en gran medida en hipótesis no demostradas ni demostrables. En las figuras 1 y 2 se pueden ver dos buenos ejemplos de cerámica presargónica temprana. 92, 93. Tanto la copa (Fig. 92) y el jarrón (Fig. 93) fueron descubiertos en los estratos presargónicos de Nippur.153 En el mismo lugar se descubrieron otros muchos ejemplares interesantes de cerámica antigua, algunos de ellos aparentemente de color negro y otros de color rojo. En una habitación situada bajo el pavimento de Narâm-Sin se descubrieron dos jarrones que ilustran las notables diferencias de tamaño y forma que presenta la cerámica babilónica antigua; uno de estos jarrones tenía forma de campana y un fondo plano cuyo diámetro era el doble del de su boca, mientras que el otro, de poco más de sesenta centímetros de alto y treinta y cinco centímetros de ancho en la parte superior, estaba decorado con un patrón de cuerdas.154
Entre los resultados menores de las excavaciones en Bismâya estuvo la recuperación de un gran número de jarrones de terracota, algunos enteros y otros sólo fragmentados.155Se encontraron en tumbas, pozos y desagües, así como en las diversas plataformas contenidas en el túmulo y en la propia llanura. Entre siete y ocho metros por debajo de la superficie se descubrieron dos grandes urnas funerarias, mientras que a una profundidad de unos diez metros se sacó a la luz una urna más pequeña. Los primeros ejemplos de cerámica se encontraron a más de quince metros por debajo de la superficie. En los jarrones y urnas más grandes, la arcilla parece haber estado mezclada con paja picada.156 La arcilla en sí es, por regla general, de un color marrón amarillento, pero según Banks, en los primeros tiempos se la quemaba hasta adquirir un color marrón oscuro o negro. Parece que la rueda se utilizó en todos los períodos, aunque no hasta el Pág. 334Exclusión de la cerámica hecha a mano. Uno de los vasos presargónicos de este sitio aparentemente se formaba colocando la arcilla sobre una superficie plana, que el alfarero giraba con una mano mientras daba forma a la arcilla con la otra; como sugiere Banks, este puede haber sido el origen del torno de alfarero. Los vasos de Bismâya varían en altura desde un poco más de una pulgada hasta poco menos de treinta pulgadas, y exhiben todo tipo de formas concebibles. Las superficies de la mayoría de ellos son lisas, pero algunos están decorados con puntos, cuadrados, círculos concéntricos y ranuras. Dos grandes vasos están pintados con las marcas de sus creadores o propietarios en negro, pero Banks los considera postbabilónicos. Algunos de los vasos están provistos de tapas, la tapa de una de las urnas funerarias consiste en una especie de plato; a veces, en el caso de los vasos que fueron enterrados, se colocó una tela tejida sobre la boca y se selló con arcilla. Naturalmente, estos tejidos hace tiempo que se han perdido, pero las marcas de los hilos sobre la arcilla todavía son visibles.157 Un jarrón tiene forma de barco, mientras que otro interesante objeto de terracota descubierto en este sitio es una lámpara que termina en la cabeza de un buey.
Cerámica de Nimrûd | |
Fotografías. Mansell | British Museum |
Cerámica de Nínive |
El capitán Cros descubrió en Tellô unos ejemplares muy singulares de cerámica negra babilónica con líneas incisas rellenas de pasta blanca. Estos vasos no solo estaban decorados con diseños geométricos, sino también con peces, barcos, aves acuáticas y otras escenas fluviales.158 Este tipo de cerámica es muy frecuente en el mundo antiguo. Se ha encontrado en Susa, al este, mientras que en el oeste llegó hasta España. Entre la cerámica babilónica perteneciente al período casita, cabe mencionar especialmente tres vasos descubiertos por Peters y Haynes en Nippur. Estos vasos están decorados con Pág. 335Los objetos estaban decorados con rayas verdes y amarillas y se encontraban en una urna junto con tres cajitas, la mayor de las cuales estaba adornada con botones. Junto con estos artículos se encontraron también más de cien discos y medialunas perforados para colgarlos, en su mayoría de color negro o blanco. Uno de los mejores ejemplos de cerámica tardía es el ánfora de formas delicadas y bien conservada descubierta por Koldewey en Babilonia.159 Pero probablemente debe atribuirse al período romano.
En lo que respecta a la cerámica asiria, nos encontramos en un estado de ignorancia aún mayor, a pesar de la riqueza del material disponible. Botta, Layard y otros excavadores tempranos descubrieron grandes cantidades de cerámica, pero lamentablemente su importancia arqueológica parecía insignificante comparada con toros colosales, bajorrelieves esculpidos o incluso tablillas de arcilla prosaicas, y el resultado de esta apatía, afortunadamente ya superada, es que a veces no se puede determinar el lugar de donde provienen, mientras que en casi ninguna ocasión es posible descubrir el edificio o la localidad inmediata donde fueron encontrados.
Pero las excavaciones científicas llevadas a cabo por Koldewey y Andrae en Ashur arrojarán resultados más satisfactorios en este sentido. Estas excavaciones ya han arrojado luz sobre la cerámica primitiva de Asiria con el descubrimiento de vasijas de arcilla decoradas con diseños geométricos negros y rojos y asignadas al período prehistórico.
Otro interesante ejemplar de cerámica asiria hallado en el mismo yacimiento consiste en un gran jarrón redondo decorado en la parte superior y con dos asas.160
En Pl. XXXIII Tenemos un grupo diverso de cerámica de los túmulos en ruinas de Nínive y un grupo similar de Nimrûd. Las vasijas que se muestran aquí muestran mucha variación tanto en tamaño como en forma, pero poco más se puede decir sobre ellas. Aparte, sin embargo, Pág. 336De los vasos completos de arcilla se han recuperado varios fragmentos de cuencos con inscripciones de reyes de Asiria que reinaron entre 1140 y 681. antes de Cristo Estas inscripciones se refieren principalmente a las diversas operaciones de construcción llevadas a cabo durante el reinado del rey en cuestión. Si estos cuencos estuvieran completos, serían de inmensa importancia para llegar a una idea precisa de las formas y tamaños de los vasos en boga en los diferentes períodos a los que pertenecen. Pero, por fortuna o por desgracia, casi ninguno de los vasos y cuencos bien conservados que se han recuperado hasta ahora tienen alguna inscripción o diseño, y esta es una de las grandes dificultades con las que tiene que luchar el estudiante de cerámica babilónica y asiria. A veces se aplicaba un esmalte de color a la superficie de las vasijas de terracota, pero es difícil decir hasta qué punto prevaleció esta práctica en los primeros tiempos.
Probablemente las dos vasijas más llamativas halladas en las excavaciones sean las numeradas 91941 y 91950, pertenecientes a las colecciones del Museo Británico. La primera es una gran vasija de cuarenta y cinco centímetros de alto y cuarenta y cinco centímetros de diámetro, en la que está representada la figura de un hombre con cola de cabra y garras de águila, mientras que todavía se conservan los restos rotos de una de las asas. La segunda es un vaso de seis asas de sesenta centímetros de alto, en cuyo cuerpo están representadas figuras rudas y animales parecidos a dragones, pero ambos vasos probablemente pertenecen a la época postasiria.
CAPÍTULO XIII—VESTIMENTA, PERFECCIONES MILITARES, ETC.
TEl traje formal de los primeros sumerios no consistía en nada más elaborado que una falda ceñida a la cintura y probablemente hecha de lana. Pero el gusto por la decoración que muestran todos los pueblos primitivos se manifiesta en los sumerios desde una fecha muy temprana, y tratan de aliviar la monotonía muerta de la falda bordeando la parte inferior con un fleco (cf. Figs. 25, 52), en los monumentos más antiguos la franja estaba formada por una serie de tiras puntiagudas. En la época de Ur-Ninâ, la falda con flecos arcaicos dio paso a una falda elaboradamente plisada y con volantes, al menos en el caso de los reyes y magnates (cf. Figs. 26, 27), pero la parte superior del cuerpo quedaba completamente desnuda; sin embargo, a veces se ve a personas de un rango particularmente alto que llevan una falda con una parte superior adjunta, que cubría el hombro izquierdo, como es el caso del líder de la procesión en la tablilla de Ur-Ninâ (cf. Fig. 26), aunque es notable que el propio Ur-Ninâ no lleva aquí ropa en la parte superior de su cuerpo. Más tarde, el rey de Lagash todavía lleva la falda con volantes, pero tiene otra prenda encima: esta prenda superior también estaba hecha aparentemente de lana y se pasaba por encima del hombro izquierdo y debajo del brazo derecho (cf. Pl. XII); sin embargo, como se trata de una escena de batalla, la prenda superior puede ser parte de las insignias militares del rey. Esta costumbre de dejar libres el brazo derecho y el hombro se mantuvo hasta la época de Gudea (cf. Pl. XXIII) y Khammurabi (cf. Pl. XIV).
Las cabezas de la mayoría de las figuras de las primeras esculturas no tienen pelo ni barba, aunque, como hemos visto, Pág. 338visto (cf. pág. 183) No era infrecuente que llevaran cabello largo y barba pronunciada, y a veces se permitía que el cabello de la cabeza (posiblemente una peluca) colgara hasta el cuello (cf. Fig. 25, B, C), a veces recogiéndose detrás y asegurándose con un filete (cf. Pl. XII). Parece que el rey lo hacía cuando estaba en servicio activo, sin duda con el fin de hacer que su casco fuera más cómodo y seguro. Como casi todas estas figuras primitivas no llevan sombreros ni tocados de ningún tipo, ignoramos casi por completo la naturaleza de sus tocados, si es que los tenían. A veces llevaban plumas (cf. Fig. 25, A), mientras que una figura parecida a Gilgamesh en uno de los bajorrelieves sumerios más antiguos (cf. Descubrimientos, Pl. I, 1) en existencia, tiene un tocado plano de carácter indeterminado, la deidad en la misma escultura arcaica lleva lo que parece ser una forma temprana del tocado con cuernos de los dioses en épocas posteriores.
La vestimenta de las primeras mujeres sumerias es algo incierta; si pudiéramos asumir la forma del vestido que se muestra en la pequeña estatuilla de piedra descubierta por De Sarzec en Tellô (cf. Fig. 33, p. 224) como típico, el vestido femenino de la época parece haber consistido en una falda de lana con volantes que colgaba del hombro izquierdo, dejando al descubierto el brazo y el hombro derechos. La longitud del pelo atado con cintas en la estatuilla a la que se hace referencia elimina toda duda en cuanto al sexo, y es digno de mención que el vestido de esta mujer sumeria es exactamente el mismo que el del individuo de la estela de Ur-Ninâ a la que se hace referencia anteriormente, y por supuesto, el personaje que aparece allí puede ser también una mujer (cf. más adelante, p. 186). Pero las pequeñas estatuillas de cobre de mujeres pertenecientes al mismo período muestran siempre el busto desnudo, por lo que es probable que las mujeres de la época usaran generalmente una falda ordinaria como los hombres, estando las prendas suspendidas sobre los hombros reservadas para la élite.
Sin embargo, la vestimenta de la realeza y de los grandes difería. Pág. 339de la del pueblo llano en calidad más que en carácter: así, las faldas de todos los cortesanos de Ur-Ninâ (exceptuando únicamente al distinguido líder de la procesión) son muy parecidas a las de su señor real; pero la calidad es muy diferente, siendo una completamente sencilla, la otra extremadamente elaborada.
En épocas posteriores, lo que había sido la excepción parece convertirse en la regla, y en el período de Gudea, el hombro izquierdo siempre estaba cubierto por los pliegues de la prenda similar a un manto que estaba de moda en ese momento; mientras que el semita Narâm-Sin, de una fecha aún anterior a Gudea, usa una manta que pasa por encima de su hombro izquierdo y se envuelve alrededor de su cuerpo, dejando el brazo derecho igualmente libre. La manta plisada que usa Narâm-Sin encuentra un paralelo sorprendente en las prendas que usan Ning-gish-zi-da y la deidad que lo acompaña en una estela de Gudea en el Museo de Berlín (cf. Suma. y Sem., Taf. VII). El tocado real de Gudea difiere del de épocas posteriores, y probablemente del que usaban los gobernantes anteriores de Lagash: consiste en un turbante bordado, que difiere completamente del gorro de forma cónica que usaba Narâm-Sin en la estela de Pir-Hussein, y de las coronas de forma similar de los reyes asirios posteriores, pero que tiene cierta semejanza con la que usaba Khammurabi en su famosa estela de código (cf. Láminas, XXXIII, XIV; Higo. 31).
Pero mientras que el semita Narâm-Sin lleva una barba larga, el sumerio Gudea sigue siendo imberbe. Así también el semita Khammurabi lleva una barba larga, pero el manto que cuelga de su hombro izquierdo no es diferente al de Gudea, mientras que la vestimenta del dios Shamash en la misma estela está plisada como la de Narâm-Sin, aunque el material parece ser diferente. En un relieve posterior de la época de Nabû-aplu-iddina, rey de Babilonia alrededor de 870 antes de Cristo, el dios Shamash viste una túnica rayada con mangas, y la práctica de dejar el brazo y el hombro derechos expuestos parece haber caído en desuso en esa época (cf. Pl. XIV).
De la vestimenta de las mujeres en los días de Gudea tenemos una buena ilustración en Lám. XXIIILleva un manto con flecos elegantes, que aparentemente era161 Primero se presionaba sobre los pechos y se llevaba bajo los brazos, después se cruzaba en la espalda, pasando los dos extremos sobre los hombros y haciéndolos colgar simétricamente al frente.
Los depósitos funerarios han proporcionado abundante evidencia del uso extensivo de joyas incluso en los primeros tiempos sumerios: así, en Fâra se encontraron collares de amatista, coral, lapislázuli, nácar y ágata, mientras que otros sitios tempranos ofrecen testimonio similar.
Para obtener información sobre los pertrechos militares de los primeros sumerios dependemos principalmente de los bajorrelieves de la época, de los cuales la Estela del Buitre es el más importante. La lanza larga, que aparentemente se sostenía con ambas manos (cf. Lámina 11). XII), era claramente la principal arma de ataque, mientras que también se utilizaban el hacha, el dardo, un garrote o maza, un arma curva (que hasta entonces se consideraba generalmente un palo arrojadizo o un bumerán) y una lanza. Se han descubierto muy pocas armas sumerias, pero además de las enumeradas en el capítulo sobre los metales, se puede mencionar una cabeza de hacha arcaica hecha de ágata, que ahora se encuentra en el Museo Americano de Historia Natural;162 Los caracteres con los que está inscrito tienen una forma algo más cuneiforme que los que se encuentran en los monumentos de Gudea, por lo que puede atribuirse a una fecha bastante posterior. Otra cabeza de hacha, también hecha de ágata, e inscrita con caracteres lineales antiguos, se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York.163 Mientras que en los estratos presargónicos de Nippur se descubrieron numerosas bolas de arcilla cocida y algunos pequeños huevos de piedra, así como flechas de cobre, lanzas, hachas y mazas de piedra. Pág. 341El descubrimiento de flechas pertenecientes a una fecha tan temprana es de considerable interés, ya que se ha sostenido que el arco y la flecha fueron introducidos por los semitas principalmente debido al hecho de que se ha pensado que estas armas no estaban representadas en el arte sumerio primitivo. Pero un ejemplo muy temprano del arco en el arte babilónico lo proporciona un sello cilíndrico de concha arcaico publicado por Ward.164Los seres humanos y los dioses que aparecen en este sello llevan la falda corta sumeria y no la tela escocesa semítica, mientras que la aparición de un bisonte en la cima de una montaña, un animal que sólo está representado en sellos muy antiguos, demuestra aún más la antigüedad del sello cilíndrico en cuestión y, por tanto, del uso del arco y la flecha representados en él. El descubrimiento de bolas de arcilla y proyectiles de piedra también parece proporcionar pruebas del uso de la honda en un período mucho más temprano de lo que se suponía hasta ahora.
Es interesante rastrear la historia del arma en forma de bumerán que porta una de las figuras en el fragmento arcaico del bajorrelieve circular reproducido en la Fig. 25, B. El arma curva165 Puede que en un principio fuera un palo arrojadizo o un bumerán, aunque su forma es el único argumento en apoyo de esta teoría. Pero sea cual fuere su uso original, hay pruebas de que un arma de esta forma se utilizaba como garrote o espada primitiva en un período muy temprano. En una escultura perteneciente a un período ligeramente posterior al bajorrelieve mencionado anteriormente, el arma en cuestión ha perdido su simplicidad y ya no está hecha de una sola pieza, sino que está compuesta de tres piezas estrechas unidas por una serie de anillos. Si este instrumento de forma curiosa solo se hubiera encontrado en manos de gobernantes o dignatarios, los anillos podrían ser meros accesorios decorativos, pero su aparición en la mano de un cazador atacando a un león (cf. Fig. 78) hace que sea obligatorio que busquemos Pág. 342En el caso de los anillos, se buscaba una razón más adecuada y práctica para la existencia de estos anillos. Sin duda, esta forma posterior se adoptó con vistas a aumentar la eficacia del arma. El arma se utiliza aquí en combate cuerpo a cuerpo y, evidentemente, no se utilizaba como un palo arrojadizo en este período, sino más bien como una especie de sable. En una fecha temprana, los sumerios debieron buscar algún medio para hacer más útil su arma y concibieron la idea de sustituirla por una hoja de pedernal u obsidiana; de hecho, se han encontrado numerosas piezas afiladas de pedernal y obsidiana, así como hojas de sierra primitivas con dientes, en ruinas babilónicas tempranas. El problema de fijar esta hoja al mango o al mango encontraría su solución natural en la fabricación de este último, de dos o más piezas entre las que se pudiera insertar la hoja de obsidiana o pedernal, manteniéndose tanto la madera como la hoja en su lugar mediante anillos; de su uso temprano como garrote o sable tenemos evidencia en la concha arcaica reproducida en la Fig. 78, donde se ve al cazador sosteniendo una espada curva. Pág. 343instrumento que se compone de tres piezas de madera unidas entre sí por anillos, como en la Estela del Buitre, obviamente no se utiliza aquí como palo arrojadizo sino como arma para uso cuerpo a cuerpo (cf. también Fig. 94, A.B).
En el período posterior de Gudea encontramos el mismo estilo de arma en uso. En un bajorrelieve recuperado por el comandante Cros de Tellô, y perteneciente a Gudea, vemos un arma curva (cf. Fig. 94, C)166 terminada en una cabeza de león y con una hoja que aparentemente se insertaba en una ranura longitudinal practicada en la madera. A veces, estas armas curvas estaban hechas de una sola pieza de metal, como era el caso de los dos ejemplos descubiertos por el comandante Cros en una tumba babilónica temprana, uno de los cuales se reproduce en la Fig. 94, D. Ambas armas están hechas de cobre y fueron encontradas en un ataúd que consta de dos vasijas en forma de campana unidas con betún. La de la figura es la más elaborada de las dos y, a diferencia de su compañera, aún conserva el mango, mientras que su longitud total es de aproximadamente dieciséis pulgadas. El borde de la hoja estaba, por supuesto, en el exterior de la curva, por lo que el instrumento se parecía a una cimitarra o espada corta curva. Por lo tanto, es posible que la cimitarra, o al menos el arquetipo de la cimitarra, deba su origen a los sumerios.167 La otra arma es de carácter más primitivo y recuerda más vívidamente a los ejemplos anteriores que ofrecen los bajorrelieves, mientras que su hoja es de doble filo. En la época asiria, el extremo curvado adquiere una forma casi circular y el borde exterior está provisto de dientes, como es el caso del cetro que Ashur-naṣir-pal sostiene en su mano (Lám. XXIV). Las armas que porta el propio Eannatum, representadas en la Estela del Buitre, son el arma curva a la que ya se ha aludido, una serie de dardos, algunos de ellos de doble punta, y una lanza larga. Eannatum está en el acto de atravesar la cabeza de un enemigo vencido con su lanza, que sostiene horizontalmente. Pág. 344Según el comandante Cros, los árabes de Irak utilizan hoy la lanza exactamente de la misma manera: primero se la sostiene flojamente por el medio, mientras que la acción consiste en lanzarla con fuerza a través de la mano hasta alcanzar el extremo inferior, pero sin dejar que se escape de la mano por completo; por lo tanto, el arma se utiliza en parte como lanza y en parte como jabalina.
Para obtener información sobre los pertrechos militares en uso en la época de Shar-Gâni-sharri y Narâm-Sin dependemos principalmente de la estela del último monarca mencionado (cf. Lámina 12). XIII), y los fragmentos de bajorrelieve reproducidos en la Fig. 28, B, C. El arco y la flecha parecen ser las principales armas utilizadas por los semitas, aunque la lanza y el hacha también aparecen en los primeros monumentos semíticos. Una característica notable en estas dos esculturas es la ausencia de cualquier tipo de escudo.
Los sellos cilíndricos contribuyen poco a la solución de los múltiples problemas inherentes al estudio de los asuntos militares tempranos, ya que los sellos que están grabados con escenas de batalla son en su mayor parte de origen persa.
Intentar describir el vestuario completo de los asirios sería casi tan difícil como dar una descripción completa y exhaustiva de la indumentaria inglesa actual. Los trajes son tan variados y a menudo tan finamente confeccionados que incluso una breve revisión de los diferentes “modos” excedería con creces los límites de un solo capítulo. Las vestiduras del rey son, por supuesto, las más magníficas y elaboradas tanto en su disposición como en su decoración. En la lámina XV Vemos a Ashur-naṣir-pal, rey de Asiria (885-860 aC) ataviado con sus ropas ceremoniales. En comparación con las vestimentas festivas de sus sucesores, son simples y sin adornos, y son meramente una réplica de las que usa el ser mítico detrás, con la única diferencia de que las del rey están dispuestas de manera que ocultan ambas piernas, dejando expuesta la pierna real. Pág. 345El manto parece estar fuera de lugar con la dignidad real. La prenda interior parece ser una túnica o casulla con flecos, sobre la que se coloca un manto largo con flecos profundos; tanto el rey como su asistente divino llevan una amplia faja en la cintura en la que se introducen dos dagas; pero el manto en sí aparentemente se sujetaba mediante cordones que terminaban en borlas. El tocado del rey, sin embargo, es completamente diferente al de su seguidor; tiene una forma similar a una mitra, con dos colas unidas de manera similar a la espalda. La tiara real que usaron los reyes posteriores de Asiria se ajusta al mismo tipo, solo que está más ricamente decorada y presenta algunas variaciones en cuanto a su forma. Parecería haber sido coloreada, si podemos confiar en la evidencia proporcionada por los ladrillos esmaltados de Khorsabad.168 Los colores eran rojo, blanco y amarillo, este último quizás para representar un galón dorado. A juzgar por su apariencia general, el tocado en sí debía estar hecho de tela.
Ambas figuras aquí (Lám. XV) llevan un brazalete en cada muñeca y dos brazaletes en sus vigorosos brazos, mientras que un collar rodea sus cuellos parecidos a los de un toro. Ashur-naṣir-pal, como todos los reyes asirios, tiene una espesa mata de pelo y una barba muy poblada. Salmanasar II, su hijo y sucesor, lleva una vestimenta muy similar a la de su padre y el mismo tocado cónico (cf. Fig. 44), pero Senaquerib ciento veinte años después ya no se contenta con la vestimenta sencilla pero digna de Ashur-naṣir-pal y Salmanasar, sino que asume un conjunto de túnicas mucho más rico y costoso (cf. Fig. 31). El manto real no está simplemente decorado con una franja, sino que está bordado de forma muy elaborada, mientras que su corona también es mucho más ornamentada que las que usaban sus predecesores de Nimrûd, pero su actitud es precisamente la misma que la de Ashur-naṣir-pal en Pl. XVAmbos reyes sostienen un arco en la mano izquierda y dos flechas en la derecha. El traje real y ceremonial de Ashur-bani-pal contrasta Pág. 346De manera similar a lo que sucedió con Ashur-naṣir-pal y sus sucesores inmediatos, su vestimenta se parecía a la de Senaquerib en su ornamentación general (cf. Pl. XX) mientras que incluso el traje que usa mientras está reclinado comiendo carne en su jardín es mucho más elaborado que el que usa Ashur-naṣir-pal en las ocasiones ceremoniales más elevadas (cf. Pl. XXI).
Existe cierta incertidumbre en cuanto a los materiales que utilizaban los asirios para sus vestidos. Sin duda, muchas prendas estaban hechas de lana o tejidos de lana, como en el otro período, pero también se utilizaba un tipo de algodón, pues Senaquerib afirma que importó árboles que producían lana o pelo del sur y que posteriormente cortaba la lana o el pelo y los utilizaba para la fabricación de prendas.
Existe la misma incertidumbre en cuanto a los materiales utilizados en el bordado, pero no hay duda sobre la habilidad del bordador, que debe haber sido un verdadero artista, a juzgar por las representaciones en bajorrelieve de su obra, un buen ejemplo de lo cual se reproduce en Layard, Lámina 9. Es evidente que no se limitó a los diseños, sino que aspiró a representaciones artísticas y efectos escénicos. Las palmeras convencionales y los monstruos de cuatro alas son los rasgos más llamativos. Uno de estos monstruos agarra una de las patas traseras de un león con cada mano, mientras los leones realizan ataques despiadados contra toros que se resisten pasivamente.
Las mujeres rara vez son representadas en los bajorrelieves asirios, pero al menos sabemos que la dama que tuvo el honor de ser la reina de Ashur-bani-pal estaba tan ricamente vestida como su amo real (cf. Lám. XXI), mientras que ambos llevan filetes ornamentales alrededor de sus cabezas. Las joyas parecen haber sido apreciadas y amadas por el rey asirio y sus cortesanos casi tanto como por las mujeres de hoy, y la demanda de "novedades" debe haber puesto a prueba las facultades inventivas del joyero al máximo. No solo se requerían brazaletes y pulseras, sino Pág. 347También collares, pendientes y baratijas. Estas últimas generalmente tenían la forma de símbolos divinos o astrológicos, siendo uno de los adornos más interesantes que llevaba el rey exactamente igual a una cruz de Malta, y se asemeja mucho a la cruz que se encuentra en los sellos casitas (cf. Fig. 71). Las baratijas estaban suspendidas de un cordón que rodeaba el cuello real, sobre el cual se ve el collar real. Tanto las pulseras como los pendientes muestran una gran variedad de diseños y no poca habilidad en la elaboración. Lamentablemente, sólo se encontraron pocos artículos de joyería (aparte de varios collares de cuentas)169) y de la mayoría de ellos es imposible precisar la fecha, pero gracias a los bajorrelieves podemos hacernos una idea bastante precisa del nivel de perfeccionamiento del arte de la joyería en este período, aunque no podemos estar seguros de los metales utilizados en cada caso particular. En la Fig. 95 Tenemos un grupo de brazaletes de múltiples formas y diseños, en los que la roseta, como es habitual, desempeña el papel principal en la mayoría de los elementos decorativos. En A tenemos un ejemplo de collar real; es sencillo y limpio en su diseño y presenta un llamativo contraste con el que lleva una de las figuras aladas de Nimrûd (cf. B) que está decorado en la abertura con cabezas de animales. Los pendientes que llevan los reyes, guerreros, sacerdotes y seres míticos varían tanto como los brazaletes, aunque existe una cierta similitud entre la mayoría de ellos (cf. Fig. 95). Las gotas son en casi todos los casos largas y con frecuencia tienen una pieza transversal que les da el aspecto general de una “crux ansata”.
Los artículos de tocador de los babilonios y asirios eran sin duda muy similares a los que se usan hoy en día, aunque se han recuperado pocos artículos del tocador, siendo los más notables los peines que ahora se conservan en el Louvre (cf. Figs. 96, 97). Ellos Pág. 349Están hechos de ébano y miden aproximadamente tres pulgadas y media de ancho, mientras que están decorados elaboradamente en el centro con figuras de esfinges o leones, a veces realizadas en calado, a veces en relieve. Los dientes de un lado son grandes y pocos, los del otro son delgados y numerosos. Koldewey descubrió un peine similar en Babilonia, cuyo centro está decorado con la figura de un toro alado.170
Higo. 96. | Higo. 97. |
Las sandalias eran el calzado principal de los civiles, de la realeza o de los plebeyos, según el caso, aunque los pies solían ir descalzos. La sandalia ordinaria tenía una suela fina y una pequeña tapa para el talón, aparentemente hecha de tiras de cuero que a veces se teñían de rojo y azul alternativamente, aunque con más frecuencia toda la sandalia era de un tono rojizo, mientras que se mantenía en su posición mediante un lazo alrededor del dedo gordo y mediante una cuerda que se ataba a través del empeine y se ataba en un lazo. Este era el tipo de sandalia que usaba Sargón. Sin embargo, había una sandalia completamente diferente en boga en la época de Ashur-bani-pal; la suela de esta sandalia posterior era de un grosor considerable, especialmente en el talón, mientras que el cuero superior no solo formaba una tapa protectora para el talón, sino que cubría todo el costado del pie. Pero los zapatos Pág. 350Se usaban, además de sandalias, desde la época de Senaquerib; las representadas en los bajorrelieves son de fabricación torpe, aunque están finamente decoradas con crecientes y rosetas, y aparentemente estaban atadas por delante.
Higo. 98. Lancero a pie (1er período, Nimrûd). |
Higo. 99. Arquero de pie (1er período, Nimrûd). |
Pero los uniformes militares de los asirios muestran una variación mucho mayor que la vestimenta de los reyes, eunucos y asistentes. En el período asirio temprano, los soldados de infantería usaban una túnica corta y un cinturón con flecos, sus cabezas estaban protegidas por un casco puntiagudo; los brazos, piernas, cuello y pies estaban generalmente desnudos, aunque estos últimos estaban ocasionalmente calzados con sandalias sencillas. La infantería incluía arqueros, lanceros y espadachines, mientras que los arqueros a menudo estaban armados con espadas y, a veces, con mazas, y parecen haber formado la élite de los soldados de infantería. Las tres divisiones estaban protegidas por pequeños escudos de mano, y los arqueros a menudo eran acompañados por otro guerrero armado con una lanza, que actuaba como escudero. En el reinado de Salmanasar II vemos con frecuencia a los arqueros vestidos con una larga cota de malla que llegaba desde el cuello hasta los tobillos (cf. Fig. 44), pero en el período de Sargón la diferencia en el equipamiento de los soldados de infantería se hace más pronunciada. Hay al menos tres tipos diferentes de arqueros. En primer lugar, estaba el arquero con armas ligeras, que estaba prácticamente desnudo salvo por un taparrabos, que sostenía un carcaj y una cinta para la cabeza (cf. Fig. 100). A continuación vinieron los más sencillamente equipados de los armados pesadamente (cf. Fig. 101), que estaba vestido con una cota de malla que le llegaba desde el cuello hasta la cintura, debajo de la cual había una túnica con flecos que se extendía hasta las rodillas, mientras que Pág. 351Los pies estaban generalmente protegidos con sandalias y la cabeza cubierta con un casco puntiagudo. La característica principal que diferenciaba la apariencia de los arqueros más fuertemente armados de la de los anteriores era la túnica larga con flecos profundos (cf. Fig. 102), sobre el cual se llevaba una cota de malla similar a la que usaban los arqueros de segunda clase.
Higo. 100. | Higo. 101. | Higo. 102. |
Los lanceros de la época están vestidos de forma muy similar a los arqueros de armas medianas, siendo el elemento más destacable sus cascos, que están coronados por una cresta de un tipo u otro (cf. Fig. 29), mientras que otra particularidad frecuente en su equipamiento es la disposición de sus cinturones que se cruzan entre sí en el pecho y la espalda. Sus pies están generalmente desnudos, aunque a veces calzan sandalias y ocasionalmente botas bajas.171
Parece que el hijo de Sargón, Senaquerib, reorganizó en gran medida la infantería e instituyó un nuevo cuerpo. Los honderos parecen hacer su primera aparición en el reinado de este rey, aunque la honda era conocida en Babilonia incluso antes de la época de Shar-Gâni-sharri (cf. supra, pág. 341). En los bajorrelieves de Senaquerib lo vemos completamente armado con casco, cota de malla, túnica hasta las rodillas, calzas ajustadas y una bota corta, nada de lo cual puede haber contribuido a la eficiencia de sus servicios. Pág. 352Había cuatro tipos de arqueros, dos de armamento pesado y dos de armamento ligero. Los más fuertemente armados (cf. Fig. 103) llevaban túnica, cota de malla hasta la cintura, calzas, botas cortas y casco cónico, y estaban protegidos por escudos largos que llevaba un escudero. La siguiente clase no tenía escudo protector y sus piernas y pies estaban completamente desnudos (cf. Fig. 104). Los mejor equipados de los que llevan armas ligeras visten una túnica corta, llevan una especie de faja peculiar alrededor de la cabeza y sandalias en los pies, mientras llevan espadas cortas a los costados y carcajs a la espalda. Por último, vienen los arqueros con el equipo más ligero de todos, que visten una túnica a rayas.172 que llega hasta las rodillas y es algo más largo por detrás que por delante (cf. Fig. 105). Sus pies, brazos y piernas están desnudos, y las correas forman su único tocado, mientras que rara vez están armados con espadas cortas como los anteriores.
Higo. 103. | Higo. 104. | Higo. 105. |
Al parecer, había dos clases de lanceros en el ejército de Senaquerib: los mejor equipados llevaban una cota de malla sobre sus túnicas, un casco cónico, medias en las piernas y botas en los pies, mientras que por lo general iban armados con una lanza relativamente corta, un escudo convexo bastante grande y la habitual espada corta. La segunda división estaba equipada de forma muy similar a los lanceros de armas ligeras de Sargón, y llevaba túnicas sencillas, cinturones cruzados y cascos con cresta, pero a diferencia de los lanceros de Pág. 353Sargón: suelen llevar mangas en las túnicas, calzas en las piernas, botas en los pies y, a veces, llevan un escudo largo y convexo arqueado en la parte superior en lugar de uno redondo. Otra clase de soldados de infantería merece una mención: están armados con hachas de doble filo que utilizan para talar árboles y despejar el camino para el paso de las tropas. Su equipo se parece mucho al de los lanceros mejor armados. El ejército en la época de Ashur-bani-pal es muy parecido al de la época de Senaquerib: estaba compuesto por arqueros, lanceros, portadores de mazas, guerreros armados con hachas de guerra y honderos. Con respecto a estos últimos, es interesante observar que la pesada armadura de los honderos se ha cambiado por una vestimenta más ligera y útil.173
El arma principal de la caballería en el período primitivo era el arco, aunque también se usaban espada y escudo, pero aparentemente no se usaban mucho. Era costumbre que los arqueros montados fueran acompañados por otro soldado montado cuya función era sujetar las riendas del caballo del arquero mientras este apuntaba su flecha al enemigo. El asistente viste una túnica sencilla y una gorra común, mientras que el arquero tiene un casco puntiagudo, una túnica bordada y un cinturón para la espada. Sus piernas y pies están desnudos para permitirles sentarse firmemente en sus caballos, estos últimos sin sillas de montar. En la época de Sargón, la caballería estaba formada en parte por lanceros y en parte por arqueros. Se usaban regularmente sillas de montar o mantillas parecidas a las que usan los caballos de caballería europeos actuales, mientras que los asistentes desarmados ya no eran necesarios, ya que tanto los arqueros como los lanceros podían manejar sus propios corceles. Los uniformes que usaba la caballería eran, de manera similar, mucho más elaborados que los que usaban los arqueros montados del período anterior. Sus túnicas son ajustadas, pero se expanden debajo de la cintura en una especie de falda escocesa con flecos, usan medias en las piernas y botas largas en los pies. Pág. 354que a veces llegaba casi hasta la rodilla; las principales armas que llevan los jinetes son arcos y lanzas, pero con frecuencia también están armados con una espada corta, mientras que los lanceros ocasionalmente llevan un arco y un carcaj, además de una lanza y una espada (cf. Fig. 106).
En la época de Senaquerib, la caballería ordinaria estaba equipada de manera muy similar; sin embargo, algunos de los regimientos estaban fuertemente armados con una cota de malla que se extendía hasta la parte inferior de la espalda (cf. Fig. 107). En las esculturas de Ashur-bani-pal, los caballos de la caballería a veces están cubiertos con una gran tela similar a la que llevaban los corceles de los carros (cf. Fig. 108), sobre el que se coloca la silla de montar, pero el equipo de la propia caballería muestra poca o ninguna variación respecto al de tiempos anteriores.
Los aurigas forman la última división del ejército asirio que vamos a considerar brevemente. El carro estaba formado por al menos dos personas: el conductor y un guerrero; pero cuando el rey entraba en el campo de batalla en persona, lo acompañaba un escudero o, a veces, dos. Pág. 355Los aurigas llevan escudos y también aurigas. El arma habitual del auriga es el arco, que suele llevar completamente tensado y la flecha en la cuerda; sin embargo, no es raro que vaya ceñido con una espada, mientras que a menudo tiene una lanza a su lado, a su alcance. A veces va simplemente vestido con una túnica, a veces con una cota de malla larga que le llega al menos hasta las rodillas, pero con mangas cortas, sin duda con el fin de facilitar el manejo del arco. O bien dispara sus flechas desde el propio carro, o bien se apea para apuntar con más precisión; en este último caso, el ayudante protege a los arqueros mediante un escudo que sostiene en la mano izquierda, mientras que en la derecha sostiene una lanza o espada con la que repeler cualquier ataque cercano. El guerrero generalmente lleva un casco que a veces está provisto de piezas laterales y frontales hechas de escamas de metal, calculadas para proteger los hombros, la nuca y a veces incluso el mentón, pero el asistente por regla general no tiene ninguna cubierta para su cabeza.
Los carros eran tirados por dos o tres caballos, pero aparentemente nunca había más de un palo; por lo tanto, cuando se enganchaba un tercer caballo al carro, debía estar atado con una cuerda o correa, y probablemente se lo usaba como animal de reemplazo para ocupar el lugar de uno de los otros en caso de que alguno de ellos fuera atravesado por un disparo. Pág. 356eran a menudo muy elaborados, como puede verse en las figuras. 83, mientras que los carros también eran a veces muy ornamentados. Hay dos tipos principales de carros de guerra representados en los bajorrelieves asirios, uno característico del período anterior, cuando Calah (Nimrûd) era la capital del imperio, el otro de la época posterior, cuando la sede del gobierno se estableció en Nínive. Los carros del período temprano son bajos y cortos, las ruedas Higo. 108.siendo comparativamente pequeños, y por regla general sólo teniendo seis radios, mientras que los carros representados en los relieves posteriores son generalmente más espaciosos y también más altos, mientras que las ruedas, que parecerían tener unos cinco pies de diámetro, normalmente tienen ocho radios (cf. Fig. 108). Por consiguiente, una posición en uno de estos carros posteriores proporcionaba al guerrero una buena posición ventajosa para apuntar al enemigo y también para observar la situación. Los palos de los carros de ambos períodos frecuentemente terminaban en la cabeza de un animal, un buey o un caballo, según el caso. A veces se fijaba un travesaño al extremo del palo, que también terminaba ocasionalmente en cabezas de animales; el travesaño a veces era recto y otras veces curvado.
De esta breve descripción del equipo militar de los asirios se desprende inmediatamente lo elaborada que debió haber sido la organización del ejército. Se ha hecho referencia con frecuencia a los cascos de forma cónica de los soldados y a las tiaras de forma similar de los reyes, pero no debe suponerse que todos los tocados asirios fueran cónicos. Se puede obtener una idea de la diversidad de tocados utilizados en Asiria a partir de la selección reproducida en la figura 1. 109La más notable de ellas es la corona con cuernos en el centro. Pág. 357(A), que llevaban los colosales toros alados. Los cuernos, que son el símbolo de la divinidad, ocupan una posición destacada en los tocados de casi todos los dioses babilónicos y asirios, y su presencia en el tocado de un toro con cabeza humana es indicativa del carácter divino con el que dotaron a estos colosos. La parte superior de esta enorme corona o sombrero está decorada con una hilera de plumas, mientras que su cara está adornada con las conocidas rosetas. En (B) tenemos una tiara real, y (C), Pág. 358(D), (E) y (F) ilustran los diferentes tipos de filetes que se usaban alrededor de la cabeza, mientras que (G) a (M) muestran los diversos tipos de cascos utilizados en el ejército asirio.
Sin embargo, las armas ofensivas y defensivas de los asirios presentan variaciones aún mayores que sus cascos. Se han conservado pocas armas reales, pero gracias a la gran cantidad de bajorrelieves que Botta y Layard han rescatado de los túmulos en ruinas de Asiria, podemos formarnos una idea de la amplitud de la armería asiria. Las armas del soldado ordinario son bastante sencillas en su carácter, pero las que llevan los reyes, semidioses o visires suelen ser las más ornamentadas. En la figura 1. 110 Tenemos una selección de las armas más llamativas representadas en los bajorrelieves. (A), (B), (C) y (D) nos muestran cuatro tipos diferentes de picas empuñadas por los guerreros de Asur; varían en longitud y sus empuñaduras difieren, pero todas tienen un diseño más o menos Pág. 359La hoja de las flechas (E) tiene una forma más pequeña y romboidal, mientras que las puntas de las flechas (E) tienen la misma forma. Las dos extremidades del arco desde el que el rey lanza sus flechas infalibles al corazón del enemigo, el león o el toro salvaje, y que también utiliza en la realización de ceremonias religiosas, a menudo terminan en la cabeza de un pájaro (F). Pero aunque las flechas en sí mismas tienen una apariencia muy práctica, los carcajes en los que reposaban cuando estaban “fuera de servicio” son más elaborados (cf. (G)-(L)). El más grande de estos carcajes podía albergar hasta cinco flechas (cf. (L)), pero el número normal parece haber sido cuatro. El carcaj se colgaba de la espalda mediante cuerdas (cf. (G), (J) y (L)). Las espadas parecen haber sido generalmente rectas ((M) (N)), aunque a veces curvas (O). La empuñadura de la espada estaba frecuentemente adornada con varias cabezas de leones, mientras que la vaina misma estaba decorada a menudo con leones, cuyo resultado es altamente ornamental y efectivo. El cetro era un arma ceremonial, inofensiva sin duda, pero elocuentemente simbólica de la realeza (cf. (P)), mientras que la daga (Q), por otro lado, es blandida de una manera sumamente alarmante por las monstruosas composiciones retratadas en los muros del palacio de Ashur-naṣir-pal.
Pero, con mucho, el invento militar más formidable de los guerreros asirios fue el ariete; el ariete se dirigía hacia la muralla de la ciudad sitiada mediante una torre móvil, en cuyo refugio se podía trabajar con eficacia y seguridad, formando así la torre y el ariete juntos un factor muy potente tanto en operaciones ofensivas como defensivas. Estas torres móviles no eran en absoluto uniformes, sino que variaban tanto en tamaño como en altura, y a veces estaban coronadas por torres (cf. Fig. 111 (A)) desde donde las fuerzas atacantes podían lanzar sus flechas sobre el ejército asediado con impunidad, en otras ocasiones eran bastante bajas y tenían forma de torpedo, y las más grandes descansaban sobre Pág. 360seis ruedas (cf. Fig. 44), y el más pequeño, de cuatro (Q). El ariete en sí también variaba: a veces se colocaba en un ángulo inclinado hacia arriba (A), siendo su extremidad saliente al mismo tiempo más pesada y más gruesa que el asta, pero más habitualmente el ariete se fijaba horizontalmente y puntiagudo como una lanza (B), y la torre a veces estaba armada con dos de estos arietes (C). Los escudos más notables aquí representados son los grandes escudos, desde detrás de cuyo refugio el arquero podía apuntar y Pág. 361Los lanceros podían disparar a su antojo, mientras que el escudo era sostenido en su posición por un escudero (cf. (D), (E), (F)). Estos grandes escudos eran generalmente verticales (F), pero a menudo curvados en la parte superior para proteger la cabeza del arquero de los proyectiles del enemigo (D), mientras que a veces todo el escudo era curvado (E). Pero los lanceros no necesitaban tal protección, un pequeño escudo de mano que pudieran llevar ellos mismos era el único tipo de defensa que no anularía completamente su utilidad en el campo de batalla. Estos escudos variaban en forma y tamaño; eran generalmente redondos (cf. (G)-(K)), pero a veces curvados y oblongos (L), mientras que en otras ocasiones eran cóncavos en el cuerpo, ovalados en la parte superior, rectos en la parte inferior y decorados con un saliente en el centro y un diseño grabado alrededor del borde (cf. (N)). Otro tipo de escudo tenía una forma parecida a un rombo (O), pero todos tenían sus asas en el centro. A menudo, los grabados eran muy elaborados y los diseños estaban formados por una disposición de líneas rectas ((G) y (P)), figuras geométricas ((H) y (L)) o círculos de rosetas ((I) y (J)). Uno de los escudos ilustrados aquí se diferencia del resto porque tiene su cara exterior entallada como el borde de una sierra, y debe haber servido tanto para fines ofensivos como defensivos (cf. (M)).
Pero los asirios hacían la guerra “terra marique”, es decir, tanto en el mar como en tierra firme, y en la Fig. 112 (A) Tenemos un ejemplo de una de las galeras de guerra utilizadas por Senaquerib en su persecución de los rebeldes babilónicos a través de la desembocadura del Golfo Pérsico. Es un birreme, es decir, un barco con dos hileras de remos; debajo están los remeros, mientras que los guerreros están apostados en una cubierta superior. El barco tiene forma de cúter en la parte delantera, pero la popa termina en una amplia curva ascendente, y hay un mástil y una viga transversal asegurada por vergas en la parte delantera de la galera. El rumbo del barco se gobierna por medio de dos remos accionados desde atrás, que difieren en forma de los utilizados para propulsar el barco. Pág. 362En (B) tenemos otra variedad de este tipo de embarcación: aquí ambos extremos de la embarcación son curvados, las extremidades son cuadradas en lugar de puntiagudas como en (A), y además no hay mástil, pero en (C) tenemos un tipo de embarcación completamente diferente; es una embarcación abierta con solo una fila de remos y no hay guerreros a bordo. Solo hay cuatro remeros y sus remos son totalmente diferentes de los utilizados en las galeras de guerra, los remos de las galeras se asemejan a palas de mango largo, mientras que los de aquí no son diferentes a palos de hockey. Tanto la proa como la Pág. 363Las partes de popa son curvas, terminando en una cabeza de caballo, y en el centro de la embarcación hay un mástil. La costumbre de decorar los extremos de una embarcación con una cabeza de animal, sin duda se originó entre los fenicios, que eran el pueblo marítimo del mundo oriental. En una de las escenas de las puertas de bronce de Balâwât vemos a Salmanasar II recibiendo el tributo de las naves de Tiro y Sidón (D); estas naves, o más bien botes, son curvas en ambos extremos, mientras que tanto la proa como la popa están representadas con cabezas de camellos. Sólo se necesitan dos hombres para manejar la embarcación pesadamente cargada, uno de los cuales aparentemente está al timón, mientras que el otro tira de la embarcación con la ayuda de un remo muy pesado y de aspecto tosco. Pero las galeras de guerra no eran las únicas embarcaciones en uso en la época de Senaquerib; se utilizaba una embarcación más ligera y mucho más pequeña para el transporte de mercancías (E). El cargamento ocupa el centro de esta extraña embarcación, a cada lado de la cual dos remeros reman afanosamente. Por extraño que parezca, parecen remar en direcciones opuestas, pero posiblemente debamos atribuir esta anomalía a la ignorancia del escultor en cuestiones náuticas; los remos son muy diferentes de los que se emplean en los acorazados, pero son exactamente los mismos que se utilizan en la balsa de carga de arriba (F); la balsa parece estar cargada con grandes bloques de piedra; la balsa de madera por sí sola es claramente incapaz de soportar un peso tan pesado, y la flotabilidad necesaria se logra atando pieles infladas a la parte inferior de la balsa. Parece que se utilizó una especie de balsa de juncos para atravesar los distritos pantanosos de la Baja Mesopotamia (H), las cañas se atan entre sí mediante mimbres y el agua se excluye mediante una cubierta de cuero o una capa gruesa de betún. Estas embarcaciones de junco a veces adoptan la forma de balsas planas, mientras que otras veces se asemejan a canoas.
CAPÍTULO XIV—VIDA, MODALES, COSTUMBRES, LEYES, RELIGIÓN
(A) EL PERIODO SUMERIANO TEMPRANO
1. LEYES, COSTUMBRES Y COSTUMBRES
TGRACIAS a los infatigables trabajos del Padre Scheil y del Sr. Thureau-Dangin, y al admirable trabajo del Sr. Genouillac en Sociedad sumeria, en el que este erudito publica, traduce y comenta muchas de las primeras tablillas de Tellô, podemos obtener una idea muy precisa de los usos y costumbres de los sumerios en la época de la primera dinastía de Lagash.
Una investigación de las condiciones de cualquier sociedad comienza naturalmente con una breve consideración de las leyes que regulaban el proceso de propagación del que depende en última instancia la continuidad y la prosperidad de la comunidad. Parecería que desde los primeros tiempos sumerios el matrimonio se consideraba a la luz de un contrato legal, y el divorcio, de manera similar, sólo podía efectuarse mediante un procedimiento legal. Pero las leyes matrimoniales sumerias de la época de Lugal-anda y Urukagina diferían de las leyes europeas de hoy en al menos un punto importante: el contrato lo celebraba el hombre con su suegro y no con su futura esposa, y, en consecuencia, en caso de divorcio, era el suegro y no la esposa divorciada quien tenía derecho a la satisfacción.
La poliandria evidentemente no era desconocida, pues Urukagina tuvo ocasión de aplicar el máximo rigor de la ley para reprimirla, aunque hasta entonces no había sido tolerada de ninguna manera, sino que, por el contrario, ya era considerada como una Pág. 365El harén era considerado un delito penal, y no sólo era así, sino que incluso la poligamia parecía estar desaprobada, pues expresiones como «la esposa del sacerdote de Nin-girsu» o «la esposa de la patesi» sugieren implícitamente que sólo había una dama en él, y que no había riesgo de confusión en el asunto. Sin embargo, es muy posible que la patesi tuviera una esposa oficial, al igual que los sacerdotes de Amón o los reyes de Egipto, ya que las otras damas del harén no tenían el mismo rango que la esposa real ni disfrutaban del mismo apelativo distintivo, pero esto, por supuesto, es una cuestión de conjeturas. Sea como fuere, hay abundantes pruebas que demuestran que los sumerios se comparan muy favorablemente con otros pueblos primitivos en su consideración y trato a las mujeres. Los sacerdotes podían actuar como agentes libres en materia de propiedad y podían ser testigos legales de los contratos, mientras que las viudas estaban especialmente protegidas contra la extorsión de los poderosos y los muy pobres estaban legalmente protegidos contra la rapacidad del sacerdote, que exigía una especie de diezmo a los miembros de la comunidad. Otras dos reformas sociales llevadas a cabo durante este reinado son dignas de mención en este sentido: una fue la abolición del impuesto que hasta entonces se aplicaba a las partes en un divorcio y la otra, la reducción de los honorarios funerarios de los sacerdotes. Pero a pesar de los controles que se consideró necesario imponer al sacerdocio extorsivo, el servicio a los dioses merecía una recompensa especial, y así fue que, de acuerdo con este principio, un huérfano, hijo de una sacerdotisa de la diosa Bau, recibía una pensión mayor que los demás huérfanos.
Pero además de lo que se podría denominar deberes domésticos y familiares, se esperaba que las mujeres desempeñaran otras funciones incluso en la época de Urukagina. Algunas mujeres se dedicaban a los servicios más serviles de los dioses y atendían las ofrendas del santuario; otras eran empleadas como tejedoras, mientras que otra clase de mujeres vinculadas a la corte se ocupaban de Pág. 366Se dedicaban al cuidado de ovejas, cabras y otros pequeños animales domésticos. Algunos eran porteros y algunos se dedicaban al arte de la peluquería.
Como era de esperar, los oficios que ejercían los hombres eran más numerosos y variados. El oficio de construcción de barcos ocupaba a un número considerable de los hombres de Lagash, mientras que los carpinteros y los fabricantes de muebles también parecen haber tenido mucho que hacer. El oficio de curtidor floreció de manera similar, y entre los oficios más estéticos que se practicaban, pueden mencionarse específicamente la perfumería y la joyería, mientras que de la pericia a la que se había llegado en el arte de trabajar el metal y tallar la piedra, tenemos abundante evidencia en los numerosos bajorrelieves, figuras y estatuillas que han llegado hasta nosotros. Una gran parte de la población trabajadora eran jardineros o labradores de la tierra, ya que los babilonios habían emergido hacía mucho tiempo de la etapa beduina de la civilización primitiva y se habían establecido en la tierra, que cultivaron aparentemente con gran éxito. Entre los animales domésticos de los que se valieron, pueden destacarse específicamente la vaca, la oveja, el asno y la cabra. El asno se utilizó tanto para montar como para fines de tiro. El buey era el animal principal de trabajo, y sus servicios eran necesarios tanto para las labores de riego como para el transporte de materiales de construcción, aunque el asno también se empleaba a veces para estos fines y otros similares. El buey se utilizaba además como alimento, mientras que las vacas se reservaban aparentemente para la cría y para el suministro de leche, con la que se hacía mantequilla y posiblemente también queso. Las ovejas se criaban con el doble propósito de proporcionar lana como material para la vestimenta y carne para el consumo; algunas razas se consideraban especialmente valiosas por su lana, mientras que otras eran especialmente apreciadas por su sabor como artículo de dieta, aunque algunas se utilizaban para ambos fines. Parece que era costumbre ofrecer la carne de oveja, total o parcialmente, a los dioses ante los mortales. Pág. 367El hombre se atrevía a participar de ella, y la lana esquilada se entregaba a la tejedora del harén. La oveja que disfrutaba del especial patrocinio real era de color blanco, y por lo tanto era presumiblemente la más rara y la más valorada, mientras que la raza más común era la marrón. El macho o cordero era generalmente seleccionado para el sacrificio a los dioses con preferencia a la hembra. El cabrito parece haber sido considerado como un medio de intercambio, en todo caso la renta se pagaba por medio de cabritos, o a veces ovejas, mientras que la cabra a menudo servía como víctima de sacrificio, como hemos visto en otras partes.174 Los cabritos de la diosa Bau eran cuidados por las mujeres del harén, aunque también a veces por los pastores. Las cabras y las ovejas eran muy apreciadas por su lana, destacando especialmente dos especies, una de ellas llamada cabra de vello blanco y la otra de vello negro. Otros animales de carácter anodino también desempeñaban un papel importante en la vida del pueblo, así como en el servicio a los dioses. Las aves también formaban parte de las ofrendas debidas a los poderes superiores, siendo las principales, al parecer, el ganso, el pato, el pollo y la tórtola.
La fertilidad del suelo favoreció naturalmente su cultivo ya en los primeros tiempos. En la época de Urukagina, una parte de las tierras pertenecía a los dominios reales, mientras que el resto estaba ocupado por particulares. Los cereales, como el maíz y la cebada, se cultivaban con éxito, como en tiempos de Heródoto.175 Mientras que una parte del terreno estaba reservada para árboles frutales y productos vegetales.
Pero la tierra no estaba enteramente dividida en tierras de la corona y propiedades territoriales, la “pequeña propiedad” representaba una cierta cantidad de tierra disponible, y parece que incluso las mujeres pobres tenían a veces sus pequeñas parcelas; sin embargo, los pequeños propietarios eran a menudo víctimas del capitalista extorsionador, y sus injusticias de vez en cuando Pág. 368En ocasiones, los funcionarios encargados de reorganizar los terrenos tenían mucho cuidado de distinguir entre las tierras cultivables y las que no podían cultivarse. La supervisión de las propiedades reales exigía, como era de esperar, el empleo de todo un ejército de funcionarios agrícolas con diferentes grados de responsabilidad y diversas tareas que desempeñar. La agricultura en la época de Urukagina, al igual que hoy, implicaba una serie regular de operaciones: había que arar la tierra, sembrar la semilla, recoger la cosecha y, por último, pero quizás el más importante y el más laborioso de todos, estaba el trabajo de irrigación, que en una tierra sujeta a inundaciones en invierno y a un calor semitropical sin lluvias en verano requería una atención constante y una cantidad infinita de trabajo duro. La excavación de canales, incluso en nuestros días, con todos los aparatos a disposición de la ciencia hidráulica moderna, no es en absoluto una tarea fácil ni de rápida realización, y podemos comprender fácilmente que el trabajo no era menor ni el proceso más sencillo hace unos cuatro o cinco mil años. El trabajo de irrigación, tan esencial y tan arduo, no se dejó en manos de la iniciativa individual, sino que lo emprendió el estado y formó uno de los principales departamentos de obras públicas, y los primeros gobernantes de Lagash parecen haber estado tan orgullosos de sus logros en ingeniería de irrigación como de sus triunfos en el campo de batalla. Las personas empleadas eran ingenieros regulares o peones que se dedicaban a la obra por el momento. Pero el trabajo de irrigación no terminó con la excavación de los canales; hubo que idear algún medio para transportar el agua desde los canales hasta el suelo. Sin duda, en épocas anteriores esto se hacía por medio de una máquina manual, que tal vez consistía en un cubo unido a un palo, en cuyo otro extremo se suspendía un peso de contrapeso. En la época asiria,176 Estas máquinas fueron instaladas al lado de Pág. 369Un «pozo» o cisterna, que a menudo era una depresión en el lecho del río, en la que se bajaban los cubos y de la que se sacaban cuando estaban llenos, o bien un pozo excavado en el campo en el que el agua del canal fluía por medio de un canal. La máquina en sí, en su forma más simple, se parece al «shadûf» moderno, tal como se usaba en el antiguo Egipto.177 y es de uso común entre los fellahin del Alto Egipto en la actualidad. Pero en las grandes propiedades obviamente se requería algún aparato más eficiente, y sin duda lo usaron, en todo caso, los asirios. No sabemos cuáles eran las máquinas más grandes, pero como sugiere Johns, es muy posible que hayan consistido en un conjunto de cubos sujetos a una rueda, que era girada por bueyes, los cubos recogían el agua a medida que la rueda los llevaba al fondo y vaciaban su contenido en su camino; pero cualquiera que fuera la máquina, debe haber sido bastante elaborada, ya que a veces se necesitaban hasta ocho bueyes para hacerla funcionar.
La importancia que tenía la agricultura en la vida de la comunidad se refleja en el nombre de uno de los meses, que se denominaba “el mes en que trabajan los bueyes”. Terminada la temporada de lluvias de noviembre y diciembre, los trabajadores procedían a sembrar la semilla, cuya cosecha se recogería en verano, durante el “mes de la siega”. El trigo se cortaba con una especie de hoz, después de lo cual el grano era golpeado o pisoteado por bueyes en el propio campo. A continuación se pasaba por un tamiz y ya estaba listo para ser distribuido o almacenado en los graneros.
Como ya hemos visto, hace unos cinco mil años se criaban los mismos animales para el sustento y la comodidad del hombre que hoy. La naturaleza y las necesidades humanas varían muy poco en comparación con las marcadas diferencias que separan una civilización de otra y una etapa cultural de otra más primitiva. Pág. 370o más avanzados, aunque estas diferencias son, en realidad, superficiales más que fundamentales, pero las leyes elementales de las que depende la vida humana pertenecen esencialmente a aquellas cosas que son fundamentales, y en ese sentido son eternas. Así fue que los miembros de la comunidad de Urukagina participaron de carne de vaca, cordero o cordero según la estación, como lo hacemos hoy; sin embargo, su menú no solo comprendía piezas, sino también aves de corral y pájaros: pollo, pato, ganso o tortuga, según fuera el caso. Se preparaban peces de todo tipo, incluidos los de agua dulce y salada, de diversas maneras para la alimentación, mientras que la leche, la mantequilla y el queso parecen haber sido de uso regular. El trigo y la cebada, como hemos tenido ocasión de observar varias veces, se cultivaban en gran escala y, sin duda, constituían el alimento básico de la gente, proporcionándoles un amplio suministro de material para pasteles y diferentes tipos de pan, incluidos panes de leche y pan negro. Las principales frutas que se cultivaban en esta época eran dátiles, higos, granadas y uvas: se consumían cocidas y crudas, a veces formando parte de una ensalada de frutas, y otras veces se utilizaban para preparar pasteles de frutas.
La palmera datilera florecía por todas partes y era un medio de subsistencia fundamental para los pobres, mientras que los dátiles mismos parecen haber sido utilizados como medio de intercambio. La manzana parece haber sido cultivada y haber proporcionado ciertas bebidas.178 El tamarisco proporcionaba una especie de goma dulce. En cuanto a las verduras, las cebollas, los rábanos, los pepinos y las judías parecen haber sido las más favorecidas, aunque en los textos se mencionan otros productos vegetales que aún no han sido identificados. En este período temprano ya se conocía el arte de fermentar cereales y en las bodegas sumerias se podían encontrar cerveza, vino de dátiles y otras bebidas alcohólicas.
En otro lugar hemos tratado de sus artes y oficios, así como de sus restos arquitectónicos, que sin embargo nos proporcionan poca o ninguna información sobre la estructura de las viviendas privadas, pero de la literatura sabemos que la madera, así como el ladrillo, se utilizaban en sus construcciones más extensamente de lo que suponemos. La lana era el material principal para hacer ropa, aunque es posible que también se fabricara lino.179 Aunque a veces se usaba piel, presumiblemente cuando hacía frío.
Las transacciones comerciales se hacían mediante contratos, y las transacciones en cuestión generalmente se referían a la venta de esclavos, animales u otros bienes. La validez de los contratos aparentemente dependía de que estuvieran debidamente atestiguados, como en épocas posteriores, cuando los testigos recibían obsequios por sus servicios. En cuanto a la compra de esclavos y el precio que alcanzaban en el mercado, es un hecho significativo que, según la estela de Manishtusu, un asno y un esclavo valían exactamente lo mismo, lo que delata una falta de apreciación de la superioridad de la capacidad de trabajo de un ser humano sobre la de una bestia bruta.
Pero la corona y la iglesia tuvieron mucho cuidado de no permitir a los laicos la posesión plena de sus propiedades, y lograron ganarse la vida de manera muy cómoda mediante diversas imposiciones e impuestos. Los productos agrícolas, las frutas de la huerta, el pescado, el ganado, la lana y los perfumes se recaudaban como impuestos reales o eclesiásticos, mientras que los sacrificios del templo eran, por supuesto, en su mayor parte meros privilegios de los sacerdotes, aunque estos últimos debían entregar una buena parte a su patrón real.
Una civilización como ésta, con sus empresas comerciales y sus transacciones jurídicas, presupone por supuesto la invención de sistemas para determinar los pesos y medidas de los diversos objetos y de las diferentes formas. Pág. 372En el caso de las transacciones inmobiliarias, existía una medida cuadrada o de superficie, condición indispensable para la compraventa de bienes; una medida alargada, igualmente necesaria para la compraventa de madera o de artículos de madera, cuya unidad más pequeña parece haber sido el pulgar. Por otra parte, las necesidades diarias del hombre hicieron que la invención de una medida de capacidad fuera una necesidad absoluta. Sin embargo, a veces se adoptaron otros métodos de cálculo además de los sistemas métricos regulares; así, parece que los pescadores vendían su pescado por número o por cestas, mientras que los líquidos se medían por medio de recipientes de diferentes tamaños. Por último, existía una medida de peso, que era la misma en la época de Urukagina que en la posterior dinastía de Ur.
2. RELIGIÓN
La religión de los babilonios y asirios fue politeísta a lo largo de toda su historia. Es cierto que en épocas posteriores se manifestó cierta tendencia hacia el monoteísmo, pero nunca llegó a ser lo suficientemente fuerte como para crear una revolución en las ideas religiosas del pueblo como la que implica necesariamente el paso del politeísmo al monoteísmo. Los dioses venerados en el último período de Gudea eran, con excepción de Ningish-zi-da, el dios personal de Gudea, conocidos y venerados en la época de Urukagina.180 Es además un hecho interesante y digno de mención que el nombre Gishgibilgemesh (Gilgamesh) a veces va acompañado del determinante de “dios” en la literatura de la época, una clara indicación de que incluso en esa fecha al héroe del folklore babilónico se le atribuían atributos divinos o cuasidivinos. El dios local de Lagash era Nin-girsu; a él pertenecía la tierra, y fue él quien confió el gobierno de la misma al rey; el pueblo de Lagash se identifica de hecho con su señor divino, sus triunfos son suyos y sus errores son crímenes. Pág. 373En contra de su divinidad. El sacerdote de Nin-girsu ocupaba el puesto inmediatamente posterior al propio patesi, y sus templos son de carácter totalmente nacional. El palacio mismo del patesi era en realidad la casa de Nin-girsu, mientras que el de su reina era la morada de la esposa divina de Nin-girsu, la diosa Bau. Otra diosa que era profundamente reverenciada y adorada incluso en la época de Ur-Ninâ era la Dama Ninâ, de quien el fundador de la dinastía derivó su nombre real, mientras que la diosa Gatumdug, en cuyo honor Ur-Ninâ construyó un templo, era considerada como la "Madre de Lagash". En-lil, el siempre famoso señor de Nippur, también ocupaba un lugar destacado en el conjunto de dioses de esta época; se le menciona por primera vez en los protocolos reales de Eannatum y Entemena, y también es el primero en las invocaciones divinas de la Estela del Buitre del anterior gobernante.
Pero la influencia de los poderes invisibles sobre las mentes y vidas del pueblo se refleja en la autoridad de los sacerdotes. El sacerdote, ministro o sirviente no es en verdad “mayor que su señor”, pero su autoridad y su poder son enteramente proporcionales a los que disfruta su amo nacido en el cielo. La tentación por parte de los emisarios terrenales de abusar del poder que su posición les otorga es generalmente irresistible, y los sacerdotes de Lagash no fueron, como hemos visto, excepciones a la regla casi universal. El poder del que disfrutaba el sumo sacerdote de Nin-girsu puede juzgarse por el hecho de que tanto Enlitarzi como Enetarzi ocupaban esta posición antes de ascender al trono.
El sacrificio formaba la parte principal del culto sumerio primitivo; animales, pájaros, frutas, verduras, pan y pasteles contribuían a los altares de los dioses, que estaban repletos de objetos, y, de paso, a los voraces apetitos y bolsillos de los sacerdotes; también se hacían ofrendas a las estatuas de los vivos y los muertos, que se colocaban en un altar cerca de la estatua; así, un tal Shagshag parece haber obtenido satisfacción colocando Pág. 374En la época de Gudea, la diosa de la sabiduría hacía ofrendas ante su propia efigie, mientras que la estatua de la difunta Ur-Ninâ era venerada de manera similar. Otra práctica interesante en boga en este período era la de quemar lámparas de aceite ante las estatuas. Estas últimas aparentemente tenían un carácter votivo y parecen haber cumplido con las obligaciones religiosas requeridas para el pueblo al que representaban, haber ofrecido realmente las oraciones inscritas en sus cuerpos sin vida y, en resumen, haber desempeñado el noble papel de un adorador vicario. Sin duda, esta es la verdadera explicación de la actitud devota que muestra Gudea en sus estatuas. La magia y la adivinación, las siervas siempre listas de todas las religiones primitivas, se cultivaban y se creía fervientemente en ellas en este período como en épocas posteriores, y los profetas, videntes e intérpretes de sueños eran casi tan solicitados como lo son hoy.
Se designó una orden especial de sacerdotes para que oficiaran los funerales y llevaran a cabo los ritos y ceremonias necesarios, y recibían honorarios por sus servicios. Los muertos necesitaban sustento en la tumba, y era costumbre colocar siete jarras de licor y cuatrocientas veinte hogazas de pan junto al cadáver; esta costumbre se había vuelto prácticamente vinculante y obligatoria para los familiares desafortunados del difunto, y una de las reformas de Urukagina fue la reducción de estos honorarios.
Los propios templos, que a veces se levantaban en terrenos propios y estaban rodeados por un bosque sagrado, estaban enriquecidos con estatuas, jarrones, losas con inscripciones, tesoros de plata y piedras preciosas y lujos de todo tipo.
La piedad interior y real del pueblo de Lagash, como la de los babilonios y asirios de un período posterior, se evidencia en los nombres compuestos divinamente que llevaban, nombres que claramente tenían la intención de asegurar la ayuda y el favor del dios del cual eran homónimos terrenales, y en cuyo honor se compusieron estos nombres. Así, la designación de un individuo Pág. 375En uno de ellos se dice: “En-lil es mi defensa”, en otro: “Bau es mi madre”, y en un tercero: “Enki es mi compañero”, nombres que evocan vívidamente algunos de los nombres propios del Antiguo Testamento. Otro testimonio sorprendente de la realidad de lo que se podría denominar la religión individual de aquellos días es la creencia predominante en la beneficencia de un dios particular hacia uno mismo; es evidente que el elemento personal en los sentimientos y aspiraciones religiosas de la época no se satisfacía con las oblaciones y ceremonias de los cultos oficiales, sino que buscaba y presumiblemente encontraba satisfacción en la creencia reconfortante de que algún dios realmente comprendía las circunstancias, dificultades y perplejidades peculiares del aspirante y, al comprenderlo, se podía contar con él para que le prestara ayuda en tiempos de necesidad.
(B) EL PERIODO KHAMMURABI
1. LEYES, COSTUMBRES Y COSTUMBRES
El reinado de Khammurabi es, en algunos aspectos, un punto intermedio en la historia de la civilización mesopotámica. El rey era, por supuesto, el jefe supremo del Estado y, de hecho, no sólo era “el primer caballero” de Babilonia, sino que también disfrutaba del privilegio y la bendición únicos de ser un semidiós. La deificación de los reyes era una práctica en boga siglos antes de la época de Khammurabi, y sin duda era una práctica que los propios reyes cultivaban asiduamente. Algunos de los primeros reyes semitas de Kish fueron deificados después de su muerte, mientras que el nombre de Shar-Gâni-sharri de Agadé se escribe a menudo con el determinativo divino, y el nombre de su hijo Narâm-Sin casi nunca se escribe sin él. Pero durante la dinastía posterior de Ur se extendió la práctica de deificar al rey mientras aún estaba vivo, en lugar de esperar a que ocupara su asiento en el banquillo de los dioses después de su muerte. De la naturaleza divina de Khammurabi tenemos evidencia en el uso de nombres como “Khammurabi-ilu” (==Khammurabi es dios), así como en la frecuente asociación de su nombre con los de los dioses en los juramentos.
Después del rey, pero a mucha distancia, venía la nobleza y la alta burguesía, una clase que no sólo comprendía a los hombres de alta cuna, sino también a aquellos que, aunque artesanos, tenían la distinción de pertenecer a los antiguos gremios comerciales, entre los que se pueden mencionar los carpinteros, sastres, constructores o alfareros. A continuación venía lo que podría llamarse la clase media baja, mientras que en el último peldaño de la escalera -si es que se puede decir con exactitud que estaba en ella- estaba el esclavo, que no era más que una pieza de mercancía o un bien mueble.
No se conoce la extensión total del imperio de Khammurabi, pero su pretensión de inmortalidad no se basa en las arenas siempre cambiantes de la expansión territorial, sino en la roca sólida del progreso moral. No podemos hacer una estimación precisa de la influencia que el código de leyes de Khammurabi ha tenido en el código mosaico e indirectamente en los códigos europeos actuales, pero hay un hecho indiscutible: el código legal de Khammurabi de hace unos cuatro mil años consagra muchos de esos principios de justicia y misericordia que tendemos a considerar como el descendiente peculiar de nuestra propia era ilustrada.
Sin embargo, muchas de las leyes incluidas en este código mundialmente famoso muestran poca o ninguna variación con respecto a las que estaban en vigor, si no estaban realmente sistematizadas, en la época de Urukagina. Las leyes relativas al matrimonio son casi una réplica de las que prevalecían entre los primeros sumerios, pues el contrato todavía se celebraba entre el pretendiente y el padre de la futura novia, a quien normalmente pagaba un precio por la mano de su hija, precio que, por supuesto, variaba según la posición social de las partes implicadas. La suma entregada al padre a menudo era entregada por éste a su hija, pero si no nacían hijos del matrimonio, el hombre tenía derecho a recibir de vuelta el precio que había pagado por su esposa a su muerte, si no se lo habían devuelto previamente. Pág. 377El padre, a su vez, solía dar a su hija una dote o porción matrimonial, que, al morir, revertía a la familia en caso de que no tuviera hijos. Las dotes a menudo comprendían diversos tipos de propiedades, como oro y plata, esclavos, muebles y ropa, y, por lo general, parecían superar en valor el precio de la boda pagado por el marido. Si los hijos nacidos del matrimonio sobrevivían a la esposa, su dote se dividía entre ellos. Incluso si la mujer se divorciaba, conservaba su porción matrimonial, aunque la perdía en caso de mala conducta moral grave por su parte. A los ojos de la ley, un hombre y una mujer casados eran uno solo, y cada uno era responsable de las deudas del otro, sin exceptuar ni siquiera las obligaciones prenupciales. Pero aunque el babilónico de la época de Khammurabi, como en la época de Urukagina, era aparentemente monógamo, se le permitía tener una concubina en caso de que su esposa no le proporcionara un heredero, pues los hijos de la concubina se consideraban legítimos y la concubina tenía derecho a todo el respeto y la consideración que se le deben a una esposa. Hay varias cláusulas en el código que tratan casos especiales, como el matrimonio de una mujer libre con una esclava o el matrimonio de devotos, pero para una descripción detallada de estos, se debe hacer referencia a las obras canónicas sobre el Código de Khammurabi, entre las que se puede mencionar especialmente Harper's Código de Hammurabi181 y la traducción de Juan del código en su Leyes, contratos y cartas de Babilonia y Asiria.
Como en el período anterior, los babilonios de la época de Khammurabi eran esencialmente un pueblo agrícola, pero desde la época de Urukagina, la agricultura se había desarrollado enormemente y la relación entre el terrateniente y el arrendatario y entre el empleador y el trabajador estaba regulada y fijada por una serie de disposiciones legales incorporadas en el código.
La tierra cultivable ordinaria se arrendaba a un alquiler fijo, que se pagaba en cereales, pero el propietario tenía derecho a un depósito y la falta de pago del alquiler constituía una deuda legal. El código contiene dos disposiciones especiales, cuyo efecto debe haber sido hacer que el arrendatario pospusiera el pago de su alquiler tanto como fuera posible. La primera establecía que si el alquiler no se había pagado, o si la tierra se había prestado en régimen de participación en los beneficios y las cosechas eran destruidas por una tormenta, el daño causado se repartía de forma igual o proporcional entre el propietario y el arrendatario. Si, por el contrario, el alquiler ya se había pagado, el arrendatario no podía reclamar ninguna compensación. El sistema de participación en los beneficios era muy común y, en tales casos, el propietario recibía generalmente la mitad o dos tercios de la cosecha. Pero las desigualdades que se calculaban que surgirían de un sistema de este tipo eran obvias, pues si bien protegía al arrendatario hasta cierto punto, dejaba al propietario sin remedio en el caso de que su arrendatario fuera un holgazán, y para prever tal caso se insertó una cláusula en el sentido de que el pequeño propietario negligente debía pagar un alquiler medio "como sus vecinos". A menudo, el propietario se aseguraba aún más estipulando en el contrato la construcción de una cabaña en el terreno, o insistía en que el arrendatario alquilara una cabaña ya construida allí, cabaña que se desocuparía al finalizar el arrendamiento.
El arrendatario tenía derecho a subarrendar su terreno, sin que aparentemente fuera necesario el consentimiento del terrateniente principal. El terrateniente tenía, por supuesto, derecho legal a la renta convenida en el contrato con su arrendatario inmediato, pero siempre que se la concediera y la tierra estuviera debidamente cultivada, no podía poner objeción. A veces, el terrateniente encontraba la semilla, las herramientas necesarias y también los bueyes, y además pagaba un salario al agricultor; en este caso, la situación del arrendatario se parecía un poco a la de un jardinero en su cabaña de una finca de hoy. La semilla, los bueyes y todo pertenecía a su amo, y la pena por ello era de 100 dólares.Pág. 379Si el arrendatario se apropiaba de los bienes, perdía la mano. Si el arrendatario era un delincuente, podía alquilar los bueyes, robar el forraje que había recibido de su amo a cambio de ellos y, al mismo tiempo, no producir cosecha; en este caso, se le podía imponer una multa elevada y, si era insolvente, los bueyes lo destrozaban en el campo que no había cultivado.
Las leyes y reglamentos que regían la tenencia de tierras agrícolas se aplicaban también, en su mayor parte, al arrendamiento de plantaciones y huertos. Gracias a la extraordinaria fertilidad del suelo babilónico, los propietarios de tierras se hicieron muy ricos; a pesar de ello, el prestamista no carecía de clientes. Ocurrían desastres imprevistos que paralizaban al terrateniente, y sin el prestamista no habría podido superar el problema. Como garantía del préstamo, con frecuencia hipotecaba su tierra, pero el código establecía que en todo momento debía cosechar él mismo la cosecha y pagar la deuda y los gastos del prestamista con el producto. Además, el prestamista estaba legalmente obligado a aceptar dicho producto o grano como pago de la deuda, y no podía insistir en que se le pagara en dinero, a menos que, como sucedía con frecuencia, hubiera estipulado en el contrato que el préstamo debía ser devuelto en la misma forma en que lo había recibido. Como medida de protección adicional para el desafortunado prestatario, se prohibió embargar el alquiler o cualquier otra cosa de un buey de trabajo. Se trataba de una ley humanitaria, ya que el riego de la tierra, así como el arado de la tierra y la trilla del trigo, se hacían en gran medida con bueyes.
Las leyes que regulaban el riego de la tierra eran estrictas debido a las desastrosas consecuencias que se derivaban de la negligencia de cualquiera de los interesados. Una vez construidos los canales, era deber ineludible de cada terrateniente, ya fuera pequeño o grande, conservar la parte del canal que pasaba por su tierra o a través de ella.Pág. 380En buen estado. Si la parte de la orilla del canal de la que era responsable cedió y el agua inundó la tierra de su vecino, tenía que pagar los daños en su totalidad y, si era insolvente, podía venderla. Tenía derecho a abrir un canal para regar su campo, pero si el agua inundaba los campos adyacentes por algún descuido o negligencia de su parte, tenía que pagar una compensación completa.
El salario, presumiblemente el salario mínimo del trabajador, estaba fijado por ley, como también lo estaba el precio del alquiler de bueyes y carros. El arrendatario de los animales tenía la obligación legal de cuidarlos debidamente, y la omisión de hacerlo implicaba una sanción. Pero si ocurría un accidente que no se podía esperar que el arrendatario previera o evitara (como el ataque de un león), el propietario tenía que soportar la pérdida. Esto también sucedía si la persona a cargo del animal era un pastor o ganadero empleado por el propietario, siendo el principio el mismo en ambos casos. La negligencia deliberada no se toleraba, pero, por otro lado, las consecuencias de accidentes imprevistos e inevitables no debían recaer sobre el arrendatario ni sobre el empleado.
En la época de Khammurabi, la mitad de la población trabajadora se dedicaba probablemente a la agricultura, mientras que el resto se dedicaba al comercio. Ahora bien, la expansión del comercio depende de la existencia de medios de transporte adecuados, por los que puedan salir las exportaciones y entrar las importaciones. Antes de la invención e introducción de las locomotoras, el agua era el medio incomparable para transportar grandes cantidades de mercancías de un lugar a otro, e incluso hoy, con nuestras redes interconectadas de ferrocarriles, todavía encontramos usos para los canales de los días primitivos. Sin duda, fueron los dos ríos, el Tigris y el Éufrates, los responsables del desarrollo de la facultad comercial de los babilonios, una facultad que, en última instancia, los convirtió en el gran pueblo comercial del mundo oriental. En consecuencia, estamos Pág. 381No sorprende que, ya en la época de Khammurabi, el transporte marítimo fuera un negocio importante. Un indicio seguro y cierto de este hecho lo encontramos en el número de leyes que se refieren directamente a los constructores de barcos y a los barqueros que figuran en el Código. El constructor de barcos, o más bien el constructor de barcos (pues los barcos propiamente dichos fueron una invención muy posterior), era absolutamente responsable de su trabajo y estaba obligado a dar una garantía de un año al comprador; si durante ese tiempo se producía algún defecto, tenía que proporcionar otro. Como en el caso del trabajador agrícola, el barquero contratado era responsable del barco y de la carga a su cargo, y cualquier negligencia por su parte era penal. Si un barco chocaba con otro barco anclado, el barco chocado era responsable de todos los daños.
Los negocios se hacían en gran parte por medio de agentes, como sucede hoy en día. El agente daba un recibo por los bienes o el dinero que recibía de su jefe y luego se iba a comerciar con él. Por lo general, el agente parecía haber recibido una comisión ordinaria, que a su regreso debía devolver con un beneficio razonable, que a veces era una suma fija y definitiva, y en otras, una parte preestablecida de los ingresos reales. Como en nuestros días, algunos comerciantes eran especuladores, y toda la incertidumbre inherente a cualquier tipo de especulación parece haber rodeado las perspectivas del agente, que sin duda a veces ganaba bien, mientras que en otras ocasiones perdía mucho. Pero cualquier pérdida resultante de un evento adverso que el agente no podía prever ni evitar, tenía que ser soportada por el comerciante. Por lo tanto, si un agente era robado en el curso de sus viajes, podía liberarse de toda responsabilidad en el asunto prestando un juramento a tal efecto. Pero esta ley podía conducir claramente a una práctica deshonesta por parte de un agente deshonesto; y, en consecuencia, cualquier reclamación falsa de su parte debía ser reembolsada tres veces, pero una reclamación falsa de un jefe con respecto a los bienes confiados a su agente debía ser reembolsada seis veces. Pág. 382Todas las transacciones comerciales debían realizarse por escrito para que fueran legales.
Los babilonios, sagaces en el terreno comercial, pronto reconocieron las obvias ventajas de la asociación, y las sociedades comerciales eran bien conocidas en la época de Khammurabi. Para determinar los dividendos, el acuerdo habitual era que los socios retiraran su capital e intereses y recibieran luego partes iguales de los beneficios superfluos. Los dividendos se pagaban anualmente y la retirada de capital por parte de cada socio disolvía virtualmente la sociedad, que, por supuesto, podía renovarse de vez en cuando si así se deseaba.
Como en todas las empresas comerciales, el capital era lo esencial, y la necesidad de efectivo inmediato la cubría el prestamista. No se sabe qué tipo de interés se cobraba en la época de Khammurabi, pero el tipo que se cobraba por préstamos de cereales llegaba a ser del cuarenta por ciento. Sin embargo, estos préstamos se demandaban generalmente en la época de la siembra y, si se devolvían en la cosecha, no parece que se cobraran intereses. Un deudor podía devolver su préstamo en forma de cereales o sésamo, y el valor de cada uno de ellos estaba fijado por ley. Si un deudor era insolvente, podía entregar un sirviente a su acreedor para que trabajara para saldar la deuda pendiente. Sin embargo, la propiedad de dicho sirviente seguía siendo propiedad del deudor, y el sirviente estaba protegido por la ley contra el maltrato por parte del acreedor. Si era un hombre libre, el acreedor tenía que devolverlo a su amo original al cabo de tres años, y la misma regla se aplicaba si la esposa o el hijo del deudor eran la prenda o la garantía.
El embargo no era algo desconocido, pero era el último recurso al que el acreedor tenía derecho cuando todos los demás medios habían fracasado. El embargo del trigo sin el consentimiento previo del deudor era ilegal, y el embargo ilegal ipso facto perdió el derecho a cualquier reclamación ulterior por parte del acreedor, mientras que la ejecución de un embargo cuando no se había fundamentado ninguna reclamación era penal, Pág. 383y el acreedor teórico tenía que pagar una multa. Como ya se ha dicho, no se podía embargar a un buey de trabajo y, en realidad, ningún tipo de embargo podía realizarse, al parecer, sólo con el consentimiento del deudor. En resumen, los intereses de los miembros más humildes y pobres de la comunidad estaban salvaguardados de todas las formas posibles. No sólo se protegía a los pequeños agricultores, sino que incluso las clases trabajadoras recibían la atención de los legisladores de la época de Khammurabi. Así, en la época de la cosecha, era evidente que había una tendencia a aumentar el precio de la cerveza y, en consecuencia, una cláusula del código establecía que la bebida debía venderse a un precio barato a pesar del aumento de la demanda.
Además, todos los miembros de la comunidad están prácticamente a merced del constructor de la casa, y, en consecuencia, cualquier daño causado por el uso de materiales defectuosos o mala mano de obra tenía que ser reparado por el constructor. Si la casa se derrumbaba y el propietario moría, el constructor era condenado a muerte, mientras que si moría el hijo o el sirviente del propietario, el hijo o el sirviente del constructor también era condenado a muerte, de acuerdo con la primitiva ley del talión. La tenencia de la casa en la época de Khammurabi se basaba generalmente en el sistema de arrendamiento con opción a compra, en el que el inquilino debía dejar la casa en las mismas condiciones en que la había encontrado, mientras que era costumbre pagar el alquiler semestralmente en lugar de trimestralmente, pagándose el alquiler por adelantado.
La sanción y la aplicación definitivas de estas diversas leyes relativas a la relación existente entre capitalista y trabajador, propietario y arrendatario, terrateniente y arrendatario, se encontraban en los tribunales. Por extraño que parezca, el principal escenario de jurisdicción era el templo, donde el propio dios juzgaba a través de la mediación de sus plenipotenciarios terrenales. No se conoce la forma precisa del procedimiento legal en la época de Khammurabi, pero se han esclarecido ciertos hechos relacionados con la institución y la tramitación de los juicios.
Una gran diferencia entre los procesos judiciales en la época de Khammurabi y los de nuestros días era que, al parecer, los casos no los llevaban los abogados, sino las propias partes, un arreglo que debió de beneficiar considerablemente al más capaz de los dos demandantes. Los casos más importantes los juzgaba un tribunal de jueces que se parecía un poco a nuestro Tribunal de Apelaciones, mientras que los procesos menores los juzgaba un solo juez, como en nuestros Tribunales Superiores y Tribunales de Condado. La demanda tenía que constar por escrito en forma de “declaración jurada”; no parece del todo claro si el demandado podía presentar una contradeclaración jurada. En el juicio mismo, tanto el demandante como el demandado citaron a sus testigos, y la sentencia fue firmada por ambas partes. La apelación a un tribunal superior era el único remedio para el perdedor del pleito, ya que al juez del tribunal inferior no se le permitía escuchar el mismo caso una segunda vez bajo pena de ser eliminado de la lista y, al mismo tiempo, se le imponía una multa doce veces mayor que la que había ordenado previamente o los daños que había evaluado.
El juez fijaba la fecha del juicio, pero debía celebrarse dentro de los seis meses siguientes a la presentación de la declaración jurada. Este plazo se concedía para que el demandante pudiera conseguir sus testigos en caso de que estuvieran ausentes de su domicilio. El nombramiento de los jueces, o al menos de algunos de ellos, estaba en manos de la corona; no está claro si recibían o no un salario. A veces, los cargos de juez eran hereditarios, pero, independientemente de que los jueces recibieran o no honorarios, parece que se los consideraba profesionales y conservaban su título incluso después de haber dejado de ejercer sus funciones judiciales. El juez supremo era el propio rey, al que se remitían ocasionalmente los casos de importancia primordial, mientras que los principales funcionarios del Estado actuaban a menudo como jueces.
Los delitos siguientes eran delitos capitales, aunque la forma precisa en que se debía aplicar la pena de muerte era... Pág. 385No siempre está del todo claro el modo en que se llevan a cabo los delitos: falsa acusación de brujería; perjurio por parte de un testigo en un caso de pena capital; robo en un templo, palacio o casa particular; rapto de un niño nacido libre; asalto en una carretera; hurto de los bienes de un hombre cuya casa está en llamas; adulterio; diversas formas de incesto; violación de una doncella prometida; persuadir a un esclavo para que huya de su amo o ser cómplice del hecho al albergarlo; diversas formas de robo y fraude; y construir una casa tan mal que se derrumbó y, por lo tanto, mató al propietario. La pena de muerte parece haber sido infligida ya sea por quema, empalamiento, desmembramiento o ahogamiento.
Los delitos menos graves se trataban de forma diferente. Entre las penas enumeradas en el código, la mutilación, la marca a fuego y la flagelación eran las más bárbaras. La mutilación era un castigo basado lógicamente en el principio de “ojo por ojo” y “diente por diente”, que se aplicaba principalmente a quienes habían mutilado a su vecino. Pero su aplicación se amplió para abarcar otras formas de delito o delitos que en aquellos días se juzgaban como delitos; así, la insolencia de un niño adoptado hacia sus padres adoptivos se detenía eficazmente quitándole la lengua; mientras que a un hijo adoptado que se interesaba demasiado por el origen de su nacimiento se le sacaba un ojo; por último, y lo que quizá a nosotros nos parezca lo más asombroso de todo, si un cirujano realizaba una operación y el paciente moría por descuido o falta de habilidad por su parte, se le amputaban las manos, una ley que debió enfriar considerablemente el ardor de cualquiera de los cirujanos de aquellos días particularmente adictos al uso del bisturí. La marca era el signo externo y visible (generalmente impreso en el brazo) de la degradación a la esclavitud, el castigo por calumniar a un devoto o a una mujer casada. La flagelación era el castigo por golpear a un superior; la flagelación debía realizarse en Pág. 386público, los golpes ascendían a sesenta y el instrumento utilizado era un látigo de piel de vaca; mientras que el destierro de la ciudad era el castigo más adecuado y merecido para el incesto.
2. RELIGIÓN
La característica más destacada de la religión babilónica de la época de Khammurabi era la posición única que se asignaba a Marduk en el panteón babilónico. Marduk debía su exaltación a lo que podríamos llamar, sin demasiada ligereza, interés local. La dinastía de la que Khammurabi era un monarca tan ilustre era la primera dinastía de la propia ciudad de Babilonia; y Marduk, el dios local de Babilonia, participaba naturalmente de la buena fortuna y la prosperidad del pueblo cuyo bienestar presidía. A Marduk pertenecía el verdadero mérito, el honor y la gloria del éxito de su pueblo; ¡qué extraño, entonces, que se le concediera el puesto de honor en la jerarquía del cielo! Es cierto que existían otros dioses y recibían la atención que correspondía a su posición inferior, pero su luz era como la de un planeta comparada con el resplandor deslumbrante del sol del mediodía, mientras que surgió una tendencia monoteísta, fomentada por el deseo de atribuir a Marduk hechos tan maravillosos como la creación del mundo, hechos que hasta entonces se habían atribuido a los dioses más antiguos del sur de Mesopotamia.
Pero la reverencia y el respeto por las tradiciones de un pasado heroico excluían la posibilidad de deshonrar a los dioses que habían hecho ese pasado tan glorioso, y la única manera de satisfacer las aspiraciones religiosas de los devotos de Marduk por un lado, y mantener la lealtad debida a los dioses honrados por el tiempo de la infancia babilónica por el otro, era identificar a este último con Marduk; si este proceso de identificación se hubiera llevado a su conclusión lógica, habría resultado en la evolución de un monoteísmo tan excluyente y tan simple como el unitarismo más dogmático de la actualidad.
Afortunadamente o desafortunadamente, no fue así; la consecuencia práctica de la tendencia se realizó en la identificación de Marduk con el antiguo dios de Nippur, pero, aparte de eso, la tendencia siguió siendo una tendencia y nada más. Sin embargo, a pesar de este hecho, la supremacía de Marduk estaba tan firmemente establecida y su posición tan inexpugnable y asegurada que los cambios y azares pasajeros de unos dos mil años no pudieron desbancarlo de su alta posición, y es a Marduk a quien Ciro, el vencedor del último rey nativo de Babilonia y el heredero predestinado de su evanescente imperio, atribuye la victoria triunfal que acompañó a sus armas. Registró el reconocimiento de sus obligaciones hacia el señor de E-sagil en un cilindro de arcilla que ahora se conserva en el Museo Británico.
La inscripción está escrita en caracteres cuneiformes y dice que Marduk “buscó un príncipe justo, un hombre conforme a su corazón, a quien pudiera tomar de la mano, y lo llamó Ciro. Y Marduk, el gran señor, el protector de su pueblo, contempló sus buenas acciones y su corazón justo con alegría”. Así, 1500 años después de la época de Khammurabi, el culto a Marduk todavía estaba íntimamente ligado a la prosperidad de su pueblo, y fue debido al descuido de su adoración y a la mala conservación de sus templos que Nabonido, el último rey de la dinastía neobabilónica, fue incapaz de resistir los ataques de un conquistador extranjero.
Aunque Marduk era el dios supremo de Babilonia, a cuyo santuario solían acudir todos los verdaderos patriotas, otros dioses seguían siendo objeto de veneración, y se creía prudente buscar su favor y ayuda. El sol seguía siguiendo su curso regular y, después de todo, el sol es un factor importante en las múltiples operaciones de la agricultura; por lo tanto, le corresponde al hombre rendir homenaje a un dios cuya mera ausencia momentánea detrás de una nube de desagrado puede Pág. 388Entre otras deidades veneradas en esta época, cabe mencionar a Ishtar, la madre de los dioses y diosa del amor y la guerra; Anu, señor del cielo; Ea, dios de las profundidades; Sin, dios de la luna y patrón específico del pueblo de Ur; Ninib, dios de la guerra; y Adad, dios del clima.182
El gran movimiento religioso que caracterizó el establecimiento de la primera dinastía de Babilonia trajo consigo, naturalmente, toda la parafernalia necesaria y necesaria para una religión estatal altamente organizada. El sacerdocio se convirtió en un poder y los templos en centros comerciales, así como centros de aprendizaje. Los ingresos del templo eran muy cuantiosos; su principal fuente parece haber sido las donaciones y las recompensas reales de los reyes. Como en épocas anteriores, poseía una gran cantidad de ganado vacuno y ovino, y la administración de sus propiedades parece haber causado a Khammurabi una considerable cantidad de ansiedad. Un gran número de sacerdotes y laicos estaban vinculados al servicio del templo, y el trabajador espiritual de aquellos días parece haber merecido un salario totalmente exorbitante. Era claramente una actividad muy rentable, y el privilegio de servir en el templo era un activo positivo que podía comprarse, venderse o hipotecarse. Este valioso privilegio, que comportaba tantas ventajas pecuniarias, era, huelga decirlo, muy celosamente guardado por los elegidos, que se adherían firmemente al principio hereditario, entonces en pleno auge. Estos privilegios eran, de hecho, inalienables y se transmitían de padre a hijo.
La prosperidad financiera del templo y de sus administradores se demuestra por el hecho de que abrieron sus puertas a operaciones financieras puras y simples, y con el tiempo los préstamos de dinero se convirtieron en una rama muy importante de la obra del templo. Sin embargo, los préstamos parecen haber sido generalmente préstamos gratuitos, sin intereses.
Pero el templo tenía sus obligaciones que cumplir, así como sus privilegios que disfrutar; uno de los deberes que incumbía a las autoridades del templo era el de rescatar a un conciudadano que había sido tomado prisionero por el enemigo.
(C) LA ERA ASIRIA
1. ESTADO DE LA SOCIEDAD
En la época asiria, parece que se aplicaban o se acordaban tácitamente las mismas normas explícitas o implícitas en relación con la familia que las que se aplicaban en el antiguo período babilónico. Al parecer, se esperaba que un hombre sólo se casara con una mujer de la manera habitual, aunque parece probable que, en caso de que la primera esposa no tuviera hijos, se considerara perfectamente justificable y legítimo que un hombre tomara otra mujer, en vista de la conveniencia de tener un heredero.183 En consecuencia, la monogamia parece haber sido la regla general, aunque la poligamia no era en absoluto desconocida. Cuando un hombre se casaba, abandonaba a su padre y a su madre y se esperaba que se “uniera” a su esposa, y se convertían en “una sola carne” y habitaban “una casa”; en resumen, el “hogar” asirio era normalmente el mismo que el “hogar” inglés de hoy. Como en la época de Khammurabi, las mujeres podían ser propietarias legales de propiedades, y a menudo poseían granjas y ocupaban viñedos.
Las actividades generales de la gente eran muy similares a las de los primeros habitantes de Mesopotamia. La población era, como entonces, en gran parte agrícola; la tierra requería el mismo riego cuidadoso y elaborado, mientras que había que arar el suelo, sembrar las semillas y recoger la cosecha como hasta entonces.